En primer lugar, como queda dicho, Dios es Uno: "Escucha, Israel: el Señor es nuestro Dios, el Señor es Uno" (Dt 6, 4). Recordemos algunas
citas más en este sentido: "Así dice el Señor,
Rey de Israel: Yo soy el primero y el último, y no hay otro Dios fuera de mí" (Is 44,6). "Yo soy el Señor, y no hay ningún otro. Fuera de mí no hay dios"
(Is 45, 5). "Así dice el Señor, el creador de los Cielos, el mismo Dios,
el que formó la tierra y la hizo: Yo soy
el Señor y no hay otro" (Is 45, 18).
Esta afirmación que hace
de Sí Mismo es un mandato para nosotros: Dios es Salvador. "No tendrás más Dios que
a mí" (Dt 5,7) . "Reconoce hoy y medita en tu corazón que
el Señor es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra: no hay otro"
(Dt 4,39). "Yo soy el Señor, tu Dios, y no has de reconocer a dios alguno, sino a Mí. Fuera de Mí no hay salvador" (Os 13,4). "No os hagáis ídolos ni imágenes, ni
levantéis estelas, ni pongáis en vuestra tierra piedras esculpidas para
adorarlas, porque Yo soy el Señor, vuestro Dios"
(Lev 26, 1)
Dios es Creador: "Al principio creó Dios el Cielo y la Tierra" (Gen 1,
1). "Por la Palabra del Señor fueron hechos los cielos" (Sal 33,6). "El Señor es el Dios eterno, el Creador de los confines de la Tierra,
que no se cansa ni se fatiga; su discernimiento es insondable" (Is 40,
28)."El Eterno creó el Universo entero" (Eclo 18, 1). "Él hizo la Tierra con su poder, cimentó el orbe con su sabiduría, y
extendió los cielos con su inteligencia" (Jr 10, 12). "¡Qué numerosas
son tus obras, Señor! Todas las hiciste con sabiduría. Llena está la tierra de
tus criaturas" (Sal 104, 20). Su obra maestra fue la creación del ser
humano: "Y creó Dios al hombre a su
imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó" (Gen 1, 27)."El Señor creó al hombre de la tierra, lo hizo según su imagen (Eclo 17,1)
Dios es Eterno: "Antes de que sucedieran las cosas, allí estaba Yo" (Is 48, 16)."Antes de que fueran engendrados los montes y la tierra
y el orbe fuesen formados, desde siempre y para siempre, Tú eres Dios"
(Sal 90,2). "El Señor reina por siempre jamás" (Ex 15, 18) "Dios es grande, no podemos abarcarlo, son incontables sus años" (Job
36,26). "Éste es Dios, nuestro Dios por siempre, sin fin. El nos guía
eternamente" (Sal 48,15). Cuando
Dios se manifiesta a Moisés en la zarza ardiendo, encomendándole como misión
que saque a su pueblo de Egipto, en un momento de esa conversación Moisés le
pregunta: "Cuando me acerque a los hijos de
Israel y les diga: El Dios de vuestros Padres me envía a vosotros. Y ellos me
pregunten cuál es su nombre, ¿que he de decirles?. Y dijo Dios a Moisés: "Yo soy el que soy". Así
dirás a los hijos de Israel: "Yo
soy" me envía a vosotros"(Ex 3, 13-14). "El que
es", ése es su Nombre. Es decir, aquél que existe desde siempre, que existe por sí mismo, y a nadie debe su
existencia. "Desde siempre, Yo soy" (Is 43, 13).
Dios es Providente: no se desentiende de lo que ha creado y se complace en su Creación. "Vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno" (Gen 1, 31). "Tema al Señor la tierra entera, tiemblen ante Él cuantos habitan el orbe, porque Él habló y existió, Él lo ordenó y se mantuvo" (Sal 33, 8). "Tú amas todo cuanto existe y nada aborreces de cuanto has hecho; pues si algo de ello hubieras odiado, no lo habrías hecho" (Sap 11, 25). "Él lleva la cuenta de las estrellas y llama a cada una por su nombre" (Sal 147,4).
Esto vale, por supuesto, para todos los hombres, que son sus criaturas privilegiadas: "El Señor mira desde los cielos, ve a todos los hijos de Adán. Desde el lugar de su morada observa a todos los habitantes de la tierra, modela el corazón de cada uno, conoce a fondo todas sus acciones" (Sal 33, 13-15). "No hay más Dios que Tú, que de todo cuidas" (Sab 12, 13). Por supuesto, que cuida de un modo especial del pueblo que Él eligió: "Él es el Hacedor de todo, e Israel es la tribu de su heredad" (Jer 51, 19). Por eso "miró Dios a los hijos de Israel y cuidó de ellos" (Ex 2, 25).
Y no nos deja solos: Cuando Moisés le pregunta a Dios: "¿Quién soy yo para ir al Faraón y para sacar a los hijos de Israel de Egipto?" (Ex 3,11), ésta es la respuesta que recibe de Dios: "Yo estaré contigo" (Ex 3,12). Y en otro lugar: "El Señor es mi pastor, nada me falta" (Sal 23, 1). Aunque camine por valles oscuros, no temo ningún mal, porque Tú estás conmigo" (Sal 23, 4). El Señor está realmente pendiente de nosotros:"Él reprende, educa y enseña, como pastor que guía a su rebaño" (Eclo 18,13)
Dios es Providente: no se desentiende de lo que ha creado y se complace en su Creación. "Vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno" (Gen 1, 31). "Tema al Señor la tierra entera, tiemblen ante Él cuantos habitan el orbe, porque Él habló y existió, Él lo ordenó y se mantuvo" (Sal 33, 8). "Tú amas todo cuanto existe y nada aborreces de cuanto has hecho; pues si algo de ello hubieras odiado, no lo habrías hecho" (Sap 11, 25). "Él lleva la cuenta de las estrellas y llama a cada una por su nombre" (Sal 147,4).
Esto vale, por supuesto, para todos los hombres, que son sus criaturas privilegiadas: "El Señor mira desde los cielos, ve a todos los hijos de Adán. Desde el lugar de su morada observa a todos los habitantes de la tierra, modela el corazón de cada uno, conoce a fondo todas sus acciones" (Sal 33, 13-15). "No hay más Dios que Tú, que de todo cuidas" (Sab 12, 13). Por supuesto, que cuida de un modo especial del pueblo que Él eligió: "Él es el Hacedor de todo, e Israel es la tribu de su heredad" (Jer 51, 19). Por eso "miró Dios a los hijos de Israel y cuidó de ellos" (Ex 2, 25).
Y no nos deja solos: Cuando Moisés le pregunta a Dios: "¿Quién soy yo para ir al Faraón y para sacar a los hijos de Israel de Egipto?" (Ex 3,11), ésta es la respuesta que recibe de Dios: "Yo estaré contigo" (Ex 3,12). Y en otro lugar: "El Señor es mi pastor, nada me falta" (Sal 23, 1). Aunque camine por valles oscuros, no temo ningún mal, porque Tú estás conmigo" (Sal 23, 4). El Señor está realmente pendiente de nosotros:"Él reprende, educa y enseña, como pastor que guía a su rebaño" (Eclo 18,13)
(Continuará)