Al realizar estas reflexiones en torno al voto católico me doy cuenta de la dificultad que supone el pasar de una a otra y, sobre todo, la dificultad, aún mayor, de saber sobre qué aspecto concreto del tema estoy hablando en cada entrada. Si se quiere acceder al índice de todos los post sobre el voto católico puede pincharse aquí. Pido disculpas al lector por el inconveniente que esto puede llevar consigo.
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Según los últimos datos del CIS de marzo de este mismo año hay un 71,8% de católicos en España. Bien es cierto que desde hace unos cuarenta años, el número de creyentes y practicantes va disminuyendo, debido a múltiples factores, siendo uno de ellos la ignorancia y el desconocimiento que poseen los católicos de su propia religión, una labor que los gobiernos de turno, desde la muerte de Franco, se han encargado de llevar a cabo, paulatinamente -y hoy descaradamente- a través de un sistema educativo, cada vez más deficiente ... y no sólo en el aspecto religioso.
Retomando de nuevo el tema del voto útil me pregunto qué ocurriría si los que se dicen católicos, aunque el porcentaje no fuera tan alto como el que recoge el CIS votaran en conciencia, es decir, no votaran a ningún partido pro-abortista. Tendríamos un problema, puesto que todos los partidos que, a día de hoy, nos representan en el Congreso de los Diputados son pro-abortistas. Y, como ha hemos comentado, en repetidas ocasiones, un católico, en conciencia, no podría votar a ninguno de ellos.
Entre los nuevos Partidos que se presentan, que estén claramente a favor de la vida (aborto cero) tenemos muy pocos y, además, se les silencia, como si no existieran; apenas si salen en los medios. Se pretende así que no consigan ningún escaño en el Gobierno ... en donde no habrá ninguna voz discordante, que pueda remover la conciencia al resto de partidos, puesto que todos tienen la misma ideología pro-abortista. Pero lo que importa es conocer que, aunque escasos, tenemos algunos. Yo destacaría, entre ellos, los que son un poco más conocidos, los que más suenan que serían, por eso mismo los que podrían tener alguna posibilidad de obtener algún escaño. Tales son AES y VOX y, por supuesto, el Partido Familia y Vida (hablaremos de ellos en el siguiente post). En Murcia no se presentan ni AES ni el Partido Familia y Vida, aunque éste está en coalición con VOX en varias circunscripciones de España
La conclusión salta a la vista: en la Región de Murcia (al menos) un católico que vote en conciencia, sólo tiene una de estas tres opciones: (a) No votar; (b) Votar en blanco; (c) Votar a VOX. Como ya he dicho en otras entradas yo voy a optar por VOX, en estas elecciones autonómicas, aunque no me caso con ningún partido. Y siempre queda por ver cómo actuaría VOX si consiguiera algún tipo de representación parlamentaria. El programa electoral está claro, pero la experiencia nos dice que no todos los partidos cumplen luego con lo prometido, una vez que han llegado al Poder (hasta el momento, yo diría que ninguno, aunque puede que me equivoque. Mis conocimientos en política no llegan a más).
Espero no equivocarme en este caso concreto. Soy consciente de que muy pocos son los que piensan de esta manera. Se dirá, y puede que con toda la razón del mundo, que ni VOX ni AES [que, en mi opinión deberían de formar coalición, dada la situación actual] tienen futuro dado que hoy, en día, son muy pocos los que piensan en católico ... de manera que lo más probable es que estos partidos obtengan pocos votos y entonces serán votos perdidos: ¡No lo son! Es más: si reflexionamos un poco, resulta que, si todos aquellos que se consideran católicos votan en conciencia (en este caso a VOX) la suma de muchos pocos, hacen un mucho.
Estamos en las manos de Dios ... Él sabrá por qué consiente todo lo que está pasando. El Sistema está corrompido ... Todo eso es cierto ... ¡pero nosotros, particularmente los católicos, no tenemos por qué contribuir, con nuestra voto, a que esa corrupción se perpetúe!. Votar en conciencia. Eso es lo auténticamente útil, útil para nuestra salvación; y útil también para esta nación española que se está descomponiendo poco a poco. Y no tenemos por qué asustarnos. Dios proveerá.
El problema de fondo es que estamos perdiendo la fe y la confianza en Dios, a pasos agigantados. Por eso el mundo va a la deriva. Se requiere, se hace preciso, por nuestra parte, realizar un acto de fe y de confianza en la Providencia divina, apostando por Dios, en grado heroico. Saldremos ganando, sin lugar a dudas. Pensemos, por ejemplo, en la parábola del grano de mostaza: en esta vida, todo lo que ha llegado a ser grande comenzó siendo pequeño. No debemos olvidarlo. Si la semilla sembrada es buena (y en este caso lo es) y es buena también la tierra sobre la que se siembra, lo que es de esperar, si ponemos de nuestra parte todo lo que dependa de nosotros, el fruto llegará, sin ningún género de duda, aun cuando nosotros no lo veamos.
Pensemos no en nosotros, sino en nuestros hijos y, luego a luego -y sobre todo- en nuestros nietos y bisnietos. De nosotros va a depender, en gran medida (y Dios cuenta con ello) el tipo de sociedad en la que les va a tocar vivir y desarrollarse. Y, desde luego, lo mejor que les podría ocurrir es que el Cristianismo auténtico, el de siempre, volviera, de nuevo, a impregnar los corazones de todas las personas.
Si Dios permite lo que está ocurriendo, Él sabrá lo que hace; sus razones tendrá, con toda seguridad. A los que, por la gracia de Dios, somos cristianos -aunque indignos- sólo nos queda vivir de fe y de esperanza, y rezar. Sufrir, sin duda alguna, pero jamás perder la alegría.
Resuenan en nuestros oídos las palabras del Nuevo Testamento, que son luz para nuestra inteligencia y que hacen que nuestro corazón arda de amor y nos fortalecen en nuestra debilidad: "Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hech 5, 29). "Todas las cosas contribuyen al bien de los que aman a Dios, de los que han sido llamados según su designio" (Rom 8, 28), etc... No estamos solos: "Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20). Y tenemos la seguridad de la victoria definitiva: "En el mundo tendréis tribulación; pero confiad: Yo he vencido al mundo" (Jn 16, 33), pues Dios, manifestado en la Persona de su Hijo hecho hombre, Jesucristo, no nos engaña. Él es la Verdad y nos dice que "el cielo y la tierra pasarán pero mis Palabras no pasarán" (Mt 24, 35).
¿Qué más podemos pedir? ¿Qué nos puede preocupar? Nuestra única preocupación debe consistir en seguir los consejos de Jesús y procurar hacerlos realidad en nuestra vida. ... ¡Espabilar y no dormirnos!. "Ya es hora de que despertéis del sueño" (Rom 13, 11), nos dice el apóstol Pablo. Y Jesús: "Velad porque no sabéis en qué día vendrá vuestro Señor" (Mt 24, 42). Las palabras de Jesús siempre son consoladoras. Y, sobre todo, son verdad: "Las palabras que os he dicho son Espíritu y Vida" (Jn 6, 63). "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna" (Jn 6, 68) le contestó Pedro a Jesús cuando éste preguntó a los apóstoles si también ellos querían abandonarlo.
Jesús se dirige a los apóstoles y les dice: "Vosotros ahora tenéis tristeza, pero os volveré a ver, y se alegrará vuestro corazón, y nadie podrá quitaros vuestra alegría" (Jn 16, 22). De manera que, si así están las cosas con relación al Señor, ¿de qué podemos tener miedo? Absolutamente de nada ... tan solo del pecado, pues éste nos separaría del Señor ... pero de ninguna otra cosa más: "No temáis a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma; temed -sobre todo- al que puede arrojar el alma y el cuerpo en el infierno" (Mt 10, 28)]
Entre los nuevos Partidos que se presentan, que estén claramente a favor de la vida (aborto cero) tenemos muy pocos y, además, se les silencia, como si no existieran; apenas si salen en los medios. Se pretende así que no consigan ningún escaño en el Gobierno ... en donde no habrá ninguna voz discordante, que pueda remover la conciencia al resto de partidos, puesto que todos tienen la misma ideología pro-abortista. Pero lo que importa es conocer que, aunque escasos, tenemos algunos. Yo destacaría, entre ellos, los que son un poco más conocidos, los que más suenan que serían, por eso mismo los que podrían tener alguna posibilidad de obtener algún escaño. Tales son AES y VOX y, por supuesto, el Partido Familia y Vida (hablaremos de ellos en el siguiente post). En Murcia no se presentan ni AES ni el Partido Familia y Vida, aunque éste está en coalición con VOX en varias circunscripciones de España
La conclusión salta a la vista: en la Región de Murcia (al menos) un católico que vote en conciencia, sólo tiene una de estas tres opciones: (a) No votar; (b) Votar en blanco; (c) Votar a VOX. Como ya he dicho en otras entradas yo voy a optar por VOX, en estas elecciones autonómicas, aunque no me caso con ningún partido. Y siempre queda por ver cómo actuaría VOX si consiguiera algún tipo de representación parlamentaria. El programa electoral está claro, pero la experiencia nos dice que no todos los partidos cumplen luego con lo prometido, una vez que han llegado al Poder (hasta el momento, yo diría que ninguno, aunque puede que me equivoque. Mis conocimientos en política no llegan a más).
Espero no equivocarme en este caso concreto. Soy consciente de que muy pocos son los que piensan de esta manera. Se dirá, y puede que con toda la razón del mundo, que ni VOX ni AES [que, en mi opinión deberían de formar coalición, dada la situación actual] tienen futuro dado que hoy, en día, son muy pocos los que piensan en católico ... de manera que lo más probable es que estos partidos obtengan pocos votos y entonces serán votos perdidos: ¡No lo son! Es más: si reflexionamos un poco, resulta que, si todos aquellos que se consideran católicos votan en conciencia (en este caso a VOX) la suma de muchos pocos, hacen un mucho.
Estamos en las manos de Dios ... Él sabrá por qué consiente todo lo que está pasando. El Sistema está corrompido ... Todo eso es cierto ... ¡pero nosotros, particularmente los católicos, no tenemos por qué contribuir, con nuestra voto, a que esa corrupción se perpetúe!. Votar en conciencia. Eso es lo auténticamente útil, útil para nuestra salvación; y útil también para esta nación española que se está descomponiendo poco a poco. Y no tenemos por qué asustarnos. Dios proveerá.
El problema de fondo es que estamos perdiendo la fe y la confianza en Dios, a pasos agigantados. Por eso el mundo va a la deriva. Se requiere, se hace preciso, por nuestra parte, realizar un acto de fe y de confianza en la Providencia divina, apostando por Dios, en grado heroico. Saldremos ganando, sin lugar a dudas. Pensemos, por ejemplo, en la parábola del grano de mostaza: en esta vida, todo lo que ha llegado a ser grande comenzó siendo pequeño. No debemos olvidarlo. Si la semilla sembrada es buena (y en este caso lo es) y es buena también la tierra sobre la que se siembra, lo que es de esperar, si ponemos de nuestra parte todo lo que dependa de nosotros, el fruto llegará, sin ningún género de duda, aun cuando nosotros no lo veamos.
Pensemos no en nosotros, sino en nuestros hijos y, luego a luego -y sobre todo- en nuestros nietos y bisnietos. De nosotros va a depender, en gran medida (y Dios cuenta con ello) el tipo de sociedad en la que les va a tocar vivir y desarrollarse. Y, desde luego, lo mejor que les podría ocurrir es que el Cristianismo auténtico, el de siempre, volviera, de nuevo, a impregnar los corazones de todas las personas.
Si Dios permite lo que está ocurriendo, Él sabrá lo que hace; sus razones tendrá, con toda seguridad. A los que, por la gracia de Dios, somos cristianos -aunque indignos- sólo nos queda vivir de fe y de esperanza, y rezar. Sufrir, sin duda alguna, pero jamás perder la alegría.
Resuenan en nuestros oídos las palabras del Nuevo Testamento, que son luz para nuestra inteligencia y que hacen que nuestro corazón arda de amor y nos fortalecen en nuestra debilidad: "Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hech 5, 29). "Todas las cosas contribuyen al bien de los que aman a Dios, de los que han sido llamados según su designio" (Rom 8, 28), etc... No estamos solos: "Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20). Y tenemos la seguridad de la victoria definitiva: "En el mundo tendréis tribulación; pero confiad: Yo he vencido al mundo" (Jn 16, 33), pues Dios, manifestado en la Persona de su Hijo hecho hombre, Jesucristo, no nos engaña. Él es la Verdad y nos dice que "el cielo y la tierra pasarán pero mis Palabras no pasarán" (Mt 24, 35).
¿Qué más podemos pedir? ¿Qué nos puede preocupar? Nuestra única preocupación debe consistir en seguir los consejos de Jesús y procurar hacerlos realidad en nuestra vida. ... ¡Espabilar y no dormirnos!. "Ya es hora de que despertéis del sueño" (Rom 13, 11), nos dice el apóstol Pablo. Y Jesús: "Velad porque no sabéis en qué día vendrá vuestro Señor" (Mt 24, 42). Las palabras de Jesús siempre son consoladoras. Y, sobre todo, son verdad: "Las palabras que os he dicho son Espíritu y Vida" (Jn 6, 63). "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna" (Jn 6, 68) le contestó Pedro a Jesús cuando éste preguntó a los apóstoles si también ellos querían abandonarlo.
Jesús se dirige a los apóstoles y les dice: "Vosotros ahora tenéis tristeza, pero os volveré a ver, y se alegrará vuestro corazón, y nadie podrá quitaros vuestra alegría" (Jn 16, 22). De manera que, si así están las cosas con relación al Señor, ¿de qué podemos tener miedo? Absolutamente de nada ... tan solo del pecado, pues éste nos separaría del Señor ... pero de ninguna otra cosa más: "No temáis a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma; temed -sobre todo- al que puede arrojar el alma y el cuerpo en el infierno" (Mt 10, 28)]
(Continuará)