4. El Corán se opone a todos los dogmas
cristianos fundamentales
La figura de Cristo como segunda persona de la Trinidad es
condenada. En el Corán
se dice en forma explícita a los cristianos: "Oh, gente de la Escritura,
no se excedan en su religión y digan de Dios nada más que la verdad. El Mesías
Jesús, hijo de María, no es más que un mensajero de Dios, una de sus palabras
que Él pone en María, un Espíritu [que proviene] de Él. Crean entonces en Dios
y en sus mensajeros. No digan ‘Tres’, ¡deténganse! Será mejor para ustedes. En
verdad Dios es un dios único. ¿Tendría un hijo? Gloria a Él (Corán 4:171). Los versículos contra la Trinidad son
muy claros y no tienen necesidad de tantas interpretaciones.
El Corán niega la divinidad de Cristo: "Oh, hijo de María, ¿eres tú quien
dijo a la gente: 'tomadme a mí y a mi madre como dos divinidades además de
Dios'?" (Corán 5:116). ¡Jesús lo niega!
Por último, en el Corán se niega la Redención. Directamente se afirma que Jesucristo no
murió en la cruz, sino que fue crucificado un doble: "No lo han matado, no lo han
crucificado, sino que les pareció" (Corán 4:157). De este modo Dios salvó
a Jesús de la malicia de los judíos. ¡Pero
entonces Cristo no ha salvado al mundo!
En síntesis, el Corán y los musulmanes niegan los dogmas esenciales
del cristianismo; la Trinidad, la Encarnación y la Redención. ¡Se debe agregar que éste es su derecho
más absoluto! Pero entonces no se puede decir que "los escritos sagrados del
Islam conservan parte de las enseñanzas cristianas". Se debe hablar simplemente del “Jesús coránico” que no tiene nada
que ver con el Jesús de los Evangelios.
El Corán cita a Jesús porque pretende completar la revelación de
Cristo para exaltar a Mahoma. En el resto, viendo cuánto Jesús y María hacen en
el Corán, nos damos cuenta que ellos no hacen más que aplicar las oraciones y
el ayuno según el Corán. María es ciertamente la figura más bella
entre todas las presentadas en el Corán: es la Madre Virgen, que ningún hombre
jamás ha tocado. Pero no puede
ser la Theotokos [es decir, la madre de Dios]; más bien es una buena musulmana.
LOS PUNTOS MÁS DELICADOS
1. Ética en el Islam y en el
cristianismo (252)
La última frase de este parágrafo de la "Evangelii
gaudium" dice, al hablar de los musulmanes: "También reconocen la
necesidad de responderle [a Dios] con un compromiso ético y con la misericordia
hacia los más pobres". Esto es verdad y la piedad hacia los pobres es una
exigencia del Islam.
Pero me parece que hay
una doble diferencia entre la ética cristiana y la musulmana.
La primera es que la ética musulmana no es siempre universal. Se trata a menudo de ayuda dentro de la
comunidad islámica, mientras que la obligación de ayuda, en la tradición
cristiana, es de por sí universal. Se nota, por ejemplo, cuando hay una
catástrofe natural en alguna región del mundo, que los países de tradición
cristiana ayudan sin considerar la religión de quien es ayudado, mientras que
los riquísimos países musulmanes (los de la Península Arábiga, por ejemplo) no
lo hacen en este caso.
La segunda es que el Islam liga ética y legalidad. El que no ayuna durante el mes de
Ramadán comete un delito y va a la cárcel (en muchos países). Si cumple el
ayuno previsto, desde el alba hasta la puesta del sol, es perfecto, aunque
luego de la puesta del sol come hasta el alba del día siguiente, más y mejor
que lo que come habitualmente: "se comen las cosas mejores y en
abundancia", como me decían algunos amigos egipcios musulmanes. Parece que
no hay otro significado en el ayuno si no es el de obedecer a la ley misma del
ayuno. El Ramadán se convierte en el período en
el que los musulmanes comen más, y comen las cosas más deliciosas. Al
día siguiente nadie trabaja, dado que por comer nadie ha dormido. Pero
desde el punto de vista formal todos han ayunado durante algunas horas. Es una
ética legalista: si usted hace esto, usted está en lo justo. Es una ética superficial.
Por el contrario, el ayuno cristiano es algo que tiene como fin
aproximarse íntimamente al sacrificio de Jesús, a la solidaridad con los pobres
y no es el momento en el que se recupera cuanto uno no ha comido.
Si alguno aplica la ley islámica, todo está en orden. El fiel no
pretende ir más allá de la ley. La justicia es requerida por la ley, pero no es
superada. Por eso, no está en el Corán la obligación del perdón. Por el
contrario, en el Evangelio Jesús pide perdonar de modo infinito (setenta veces
siete, cf. Mt 18, 21-22). En
el Corán la misericordia no llega jamás al amor.
Lo mismo vale para la poligamia: se puede tener hasta cuatro esposas. Si quiero tener una
quinta, basta repudiar a una de las que ya tengo, quizás la más vieja, y tomar
una esposa más joven. Al tener
siempre sólo cuatro esposas estoy en la legalidad perfecta.
Está también el efecto contrario, por ejemplo, para la homosexualidad: en
todas las religiones es un pecado. Pero para los musulmanes, es
también un delito que debería ser castigado con la muerte. En el
cristianismo es un pecado, pero no un crimen. El motivo es obvio: el Islam es
religión, cultura, sistema social y político; es una realidad integral. Es
claramente así en el Corán. Por el contrario, el Evangelio distingue claramente
la dimensión espiritual y ética de la dimensión socio-cultural y política.
Lo mismo vale para la
pureza, como lo explica en forma clara Cristo a los fariseos: "No es
lo que entra en la boca lo que contamina al hombre, sino que es lo que sale de
su boca lo que contamina al hombre" (Mt 15, 11).