Por eso no es extraño que el Santo Padre Francisco I el de las Mercedes, solicite oraciones por Grecia, para que salga de la crisis y así se sostenga la dignidad de la persona humana:
En un mensaje enviado a través del portavoz del Vaticano, Francisco dijo que “desea mostrar su cercanía” al país, sobre todo a “las tantísimas familias afectadas por una crisis humana y social tan compleja como dura”.
Francisco pidió rezar por el pueblo griego y señaló que “la dignidad de la persona debe permanecer en el centro de cualquier debate político y técnico, así como a la hora de tomar decisiones responsables”.
Es, cuando menos, curioso, aunque más bien escandaloso, que estas oraciones (y esta cercanía), no las haya ni siquiera mentado para el pueblo irlandés, que ha caído en la más baja de las indignidades al aprobar la ley de matrimonio homosexual; o que no haya solicitado oraciones por las tantísimas familias afectadas por una crisis humana y social tan compleja y tan pecaminosa (digo yo), como la aceptación de la homosexualidad por la Corte de los Estados Unidos, como carta de naturaleza para una opción más de matrimonio.
O que no pida oraciones para los que estos días celebran la pecaminosa y escandalosa semana del Orgullo Gay, con tanta ostentación de pecado, con tanto escándalo en las grandes capitales y tanta capacidad de atracción ante todos aquellos que se sienten felices al uncirse al carro del Orgullo por Pecar. La verdad es que puestos a comparar ambas crisis (la de Grecia y la del Totalitarismo Gay), yo creo que más bien habría que pedir por esta última.
Claro que muchos de los Cardenales y Consejeros del Pontífice están felices con estas últimas cuestiones. Muchos de ellos están en el Orgullo Guay. No se sabe de muchos que hayan denunciado la situación, ni hayan solicitado oraciones ante la Injerencia Suprema de las Organizaciones Sodomíticas en contra de las minorías que no piensan como ellos. Ellos, que aman tanto las minorías. El caso es que protestamos por la matanza de focas y nos callamos ante la matanza de almas.
Esto me recuerda aquello que decía Jesús de tragarse un camello y colar un mosquito. Sólo que en este tema están en juego almas que se perderán al comprobar las complacencias -los silencios- de la Iglesia en el nuevo Orgullo Mortal que se abre paso institucional a base de bien. Espero que estos días en Madrid, el Arzobispo Monseñor Osoro predique alguna palabra “clarificadora” sobre los pecados de impureza, la sodomía y la soberbia de reírse de Dios.
Y espero también que el Papa, en su periplo por Hispanoamérica de esta semana, en el que tiene programadas diversas visitas para comer con jesuitas (síntoma de capillismo hacia la propia Orden), les advertirá que les cierra las Universidades Católicas si siguen organizando eventos Pro-Gays. Seguro que hablarán de eso en la comida, antes del café y de la coca.
O que no pida oraciones para los que estos días celebran la pecaminosa y escandalosa semana del Orgullo Gay, con tanta ostentación de pecado, con tanto escándalo en las grandes capitales y tanta capacidad de atracción ante todos aquellos que se sienten felices al uncirse al carro del Orgullo por Pecar. La verdad es que puestos a comparar ambas crisis (la de Grecia y la del Totalitarismo Gay), yo creo que más bien habría que pedir por esta última.
Claro que muchos de los Cardenales y Consejeros del Pontífice están felices con estas últimas cuestiones. Muchos de ellos están en el Orgullo Guay. No se sabe de muchos que hayan denunciado la situación, ni hayan solicitado oraciones ante la Injerencia Suprema de las Organizaciones Sodomíticas en contra de las minorías que no piensan como ellos. Ellos, que aman tanto las minorías. El caso es que protestamos por la matanza de focas y nos callamos ante la matanza de almas.
Esto me recuerda aquello que decía Jesús de tragarse un camello y colar un mosquito. Sólo que en este tema están en juego almas que se perderán al comprobar las complacencias -los silencios- de la Iglesia en el nuevo Orgullo Mortal que se abre paso institucional a base de bien. Espero que estos días en Madrid, el Arzobispo Monseñor Osoro predique alguna palabra “clarificadora” sobre los pecados de impureza, la sodomía y la soberbia de reírse de Dios.
Y espero también que el Papa, en su periplo por Hispanoamérica de esta semana, en el que tiene programadas diversas visitas para comer con jesuitas (síntoma de capillismo hacia la propia Orden), les advertirá que les cierra las Universidades Católicas si siguen organizando eventos Pro-Gays. Seguro que hablarán de eso en la comida, antes del café y de la coca.
Fray Gerundio