¿Por qué se están introduciendo en los colegios ideologías ateas, contrarias a la fe católica, a la que se ataca impunemente, adoctrinando a los niños, además, en la ideología de género, que es claramente una aberración? ¿Esto sí puede hacerse? ¿No se están aplicando aquí las increencias personales, que son un asunto privado, y que en nada tienen que afectar al espacio público común, que es el Estado? ¿En qué quedamos?. ¿O es que es aquí donde debe aplicarse la ley del embudo que, como sabemos, es claramente discriminatoria?
Se dice que el Estado no es, ni debe ser, confesional. Vale: aceptado como hipótesis: hay una separación Iglesia - Estado. Aceptemos, incluso, que la religión no debe impartirse en los colegios como una asignatura más. Perfecto ... ¡Pero seamos lógicos! [si es que la palabra lógica existe en el vocabulario ateo] pues si se acepta dicha hipótesis debe haber también una separación Antiiglesia - Estado ... y no debe impartirse clase de "antirreligión" en los colegios.
Dicho de otro modo; a la aserción de los ateos: "El Estado no es confesional y, por lo tanto, no debe enseñarse "religión" en los colegios" se le puede responder con otra aserción del mismo rango, que sería esta otra: "El Estado no es confesional y, por lo tanto, no debe enseñarse "antirreligión" en los colegios" Alguien podría pensar que se trata de un simple juego de palabras. Pero no es así, por desgracia. El ateísmo se ha convertido en la "nueva religión", una religión sin dios, cuyo programa consiste, básicamente, en atacar la religión católica: es una "antirreligión" que adoctrina a los alumnos.
No nos engañemos: si se enseña "antirreligión" [como, de hecho, se está haciendo ya en muchos colegios y, además, de forma obligatoria, en la llamada "educación para la ciudadanía" u otra asignatura con cualquier otro nombre, pero con el mismo contenido] el Estado es, entonces, confesional [y aunque doy por seguro de que muchos negarán esta afirmación, yo pienso seguir llamando a las cosas por su nombre: mentalmente, además, es lo más sano]. Existe un claro nexo, unión o acuerdo, entre el Estado y el ateísmo, la "nueva religión" (pues una "antirreligión" es también una "religión" ... aunque de otro signo). Y ahora sí que podemos hablar de un adoctrinamiento real que promueve directamente el odio; en concreto, el odio a la religión católica. Y esto se hace desde el propio Estado -independientemente del Partido que esté en el Poder-, lo que hace que la gravedad sea mucho mayor.
En la letra escrita se dice que el Estado es aconfesional, pero lo cierto es que esa palabra de "aconfesional" ya no la utiliza nadie o casi nadie. De hecho, sin embargo, no existe tal aconfesionalidad y lo que se dice, sin ambages, es que el Estado es laico (y laico en el sentido de "antirreligioso", en el sentido de ir en contra de la religión, la católica por supuesto) y no aconfesional (pues no respeta las diferentes creencias)
Yo diría, aunque parezca un contrasentido expresarlo así, que tenemos un Estado laico "confesional". Se dirá que laico y confesional son incompatibles. No se puede ser ambas cosas, al mismo tiempo. Y ciertamente que sería así ... ¡si a las cosas se las llamara por su nombre! ... ¡pero no es el caso!. Vivimos en el mundo de las mentiras ... Y en este mundo se ha hecho patente (aunque muy pocos lo vean) la aparición de una nueva "religión", con sus 'exigencias' y con sus 'dogmas', como es lo propio de todas las religiones.
Esta "nueva religión" (aunque no se presente usando esta terminología, como yo lo hago) tiene un nombre: ateísmo. Estado laico se ha transformado en sinónimo de Estado ateo ... pero se trata de un ateísmo, no sólo antirreligioso, sino también- y esto es lo más preocupante- beligerante e intolerante para con los cristianos, a quienes odia por el mero hecho de serlo. De modo que el Estado, en este sentido, sí que profesa una confesión "religiosa". La nueva "confesionalidad" del Estado "laico" es el ateísmo como antirreligión, convertido en la "nueva religión" universal (curiosamente una religión sin dios y forjada por el hombre, que sería el único dios).
Existe un plan premeditado para imponer el ateísmo (la "nueva religión", como digo) al conjunto de la nación, un plan que comienza [ha comenzado ya] con la educación, atacando el punto más vulnerable y más importante de la sociedad, que son los niños, a los que se adoctrina en esta ideología perniciosa y perversa [mediante asignaturas "especiales" -llámense como se llamen- inventadas para ese fin, y falsificando la historia mediante la llamada Ley de Memoria Histórica, cuyo nombre correcto sería el de Ley de Mentira Histórica]. Y este plan tiene todos los visos de llevarse a cabo con éxito.
Ojalá que me equivoque pero a la vista de todo lo que está ocurriendo, sin que prácticamente nadie mueva un dedo, mucho me temo que los enemigos de la fe acaben venciendo en esta batalla. Cierto que "las puertas del Infierno no prevalecerán contra la Iglesia" (Lc 16, 18), pero resuenan en mis oídos estas palabras del Señor: "Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?" (Lc 18, 8b) lo que significa, a mi entender, que serán muy pocos los que aún queden con fe cuando llegue ese momento, hasta el punto que -dice también Jesús- "de no acortarse esos días, no se salvaría nadie; pero en atención a los elegidos esos días se acortarán" (Mt 24, 22).
¿Acaso estamos ya en los últimos tiempos? Acerca de su segunda y definitiva venida, dijo Jesús que "nadie sabe de ese día y de esa hora: ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo [en cuanto a la misión recibida por el Padre con relación a los hombres] , sino sólo el Padre" (Mt 24, 36). Pero dio muchas señales acerca de ese momento, entre ellas la de que tendría lugar, entre otras cosas, la apostasía universal. De aquí puede deducirse, si observamos cómo la fe va disminuyendo a pasos agigantados [y esto ocurre a nivel planetario] que estos últimos tiempos no deben de quedar muy lejos. En todo caso el consejo de Jesús es muy claro: "Estad preparados porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del Hombre" (Mt 24, 44) [No es ocasión ni momento de ahondar aquí en este tema]
¿A quién creemos entonces? ¿A esta señora que alaba el ateísmo considerándolo señal de cultura y progreso? ¿O creemos en Jesucristo, que vino al mundo y dio su vida para salvarnos? (aunque sea a costa de pasar por "incultos" e "ignorantes"). La decisión que tomemos es cosa nuestra ... ¡pero nos jugamos mucho según sea la respuesta y el camino que elijamos!
(Continuará)