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viernes, 4 de diciembre de 2015

Después de décadas pidiéndonos un ‘voto útil’ toca preguntarse: ¿es útil para quién? (ELENTIR)

RENUNCIAR AL VOTO EN CONCIENCIA SÓLO HA SIDO BENEFICIOSO PARA EL PROGRESISMO


Desde la medianoche de ayer, jueves, 3 de diciembre, en España estamos en campaña electoral. Otra vez nos toca escuchar los manoseados argumentos de siempre. Y uno de los más manoseados es el del “voto útil”.

Un mapa político con cada vez menos diferencias entre partidos

No me ocuparé del voto de izquierdas porque no soy de izquierdas. Como votante liberal-conservador me preocupan una serie de cuestiones que se han quedado sin representación en el Congreso y el Senado: el derecho a vivir desde la concepción, la libertad de educación, la libertad de idioma, la firmeza contra el terrorismo, el rechazo a la imposición de la ideología de género y la igualdad de los españoles ante la ley, entre otros. 


PP, PSOE, C’s, Podemos e IU tienen algunas cosas en común:

- Defienden o aceptan el aborto como “derecho”. En el caso del PP, incluso traicionando su compromiso electoral de cambiar la todavía vigente Ley del Aborto de 2010.

- Defienden o aceptan diversos recortes de la libertad de educación, especialmente en lo relativo al derecho de los padres a educar a sus hijos conforme a sus convicciones religiosas.

- No respetan la libre elección de lengua en las escuelas, en el caso de C’s y del PP poniendo en su lugar una educación trilingüe, y en el caso de los demás asumiendo la inmersión lingüística que se practica en Cataluña.

- Han asumido como algo normal la presencia de marcas electorales de ETA en nuestras instituciones, sin que la banda terrorista se haya disuelto, ni haya entregado las armas, ni haya pedido perdón a sus víctimas, ni tan siquiera se haya molestado en ayudar a aclarar los numerosos atentados de ETA cuyos autores aún no han sido juzgados.

- Promueven o asumen la ideología de género, incluso su imposición por medio de las leyes y en las escuelas.

- Ninguno de ellos se cuestiona el Estado de las Autonomías, que ha sembrado la desigualdad entre los españoles, convirtiendo a nuestra Nación en 17 taifas.

Consenso progresista: el nuevo pensamiento único

Después de casi 40 años, un mapa político con posiciones muy diferenciadas ha dado paso a un mapa político cada vez más dominado por el consenso progresista. Este consenso sirve para excluir a todo el que se atreve a cuestionar dogmas progresistas como el aborto, la ideología de género, el matrimonio gay, el apaciguamiento de los terroristas y que los políticos decidan por ti la educación que han de recibir tus hijos

Además, se han aceptado sin rechistar planteamientos nacionalistas como la exigencia de un cada vez mayor grado de autogobierno para las regiones (aunque eso redunde en mayores perjuicios para los ciudadanos) y que las lenguas tengan derechos (en lugar de tenerlos las personas). Hemos llegado a un punto en que da la sensación de que si no asumes ese consenso progresista, no tienes cabida en nuestra democracia.

¿Cuánto tardarán en desaparecer las pocas diferencias que quedan?

A este panorama se le puede y se le debe plantear una objeción obvia: ¿qué clase de democracia es una en la que todo acaba sometido a una sola ideología? 

Además, esa asimilación se da, en muchos casos, de espaldas a los votantes. El caso del PP y de Mariano Rajoy en esta legislatura es un ejemplo claro de ello: llegaron al poder con unos compromisos electorales y los han traicionado para acabar asumiendo, sin rechistar, el discurso ideológico del PSOE y la práctica totalidad de su tinglado legislativo. Se prometió un “cambio” pero cuesta encontrar cambios reales, más allá de una mayor tolerancia al hecho religioso y de una actitud más favorable a los conciertos educativos. A esto, prácticamente, se han reducido las diferencias entre la izquierda y la derecha parlamentarias, al cabo de varias décadas apelando al “voto útil” frente a la izquierda

Pero ¿cuánto tardará en reducirse a la nada esa diferencia tan escasa? Hace diez años pocos imaginaban que el PP acabaría asumiendo las tesis más abortistas del PSOE, la ideología de género e incluso las consecuencias de los pactos entre Zapatero y ETA, pero lo ha hecho. La claudicación de la derecha parlamentaria ante las tesis progresistas ha sido profunda y no parece que vaya a detenerse.

¿Aún quieres dar voz a tus principios en las instituciones?

Así pues, ¿qué quieren decir con el “voto útil”? Renunciar a votar en conciencia nos ha llevado a tener una derecha parlamentaria sometida a las tesis progresistas, y una izquierda cada vez más radicalizada en sus discursos, en su afán por distinguirse de sus rivales políticos. 

Tras la caída del Muro de Berlín y el derrumbamiento del comunismo, las ansias de verganza de la ultraizquierda contra el Occidente cristiano, el libre mercado y la democracia liberal se han topado con una derecha tibia y pusilánime que renuncia a defenderlos, por miedo a que los nostálgicos de la URSS y sus portamaletas de la socialdemocracia la señalen como “facha”. 

El resultado es un Estado que cada vez se apropia de una mayor porción de nuestra riqueza, una educación que cada vez es menos libre, una mayor intolerancia a la religión y un cada vez más estrecho margen para discrepar del pensamiento único progresista. 

Estas décadas de “voto útil” han acabado siendo útiles sólo para la izquierda y para esa derecha dispuesta a someterse a los dictados progresistas. Para los demás españoles esa utilidad se limita a defender, con una creciente incertidumbre, unos espacios de libertad que cada vez son más pequeños. 

Ya va siendo hora de que esa derecha social pase a la ofensiva en el ámbito electoral, rompiendo con los políticos que prefieren apaciguar a la izquierda doblegándose ante sus dictados. Tú decides: emitir un voto útil para la izquierda, o un voto en conciencia que dé voz a tus principios en las instituciones.

ELENTIR

NOTA: Como señalo en una entrada posterior, el voto en conciencia (entendiendo por tal la recta conciencia) ha quedado reducido tan solo a Partido FAmilia y Vida, que presenta su candidatura únicamente en Baleares. En un principio, VOX parecía una alternativa posible. Un análisis en profundidad me ha llevado a la conclusión de que no es así. Y lo lamento realmente, pues quedan entonces sólo dos posibilidades: voto en blanco o abstención ... pues aunque existe también un partido de izquierdas que apuesta por la vida y la familia, llamado SAIn, su programa está incompleto y no tengo datos suficientes como para tomar la decisión de votarles.
No tengo suficientes conocimientos de estadística pero me informan de que según el sistema D'Hont no es conveniente el voto en blanco para los partidos que son poco votados ... Y tal vez hubiese por ahí alguno que desconozco con ideas buenas para la nación española. Y ese es el motivo por el que he optado finalmente por la abstención en estas elecciones del 20 de Diciembre, según explico con más detalle en una entrada posterior.