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lunes, 7 de diciembre de 2015

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN ANTES DEL 20-D ¿SE PUEDE VOTAR A ALGÚN PARTIDO ... EN RECTA CONCIENCIA?


NOTA: Este artículo ha sido modificado, en parte, aun manteniendo lo esencial en la argumentación. La actualización final se puede leer al final del mismo, en donde el lector puede encontrar, con rapidez, una orientación lo más realista y ortodoxa posible con relación a la votación del 20-D.


Los nuevos sondeos sobre intención de voto hacen necesario replantearse que el voto en blanco sea la mejor opción posible. Posiblemente no lo sea. Sigue siendo cierto que la mayoría de los partidos que se presentan defienden el aborto (por supuesto lo hacen claramente Podemos, PSOE, Ciudadanos y PP) ¡Y votar a un partido abortista está penado, para un católico, con la excomunión inmediata! Esto se encuentra en el Catecismo de la Iglesia Católica número 2272, aunque no se diga en los púlpitos ... ¡pero es así!

Partido, Familia y Vida es el único que defiende -de verdad- los valores irrenunciables a los que se refería Benedicto XVI, pero ese partido sólo se presenta por las Islas Baleares.

Inicialmente este artículo era un ALEGATO A FAVOR DEL VOTO EN BLANCO ... aduciendo, por supuesto, las razones pertinentes. VOX era el único partido que se presentaba como defensor de la vida del nasciturus, lo que me llevó, en un principio, a darle mi voto en las elecciones municipales del 24 de mayo ... e incluso iba a hacerlo también en éstas ... pero estudiando su programa he llegado a la conclusión -basándome en lo que ellos mismos han escrito- de que tampoco es un partido por el que se pueda votar "en recta conciencia", aunque su lema sea "vota en conciencia": no es lo mismo "votar en conciencia" que "votar en recta conciencia". Lo primero se presta a la subjetividad (lo que "tu" conciencia te dicte); lo segundo, en cambio, se refiere a lo que realmente es, es decir, a lo que Dios quiere, que debe de ser preferido a cualquier otra opción posible.

Jesús Graciani considera, sin embargo, a VOX como la única alternativa posible para un cristiano. Apela a la recta conciencia del cristiano católico, de aquél que no se avergüenza de su fe, ni se deja llevar por el miedo a "tirar su voto" puesto que, según él, existe una alternativa y esta alternativa es VOX.

¿Realmente VOX es tan bueno como dice? Para ello es preciso analizar su programa, al cual puede accederse pinchando aquí. Son 103 páginas en total. No es preciso leer lo todo: tan solo lo que concierne a los puntos claves de la moral católica.

Hay que agradecerle a Jesús Graciani su sinceridad al afirmar que VOX no es un partido perfecto. Especifica que "no hace falta estar al 100% de acuerdo con todas sus propuestas para votarles" ... y eso es cierto. Un acuerdo completo al 100% sólo sería válido para Dios: sentido común elemental.

En honor a la verdad debo decir que, después de haber leido ese artículo, tomé la decisión de votar a VOX ... tal y como hice en las municipales del 24 de mayo. En aquel entonces aduje mis razones para hacerlo así: pinchar aquí y aquí. Aunque con reservas, les di un voto de confianza. Me gustaría hacerlo también ahora, aunque me lo han puesto más difícil.

Por ejemplo, observo que no se ha producido ningún tipo de coalición entre VOX y PFyV y eso me ha llevado a seguir pensando antes de tomar una decisión definitiva; de modo que he leído, con mayor detenimiento, el programa de VOX.

Antes de nada pienso también que el título que le ha dado Jesús Graciani a su artículo: "No es lícito votar el mal menor cuando existe la opción del bien" es una afirmación un poco exagerada; eso me ha llevado también a la lectura más detenida del programa de VOX ... Y es a raíz de todo ello que he escrito este nuevo artículo sobre las elecciones ... con otras afirmaciones distintas, aunque razonadas:

(1) El mal nunca puede ser votado, aunque se trate de un mal menor. El concepto de bien o de mal va más allá de mi votación a favor o en contra, más allá de ningún tipo de consenso. Lo que es objetivo no puede ser objeto de votación en ningún caso. Sólo se pueden someter a votación aquellas cuestiones que sean opinables.

(2) Es evidente que en un simple artículo, como el de Graciani, no puede decirse todo, pero sí que deben resaltarse -al menos- las cuestiones fundamentales ... sin omisiones.

Al leer el programa de VOX en lo que concierne a aquellos puntos que pueden afectar a mi conciencia como católico he encontrado algunas contradicciones que paso a exponer:

Por una parte, se hacen afirmaciones que, de ser del todo ciertas, cualquier católico podría votar a VOX con toda tranquilidad. Así en el punto 7 del programa (pág. 70) se lee:

"Abolición de la vigente Ley del Aborto ... retrotrayendo la situación legal [aunque no especifica a qué situación legal debemos de retrotraernos, si a la inmediatamente anterior o a la anterior a 1985, en la que comenzó la despenalización del aborto] en tanto no se genere una nueva Ley que garantice los Derechos como persona humana de los no nacidos, desde la concepción hasta la muerte natural, evitando cualquier tentación de acabar con cualquier vida humana, con el horizonte de Aborto cero y Eutanasia cero ... con normas que eviten el encarnizamiento terapeútico ... con intervenciones sanitarias inútiles, cuando no lesivas" [Todo lo cual está muy bien y me identifico con ello].

También en el punto 9 (pág. 71) se dice que "se dotará de la máxima protección legal a la objeción de conciencia de los profesionales sanitarios para que ningún Gobierno les pueda obligar a ejercer un aborto o una eutanasia o un atentado cualquiera a la dignidad de la persona humana" [lo que no tiene nada que objetar, sino todo lo contrario: es perfecto].

No vi nada raro a primera vista, así que tomé la decisión de votar a VOX, igual que hice la vez anterior en las municipales del 24 de mayo. Sobre papel -al menos- encontraba coherencia y encontraba valores que un cristiano podía asumir tranquilamente.

Sin embargo, di marcha atrás en mi decisión (esto fue inicialmente) cuando llegaron a mi vista otros párrafos que no conseguía encajar con los anteriores. Por ejemplo, con relación al aborto (página 25 del programa de VOX), hay dos puntos del programa de VOX que me dejaron un tanto perplejo:


1. "Plan de Racionalización y Calidad de la Asistencia en abortorios. Necesidad satisfecha: Garantizar que los abortorios cumplen con la legislación laboral, económica, fiscal y médica".

Este punto supone una clara contradicción con la afirmación de la página 70, en la que se hablaba de la abolición de la vigente Ley del aborto. Como sabemos, la legislación actual es abortiva ... En buena lógica, cabe suponer, por lo que dicen, que no nos estamos refiriendo a ella ... pero es que no hay otra. Sea como fuere, queda algo confuso. Pero hay más: aun colocándome en el mejor de los casos ... suponiendo que se cambiara dicha legislación por otra, aunque fuese distinta ... seguiría habiendo una legislación que contempla el hecho de que haya abortorios como algo inevitable ... y esto es lo que me descoloca. El objetivo de VOX debería de ser acabar con la existencia de todos los abortorios ... pero tal afirmación no aparece escrita en ninguna parte. Es de sentido común que ningún abortorio puede tener consideración legal: la Ley no puede amparar la destrucción de vidas humanas... luego, ¿por qué dice VOX en su programa que se garantizará que los abortorios cumplan con la legislación? ... ¡Aquí hay algo que no encaja!

2. "El consentimiento informado. El respeto a la mujer exige que tome sus decisiones, correctamente informada. El personal sanitario o asistente social ha de formalizar su recomendación de abortar por escrito, identificando los riesgos que implica esta recomendación, tanto psíquica como físicamente. También se implantará el consentimiento informado respecto a la píldora del día después, tanto de la compradora como del farmacéutico, con el fin de garantizar que conocen sus efectos adversos potenciales".

Este es otro punto que tampoco me cuadra. Por una parte, en su campaña electoral y en su programa (pág. 70) VOX habla de la abolición de la Ley vigente del aborto. Objetivo: Aborto cero. Sin embargo, a renglón seguido, en el mismo programa, se dice que la mujer es la que debe de tomar la decisión de abortar o no ... eso sí: correctamente informada y los que le aconsejen abortar han de firmarlo por escrito. Algo similar ocurre con la PDD (píldora del día después) que, como se sabe, es abortiva. El respeto a la mujer no puede conllevar, en ningún caso, que la mujer decida abortar. Eso no tiene mucho sentido. ¿Dónde queda aquí la protección del nasciturus como persona humana, a la que se ha referido el programa en el punto 7? Algo no encaja.

Acto seguido nos planteamos la pregunta lógica: ¿Dónde puede verse la diferencia entre VOX, partido definido y proclamado a sí mismo como no abortista, y el resto de partidos, que son decididamente abortistas y así lo han manifestado en sus respectivos programas? A efectos prácticos, por más vueltas que le doy a la cabeza, yo no veo mucha diferencia ... Es más: lo que veo, lamentablemente, es un "engaño" (aunque no sea ésa su intención) pues, por una parte, VOX se autoproclama en su campaña electoral así como en su guía voto, como defensor de la vida ... pero luego, en su propio programa, aparecen estos escritos, que suponen una contradicción con lo que afirma. Debería de quedar muy clara su postura de aborto cero, sin excepciones, pues el tema del que se está tratando es muy serio como para que nos dediquemos los que leamos el programa a jugar a los acertijos y a las interpretaciones. Se requiere de una mayor claridad ... y ésta no se da. Y no me estoy inventando nada. Lo que digo es algo que cualquiera puede verificar, leyendo el programa de VOX.
Es díficil entender -por no decir imposible- que aparezcan en el programa de VOX los "abortorios legales" y el "respeto a la decisión de la madre si ésta decide abortar" ... cuando en el mismo programa (en otro apartado) y en su campaña electoral hablan de un no rotundo al aborto y de la defensa de la vida: ¡Algo no encaja, insisto!

- Y con relación a la familia, en la página 26 del programa de VOX podemos leer lo siguiente:

Defensa de la familia natural. Los poderes públicos han de tributar la consideración que merece a la familia natural, es decir, la formada entre hombre y mujer. Ningún otro tipo de unión será equiparada a la de dicha familia, ya que se protegerá el derecho de los niños a tener un padre y una madre ... sin perjuicio de la regulación que se quiera hacer de otras realidades de convivencia.

Está muy bien eso de defender la familia natural ... como no podía ser de otra manera ... El problema es que no se dice claramente que no existe ningún otro tipo de familia ... Todo lo contrario: se habla de "regular" otras "realidades de convivencia", como así se les llama en su programa
[Y se sobreentiende, aunque no se diga con estas palabras, que nos estamos refiriendo a las uniones entre personas del mismo sexo: aunque no se les llame "matrimonio" homosexual, el resultado práctico viene a ser el mismo ... y lo del lenguaje sería cuestión de tiempo].

Que es una realidad que tales uniones existen ... ¿quién lo pone en duda? Pero el reconocimiento legal y "regular" de esas uniones como normales es algo muy diferente: existen los robos, por ejemplo, pero no se "regulan". Que se dé una situación anómala en la sociedad no conlleva el que haya que regularizarla como normal y legal.

Claro está que estas cosas no se le dicen a la gente; son temas que no salen a relucir para evitar enfrentamientos y pérdida de votos ... ¡pero están ahí! Es más: aunque no se saquen a relucir, tales situaciones ya están previstas en el programa electoral de VOX, como debe de ser ... pero la solución que se les ha dado no es la que corresponde al modo más ortodoxo de enfocar la realidad.

Y héte aquí que, sin pretenderlo, y sin ni siquiera hacer grandes elucubraciones, de modo indirecto, hemos llegado a la conclusión de que VOX es partidario -de alguna manera- de la "Ideología de género" ... al menos lo es en sus planteamientos iniciales, desde el momento en que habla de la regulación de ciertas convivencias. En campaña lo niega rotundamente. Y es verdad que no llega a casos extremos como otros partidos ... pero ahí está ... en germen. Y la semilla, una vez sembrada, produce frutos ... unos frutos que, en este caso, no serían buenos.

[Por supuesto, no se usa la palabra "género" en ningún caso para no alarmar a los posibles votantes].

Sinceramente considero esto un engaño; posiblemente no se haya escrito con ese ánimo ... pero yo es lo que veo ... y no me gusta: como casi todo el mundo sabe, la ideología de género es intrínsecamente perversa y antinatural. Hay escritos varios artículos sobre ello en este blog así como algunos vídeos. Tengo para mí que hay mucha gente que pertenece a VOX, de modo activo, y que no son conscientes de este hecho al que aquí me estoy refiriendo.

Y si las palabras significan algo, nos encontramos con algo inesperado (al menos lo es para mí): y es que votando a VOX estamos votando, de hecho, a otro partido que, básica e ideológicamente, aunque en menor grado, no se diferencia, tanto como dice, del resto de partidos, puesto que admite igualmente el aborto (aunque con la idea de acabar con él) así como la ideología de género (aunque "encubierta" y sólo en germen). Yo, al menos, es así como lo interpreto. Y de no ser así deberían de expresarse con una mayor claridad para evitar todo este tipo de elucubraciones que, por otra parte, provienen de hacer uso de la lógica más elemental y del sentido común.

No entiendo que se contradigan de esta manera. Pero lo cierto es que "lo escrito, escrito está" y, aunque se niegue que esto es así (y se diga que lo he entendido mal) tal negación no tiene mucho valor desde el momento en que todo lo que he dicho es lo que se deduce de la lectura de su propio programa que contiene esas graves contradicciones a las que ya he aludido.

Todo lo cual nos conduce a la siguiente tesitura: ¿Qué hacer entonces? ¿A qué partido votar?

Sobre el voto católico ya he escrito bastante en este blog, en relación a las elecciones municipales del 24 de mayo de 2015. Véase el Indice, que contiene los distintos links de los temas de los que se habló en su momento ... y que son, básicamente, los mismos a los que habría que referirse ahora. Ejemplo: Lo absoluto y la libertad, la diosa democracia, etc...

Ya en aquel entonces me asediaba la duda sobre el partido a votar (1 y 2), me preocupaba la idea del voto útil (1, 2 y 3), envié una carta al obispo de Murcia, expuse la opinión de la Iglesia al respecto, según Monseñor Reig-Plá y Monseñor Munilla y me parece que dejé suficientemente claro que un católico no podía votar al PP; me devanaba los sesos intentando averiguar si existía alguna opción política a la que un cristiano pudiese votar en conciencia, una opción que estuviese en consonancia con el Derecho Natural y, particularmente, con el derecho a la vida o aborto cero.

Incluso tuve que luchar contra las declaraciones de algunos pastores que hacían más daño que bien a la Iglesia. Dado que yo no podía abarcar tantos temas, pues no soy especialista en nada (sencillamente pienso e intento informarme lo mejor posible mediante enlaces a personas que saben más que yo y que son dignas de toda confianza), dediqué una entrada que hacía referencia a algunos enlaces webs interesantes, cuya lectura podría ayudar a aclarar las ideas a un católico a la hora de emitir su voto.

Después de todo ese estudio, en aquel momento tomé la decisión -arriesgada, por otra parte- de votar a VOX como posible alternativa: a ello me llevó el conocimiento que tuve de la coalición de VOX con el Partido Familia y Vida en algunas circunscripciones ... y me consta, con seguridad, que este partido sí que tiene las ideas claras en esos puntos cruciales para un católico, como son la vida y la familia.

Por eso, como digo, decidí dar mi voto a VOX en aquella ocasión ... y pensaba hacerlo también en las generales, pero la situación de VOX ha cambiado, como hemos podido comprobar en la primera parte de esta entrada del Blog: el propio programa de VOX, definido ahora con más precisión que entonces, ha sido el detonante que me ha hecho cambiar de decisión.

De vivir en las Islas Baleares mi voto, ahora mismo, sería -sin dudarlo- para PFyV, pero vivo en Murcia ... y, como digo, no hay ninguna coalición entre VOX y PFyV (antes, en cambio, sí la había). Una alternativa posible hubiera sido AES, cuyo programa es conforme a una visión cristiana de la vida, pero AES no se ha presentado en ninguna provincia. También hay otra opción posible consistente en votar a SAIn, un partido de izquierdas ... pero que está a favor de la vida y de la familia. Sin embargo, en mi opinión, su programa no está desarrollado suficientemente (yo, al menos no he podido conseguirlo) y es arriesgado -y poco prudente- tomar una decisión a favor de algo o de alguien a quien apenas se conoce o se conoce muy poco ... no se puede votar al tuntún cuando es mucho lo que está en juego.






Así pues: procurando actuar en recta conciencia y delante de Dios, que me juzgará por mis acciones u omisiones, me he quedado con dos únicas opciones posibles para las votaciones generales del 20 de diciembre: una de ellas sería la abstención (tal y como piensa hacer Luis Fernando, el director de Infocatólica). La otra sería el voto en blanco. Cualquiera de ellas sería coherente. En principio, no creo que tenga más relevancia el optar por una o por la otra, aunque podemos intentar hacer un breve estudio sobre la repercusión que tendrían, a efectos comparativos.

Supongamos que alguien optara por la abstención; ésa iba a ser, en principio, mi opción. Si toma esa decisión, pienso que le podría ayudar el leer una de mis entradas de este blog en la que hablo sobre la abstención en las elecciones. que fue lo que yo hice cuando me decidí por la abstención, esto es, releer mi propia entrada para refrescarme las ideas. Anoto aquí sólo uno de mis párrafos de esa entrada:

A aquellos que se abstienen de votar, porque no están de acuerdo con "esta" democracia, que lo es sólo de nombre, no se les puede tildar de irresponsables. Su abstención tiene un sentido, que es el de no refrendar el sistema democrático actual -que está corrompido- con un voto que, fuese al partido que fuese, siempre sería un voto favorable al aborto.

Finalmente, sin embargo, con los conocimientos de los que dispongo a día de hoy, he optado por el voto en blanco. A ello me ha movido el estudio del sistema D'Hont por el que se rige el recuento de votos; se trata de un sistema que favorece al partido más votado y desfavorece a los menos votados. Si se tienen en cuenta las encuestas -aunque no sean del todo fiables- el partido más votado sería el PP. Básicamente, PP, PSOE y Ciudadanos se rigen por cánones similares y, por supuesto, dado que todos ellos son partidos abortistas, a ninguno de ellos podría darle su voto un católico, si actuase en recta conciencia (otra cosa es la ignorancia que existe, en ese sentido, aunque ese es otro tema).

Me han venido a la mente aquellas palabras que dijo Jesús de que "los hijos de las tinieblas son más astutos para sus cosas que los hijos de la luz" (Lc 16, 8) ... y que vienen a ser como una queja, en el sentido de que los cristianos tenemos que ser más espabilados y hacer el mejor uno posible de nuestra inteligencia, que para eso nos la ha dado Dios.

Y digo esto porque si hay algo que de ninguna de las maneras interesa a la nación española es que el partido "Podemos" tuviese demasiada representación en el Congreso de los Diputados. Dado el estado de las encuestas, a día de hoy (7 de diciembre) Podemos es un partido a la baja: los ciudadanos se están dando cuenta del desastre descomunal que supondría un régimen chavista en España: pérdida de las libertades, pobreza y miseria en la nación, destrucción de todos los valores, implantación obligatoria de la ideología marxista en los colegios, ataque despiadado a todos los disidentes, comenzando, por supuesto, por todos y cada uno de los católicos que aspiren a seguir siéndolo, etc...

Es difícil de prever -por no decir imposible- la influencia de la abstención en los resultados ... dependería de la ideología o manera de pensar de los que se abstuvieran, pero eso no se puede saber. El voto en blanco influiría decisivamente en cuanto a la disminución del número de escaños que "Podemos" podría obtener, puesto que es el que menos aceptación tiene dentro de los partidos que actualmente tienen una mayor representación, según las encuestas ... ¡Y, desde luego, nos interesa disminuir al máximo el número de posibles diputados de Podemos , por el bien de todos!

El sistema D'Hont cuenta a nuestro favor. El objetivo primordial del voto en blanco sería conseguir que este partido de izquierdas ultrarradical y anti-todo, que pretende destruir la nación española, obtenga el menor número posible de escaños, de modo que su influencia en las decisiones fundamentales que adopte el nuevo Gobierno, queden reducidas al mínimo y lleguen a ser, incluso, inexistentes. Y esa es la razón última de mi elección final. Esa es la razón por la que no me abstendré de votar. Lo haré, pero eso sí: con sobres que no contengan ninguna papeleta en su interior, que eso es el voto en blanco.

Y animo a los posibles lectores a que hagan lo mismo y lo difundan entre sus conocidos. Nos jugamos mucho ... Pensemos, sobre todo, en las generaciones futuras: en nuestros hijos y en nuestros nietos ... Pero, en fin: que cada cual actúe como considere conveniente, en función de los datos de que disponga. Honradamente creo que me he movido y que me he documentado lo suficiente antes de llegar a tomar esta decisión ... una decisión que deseo vivamente que produzca los efectos a los que me he referido, aunque tendrían que ser muchos los votos en blanco para que esto fuese posible.

En cualquier caso, ocurra lo que ocurra, no tengamos miedo y pongámonos en las manos de Dios. A diferencia de los políticos, Él no defrauda nunca.

José Martí

NOTA 1: No soy el único que piensa así con respecto al voto en blanco. Ver, por ejemplo, lo que opina Eulogio López, el director de Hispanidad (11 de diciembre de 2015)

ACTUALIZACIONES

NOTA 2: Con fecha 17 de diciembre Eulogio López, el director de Hispanidad, ha publicado un corto vídeo, que reproduzco a continuación:



NOTA 3: A raíz de la lectura de un artículo de Rafael Esparza, el propio Eulogio López, que abogaba, al igual que yo, por el voto en blanco, sin embargo, ahora considera que a VOX se le podría votar en recta conciencia ... aunque con reparos.( Escrito el mismo día 17 de diciembre de 2015)

NOTA 4: Como he señalado al principio de esta entrada (ya actualizada con los nuevos datos), un último sondeo sitúa a Podemos a niveles próximos al PSOE y muy por encima de Ciudadanos. Estando así las cosas, el voto en blanco ya no produciría el efecto deseado. Es decir, con los nuevos datos de intención de voto y aplicando el sistema D'Hont, el voto en blanco, aunque favorecería al PP, que es mayoritario, sin embargo también favorecería a Podemos, pues éste ha crecido mucho en intención de voto, según los nuevos datos, si es que podemos fiarnos de las encuestas. Así las cosas, reconozco que mi idea de votar en blanco ya no la tengo tan clara como hace algunos días; ello es debido, como digo, a la evolución de los acontecimientos.

Tal vez vuelva a votar a VOX de nuevo, porque la izquierda en España -su ideología- lo inunda todo ... "confiando" en que, si VOX alcanzase algún escaño lo utilice para conseguir el objetivo del aborto cero, que es lo primordial ahora mismo ... pero la regulación de otras uniones de convivencia me deja, sin embargo, con la mosca en la oreja y con cierta incertidumbre.

Con los nuevos datos, me quedan dos opciones: la abstención, siguiendo el ejemplo de Luis Fernando o votar a VOX, aunque con reparos, como dice Eulogio López.

De la abstención ya hemos hablado más arriba. Y se puede leer el enlace correspondiente en este mismo blog.

Con relación a VOX, es importante fijarse también en el hecho de que VOX no se define a sí mismo como partido abortista sino como defensor de la vida y que tiene como objetivo el aborto cero. Es una pena que no se hayan definido con mayor claridad y que les haya faltado valentía a la hora de proclamar que la familia lo es sólo entre un hombre y una mujer


No obstante, si un católico les votara podría hacerlo en recta conciencia y, por supuesto, sin ningún tipo de temor a ser excomulgado por votarles: tal afirmación sería un disparate y no estaría en conformidad con la verdad ... todo esto independientemente de lo que he dicho más arriba en mi crítica hacia ellos, la cual sigo manteniendo

Una cosa es cierta: independientemente del resultado, desde un punto de vista ideológico, los grandes partidos PP, Podemos, PSOE, Ciudadanos ... son de izquierda. La derecha, tal como se la ha conocido hasta ahora, con una cierta vinculación a las ideas católicas, ha desaparecido. En ese sentido, sí que sería bueno que hubiese alguna nota discordante en el Gobierno; o lo que es igual, que VOX tuviese algún tipo de representación parlamentaria y obtuviese algún escaño. Esta última consideración es la que, probablemente, me lleve a la decisión de votarles de nuevo ... aunque no se lo merecen. Reproduzco aquí el comentario que hice en Facebook el 18 de diciembre, con relación a VOX:

Necesitamos una voz discordante en el Congreso, puesto que todos los partidos mayoritarios que se presentan ( PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos) en lo que a Valores se refiere, se diferencian muy poco. Personalmente pienso que VOX debería haberse mojado un poco más en cuanto a la idea del Aborto Cero como paso único (y no en segundo lugar) y haber dicho con toda claridad que el matrimonio lo es sólo entre un hombre y una mujer y que no existe otra alternativa posible de convivencia que pueda considerarse legal ... Pero ya se sabe cómo son los políticos. Yo, de momento, voy a seguir dándoles un voto de confianza, pues la perspectiva que se avecina (salga quien salga y se coalicionen como se coalicionen) es deplorable. De todos modos, como la esperanza es lo último que se pierde (en realidad no debe de perderse nunca) pienso que sería una opción acertada -y compatible para un católico- el voto a VOX ... pues, al menos en su declaración de intenciones VOX no es un partido abortista. Los otros, en cambio, sí lo son. En fin, dejémosle algo a la acción del Espíritu Santo y no queramos tener bien atados todos los hilos ... porque eso es imposible. Ningún otro comentario, de momento.


NOTA 5: La próxima entrada será simplemente un enlace a una página de VOX muy especial, pues se podrán leer los distintos programas de los principales partidos que se presentan a las elecciones del 20-D y comparar entre ellos ... una labor que viene muy bien para el día de reflexión. Que cada uno los lea con tranquilidad y que reflexione y que decida en conformidad con su conciencia iluminada por Dios.

NOTA 6: Estando bastante preocupado por el asunto de la "excomunión latae sententiae" al que tanto he aludido ... y ante la posibilidad de estar incurriendo en algún tipo de error, aunque involuntario, debido a una incorrecta interpretación del número 1398 del Código de Derecho Canónico, he consultado con un especialista en Derecho Canónico. La respuesta pueden encontrarla en el enlace que lleva a mi última entrada del blog


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NOTA ULTERIOR: Introducido aquí un enlace, debido a la existencia de nuevas elecciones generales para el 26-J

Disidencia frente al Pensamiento Único (Pedro Luis Llera)


Difícilmente se puede expresar mejor lo que este autor, al que desconocía, Pedro Luis Llera, nos transmite en este artículo, cuyo contenido asumo íntegramente y en su totalidad. Refleja la situación actual con una claridad meridiana. Y nos hace pensar. Sí, nos hace pensar que "ya va siendo de despertar del sueño" en el vivimos (Rom 13, 11) pues la situación actual es mucho más grave de lo que, a simple vista, parece. Recomiendo vivamente su lectura. Se puede enlazar al original haciendo clic aquí
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Vivimos en los albores de una nueva etapa negra de la Historia. Si Dios no lo remedia, se nos avecina una nueva era marcada por el totalitarismo, las dictaduras y la represión; solo que esta vez la dictadura será a escala global. El llamado Nuevo Orden Mundial pretende imponernos un nuevo modelo de sociedad, dominada por un pensamiento único. Parece como si las distopías de Orwell o de Robert Hugh Benson se nos vinieran encima de repente. Quieren transformar la sociedad y dominarla. Y ello pasa por la destrucción de la familia.

Pero, ¿por qué quieren acabar con la familia? ¿Por qué esa obsesión? Pues porque la familia es la célula básica de la sociedad. La familia establece unos lazos, unos vínculos; la familia transmite unos valores que el pensamiento único detesta. La persona, sin familia, sin referencias, sin ningún tipo de anclaje, sin un paraguas que la ampare cuando llegan las crisis o las dificultades; la persona, desvinculada, queda a merced del Estado. De esta manera, una vez tomado el poder, los políticos de turno (todos piensan lo mismo y lo único que se puede pensar) adquieren un poder omnímodo y el Estado se convierten en un nuevo dios, dueño y señor del destino de cada individuo. El Estado se convierte en un ídolo al que hay que adorar para que solucione todos los problemas de la gente: la educación, la sanidad, las pensiones, las prestaciones por desempleo… El hombre queda a merced del Dios Estado Providente que me hará feliz y garantizará mi bienestar a cambio de que sea sumiso y obediente. Con eso, se consigue aplastar a la sociedad civil y a cualquier institución intermedia entre el Estado todopoderoso y la persona. Se acaba así con la libertad y con la democracia y se instaura un nuevo tipo de totalitarismo – con apariencias de democracia – que condenará a cualquiera que se atreva a ir en contra del pensamiento único políticamente correcto.

Marx afirmaba que toda la historia es una lucha de clases, de opresores contra oprimidos, en una batalla que sólo se resolverá cuando los oprimidos se alcen en revolución e impongan una dictadura de los oprimidos. Entonces, la sociedad será totalmente reconstruida y emergerá la sociedad sin clases, libre de conflictos, que asegurará la paz y prosperidad utópicas para todos. Los marxistas clásicos creían que el sistema de clases desaparecería una vez que se eliminara la propiedad privada, se facilitara el divorcio, se forzara la entrada de la mujer al mercado laboral, se colocara a los niños en institutos de cuidado diario y se eliminara la religión. Sin embargo, para los nuevos progresistas, los comunistas fracasaron por concentrarse en soluciones económicas sin atacar directamente a la familia, que es el verdadero origen de la lucha de clases.

En los años 70, tras la Revolución del mayo del 68, los movimientos de izquierda – comunistas, anarquistas, hippies – empezaron a atacar a la familia considerándola como una institución reaccionaria. Entonces se decía que el matrimonio mataba el amor; que cuando se ama a otra persona, no hacían falta contratos ni firmas ni ceremonias. Defendían entonces el “amor libre” y las “parejas de hecho”. Lo ideal era que las parejas vivieran juntas, sin ataduras ni compromisos ni vínculos matrimoniales. Y así, cuando el amor “se acabara”, cada uno se iba por su lado y aquí paz y después gloria. El problema surgía cuando había hijos de por medio y quedaban desamparados tras las separaciones. Así que hubo que regular legalmente las parejas de hecho para que tuvieran los mismos derechos y obligaciones que los matrimonios. Y así se hizo. Pero como hombres y mujeres seguían empeñados en casarse y el plan de acabar con la familia por ese camino había fracasado – o se mostraba claramente insuficiente – , los ideólogos “progresistas” tuvieron que ir más allá: si no podemos destruir a la familia convenciendo a la gente para que no se case, vamos a acabar con la familia procurando que legalmente cualquier cosa sea una familia. Y entonces, se acabó con el discurso del amor libre y decidieron reformular el concepto de matrimonio y propugnar “nuevos modelos de familia”: familias monoparentales, homosexuales… Y todos los que hasta hace un minuto despreciaban el matrimonio y atacaban la institución familiar, se pusieron a reivindicar su derecho a casarse. Y así se ha llegado a la legalización del matrimonio homosexual. Pero créanme: a quienes promueven el matrimonio homosexual, el matrimonio en sí les importa un bledo. Lo que quieren es acabar con la familia tradicional: si cualquier cosa es un matrimonio y una familia, el matrimonio y la familia acaban convirtiéndose en nada. Su objetivo sigue siendo el mismo que cuando predicaban el amor libre. Ni más ni menos.

Hoy en día, las ideologías tradicionales han muerto y los partidos políticos apena se diferencian. Liberales y conservadores han asumido que los principios progresistas son superiores. La derecha ha renunciado a sus propios valores y ha aceptado la superioridad moral de la izquierda. De este modo, al final, todos piensan igual y solo se distinguen unos de otros por alguna que otra receta técnica de carácter fundamentalmente económico. En lo demás, son esencialmente idénticos: cuando los partidos de derecha llegan al poder, lo que hacen es consolidar cada uno de los “avances” que la izquierda ha ido consiguiendo. Lo que ha pasado en España con la legislación sobre el aborto o el matrimonio homosexual resulta sumamente ilustrativo. Hay una serie de ideas de fondo en las que todos están de acuerdo. Se ha llegado a una especie de consenso ideológico transversal. Se mantiene la ficción del pluralismo ideológico y la democracia: puedes votar a distintas opciones. El problema es que todos los partidos son en realidad el mismo partido. Sólo se puede pensar de una manera y quienes se apartan de esa manera de pensar son automáticamente estigmatizados y señalados como peligrosos integristas radicales, lo que supone su muerte social. Predican la libertad y la tolerancia pero, a la hora de la verdad, practican lo contrario.

El instrumento de transformación social que el Pensamiento Único ha asumido como innegociable y que han asumido como propio todos los partidos políticos del arco parlamentario – no sólo las formaciones políticas de izquierda, sino también la derecha liberal pagana y anticristiana – se llama Ideología de Género. Esta ideología considera que los roles del hombre y la mujer no son resultado de la naturaleza, sino de la historia y la cultura. Es la sociedad la que inventó los papeles de hombre y mujer. Según este planteamiento, para conseguir la igualdad definitiva entre hombre y mujer sería necesario:

a) Cambiar los roles masculinos y femeninos existentes: hay que deconstruir(destruir) los roles del hombre y la mujer. En realidad, el ser humano nace sexualmente neutral. Más tarde, es socializado en hombre o en mujer. Esta socialización afecta de manera negativa a la mujer. Por ello las feministas proponen depurar la educación y los medios de comunicación de todo estereotipo de género.

Los ideólogos del Pensamiento Único saben muy bien que la educación, los medios de comunicación y los productos culturales (series de televisión, películas, teatro, literatura…) son instrumentos que deben dominar y controlar para transmitir su ideología. Por eso en todas las series de televisión hay su cuota de homosexuales, con el fin de normalizar y visibilizar la realidad que ellos quieren imponer. Por eso, en esas mismas series de televisión, los católicos siempre aparecemos como personajes patéticos, reaccionarios, ridículos, deleznables e hipócritas.

b) Cambiar el lenguaje: el Nuevo Orden Mundial pretende también transformar nuestra manera de hablar y de escribir porque consideran que el idioma es machista e “invisibiliza” a la mujer. Por eso se han inventado una nueva lengua “igualitaria” (como la neolengua orwelliana). Tienen que cambiar el lenguaje para cambiar el pensamiento y transformar la realidad. En esta nueva jerga, por ejemplo, se eliminan todas las palabras que incluyen lo femenino dentro de lo masculino. Así en vez de “los alumnos de esa clase” se dirá “los alumnos y alumnas de esa clase”. O se cambiarán términos como “Asociación de Padres” por “Asociación de Padres y Madres”. También están promoviendo el uso de la grafía “@” para incluir a los dos géneros de una palabra a la vez. Su pasión revolucionaria les lleva a pretender modificar nuestro lenguaje. Ya no les vale el español de Cervantes, Lorca o Rafael Alberti. Y en ciertos ámbitos, supuestamente “ilustrados” (políticos, psicólogos, periodistas, profesores…), esta ideología está calando de manera tan llamativa, como lamentablemente reveladora del nivel de servilismo y mediocridad de buena parte de la supuesta intelectualidad contemporánea. De nada vale lo que pueda decir la Real Academia Española de la Lengua ni los escritores que siguen manteniendo una pizca de libertad.

c) Fomentar diferentes formas de contacto sexual como parte de la igualdad: se reclama el reconocimiento del derecho hedonista al placer sexual, libremente deseado, sin vinculación necesaria a la afectividad (al amor); sin que se limite al matrimonio, a la heterosexualidad o a la procreación. Ya no existen dos sexos. Existen cinco géneros: heterosexual masculino, heterosexual femenino, gay, lesbiana y bisexual; sin olvidar la transexualidad (incoherencia entre sexuación de cuerpo e identidad de género, que les lleva a someterse a intervenciones quirúrgicas de cambio de sexo), el transgenismo (los que desean cambiar su identidad de género, pero sin transformar su cuerpo), o el travestismo (placer erótico que surge de vestirse con ropa del otro sexo).

En este sentido, la Ideología de Género incluye como parte esencial de su agenda la promoción de la “libre elección” en asuntos reproductivos y de “estilo de vida”. “Libre elección de reproducción” es la expresión clave para referirse al aborto libre; mientras que “estilo de vida” apunta a promover la homosexualidad y toda forma de sexualidad “alternativa”.

El homosexualismo político pretende “normalizar” comportamientos ciertamente rechazables moralmente para un católico. Su objetivo es cambiar la sociedad, nuestra cultura y nuestra civilización a través de cambios legislativos que redefinan las evidencias antropológicas y biológicas. Por ejemplo, pretenden perseguir penalmente a quienes afirmamos que los actos homosexuales constituyen una grave depravación moral. Así, todos los que no compartimos sus opiniones somos acusados de “homofobia”.

La asignatura de Educación para la Ciudadanía que implantó la LOE – evaluable y obligatoria, al contrario que la Religión – se inscribe dentro de esta política de adoctrinamiento ideológico, de agitación y propaganda (el agitpro de toda la vida), al servicio de la nueva revolución del arco iris y del Pensamiento Único.

La Ideología de Género tiene una vocación sustancialmente totalitaria. Sólo pueden ser considerados demócratas aquellos que piensan como ellos. Y todos los que pensamos de manera diferente somos carcundia reaccionaria y casposa. Se trata de una concepción de la democracia al estilo de la antigua “República Democrática Alemana”. Los que nos apartamos del pensamiento políticamente correcto somos ciudadanos de segunda a los que hay que eliminar, reeducar o reducir al ostracismo (eso ya lo hacía papá Stalin). De ahí el constante acoso a los católicos y a todos cuantos se oponen a esta nueva revolución silenciosa, a esta nueva dictadura a la que nos quieren someter. Porque una vez que todo el arco político ha aceptado y asumido el pensamiento único, el único adversario que les queda a quienes promueven la Ideología de Género es la Iglesia Católica, que mantiene los principios morales cristianos y se opone radicalmente a esta Ideología totalitaria.

“Los códigos culturales profundamente enraizados, las creencias religiosas y las fobias estructurales han de modificarse. Los gobiernos deben emplear sus recursos coercitivos para redefinir los dogmas religiosos tradicionales”: son palabras recientes y muy reveladoras de Hilary Clinton. Espeluznante: mentalidad totalitaria pura y dura. Por este camino, llegaremos a la ilegalización de la religión católica. Con lemas como “arderéis como en el 36” o “la única iglesia que ilumina es la iglesia que arde”; con asaltos “pacíficos” a nuestras capillas; con la propagación del odio hacia los católicos, no tardaremos en encontrar a grupos descontrolados y violentos que pongan la bala donde otros han puesto previamente la diana. Lo mismo que ocurrió en los años treinta cuando los “descontrolados” se dedicaron a quemar iglesias y a fusilar a fieles católicos, a curas y a obispos.

Ante esta amenaza totalitaria, reivindico el derecho a la disidencia, a pensar como me dé la gana, a definirme como católico y a defender los valores cristianos que desde hace siglos configuran la cultura y la historia de España y de Europa.

Los católicos tenemos derecho a serlo, a vivir conforme a nuestros principios morales, a celebrar nuestros sacramentos “como Dios manda” y no como le gustaría al “lobby gay”; a vivir como ciudadanos libres en una sociedad plural. Nosotros no queremos imponer nada a nadie. Y la Iglesia no cierra sus puertas a nadie ni excluye a nadie. Pero la Iglesia tiene el deber de conservar y transmitir la fe en su integridad: guste más o guste menos. La Iglesia tiene la obligación de predicar el Evangelio y la doctrina que ha llegado hasta nosotros por la tradición apostólica y por las palabras y la vida de los Santos. La salvación que anuncia la Iglesia pasa por la conversión de todos a Cristo. Cristo murió y resucitó para salvarnos a todos: si queremos. Pero esa salvación pasa, insisto, por la conversión; es decir, por cambiar nuestra manera de vivir para hacerlo conforme a los Mandamientos de la Ley de Dios. Lo que la Iglesia nunca podrá hacer es adaptarse a los gustos del mundo ni acomodar su predicación al pensamiento o a las imposiciones de los poderosos de este mundo o de los grupos de presión. No vamos a permitir que el pensamiento único nos obligue a renunciar a nuestros principios ni nadie nos va a obligar a redefinir nuestros dogmas, nuestro catecismo o nuestros sacramentos para adaptarlos a lo que le agrade al mundo. No vamos a adorar al Dios Estado ni vamos a plegarnos a las exigencias de los enemigos de Cristo y de la Iglesia. “Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno” (Mt 10, 28). “Nos acosan por todas partes, pero no hasta el punto de abatirnos; estamos en apuros, pero sin llegar a ser presa de la desesperación; nos persiguen, pero no quedamos abandonados; nos derriban, pero no consiguen rematarnos” (2 Cor 4, 8-9). Se avecinan tiempos recios.



Pedro Luis Llera