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No sé cómo se habrá sentido en el cielo el bueno de San Pedro, al ver su Plaza engalanada para la vigilia masónico-espectacular del pasado día 7 de diciembre. Al fin y al cabo su cuerpo está enterrado en las Grutas Vaticanas, y la cúpula de la Basílica que lleva su nombre ha sido referencia -durante siglos-, para toda la Cristiandad. Tampoco sé cómo se sentirán en la eternidad los papas que construyeron la Basílica del Príncipe de los Apóstoles. Y mucho menos los Miguel Angel, Berninis y demás artistas que pusieron su genialidad al servicio de la Iglesia para edificar la gloriosa Sede de Pedro, donde reside el Vicario de Cristo, mucho antes de que el propio Vicario peleara por ser considerado exclusivamente Obispo de Roma. Como si uno pudiera escaparse de uno de los títulos, escondiendo el otro.
Confieso que me he quedado de piedra cuando he visto en las tabletas de mis novicios el espectacular montaje, la asombrosa puesta en escena y la llamativa exhibición, fascinante, vistosa y lujosa. En estos temas nadie dice que la Iglesia debe ser pobre. Eso lo aplican solamente a los cálices y copones de la liturgia y a los apartamentos de los cardenales a los que se quiere defenestrar (por lo visto, los cardenales “amigos” deben vivir en casas de caña). Yo no entiendo mucho de finanzas, pero que no me digan que esto ha costado poco dinero. Seguro que nos dirán que ha sido financiado por diversas empresas más o menos integradas en la MUI (Masones Unidos Internacionales), pero cualquier cristiano-progre-francisquista diría que ese dinero se le podría haber dado a los pobres…. y seguro que la MUI habrá hecho un sustancioso donativo.
El caso es que se ha llevado a cabo una demostración de luz, color y sonido llamada Fiat Lux: Iluminando la Casa Común. He de confesar que eso de la Casa Común ya de por sí me hace encapotar las orejas y se me agolpan las moscas detrás de los pabellones auditivos. Ya de entrada suena a masónico y por supuesto a Laudato Si (que es la versión masónico-descarada de la ecología cristiana de los últimos tiempos). Digan lo que digan los pusilánimes. Ecología anticristiana, compulsiva, recurrente y anti-sobrenatural. Y pesadita. Y cursi. Pero muy peligrosa. Y herética.
Le he explicado a mis novicios modernistas que esta ecología es evidentemente anti-sobrenatural. Mira la Tierra y la Creación, no como creaturas de Dios y hechura de sus manos, sino como una suerte de resultados de una Magna Evolución, en la que brilla por su ausencia el Dios Uno y Trino de la Escritura. Y el pecado original, claro está. Que se lo digan a Teilhard de Chardin, que de esto entendía un montón y como no tenía prejuicios, soltaba herejías con toda naturalidad. Pío XII lo puso en solfa y… cómo no, fue rehabilitado después por los Pontífices Modernos. Francisco es un admirador suyo, claro. Dos y dos son cuatro.
El horroroso espectáculo estuvo montado a base de penumbras, sombras y tinieblas; lo cual indica -según mi personal parecer-, una providencial catequesis de la situación actual del Vaticano y de la Iglesia. Hay que ver entera la proyección.
Del mismo modo que en la Iglesia de siempre se enseñaron las verdades de Fe con la adecuada catequesis de retablos, imágenes y orfebrería, la Iglesia Actual catequiza a sus fieles en plena Plaza de San Pedro sobre la Nueva Era, el Ecologismo y el Clima. No hay que ser muy espabilado para comprender que lo que se estaba proyectando en la Vigilia de la Inmaculada no era sino la exteriorización y patentización de un Vaticano sórdido, embadurnado de New Age, arrodillado ante el mundo y en sintonía con los proyectos neo-mundiales más anticristianos. Hasta la música elegida destila un sabor de amarga desilusión. Y las sombras de Mordor por allí, paseándose.
Y los lobos acechando a la Cristiandad, seguros de que no hay Pastor alguno que salve al Rebaño. Estas imágenes me recuerdan lo de San Pedro y “el diablo como león rugiente acechando y buscando a quién devorar”….
Todo esto justamente la noche antes de la apertura de la Puerta Santa por la que hay que pasar para que el Señor -que es misericordioso-, nos perdone. Ya dijo Francisco en su homilía de la Misa que hay que abandonar la idea de un Dios que castiga y ampararse en un Dios que perdona. Una vez que han sido borrados del mapa la necesidad de la Redención, el pecado original y la existencia misma del pecado personal, se tiene que acabar necesariamente en que la única salvación es la del planeta; y los verdaderos pecados, los que se cometen contra el medio ambiente. Y que no se me olvide la intolerancia, que es el peor de todos. Y para muestra, estos dos datos de última hora:
- El primero es que por fin ha aparecido en la predicación de Francisco el Feminismo Teológico, para gusto y disfrute de monjas americanas y europeas y teólogos de nota reivindicativos. He de reconocer que hace ya tiempo que esperaba su aparición: Dios es Padre y Madre. Casualmente el ecologismo cristiano reivindica el título de Madre para Dios. Como una suerte de Madre Tierra (a la que al final quedará reducido). Francisco hace algo más que un guiño a la Teología Feminista, que estaba esperando que se abriera la Puerta de la Misericordia para ella. Féminas-Teólogas y Teólogos-Feministas han recibido ya el primer gesto del Papa en este año de la Misericordia: no estáis tan equivocados. Dios es Padre y Madre.
- El segundo es que no hay que intentar convertir a los judíos -lea aquí el disparate-, porque ellos también están en la promesa de Dios. Toma ya. Este debe ser el segundo gesto del papa en este año de la Misericordia: Los judíos no tienen que convertirse. No hace falta. Ellos no están en el grupo de hipócritas y fariseos que deberían pasarse el año entero debajo de la puerta santa, aunque probablemente ni por esas los perdone Dios.
Mis novicios dicen que soy un exagerado. Que hiperbolizo, exorbito y dramatizo. Yo les he animado a que relacionen todos estos términos: Ecología, Masonería, New Age, Multiculturalismo, Religión universal e Ideología de género. Siempre los verán relacionados de alguna manera. Incluso en algún discurso que otro que yo me sé. Dicen los malvados que es la puesta en marcha de la agenda del Cardenal Martini (que en paz descanse). Desde luego. Pero al fin y al cabo la agenda de Martini no era más que un aperitivo de la agenda diabólica. Mientras Dios lo permita.
Pues bien: yo sigo pensando que Dios se ha revelado como Padre y que Dios es Padre y no Madre. Y sigo pensando asimismo que los judíos tienen que convertirse para salvarse, porque no han creído en el Hijo de Dios.
Cualquier otra cosa que se diga es una falsedad, un engaño, un timo, una falacia y una superchería. Lo diga Agamenón o lo diga su porquero …
Todo esto justamente la noche antes de la apertura de la Puerta Santa por la que hay que pasar para que el Señor -que es misericordioso-, nos perdone. Ya dijo Francisco en su homilía de la Misa que hay que abandonar la idea de un Dios que castiga y ampararse en un Dios que perdona. Una vez que han sido borrados del mapa la necesidad de la Redención, el pecado original y la existencia misma del pecado personal, se tiene que acabar necesariamente en que la única salvación es la del planeta; y los verdaderos pecados, los que se cometen contra el medio ambiente. Y que no se me olvide la intolerancia, que es el peor de todos. Y para muestra, estos dos datos de última hora:
- El primero es que por fin ha aparecido en la predicación de Francisco el Feminismo Teológico, para gusto y disfrute de monjas americanas y europeas y teólogos de nota reivindicativos. He de reconocer que hace ya tiempo que esperaba su aparición: Dios es Padre y Madre. Casualmente el ecologismo cristiano reivindica el título de Madre para Dios. Como una suerte de Madre Tierra (a la que al final quedará reducido). Francisco hace algo más que un guiño a la Teología Feminista, que estaba esperando que se abriera la Puerta de la Misericordia para ella. Féminas-Teólogas y Teólogos-Feministas han recibido ya el primer gesto del Papa en este año de la Misericordia: no estáis tan equivocados. Dios es Padre y Madre.
- El segundo es que no hay que intentar convertir a los judíos -lea aquí el disparate-, porque ellos también están en la promesa de Dios. Toma ya. Este debe ser el segundo gesto del papa en este año de la Misericordia: Los judíos no tienen que convertirse. No hace falta. Ellos no están en el grupo de hipócritas y fariseos que deberían pasarse el año entero debajo de la puerta santa, aunque probablemente ni por esas los perdone Dios.
Mis novicios dicen que soy un exagerado. Que hiperbolizo, exorbito y dramatizo. Yo les he animado a que relacionen todos estos términos: Ecología, Masonería, New Age, Multiculturalismo, Religión universal e Ideología de género. Siempre los verán relacionados de alguna manera. Incluso en algún discurso que otro que yo me sé. Dicen los malvados que es la puesta en marcha de la agenda del Cardenal Martini (que en paz descanse). Desde luego. Pero al fin y al cabo la agenda de Martini no era más que un aperitivo de la agenda diabólica. Mientras Dios lo permita.
Pues bien: yo sigo pensando que Dios se ha revelado como Padre y que Dios es Padre y no Madre. Y sigo pensando asimismo que los judíos tienen que convertirse para salvarse, porque no han creído en el Hijo de Dios.
Cualquier otra cosa que se diga es una falsedad, un engaño, un timo, una falacia y una superchería. Lo diga Agamenón o lo diga su porquero …
Fray Gerundio
NOTA. En el mismo sentido en el que se mueve Fray Gerundio podemos leer la entrada de Denzinger-Bergoglio ¿Acaso ya no ama Dios al pueblo hebreo ni quiere su conversión? ¿Es que se salvan los judíos siguiendo la Ley Antigua? ¿Tienen los ritos judíos la misma eficacia salvífica que los sacramentos? ¿Es que ahora tenemos dos caminos para la salvación – la Antigua y la Nueva Alianza? … Conozcamos la doctrina veinte veces secular de la Santa Iglesia para así amar de verdad a los judíos y tener las cosas claras. Entra aquí