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viernes, 3 de enero de 2014

El Islam (3 de 3)

2"Los fundamentalismos de ambas partes" (n. 250 y 253)

Por último, hay dos aspectos que querría criticar. El primero es aquél en el que el Papa pone juntos a todos los fundamentalismos. En el n. 250 se dice: “Una actitud de apertura en la verdad y en el amor debe caracterizar el diálogo con los creyentes de las religiones no cristianas, a pesar de los varios obstáculos y dificultades, particularmente los fundamentalismos de ambas partes”

El otro es la conclusión de la sección sobre la relación con el Islam que termina con esta frase: "Frente a episodios de fundamentalismo violento que nos inquietan, el afecto hacia los verdaderos creyentes del Islam debe llevarnos a evitar odiosas generalizaciones, porque el verdadero Islam y una adecuada interpretación del Corán se oponen a toda violencia" (n. 253).

Personalmente, yo no pondría los dos fundamentalismos en el mismo plano: los fundamentalistas cristianos no llevan armas; el fundamentalismo islámico es criticado ante todo y precisamente por los propios musulmanes, porque este fundamentalismo armado busca reproducir el modelo mahometano. En su vida, Mahoma libró más de 60 guerras; ahora bien, si Mahoma es el modelo excelente (como dice el Corán en 33:21), no sorprende que algunos musulmanes usen su violencia a imitación del fundador del Islam.

3La violencia en el Corán y en la vida de Mahoma (n. 253)

Por último, el Papa menciona la violencia en el Islam. En el parágrafo 253 se lee: "el verdadero Islam y una adecuada interpretación del Corán se oponen a toda violencia"Esta frase es bellísima, y expresa una actitud muy benévola del Papa hacia el Islam. Pero me parece que ella expresa más un deseo que una realidad. Que la mayoría de los musulmanes puede ser contraria a la violencia también puede darse. Pero decir que "el verdadero Islam es contrario a toda violencia" no me parece cierto: la violencia está en el Corán. Decir además que "una adecuada interpretación del Corán se opone a toda violencia" tiene necesidad de muchas explicaciones. Basta recordar los capítulos 2 y 9 del Corán.

Sin embargo, es verdad cuanto el pontífice afirma sobre el hecho que el Islam tiene necesidad de una "adecuada interpretación". Este camino ha sido recorrido por algunos eruditos, pero no es lo suficientemente fuerte para contrastar la que recorre la mayoría. Esta minoría de eruditos busca reinterpretar los textos coránicos que hablan de la violencia, mostrando que ellos están ligados al contexto de la Arabia de la época y estaban en el contexto de la visión político-religiosa de Mahoma.

Si el Islam quiere permanecer hoy en esta visión ligada al tiempo de Mahoma, entonces siempre habrá violencia. Pero si el Islam – hay un buen número de místicos que lo han hecho – quiere encontrar una espiritualidad profunda, entonces la violencia no es aceptable. El Islam se encuentra frente a una encrucijada: o la religión es un camino hacia la política y hacia una sociedad políticamente organizada, o la religión es una inspiración para vivir con más plenitud y amor. El que critica al Islam a propósito de la violencia no hace una generalización injusta y odiosa: muestra las cuestiones presentes, vivas y sangrantes en el mundo musulmán.

En Oriente se comprende muy bien que el terrorismo islámico está motivado religiosamente, con citas, oraciones y fatwa por parte de imanes que fomentan la violencia. El hecho es que en el Islam no hay una autoridad central que corrija las manipulaciones. Esto hace que cada imán se crea un mufti, una autoridad nacional que puede emitir juicios inspirados por el Corán, hasta llegar a ordenar que se mate.

CONCLUSIÓN: UNA "ADECUADA INTERPRETACIÓN DEL CORÁN"

Para concluir, el punto verdaderamente importante es el de la "adecuada interpretación". En el mundo musulmán, el debate más fuerte – que es también el más prohibido – es precisamente el de la interpretación del libro sagrado. Los musulmanes creen que el Corán salió de Mahoma, completo, en la forma que conocemos. No existe el concepto de inspiración del texto sagrado, la cual da espacio una interpretación del elemento humano presente en la palabra de Dios.

Tomemos un ejemplo. En tiempos de Mahoma, con tribus que vivían en el desierto, el castigo para un ladrón era cortarle la mano. ¿Para qué servía? ¿Cuál era la finalidad de este castigo? No permitir que el ladrón siguiera robando. Ahora debemos preguntarnos: ¿cómo podemos salvaguardar hoy esta finalidad, es decir, que el ladrón no robe? ¿Podemos utilizar otros métodos en lugar del corte de la mano? Hoy todas las religiones tienen este problema: cómo reinterpretar el texto sagrado, el cual tiene un valor eterno, pero que se remonta a siglos o a milenios.

Cuando encuentro a amigos musulmanes, saco a la luz el hecho que hoy en día es necesario interrogarse sobre la "finalidad" (maqased) que tenían las indicaciones del Corán. Los teólogos y los juristas musulmanes dicen que se deben buscar las “finalidades de la Ley divina”. Esta expresión corresponde a lo que el Evangelio llama “el espíritu” del texto, en oposición a la “letra”. Es necesario buscar la intención del texto sagrado del Islam. 

Varios eruditos musulmanes hablan de la importancia de descubrir “la finalidad” de los textos coránicos para adecuar el texto del Corán al mundo moderno. Me parece que esto está muy próximo a cuanto el Santo Padre intenta sugerir al hablar de "una adecuada interpretación del Corán".