El que ama a Dios confía en Dios y, por lo tanto, cree en Él. De manera que no debemos de tener ningún miedo. Pues, según el apóstol san Juan: "Ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe" (1 Jn 5, 4). Aunque la crisis de fe que existe hoy en el mundo ha alcanzado unas dimensiones como jamás se habían producido antes, a lo largo de la historia de la Iglesia, sin embargo, estamos convencidos de que "todas las cosas contribuyen al bien de los que aman a Dios" (Rom 8, 28).
Y ése debe de ser todo nuestro empeño: procurar amar a Jesucristo, cada día más, con todas nuestras fuerzas, haciendo lo que esté de nuestra parte ... pero, al mismo tiempo, con la confianza puesta completamente en Dios, convencidos de que Él pondrá el resto, pues "en sus manos estamos" (Josué 9, 25). De esto no nos debe de caber la menor duda: "No os dejaré huérfanos, volveré a vosotros" (Jn 14, 18).
Sobre el asunto de las persecuciones que sufre hoy la Iglesia he seleccionado un párrafo de una homilía del padre Alfonso Gálvez, al que he titulado "La teoría de los mitos y la fe" y que da nombre a esta entrada del blog. Escucharlo lleva 2 minutos y 49 segundos. Merece la pena.