En principio, si se las considera superficialmente, aparecen como una solemne tontería, sin sentido, y cuyo único objetivo es
el de dárselas de gracioso. Pero, por otra parte, si bien se piensa, no cabe duda de que se trata de un enfrentamiento,
sin ningún tipo de remordimiento de conciencia por parte del señor Zapatero, al
parangonarlas con las palabras de Jesucristo, intentando colocarse a su misma
altura.
Nadie que creyera que Jesucristo es el Hijo de Dios haría esa
comparación; y menos aún, siendo presidente del Gobierno de España, y
manifestándose públicamente sin ningún tipo de recato. Contradiciendo a
Jesucristo, está contradiciendo a Dios (en quien obviamente no cree),
haciéndole mentiroso. No es verdad lo que decía Jesús. La verdad es la que él
expresa en su frase, una frase que está en perfecta concordancia con el
pensamiento socialista que él representa en España en este momento.
Como sabemos, “a Dios nadie lo ha visto jamás; Dios Unigénito, que está en
el seno del Padre, Él mismo es quien lo ha dado a conocer” (Jn 1, 18). Ese Dios
Unigénito, que "se hizo hombre y habitó entre nosotros” (Jn 1,14) es
Jesucristo, quien dijo de Sí mismo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn
14,6). Verdadero Dios: “Felipe, el que me ve a Mí ve al Padre” (Jn 14,9). “El
Padre y yo somos uno” (Jn 10,30)…y verdadero hombre, con una misión: “Yo soy
Rey. Yo para esto he nacido y para eso vine al mundo, para dar testimonio de la
verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz” (Jn 18,37).
¿Cuál es la gran verdad que nos revela Jesucristo? Nos revela a Dios en Sí mismo. No tenemos más que observar qué hizo Jesús a lo largo de toda su vida. Él mismo nos lo dice: “Yo no hago nada por mí
mismo, sino que hablo lo que me enseñó mi Padre. Y el que me ha enviado está
conmigo; no me deja solo, porque Yo hago siempre lo que le agrada” (Jn 8,
28-29).
Viendo a Jesucristo, conocemos cómo es Dios. “En Cristo estaba Dios
reconciliando consigo al mundo, no tomándole en cuenta de sus pecados” (2 Cor
5, 19). El mensaje que nos trae Jesús es el del Amor personal y único que Dios Padre
tiene por cada uno de nosotros, que se expresó viniendo Él mismo, en la Persona de su Hijo, para salvarnos y que pudiéramos estar con Él algún día. En palabras de San Pablo, hablando de Jesucristo dice: "me amó
y se entregó a sí mismo por mí” (Gal 2,20).
Y dice San Juan en
otro lugar: “Ved qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios,
y que lo seamos” (1 Jn 3,1). Esta es la gran verdad acerca de la vida que Jesucristo
nos ha enseñado (nos ha revelado) para que lleguemos a ser auténticamente libres: “Si permanecéis en mi
palabra, seréis en verdad discípulos míos, conoceréis la verdad y la verdad os
hará libres” (Jn 8,32). Palabras éstas que son Palabra de Dios, quien no puede
cometer ningún error.
Sigue diciendo San Juan que, como siempre, es muy claro cuando habla: “¿Quién
es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Éste es el
Anticristo, que niega al Padre y al Hijo. Todo el que niega al Hijo tampoco
posee al Padre. Quien confiesa al Hijo también posee al Padre” (1 Jn 2, 22-23).
Y más adelante: “Todo espíritu que confiesa que Jesucristo vino en carne, es
de Dios; pero el espíritu que no confiese a Jesús, no es de Dios” (1 Jn 4, 2-3).
“Quien tiene al Hijo tiene la vida; quien no tiene al Hijo, no tiene la vida de
Dios” (1 Jn 5,12). Las citas se podrían multiplicar, pues están por todo el Evangelio y el Nuevo Testamento.
Pues bien, frente a estas palabras de Jesucristo
acerca de la libertad que proviene de vivir en la verdad (o mejor, de vivir en Él, que es la Verdad) tenemos
las palabras del señor Zapatero contradiciéndolas, de un modo irónico y descarado “La libertad os hará
verdaderos”.
En principio, no merecerían ningún tipo de comentario, por la sandez que
suponen. Pero dado que han sido pronunciadas por el presidente de España,
representante máximo del socialismo, a modo de simulacro, voy a tomármelas en serio y a realizar un pequeño análisis acerca de ellas. Intentaré averiguar, teniendo en cuenta los hechos acontecidos durante esta etapa de gobierno socialista, si obedecen
realmente a algo más que a simples palabras. Mi intención es llegar así a algún tipo de
conclusión acerca del pensamiento socialista, “encarnado” en este momento
histórico en la persona del señor Zapatero y en su equipo de Gobierno.
Como método de trabajo, usaré como referencia “inequívoca” las conocidas palabras: “Por
sus frutos los conoceréis” (Mt 7,16), pronunciadas por Jesús, palabras que, como todos sabemos, son de sentido común, aunque por desgracia, éste brille por su ausencia en la época en la que nos ha tocado vivir.