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miércoles, 2 de diciembre de 2015

Discurso de clausura del Sínodo - 9 (Análisis crítico)


Sinodo sobre la Familia Octubre 2015

- En el curso de este Sínodo, las distintas opiniones que se han expresado libremente –y por desgracia a veces con métodos no del todo benévolos– han enriquecido y animado sin duda el diálogo [¿?], ofreciendo una imagen viva [¿?] de una Iglesia que no utiliza «módulos impresos», sino que toma de la fuente inagotable de su fe agua viva para refrescar los corazones resecos.

El problema es que, con toda probabilidad, porque no lo aclara, los que el Papa llama "corazones resecos" son, precisamente, aquellos que quieren mantenerse fieles a las enseñanzas de Jesús sobre el matrimonio ... ¡Y Jesús no era precisamente un corazón reseco, sino muy fresco y muy vivo!

De manera que esta Iglesia que, según el santo Padre no utiliza "módulos impresos", esta Iglesia "viva", según él, desde el mismo momento en el que dejara de decir lo que dijo Jesús, dejaría de ser la verdadera Iglesia y sería ... otra cosa: llamémosle "nueva" Iglesia, "Iglesia moderna", "Iglesia aggiornada", etc...Todo lo que queramos, pero -desde luego- ésa no sería ya la auténtica Iglesia, aquella que Jesucristo fundó, pues no sería su Mensaje el que estaría transmitiendo - un Mensaje dado de una vez por todas y para siempre- sino que se trataría de un "mensaje" cambiante según los tiempos y los lugares. Como dirá más adelante el mismo santo Padre en este discurso postsinodal: Lo que en un lugar es bueno en otro lugar puede ser malo.

En esta "Iglesia moderna" todo se relativiza, no hay verdades absolutas. Para cada uno es bueno lo que él juzgue que es bueno: "Los cristianos con la Biblia, los musulmanes con el Corán" ... ¿Qué más da? Dios es bueno y misericordioso y el que tengamos una religión u otra es algo irrelevante, puesto que no podemos atribuirnos la exclusiva de la Verdad, etc... Todo esto tiene muy buena prensa pero adolece de un defecto. Y es que es falso.

El Papa tiene la obligación de cuidar de sus ovejas, las que le han sido encomendadas y de transmitir fielmente la fe recibida ... una misión que es para fortalecer en la fe a los cristianos. Lo que vemos no es eso sino viajes y más viajes, visitas y más visitas a rabinos, imanes, masones, etc... ¡todos hermanos! Eso sí: aquellos que intentan vivir conforme a la Tradición recibida de los Apóstoles son relegados al último lugar e incluso perseguidos: recordemos el caso de los Franciscanos y de las Franciscanas de la Inmaculada, sin ir más lejos (aunque no es el único caso).

Como dato nuevo aporto el último mensaje suyo que he visto en twiter y que dice así: "Los cristianos y musulmanes somos hermanos" (30 Nov 2015).

Yo me he tomado la libertad de hacer un comentario en facebook a dicho twiter, el cual reproduzco aquí en este blog:

"Caín y Abel también eran hermanos ... Desde luego, hermanos en la fe no somos. Nos parecemos en que somos personas humanas creadas por Dios, pero eso no nos hace hijos de Dios y no nos hace tampoco hermanos. En cambio, en Jesucristo, verdadero Hijo de Dios, hecho realmente uno de nosotros, en Él y unidos a Él, sí que podemos llamarnos realmente hermanos ... y lo somos: hijos en el Hijo ... ¡pero esto se refiere a los que por la gracia de Dios han recibido el don de la fe, o sea, a los católicos ... no a los musulmanes y ni siquiera al conjunto de la raza humana! Separados de Jesucristo, como están, es imposible decir que los musulmanes son hermanos de los católicos. Tal afirmación ofende al sentido común más elemental y no es conforme a la verdad, aunque sea el santo Padre quien la haya dicho".

Como digo, es preciso rezar cada vez con más fervor y con mayor fe y confianza en Dios. Y de una manera especial en estos días, cuando nos encontramos en las proximidades de la maravillosa fiesta de la Inmaculada. Un buen remedio para esta crisis que sufre la Iglesia sería el ofrecimiento de una novena a la Inmaculada Concepción, con el rezo del santo Rosario y la participación en la Santa Misa, porque si hay algo claro es que es nuestra Madre del Cielo, la Virgen María, la única que nos puede sacar de este atolladero ... y la que, sin duda, lo hará ... si se lo pedimos insistentemente.

(Continuará)

El cardenal Sarah recuerda que no se puede dar la comunión a los no católicos aunque estén casados con un católico

Tomado de Infocatólica
Cardenal Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto y la Disciplina de los Sacramentos

Diane Montanga ha preguntado al cardenal Sarah tras la polémica por las palabras del Papa Francisco en su visita a una comunidad eclesial luterana en Roma


¿Podría un sacerdote dar la Sagrada Comunión a ambos cónyuges si sabe que uno de ellos es católico y el otro no?

No, sólo podemos dar la Comunión a los católicos. Muchos sacerdotes me han comentado: «Yo doy la Comunión a todo el mundo». Esto es una barbaridad.

A veces, un anglicano que vive desde hace mucho tiempo muy lejos de su iglesia y que desea recibir la Comunión, puede participar en la Misa y recibir la Comunión en la Iglesia Católica, siempre que no esté en pecado, y esté casado válidamente. Porque ellos sí creen en la Eucaristía, aunque en la iglesia anglicana no haya realmente Eucaristía porque no existe sacerdocio. Pero es raro y sólo sucedería en circunstancias muy excepcionales. Esto es algo extraordinario, no ordinario.

Pero un católico no puede recibir la Comunión en la iglesia anglicana, porque, en realidad, no hay Comunión; es sólo pan. El pan no está consagrado, porque el sacerdote no es un sacerdote. Debido a la ruptura de Enrique VIII con la Iglesia Católica, las ordenaciones sacerdotales de la Iglesia Anglicana quedaron anuladas y vacías. Por eso, la consagración no es válida, y por lo tanto, no hay Eucaristía.

¿Y una mujer que es luterana o anglicana y está casada con un hombre católico, si van a Misa el domingo, sería posible que recibiera la Comunión?

El día de su boda, el sacerdote dio la Comunión al marido católico y no a la esposa luterana o anglicana. Lo mismo sucede si van a Misa juntos, porque no hay intercomunión: entre los anglicanos y los católicos, entre los católicos y los protestantes. Si van a Misa juntos, el cónyuge católico puede ir a comulgar pero el luterano o anglicano no puede.

Si no estamos unificados en la fe y la doctrina, ¿cree usted que abrir las puertas a la intercomunión perjudicaría la fe en la presencia real?

Yo creo que fomentaría la profanación. No podemos hacer eso. No se trata de hablar con el Señor para saber si debo ir a comulgar. No. Tengo que saber si estoy de acuerdo con las normas de la Iglesia. Es mi conciencia la que dice: «Comulga». Mi conciencia debe estar iluminada por la ley de la Iglesia, que dice que para comulgar, necesito estar en estado de gracia, sin pecado, y compartir la fe de la Iglesia Católica. … No es mi deseo personal o mi diálogo personal con Jesús lo que determina si puedo recibir la Comunión en la Iglesia Católica. Cómo puedo saber que el Señor ha dicho realmente: «Ven y recibe mi Cuerpo». No. Una persona no puede decidir si está en condiciones de recibir la Comunión. Tiene que seguir la norma de la Iglesia: es decir, ser católico, estar en estado de gracia, válidamente casado (si es que está casado).

Pero algunos dicen que abrir las puertas a la intercomunión sería una forma de que los esposos se unieran más.


Pero el Señor nos ayuda a ser uno si Le recibimos correctamente. Si no es así, no crea unión. Comeremos nuestra propia condenación. San Pablo lo dice: «Que el hombre se examine a sí mismo … porque quien come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propia condenación» (1 Corintios 11:27-29). Por lo tanto, no conseguimos que sean uno compartiendo el pecado, sin respetar Cuerpo de Cristo.