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sábado, 30 de enero de 2016

Lutero, el colega (por Fray Gerundio)

Nuevo artículo de Fray Gerundio, irónico y mordaz, como siempre, pero veraz.


El anuncio de la visita papal a Suecia para conmemorar el 500 aniversario de la Reforma [puede verse también pinchando aquí], ha desatado las protestas de los pepinillos en vinagre, fariseos y tradicionalistas. Como se pasan el tiempo tristes y quejosos por todo y no se abren al Espíritu, basta con publicar una noticia cualquiera y estos fariseos de nuevo cuño se lanzan a conspirar -según unos-, o desear la muerte del Pontífice, según otros. Yo no deseo la muerte de nadie; pero me doy por aludido, aunque sea aquí en mi humilde celda del monasterio y con la nieve ya comenzando a caer.

Si hubiera en la Santa Sede un Defensor del Pueblo o un Observatorio de los Derechos Humanos (de esos que tanto gusta a los progres y al propio Papa), yo enviaría con gusto alguna que otra denuncia de agresión verbal, doctrinal o visual. Porque hay que ver la cara que se le pone al Pontífice cuando habla de nosotros. Si no fuera porque me da cierto temor, diría que se le pone la cara de pepinillo en vinagre postconciliar, que tiene mucha menos solera que el vinagre de veinte siglos que llevamos nosotros. El vinagre postconciliar es muy tóxico, porque aunque en la etiqueta de la botella dice que es ideal para un buen diálogo, te machaca las entrañas en cuanto lo pruebas un poco.

El caso es que todo el mundo está revuelto en mi convento, porque esto de la visita del papa a Suecia les parece un maravilloso gesto: espectacular y monumental. Algunos frailes de mochila en ristre, ya están preguntando si pueden asistir al evento. Otros han comentado que van a hacer un musical para la visita, unas guías del peregrino, actividades extra conmemorativas, así como visitas a otras iglesias luteranas de Noruega y Finlandia.

Y como siempre, -¡maldita sea!-, me han preguntado mi opinión. Yo he dicho con cierto temor que sí me parece un gesto espectacular y monumental … pero más bien un gesto de descaro pontificio, de pisoteo del catolicismo y desprecio hacia los católicos de todos los tiempos, empezando por los mártires. Me parece una desvergüenza irrespetuosa de tal calado, que espero que tal visita no se realice jamás. Mi querido hermano de hábito Fray Malaquías (que profesó seis años antes que yo) y está el pobre para entrar en la eternidad cualquier día de éstos, me ha dicho que no me preocupe, porque no se realizará.

Yo no lo sé, ni quiero hacerme el profeta. Solamente sé que el mero planteamiento de la visita es ya de por sí descarado y ofensivo. Este colegueo con Lutero es digno de un Juzgado de Guardia (si es que en Roma lo hubiera) y, por supuesto, indignará al propio Lutero que desde su morada eterna bramará contra esta conmemoración de sus discípulos suecos, junto al Representante de la Babilonia del tercer milenio.

Muchos ingenuos andan publicando las frases que Lutero vomitaba contra la Iglesia Católica, intentando hacer ver cómo se las gastaba este pobre frailecito agustino. Como si en Santa Marta no las conocieran y como si eso animara a Francisco a cancelar el billete a Suecia. De eso nada. No hay que olvidar que estamos en el año de la misericordia. Y hay que perdonar. No importa que Lutero dividiera a la Cristiandad, blasfemara contra Jesucristo y la Virgen María, destruyera la Misa y los Sacramentos y un etcétera larguísimo. No importa. Lo que importa es que Lutero es ya nuestro colega, nuestro compinche y nuestro héroe. Con qué amor a la verdad y con qué sinceridad destruyó la Cristiandad. Con qué valor bendijo la matanza de campesinos. Con qué delicadeza habló al Papa y con qué sutileza vivió el evangelio.

En este ambiente se encuentra confortable el Obispo de Roma. No cabe duda que esto es mucho más asequible que el tradicionalismo enquistado, enrocado, sacramentalizado, doctrinizado y farisaico. Viva Lutero. Celebraremos juntos este admirable y santo evento de la Cristiandad. Celebremos con champán el hundimiento del Titanic, el terremoto de Haití y la caída de las Torres Gemelas. Viva Lutero y viva la madre que lo alumbró. Rezaremos juntos al Cristo de Lutero y, para no enfadarlo, quitaremos de Cristo todo lo que a él no le gustara. Como si fuera un ayatolá iraní de visita en Roma.

Esta noticia no tiene nada de particular, después de tantos años en los que el protestantismo y Lutero mismo se han infiltrado en la Iglesia por la puerta grande. Yo creo que cualquier encuesta sobre la doctrina cristiana hecha a seminaristas, catequistas, sacerdotes y obispos dejaría bien a las claras que la mayoría de ellos son protestantes de hecho. El colega Lutero ya no es visto como en otros tiempos (¡puaj!) con recelo y cuidado. No. Ahora es nuestro compinche, nuestro amigote y nuestro compadre.

Cuando el Señor habló de los Pastores Mercenarios (o sea, los malos pastores), dijo que ellos abandonaban el rebaño cuando venía el lobo y dejaban a las ovejas más solas que la una ante tamaño peligro. Bueno, estos son los pastores a los que les importa poco el rebaño y no tienen amor por las ovejas.

Creo que hay otro tipo de Pastor (aunque no quiero enmedarle la plana al Señor): es el pastor que no ama a las ovejas y no cuida del rebaño, pero que cuando llega el lobo se pone a jugar con él a las cartas, se toma unos chatos de vino con él y coleguea a base de bien. Y le va pidiendo perdón porque hay algunas ovejas protestonas que claman por el Buen Pastor. Seguramente le dirá: Cómete primero a ésas, que son preconciliares. El pastor mercenario no es que deje la puerta abierta y salga huyendo. Es que abre la puerta al lobo y le indica dónde está el aperitivo, mientras se juega unas canicas con él.

Dice el conocido Salmo que Dios es lento a la cólera y rico en misericordia. Es la moda vaticana enfrascarse en la segunda parte del versículo. Para eso estamos en el año de la misericordia. Pero la lentitud no equivale a la ausencia de movimiento. Lento a la cólera puede significar que tarda en reaccionar, porque sigue dando oportunidades de arrepentimiento. Pero no significa en modo alguno que no llegue el momento de la cólera. Al menos en castellano vulgar. No sé los exegetas purpurados cómo lo interpretarán. Pero es posible que después del año de la misericordia tengamos que organizar el año de la cólera. Más que nada, para equilibrar fuerzas y sentimientos.

Ahora que lo pienso, es posible que Fray Malaquías tenga razón. Dios dirá.


Fray Gerundio

viernes, 29 de enero de 2016

Refutamiento de los errores acerca de la Inquisición española (Rafael María Molina, historiador)


Artículo sacado de Adelante la Fe

En los anales de la historia comprobamos que muchos de las acciones que se atribuyen a una persona o institución no corresponden con la realidad. Se presenta más bien lo errático que tuvo más que lo virtuoso. Por ello, nos vemos en la necesidad de tratar el tribunal de la Santa Inquisición Española como un tribunal que impartió la justicia de la época, mejorándola con su benevolencia. Tanto es así que muchos de los criminales del momento querian pasarse por herejes para ser juzgados por el Santo Oficio de la Inquisición.

La Inquisición Española favoreció el que en España no se produjeran guerras civiles o que no se infectara las almas con herejías peligrosas. Destacar, asímismo, que durante la presencia del Tribunal de la Santa Inquisición en España, no se encuentra ninguna revuelta popular contra la misma, señal clara de que el pueblo, bien católico, quería dicho tribunal para la buena marcha de la patria.

El historiador D. Rafael María Molina, con breves comentarios, nos sitúa en la realidad de los hechos tal y como sucedieron o acontecieron, sirviendo simplemente como un avance de un estudio aún mayor que resolvería de lleno la leyenda negra que contra el Tribunal de la Santa Inquisición Española se ha vertido.

Duración 14 minutos

El secreto para ser feliz: vuelve a nacer (Eulogio López)


Háganme el favor de leer este párrafo de Gilbert Chesterton (en la imagen): 

“Los seres humanos son felices mientras conservan el poder receptivo y el poder de reaccionar con sorpresa y gratitud a algo exterior.

Mientras tengan esto tendrán, como lo han declarado siempre los más grandes genios, ese algo que está presente en la niñez y que puede preservar y vigorizar la virilidad.

En cuanto el yo interior se siente conscientemente como algo superior a cualquiera de los dones que puede recibir, o a cualquiera de las aventuras de las que puede disfrutar, aparece una especie de melindrería que se devora a sí misma y un desencanto por anticipado, que cumple con todos los emblemas tartáreos de sed y desesperación”
.

En otras palabras, si has perdido la capacidad de asombro, si no miras el mundo como un niño, para el que todo es nuevo, no sueñes con realizarte ni con ser feliz.

Es de Chesterton, también, esta otra idea complementaria: la primera forma de pensamiento es el agradecimiento. El agradecimiento por estar vivo, por haber sido creado, por poder disfrutar de un mundo.

Si no, la melindrería y el desencanto: el tedio feroz que constituye la marca del infierno.

Así que ya lo sabes: vuelve a nacer.

Eulogio López
eulogio@hispanidad.com

Iglesias: Tú, soberbia, ¿de qué? (Eulogio López)


Duración 1:35 minutos

Realidad del pecado. La cruz de Cristo, única salvación posible



El artículo correspondiente se encuentra en mi otro blog, al cual se puede enlazar desde aquí directamente, haciendo clic en los puntos correspondientes, según el número de post, ya que son varios:  (1) (2) (3) (4) (5) (6)

jueves, 28 de enero de 2016

Liberación de Auschwitz. Margallo se olvidó de los católicos (Eulogio López)


En el Congreso de los Diputados se ha celebrado un homenaje a la liberación de Auschwitz. Un 27 de enero de 1945, por las tropas soviéticas. ¡Bien! Auschwitz es una vergüenza y los judíos se llevaron la peor parte. Merecen que se les homenajee.

Y entonces es cuando el titular de Exteriores, García Margallo sube a la tribuna y se arruga, es decir, se vuelve políticamente correcto. Sí, porque quien es la mejor cabeza -no me cansaré de repetirlo- del Gobierno Rajoy ha recordado a las víctimas judías, a los víctimas gitanas, a los disminuidos, a los homosexuales y a los testigos de Jehová. Pero, miren por dónde, a los católicos ni mencionarles.

Y debería, porque resulta que el primer enemigo que tuvo Hitler fue la Iglesia católica, quecondenó el nazismo antes que lo hiciera el Congreso Judío. Y no sólo eso: Auschwitz comenzó con los alemanes llenándolo de polacos, católicos en su inmensa mayoría.

Y si quieren establecer una relación aún más próxima entre la persecución nazi y los católicos no tienen más que recurrir al campo de exterminio de concentración de Dachau, el mayor monasterio del mundo, donde Hitler se vengó a gusto de la Iglesia católica en sus sacerdotes.

Homenajeemos a los judíos a los gitanos, a los homosexuales, a los disminuidos, a los testigos de Jehová… pero no nos olvidemos de los católicos.


Eulogio López
eulogio@hispanidad.com

domingo, 24 de enero de 2016

¿Es posible que tengamos un Papa hereje? Anexo Final(Juan Andrés de Jorge)




Imposible terminar esta serie de entradas sin hacer referencia a la anterior entrada del padre Alfonso Gálvez que, de alguna manera, está relacionada también con esta idea del Papa hereje. Leyendo sus escritos y escuchándolo se ve claramente que es un hombre de Dios, de esos de los que tan necesitada está hoy nuestra Iglesia.

Lo que sigue son palabras del padre Alfonso, sacadas de alguno de sus libros, y está tomado del artículo del padre Juan Andrés de Jorge, al que hacíamos referencia al comienzo de este estudio y cuyo título era "Sobre la posibilidad de un Papa hereje y la pérdida de su jurisdicción". Dice lo siguiente:

A los que hemos conocido y vivido la doctrina de siempre, no nos queda sino vivir de añoranzas. . . y de confianza en Dios, de quien estamos seguros que cuidará de su Iglesia. De todos modos, puesto que nos profesamos católicos, seguimos dispuestos a prestar nuestra obediencia y fidelidad a la Jerarquía, tal como siempre lo hemos hecho y tal como lo seguiremos haciendo con la ayuda de Dios.

Doctrinalmente, sin embargo, quizá no valga la pena inquietarse demasiado. Puesto que, según hemos visto, el nuevo Magisterio jamás ha querido imponer su autoridad, confiándolo todo al diálogo y a la discusión, sin pretender tocar para nada, conforme a sus repetidas afirmaciones, los dogmas y las doctrinas establecidas ..., cuando el católico, por lo tanto, desee atenerse a una enseñanza segura, necesariamente habrá de acudir a las establecidas como tales por un Magisterio que sí que comprometió su autoridad (aunque no siempre lo hiciera bajo la forma oficial de definiciones infalibles); que es justamente lo que había venido sucediendo hasta el Concilio Vaticano II.

En cuanto a las nuevas doctrinas, creo que son compatibles, por nuestra parte, con una actitud de respeto a la Jerarquía, cuya legitimidad en modo alguno vamos a negar. Es muy posible que a los católicos a quienes nos ha correspondido vivir en esta etapa de la Historia de la Iglesia y del Mundo, Dios haya querido probar más intensamente en la Fe y la fidelidad. O quizá ha sido su voluntad la de que compartamos más íntimamente la Pasión de Cristo, para que también nosotros, como San Pablo, completemos en nuestras vidas lo que falta a los sufrimientos de Cristo en beneficio de su Cuerpo, que es la Iglesia (Col 1:24). En definitiva, las Puertas del Infierno no prevalecerán contra Ella, y si es verdad, como ciertamente lo es, que el cristiano vive de la Fe (Ro 1:17), también es cierto que alimenta su vida de una esperanza que nunca será confundida (Ro 5:5).

En consecuencia, se avanzan dos grandes desafíos:

1. Ante el hecho de las novedades que se han dado en la doctrina de la Iglesia tanto en el Vaticano II como por parte de los Papas conciliares, y en virtud de que nunca han pretendido ni aquél ni éstos hablar dogmáticamente, se debe seguir [siempre] la Doctrina segura Tradicional declarada como Dogmática.

2. La obediencia verdadera y sacrificial a la auténtica Jerarquía de la Iglesia, con independencia de su grado de corrupción. El límite a la obediencia a la auténtica Jerarquía estaría en el mandato claramente inmoral o contra la fe.


Padre Alfonso Gálvez

sábado, 23 de enero de 2016

¿Es posible que tengamos un Papa hereje? (7 de 7)(Juan Andrés de Jorge)



Después de todo lo que venimos diciendo es evidente que nos encontramos ante un Papa conflictivo que, por las razones que sean, odia lo Tradicional, como lo ha venido manifestando reiteradamente, un día sí y otro también, tanto en sus dichos y homilías de santa Marta como en sus hechos. Muy ilustrativo es, a este respecto, el artículo de Fray Gerundio de la anterior entrada.  

No sin razón ha sido llamado "el Papa de todos" (título de un voluminoso libro) pues, por lo que parece, en la Iglesia caben todos los hombres: protestantes, anglicanos, judíos, musulmanes ... e incluso los que no creen en nada. El secreto es el "amor", tal como se ve reflejado en el vídeo de intenciones de oración del Papa Francisco para enero de 2016. Eso sí: lo importante no es la verdad "verdadera" sino "lo que cada uno sienta". Se ha desplazado "el ser" por "el sentir". Ése es el auténtico problema. Se ha perdido la fe.

¿Dónde quedan las palabras de Jesús cuando dijo de Sí mismo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por Mí" (Jn 14, 6)?. ¿Por qué tenemos que avergonzarnos de ser lo que somos, es decir, de ser cristianos, cuando esa es la gracia más grande que hemos recibido? Es mucho lo que nos estamos jugando si somos cobardes, pues Jesús, que es rico en misericordia, dijo, sin embargo, y con toda claridad: "El que se avergüence de Mí y de mis Palabras, de él se avergonzará el Hijo del hombre cuando venga en su Gloria, en la del Padre y en la de los santos ángeles?"(Lc 9, 26) 

En el famoso vídeo no se afirma de modo explícito que todas las religiones son iguales, pero una imagen (un vídeo en este caso) vale más que mil palabras. Lo que entra por los ojos es lo que más cala. Y aunque se diga que formalmente no hay herejía, tal afirmación habría que ponerla en entredicho. Cierto que tales palabras de "igualdad de religiones" no han sido dichas; sin embargo esa es la idea que queda en la mente una vez visto el vídeo, que es lo que importa. Y tal idea es claramente herética. 

Equiparar a la Religión católica con las demás, como una "religión" más, equivale a decir que lo mismo da tener una religión que otra o incluso no tener ninguna, como en el caso de los budistas, que son ateos. Esto me recuerda el Panteón de los dioses; unos dioses "inventados" por los hombres: el dios Marte o dios de la guerra, la diosa Venus o diosa de la belleza, etc ... como si se quisiera que Jesús pasara a ser un dios más de ese panteón.

Si los primeros cristianos no hubieran creído que su Religión era la única verdadera, puesto que no fue un invento humano, sino una manifestación de Dios al hombre, si no hubieran estado convencidos de que Jesucristo era verdaderamente Dios, el único Dios, Aquel del que se dice: "Adorarás al Señor tu Dios y a Él solo servirás" (Lc 4, 8; Dt 6, 13). "No seguiréis a otros dioses, de los dioses de los pueblos que os rodeen" (Dt 6, 14) ... si hubieran "apostado" por el "diálogo" entre religiones, como hoy se está haciendo, ... , ello les habría librado de la muerte, pero habrían sido infieles a Dios. ¿Qué sentido podría tener, entonces, su vida? Ellos amaban a su Maestro, porque sabían muy bien que eran amados por Él con un amor único. Y así como Cristo dio su vida por ellos por Amor, ahora ellos tenían la oportunidad de responderle de la misma manera ... y prefirieron morir antes que renegar de su Amigo y Señor. Por eso ahora los veneramos como mártires y gracias a ellos el Cristianismo, surgiendo de la nada, se extendió por todo el mundo. 

Y actuaron así porque estaban seguros de que no existe "ningún otro Nombre bajo el cielo, dado a los hombres, [y no inventado por ellos] por el que éstos se puedan salvar"  (Hech 4, 12) y de que "en esta vida no tenemos morada permanente" (2 Cor 5, 1). Ellos no consideraron, en ningún momento, que Cristo era tan solo un dios más dentro del conjunto de dioses de las distintas culturas. Ello les valió la muerte. Pero lo tenían muy claro: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hech 5, 29). Y es más: cuando del Sanedrín "llamaron a los Apóstoles y les azotaron y les ordenaron que no hablaran más en el Nombre de Jesús ... ellos salieron de allí dichosos, porque habían sido dignos de ser ultrajados a causa de ese Nombre" (Hech 5, 40-41).

Teniendo en cuenta que "el que ama la verdad, viene a la Luz" (Jn 3, 21). Y que Jesús dijo: "Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8, 12) ... si amamos la verdad, tenemos que acudir a la Luz, que es Jesucristo. No tenemos otra alternativa. Él es la piedra angular contra la que se estrellarán todos los que quieran destronarlo de su vida: "Quien caiga sobre esta piedra se destrozará y al que le caiga encima lo aplastará" (Mt 21, 44).

Dicho todo lo cual y volviendo sobre el tema que nos ocupa, y si amamos la verdad "de verdad", tenemos que concluir que el vídeo, tantas veces aludido, es una gran mentira presentada, además, con aires de verdad y haciendo un uso blasfemo de la palabra amor. El verdadero amor lo es sólo hacia Jesucristo y de Jesucristo hacia nosotros, porque sólo Él dio su vida para salvarnos: ni Allah, ni Buda, ni ningún otro Dios abstracto hizo tal cosa.

Esto dijo Jesucristo a los judíos: "Vosotros tenéis por padre al Diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Él era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque en él no hay verdad. Cuando dice la mentira, habla de lo suyo, porque es mentiroso y padre de la mentira. Pero a Mí, que os digo la verdad, no me creéis" (Jn 8, 44-45). 

Si aplicamos la lógica y toda mentira procede del padre de la mentira, dicho vídeo que, en el mejor de los casos, genera confusión y que está, por lo tanto, lleno de mentiras, no puede venir ni estar inspirado por Aquél que es la verdad ... y sólo Él es la Verdad.


En mi modesta opinión -y con los argumentos que he aportado- debo concluir que nos encontramos ante un vídeo que o es herético, claramente [yo apostaría por esto] y, si no lo es, roza la herejía y produce escándalo en el pueblo cristiano: va en contra de todo lo que ha enseñado la Iglesia durante veinte siglos; y se avergüenza de Jesucristo. No hay una verdad absoluta. No se puede tener seguridades. Cada uno tiene su verdad. Lo que importa es vivir y dejar vivir. Y si se vive conforme a lo que uno ha recibido de sus padres actúa bien. El proselitismo es una solemne tontería. Y así podriamos continuar y no acabaríamos nunca. 

Desde luego, todas estas cosas no tienen nada que ver que lo que es la verdadera Iglesia de Cristo, la que Él fundó. Se pretende construir una "nueva Iglesia". Y lo más grave de todo es que todas estas iniciativas están partiendo de aquél que es el Vicario de Cristo en la Tierra. Ante lo cual, ¿qué se puede hacer? ¿Cómo actuar? Porque, ¿quién puede juzgar a Francisco? Según la Constitución dogmática "Pastor Aeternus" (18 de julio de 1870) el Romano Pontífice, que preside la Iglesia universal, es el juez supremo de los fieles, no existiendo autoridad mayor que la suya, de modo que a nadie es lícito juzgarle. Es bien conocido el famoso principio de que "la primera Sede por nadie puede ser juzgada" (CIC de 1917, canon 1556).

Sobre la posible deposición de un Papa hereje ya se habló en las tres primeras entradas. La tercera viene a ser un resumen de las dos primeras. Y aquí, antes de seguir adelante, conviene ser prudente. Tal y como están las cosas, independientemente de que el Papa sea o no hereje, una cosa sí que es cierta. Y es que ni los simples fieles, ni los sacerdotes, ni los obispos, ni siquiera los cardenales, pueden formar una Iglesia por su cuenta. De manera que podríamos decir que estamos en manos de Dios y, en cierto modo, eso es lo mejor. Ahora todo depende de Él. Anoto aquí una parte de una cita de mi tercera entrada:

Es Dios quien elige directamente al Papa y es Dios también el único que puede deponerlo directamente. Pero Dios, aunque actúa directamente en ese proceso de concesión y de remoción de la autoridad papal (...) de la misma manera que deja a su Iglesia la determinación del candidato sobre el que Él mismo otorgará la potestad papal (que la recibe mediante su aceptación libre y su consagración episcopal), también puede decretar directamente su deposición, sirviéndose, lógicamente de la Jerarquía ... mediante un acto de una autoridad competente que formal y oficialmente declare la realidad de la herejía formal y externa del Papa.

En otras palabras: sería necesario que hubiese un grupo de cardenales (desconozco cuál habría de ser el número de ellos; imagino que con seis u ocho sería suficiente) que le plantaran cara al santo Padre e intentaran hacerle ver que está incurriendo en herejía. Y que, de seguir así, si no se arrepiente, sería destituido. 

Cito de nuevo parte de lo que escribí:

No cabe duda de que el Papa no puede ser juzgado por autoridad alguna de la Iglesia. Y actuando así, nadie estaría juzgando ni condenando al Papa, pues La AUTORIDAD COMPETENTE se limitaría a DECLARAR acerca de la existencia o no de UN HECHO: el hecho de si el Papa ha incurrido en herejía o no ha incurrido en herejía.  Y entonces, y sólo en el caso de declaración formal de herejía y contumacia por parte del Papa, Dios es el que sustraería la potestad al Papa y éste volvería a ser un simple obispo, con pérdida de su oficio eclesiástico. Y ahora sí; una vez depuesto según Derecho, el Papa -que ya no lo sería - podría ser juzgado y condenado como cualquier otro obispo que hubiese incurrido en esos mismos delitos.

Tengamos en cuenta las palabras del anterior Papa Benedicto XVI cuando dijo: "El Papa no es un monarca absoluto cuya voluntad es ley, sino que es es el custodio de la antigua Tradición. No puede hacer lo que quiere" (ver imagen). Y San Roberto Berlarmino: «Tal como es lícito resistir al Pontífice que agrede el Cuerpo, también es lícito resistir a quien agrede las almas o a quien altera el orden civil o, sobre todo, a quien intenta destruir la Iglesia. Digo que es lícito resistirlo, no haciendo lo que él ordena y evitando que se ejecute»

La cuestión es: ¿Existe ese conjunto mínimo de cardenales? Porque con la reforma de la Curia los nuevos Cardenales que se van incorporando han sido elegidos por el Papa y, como es de suponer, mediante razonamientos meramente humanos, habrá elegido aquellos que estén en su misma línea de pensamiento. Ha hecho ya dos reformas de la Curia y le queda la última, que tendrá lugar este mismo año (desconozco la fecha). De manera que es realmente improbable y difícil que tal circunstancia se dé, aunque no es del todo descartable. 

Por supuesto que si tal hecho se produjese traería consigo, casi con total seguridad, la destitución inmediata de esos cardenales y su salida del Vaticano, por lo que nadie se atreve a hacerle frente. Pero si, aun así, se la jugaran, entonces, una vez depuestos por el Papa, podrían elegir entre ellos un nuevo Papa, que actuase en conformidad con el sentir de la Iglesia de siempre. De seguro que encontraría entre los seglares y entre bastantes sacerdotes y obispos, un gran número de fieles dispuestos a prestarle fidelidad, como al verdadero Papa de la verdadera Iglesia de Cristo. 

Cierto que esta Iglesia tradicionalista y fiel al mensaje de Jesucristo se encontraría en unas condiciones "catacumbales", como ocurría con los primeros cristianos, y sería más perseguida que nunca, pero eso sería motivo de alegría, porque supondría la vuelta a Jesucristo, la vuelta a su verdadero Rostro; no el Jesucristo que nos están presentando desde hace ya cincuenta años, sino el de siempre, Aquel que dijo: "He aquí que hago nuevas todas las cosas" (Ap 21, 5).

Se habría producido entonces un cisma en la Iglesia; pero, en mi opinión, es lo mejor que podría ocurrir porque entonces se cumpliría la profecía del anciano Simeón a la Virgen María: "Mira, este niño ha sido destinado para ser ruina y resurrección de muchos en Israel, y como signo de contradicción -y a tí misma una espada te atravesará el alma-, para que se descubran los pensamientos de muchos corazones" (Lc 2, 34-35).

La gente sencilla sabría a qué atenerse. Y todo el que amase la verdad sabría descubrir dónde se encuentra la verdadera Iglesia. Tendría que elegir entre la moderna "Iglesia progresista" que se ha arrodillado ante el mundo y ha olvidado sus raíces o bien, aquella Iglesia que permanece fiel a Aquel que "es el mismo ayer y hoy y lo será siempre" (Heb 13, 8), Jesucristo, nuestro Señor, nuestro Maestro y nuestro Amigo: aquél que nunca defrauda.

Dios no consentirá que su Iglesia desaparezca y hará surgir santos aunque sea de las piedras. De eso podemos estar seguros. Pero mientras tanto, sólo nos quedar rezar hasta que las aguas vuelvan a su cauce, que lo harán, pero no será sino a costa de grandes sufrimientos: Estamos completamente en las manos de Dios. Y Él no abandonará a su Iglesia; nos quiere mucho como para dejarnos solos: "No os dejaré huérfanos, volveré a vosotros" (Jn 14, 18). "Ahora tenéis tristeza, pero os volveré a ver y se alegrará vuestro corazón, y nadie podrá quitaros vuestra alegría" (Jn 16, 22). Esa es la esperanza que tenemos; y sabemos que no quedaremos defraudados. Tenemos su Palabra.


José Martí

Serenidad y paz en el sufrimiento y respeto a la Jerarquía eclesiástica (P. Alfonso Gálvez)


Este es el resumen de una homilía pronunciada por el padre Alfonso Gálvez hace dos semanas. En la parte de abajo de este post se encuentra en vídeo la parte final de dicha homilía
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Nos encontramos en una situación en la que, como miembros de la Iglesia a la que pertenecemos, muchos cristianos sufren escándalo y sienten tambalear su fe, como consecuencia de la grave crisis que ella está sufriendo. Estamos en tiempos de persecución a los cristianos, persecución que es mayor que la de los primeros tiempos. El ambiente que nos rodea es claramente pagano y anticristiano. Pero la persecución actual tiene unas peculiaridades propias, pues viene también desde dentro de la misma Iglesia. Ello está haciendo tambalear la fe de muchos; pero queridos hermanos, no tenemos razón para ello. Tenemos suficiente doctrina y medios dados por el mismo Jesucristo para que nuestra fe no se tambalee. Todo es cuestión de serenarse y de poner las cosas en su sitio.

Cristo ya había previsto toda esta persecución; es más, también nos había dicho que en los últimos tiempos esta persecución se acrecentaría. En la Iglesia siempre hubo buenos y malos pastores. El Nuevo Testamento nos da muchos avisos y consejos para protegernos de los malos pastores y falsos profetas: “Porque hay muchos que sólo hablan de las cosas del mundo, por eso el mundo les oye” (San Juan). Y San Pablo nos dice: “Llegará un momentos en el que surgirán falsos profetas que seducirán a muchos, y en lugar de sana doctrina, enseñarán fábulas”.

La Iglesia siempre ha sido zarandeada. Recordemos lo que ocurrió el s. IV con el arrianismo, y como el defensor de la Iglesia, San Atanasio, fue echado, encarcelado…, pero a pesar de todo, la Iglesia siguió adelante. Nunca podrán hundir la barca de Pedro, pues tenemos la promesa de Cristo.

Abusos de poder siempre hubo en la Iglesia. Recordemos el caso de Pablo VI cuando “eliminó” la Misa de siempre para instaurar la Misa del Novus Ordo. Recordemos también, cómo Benedicto XVI dijo que esa Misa nunca podía ser eliminada. El papa Benedicto XVI en el Motu proprio de todos conocido, dio libertad a los sacerdotes para celebrar esa Misa sin necesidad de tener ningún permiso especial de su obispo. Aunque también conocemos la oposición frontal de la gran mayoría de los obispos para que esa Misa se celebre en sus diócesis. A éstos, tenemos que recordarles lo que dijo Trento: “Si alguno dice que la Misa solamente se debe celebrar en lengua vernácula, sea anatema”. Es por ello, que si un obispo se opone a que esa Misa se celebre cae en el anatema de Trento. Esto es un abuso de autoridad de los obispos sobre los fieles.

¿Cuál ha de ser pues, la reacción del fiel cuando los pastores enseñan doctrinas falsas ajenas al Magisterio de la Iglesia de siempre? Primero, no están obligados a seguirlas. Y segundo, y muy importante, han de mantener el respeto a las autoridades. Malos papas, e incluso papas herejes, ya los hubo en la Iglesia; pero no corresponde al simple fiel, ni a un grupo de fieles o institución, condenar al papa como hereje o decir que la sede está vacante. Es la misma Iglesia Oficial la que los tiene que juzgar. Nosotros hemos de mantener al mismo tiempo nuestra fe y el respeto a la Jerarquía. Tu fe no se fundamenta en lo que pueda decir este papa, obispo, párroco o visionario de turno. Tu fe se fundamenta en Cristo, en lo que el Magisterio de la siempre nos ha enseñado. Nuestra fe es un don que viene de arriba.

Recordemos las quejas de Cristo, cuando los apóstoles se atemorizan y dudan cuando la barca es zarandeada por la tempestad. ¿Por qué habéis dudado? ¿Acaso yo no estaba con vosotros? ¿Acaso no tenemos la promesa de Cristo? La Esposa de Cristo es santa y no puede ser destruida por el mal. Entonces, ¿por qué vacilamos? Hermanos, ¡esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe! Nuestra fe vencerá al mundo a pesar del poder del mal.

Recordemos también las palabras de Cristo que nos dan plena confianza en nuestro triunfo: “Tened confianza, porque yo he vencido al mundo”. O estas otras de San Pablo: “¿Quién nos podrá separar del amor de Cristo…? Así pues, seamos conscientes de que estamos en una época muy difícil, pero tengamos al mismo tiempo la convicción de que tenemos armas más que suficientes para mantener la paz del corazón. Y recordemos siempre que “Cristo es nuestra paz” o esta otra frase: “Yo estaré con vosotros para siempre hasta el fin del mundo”. O esta otra: “Yo os daré una alegría que nadie os podrá quitar”.

Confiemos pues en Jesús, Él no cambia; pues Él es el mismo ayer, hoy y siempre. Si amamos de verdad a Jesús confiaremos en Él, y nada nos podrá hacer tambalear o perder nuestra fe. “En este mundo sufriremos tribulación, pero recordad, yo he vencido al mundo”.

Padre Alfonso Gálvez

Duración 22:19 minutos

Obstinados idólatras frente a las sorpresas de Dios (Fray Gerundio)

Como siempre, Fray Gerundio, con su típica ironia, nos ilustra acerca de la realidad eclesial.

Original aqui


Temo los tiempos de recreación que tenemos los frailes las tardes de los miércoles. Aunque -siendo sincero-, en realidad me encantan. Es cierto que me canso en explicar cosas a mis novicios de todas las tendencias, pero también reconozco que disfruto haciendo ver a los más modernistas sus contradicciones y desvaríos. Los pobres, tan acostumbrados a tragar los cuentos de viejas (aquellos a los que se refería San Pablo cuando escribía su primera carta a Timoteo en 4,7: evita los cuentos de viejas y ejercítate en la piedad). San Pablo sabía lo que se decía, aunque aún no había escuchado las homilías de Santa Marta. Pero era muy listo y sabía lo que iba a pasar.

[Se puede leer, a este respecto, el anterior artículo de Francisco I el insuperable en donde se afirma que Francisco expropia la ley de Dios a su antojo, ignorando de un plumazo dos milenios de historia y transformando los fundamentos de la Tradición, de la Fe, del Dogma y hasta las interpretaciones bíblicas según su peculiar punto de vista. Pero continuemos ...]

La pregunta estrella de esta semana, venía dirigida a mí como un torpedo o un misil modernista. Francisco ha hablado de la obstinación de los que se aferran y empecinan en no abrirse a las novedades del Espíritu y las sorpresas de Dios: 


Los cristianos obstinados en el ‘siempre se ha hecho así’, ‘éste es el camino’, ‘ésta es la senda’, pecan: pecan de adivinación. Es como si fueran a ver a una adivina: ‘Es más importante lo que se ha dicho y que no cambia; lo que siento yo – por mi parte y de mi corazón cerrado – que la Palabra del Señor’. También es un pecado de idolatría la obstinación: el cristiano que se obstina, ¡peca! Peca de idolatría. ‘¿Y cuál es el camino, Padre?’: abrir el corazón al Espíritu Santo, discernir cuál es la voluntad de Dios.

-¿Qué piensa usted de esto, Fray Gerundio? ¿Cree su reverencia que tienen razón estas palabras? (risitas de fondo…).

-Pues claro que tiene razón. Es un análisis muy certero y razonable. Y me parece muy adecuada la utilización del calificativo obstinado. Precisamente lo utilicé yo hace pocos meses en una de nuestras charlas de los miércoles.

Y he comenzado a explicarles con toda paciencia el sentido de una obstinación que acaba ciertamente en idolatría. Mi perorata, junto al claustro que mira al mediodía, ha sido precisamente sobre los obstinados e idólatras del Vaticano II y de la Iglesia Postconciliar.

Estamos en una época en la que se ha idolatrado completamente la doctrina, los textos y el infinitamente cacareado espíritu del Concilio Vaticano II. En su nombre se ha dirigido y sustentado cualquier género de desmanes y fechorías.

Hemos afrontado los últimos cincuenta años de la Iglesia sin pensar en otra cosa. O mejor, dicho, solamente pensando en destruir todo lo que fuera anterior a 1963. El deterioro ha sido descomunal. Se puede consultar fácilmente el desastre y el cataclismo producido por las secularizaciones y posteriores casamientos de los sacerdotes, la disminución agresiva y exponencial del número de miembros de las Ordenes Religiosas (ellos y ellas), el descenso en la asistencia a Misa dominical, el terremoto catequético gracias al cual nadie sabe catecismo (a pesar de las publicaciones de Catecismos y Compendios) ni le preocupa lo más mínimo, el debacle de la Teología con legión de teólogos oficiales poniendo en duda y/o negando los dogmas fundamentales de la Iglesia, la eliminación de la fe en la Sagrada Escritura, el vaciado sistemático de los Seminarios… y así podríamos continuar. Nadie puede negar estos hechos puramente estadísticos. De ahí el consabido post hoc, sed non propter hoc con el que los fulanos han agredido las mentes de los católicos ingenuos durante 50 años.

Parece que lo lógico hubiera sido que al menos alguno de los jerifaltes reconociera el desastre, aunque sólo fuera para hacer un análisis y a la vista de ello recomenzar, cambiar el rumbo, restaurar lo perdido, eliminar lo erróneo, reconocer los errores, recuperar el catolicismo de siempre y mandar al exilio teológico a los responsables.

Pues bien, a pesar de eso, estos idólatras siguen erre que erre reivindicando el éxito de la doctrina conciliar y postconciliar. Tiene razón Francisco. Yo creo que se refiere a ellos. Son idólatras del Vaticano II y no se abren a las sorpresas de Dios. Siguen insistiendo: Desde el Concilio las cosas son así, y no aceptamos ningún cambio.

- Que el Espíritu permite que se pueda recuperar la Santa Misa de la Iglesia de todos los tiempos y se ve que hay bastante número de fieles que la valoran y asisten a ella… pues los Obispos se cierran a tal posibilidad de cambio. Prohiben la Misa y persiguen a los seglares como tradicionalistas recalcitrantes. Porque desde el Concilio las cosas son así, y no aceptamos ningún cambio.

- Que el Espíritu hace ver el fracaso del Ecumenismo y de cincuenta años de conversaciones ecuménicas, así como de los Encuentros de Asís… pues los idólatras encerrados en sus costumbres siguen conversando con las otras religiones -más que conversar se han metido en la misma cama-, mientras la católica se vacía de fieles. Porque desde el Concilio las cosas son así, y no aceptamos ningún cambio.

- Que se abre la posibilidad de Seminarios con muchas vocaciones jóvenes a la vivencia de un sacerdocio piadoso, menos mundano y más sobrenatural… pues se destituye al Obispo, se cierra el portón y se manda a los seminaristas a su casita. Es que no son seminaristas que viven el espíritu del Concilio, no van a bares gays, no salen con chicas y no van a Taizé. Porque desde el Concilio las cosas son así, y no aceptamos ningún cambio.

- Que se percibe que hay muchos fieles católicos que consideran la Santa Misa como un verdadero Sacrificio, pues se les señala con el dedo como exagerados y tridentinos, porque la Misa es un Banquete. Prohibido hablar de Sacrificio. Porque desde el Concilio las cosas son así y no aceptamos ningún cambio.

- Que hay alguien que quiere cambiar esta deriva de la Iglesia y de sus Pastores y estar abiertos a lo que el Espíritu nos quiere decir de que esto es un verdadero desastre, que ha desaparecido Dios del horizonte de la predicación y la Iglesia se ha convertido en algo menos que una ONG, colaboradora de la pagana ONU, colaboradora de todas las religiones (incluso de las que están matando cristianos a base de bien)… pues se impide hacer proselitismo, y se visita un domingo una sinagoga y otro domingo una mezquita. Porque desde el Concilio las cosas son así, y no aceptamos ningún cambio.

- Que hay una disposición del Papa anterior para cambiar las palabras de la consagración y decir Pro Multis, en lugar de lo que estableció villanamente el espíritu del Concilio… pues se obstinan en su cabezonería y no llevan a cabo el cambio. Ya hablé aquí de la Conferencia Episcopal Española. Lo mismo que el propio Francisco, que sigue sin hacer el cambio cuando dice las misas en italiano (o sea, siempre). Porque desde el Concilio las cosas son así, y no aceptamos ningún cambio.

Podríamos seguir. Son reacios al cambio. Son enemigos del cambio. Son idólatras de la estabilidad de la doctrina conciliar. Son obstinados. Me encanta que Francisco, por fin se haya dado cuenta de ello. Digo yo….

Los ojos de los novicios más perspicaces echaban fuego y gruesas gotas de sudor caían por sus mejillas. Pero yo me reafirmo en lo dicho. Gracias, Santo Padre, por abrirnos los ojos y las mentes. Me niego al inmovilismo postconciliar y me uno fervientemente al cambio hacia las doctrinas de siempre. Eso sí que sería un verdadero cambio. Estoy abierto a estas insinuaciones del Espíritu.

Por cierto, aquí les dejo una de las insinuaciones del Espíritu que gustan ahora en los ambientes vaticanos, episcopales, congregacionales y parroquiales: un reality de novicias que tienen que vivir la castidad durante unos días ante las cámaras. Insólita sorpresa. Ya no saben qué inventar y qué profanar. La auténtica sorpresa sería que el/los Obispos y Superiores correspondientes dijeran que NO a esta apertura al Espíritu Santo.

Fray Gerundio

jueves, 21 de enero de 2016

¿Es posible que tengamos un Papa hereje? (6 de 7)(Juan Andrés de Jorge)




Por lo que parece, y hasta el momento presente, no se puede hablar de herejías formales, propiamente dichas, en el caso del papa Francisco. Y, sin embargo, aunque aún no ha cumplido los tres años en su Pontificado son ya tantísimas las expresiones papales, bien sea en entrevistas, homilías, exhortaciones apostólicas, etc, ..., que tenemos suficiente material como para formarnos una opinión, bastante objetiva, a mi entender, acerca de la ortodoxia del santo Padre.


Los artículos de las dos anteriores entradas titulados Dos Iglesias, un Papa (de un colaborador de Adelante la Fe) y  Francisco I, el insuperable  del Denzinger-Bergoglio, son lo bastante objetivos como para darnos cuenta de la grave situación en la que se encuentra actualmente la Iglesia.


Lo que queda absolutamente claro, entre otras muchas más cosas,  es que a nuestro Papa no le gusta ni la Tradición ni los tradicionalistas, a quienes llama, además, fundamentalistas ... cuyo único pecado ha consistido en intentar vivir conforme al sentir y al pensar de la Iglesia de siempre, de esa Iglesia que fue fundada por Jesucristo, la única Iglesia verdadera, aquella que no cambia y fuera de la cual no hay salvación ... ¡increíble, pero cierto!


El Denzinger-Bergoglio está realizando un estudio a fondo de los diferentes dichos del Papa Francisco, contrastándolos con el Magisterio de la Iglesia de siempre. Dicho sea de paso, se trata de una labor ingente y meritoria y, sobre todo, necesaria, en estos tiempos de confusión. De dicha página web entresacaré algunas frases del Papá y haré un breve comentario a cada una. Son  tan solo un botón de muestra para indicarnos por dónde van los tiros; y a qué debemos atenernos, si queremos mantenernos en el seno de la verdadera Iglesia.


Francisco: Si uno no peca, no es hombre ... Sin embargo, Jesucristo, que es perfecto hombre, uno de nosotros, no conoció el pecado: "¿Quién de vosotros puede acusarme de pecado?" (Jn 8, 46). El pecado no es "lo propio" del hombre, sino algo postizo, un añadido, consecuencia del mal uso de su libertad (CIC 396). Dios no creo al hombre en estado de pecado. Y, sin haber pecado, era hombre. Todos los males que padecemos son consecuencia de ese primer pecado original. El hombre, al pecar, no dejó de ser hombre. Pero el pecado no lo constituía como hombre, sino que lo disminuyó en su humanidad. Por eso los mejores representantes de la raza humana, "los más hombres", son los santos. El pecado no es necesario para ser hombre. 

Francisco: El verdadero Islam y una adecuada interpretacióndel Corán se oponen a toda violenciaEl Corán es un libro profético de paz. Sin embargo, según Santo Tomás de Aquino, exigir la concordia por coacción, bajo el temor, no entraña la paz. La actual persecución de los cristianos en países musulmanes es buena prueba de ello. Y el propio Corán dice en la Sura 2, 191   hablando de los infieles, es decir, de los que no creen en Allah: "Matadles dondequiera que los encontréis y expulsadles de donde os hubieran expulsado"

Francisco: "Los que son cristianos, con la Biblia, y los que son musulmanes con el Corán, con la fe que recibisteis de vuestros padres, que siempre os ayudará a seguir adelante. Compartir incluso la propia fe, pues Dios es uno solo: el mismo".  Y, sin embargo, "Hay un sólo Dios verdadero: el Dios Uno y Trino" (Concilio de Florencia; XVII Ecuménico). "El único Dios verdadero es Trinidad" (San Agustín de Hipona). El Dios de los cristianos, revelado en Jesucristo, tiene muy poco que ver con el Dios de los musulmanes.


Francisco: "La tendencia que subraya el ascetismo, el silencio y la penitencia es una desviación que se ha difundido, incluso, en la Compañía de Jesús" . Sin embargo, Jesús, con frecuencia, se retiraba solo a rezar: "Una vez despedida la gente, subió al monte para orar a solas. Al anochecer estaba Él solo allí" (Mt 14, 23). Y según Pío XI en su encíclica Divini Redemptoris "para vencer el mal que hoy atormenta al mundo, se necesita una cruzada de oración y penitencia" 

Francisco: "¿Por qué sufren los niños? ... No tengáis miedo de desafiar al Señor: ¿Por qué?". Y, sin embargo, hay una respuesta cristiana a esta pregunta: el pecado es la causa de la muerte y de todos los males de la naturaleza humana (Tomás de Aquino). Además, con su Pasión y Muerte, Jesús da un nuevo sentido al sufrimiento, el cual, unido al de Cristo, puede convertirse en medio de purificación y salvación, para nosotros y para los demás (CIC, 314). Y del mayor mal moral, la muerte de su Hijo, Dios ha sacado el mayor de los bienes, la glorificación de Cristo y nuestra Redención (CIC, 57-58)

Francisco: El proselitismo es una solemne tontería y, sin embargo, el apóstol Pablo habla de que la evangelización es una necesidad imperiosa: "¡Ay de mí si no predicara el Evangelio" (1 Cor 9, 16). Según el Papa Gregorio XVI "la mera rectitud, apartada de la Iglesia, no basta para alcanzar la salvación"

Francisco: [Cuando vio la hoz y el martillo con el Cristo encima que le regaló el Presidente Evo Morales]  (…) se puede catalogar como del género de arte protesta (…) Para mí no ha sido una ofensa. (...) Ese objeto ahora lo traigo conmigo, viene conmigo ... Y, sin embargo, el comunismo es completamente incompatible con los dogmas de la Iglesia, es intrínsecamente malo (Pío XI) y los socialistas tergiversan el Evangelio para engañar (Leon XIII). Nada de esto dice Su Santidad.

Francisco: "Cuando vosotros enseñáis a vuestros hijos quién es Jesús, para qué vino Jesús, qué hizo por nosotros Jesús, hacéis lo mismo, tanto en lengua luterana como en lengua católica, pero es lo mismo". (Visita a la Iglesia luterana de Roma) ... Y, sin embargo, según Santo Tomás de Aquino, en su infidelidad, los herejes, que profesan la fe del Evangelio y la rechazan corrompiéndola, pecan más gravemente que los judíos que nunca la recibieron (Sum Th, II-II, q.10, a.6) ... Luego no es lo mismo ser católico que ser protestante. Hay diferencias esenciales entre ellos, que el Papa debería conocer y dar a conocer -dar doctrina- sin hacer uso de un lenguaje ambiguo. El padre Lucas Prados nos señala muy bien la diferencia entre un sacerdote católico y un pastor protestante: ¡No es lo mismo! ... aunque lo diga el Papa. Ha aparecido libro de oración común católico-protestante ensalzando a Lutero y la Reforma aprobado por un dicasterio curial encabezado por el cardenal Kurt Koch, Presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos. Y el no va más es la siguiente noticia dada por el vaticanista Sandro Magister: Luteranos reciben la comunión durante una misa en el Vaticano, que es ciertamente escandalosa. Según Monseñor Brunero Gherardini tal intercomunión entre católicos y protestantes es imposible: "Es su rechazo a los sacramentos y a la teología de la transubstanciación y de la presencia sustancial, lo que vuelve ilícito e insensato toda communicatio in sacris con los Católicos" ... ¡Y es que no es lo mismo creer que Jesucristo está real y verdaderamente presente en la Eucaristía que no creerlo! Esto es de sentido común ... Además, la presencia real de Cristo en la Eucaristía es un dogma de fe ... y no puede someterse a discusión.

Francisco: "Un cristiano restauracionista, legalista, que lo quiere todo claro y seguro, no va a encontrar nada. La tradición y la memoria del pasado tienen que ayudarnos a reunir el valor necesario para abrir espacios nuevos a Dios. Aquel que hoy buscase siempre soluciones disciplinares, el que tienda a la “seguridad” doctrinal de modo exagerado, el que busca obstinadamente recuperar el pasado perdido, posee una visión estática e involutiva. Y así la fe se convierte en una ideología entre tantas otras". (Entrevista com Antonio Spadaro s.j., 19 de agosto de 2013). Ahora bien: Según el autor de la carta a los hebreos  "la fe es seguridad  de las cosas que se esperan" (Heb 11,1). Sin esa seguridad, ¿cómo sería posible el martirio de aquellos cristianos que mueren antes de renegar de su fe?

Francisco:  "Por su “aventura”, probablemente también Jesús tuvo que pedir disculpas a sus padres. El Evangelio no lo dice, pero creo que lo podemos suponer". (refriéndose a los tres días que se quedó perdido en el Templo). Pero "en Él no hay pecado" (1 Jn 3, 5). Pedir disculpas supone reconocer que algo se ha hecho mal. Pero Jesús era Dios y nada malo podía hacer. No se disculpa sino que les dice: "Por qué me buscábais? ¿No sabíais que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?" (Lc 2, 49) 


Francisco: "Todos nosotros nos encontraremos allá arriba, todos. Es hermoso, da fuerza al alma". Y, sin embargo, dice Jesús: "Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos" (Mt 19,17). Pues aunque "todos fueron redimidos, no todos acceden a la redención"


Francisco: "Las almas aniquiladas no serán parte de este banquete; con la muerte del cuerpo su viaje se acaba y esta es la motivación de la Iglesia misionaria: salvar a las almas perdidas". Y, sin embargo, "el alma es inmortal y afirmar lo contrario es arruinar la fe" (V Concilio de Letrán). "El alma espiritual e inmortal es directamente creada por Dios. Los cuerpos se unirán al alma inmortal" (Catecismo de la Iglesia Católica). "El castigo eterno espera al pecador y a los que tienen fe, la luz de Cristo" (Congregación para la Doctrina de la Fe)


Francisco: Muchas veces pienso en la Virgen, cuando le dieron el cuerpo muerto de su Hijo, tan destrozado, escupido, ensangrentado, sucio. ¿Qué hizo la Virgen? ¿Lleváoslo? No, lo abrazó, lo acarició. Tampoco la Virgen lo entendía. Porque, en aquel momento, se acordaría de lo que el Ángel le había dicho: Será Rey, será grande, será profeta, y dentro de sí, con aquel cuerpo −tan herido, que había sufrido tanto antes de morir− en sus brazos, por dentro seguramente tendría ganas de decir al Ángel: ¡Mentiroso! ¡Me has engañado! (Encuentro con niños gravemente enfermos, 30 de mayo de 2015). 


Sin embargo no es eso lo que se desprende de la lectura atenta y meditada del Evangelio, cuando María se entrega completamente a la voluntad de Dios, después del saludo del Arcángel Gabriel anunciándole que iba a ser la Madre del Mesías esperado. Su respuesta fue inmediata: "He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra" (Lc 1, 38). Y cuando algo no entendía "lo guardaba en su corazón" (Lc 2, 19) como, por ejemplo, cuando el anciano Simeón le anunció que su Hijo sería "signo de contradicción" (Lc 2, 34) y que a ella "una espada le atravesaría el alma" (Lc 2, 35). En ningún momento, la llena de gracia se rebeló contra Dios (¡no hubiera sido la llena de gracia!), ni se sintió defraudada porque conocía muy bien el Antiguo Testamento y sabía que "los pensamientos de Dios no son como los de los hombres" (Is 55,8).  En este punto, el santo Padre se acerca muy peligrosamente a la herejía, pues afirma, aunque no con estas palabras exactamente, que María cometió pecado, al rebelarse contra Dios (digo que se acerca porque no está hablando "ex cathedra", sino que -y por eso dice "seguramente"- eso ha sido lo que a él le ha parecido). En mi opinión, y en el mejor de los casos, denota una grave imprudencia.


Francisco:Dispongo por lo tanto que se modifique la rúbrica en la que las personas elegidas para el lavatorio de los pies deban ser hombres o muchachos, de manera que, a partir de ahora, los Pastores de la Iglesia puedan elegir a los participantes en el rito entre todos los miembros del Pueblo de Dios.” Bueno, Jesús elegió a doce apóstoles, varones. Y a ellos les lavó los pies en la noche de la última cena. No se los lavó a la Magdalena ni a las santas mujeres. Por algo sería. Desde el primer Papa hasta el día de hoy, para conmemorar aquel día, el lavatorio de los pies ha sido siempre a hombres. ¿Y acaso discriminaba Jesús a las mujeres? No deja de ser algo rara esta disposición. Y, desde luego, consigue llamar la atención, si es eso lo que se propone. Puede leerse el comentario del Denzinger-Bergoglio para más detalles.


FranciscoJamás he sido de derechas. Fue mi forma autoritaria de tomar decisiones la que me creó problemas. (Entrevista con Antonio Spadaro s.j., 19 de agosto de 2013). ¿Ha sido de izquierdas, entonces ... al igual que socialistas y comunistas? No, eso él no lo ha dicho. ¿Qué entiende el Papa por ser de derechas? Y nos quedamos sumidos en la incertidumbre ... aunque su forma autoritaria de tomar decisiones, como él mismo ha dicho, la sigue manteniendo, como hemos podido ver en los caso de los Franciscanos de la Inmaculada y de Monseñor Liviéres, por poner algún ejemplo.


En fin, no acabaríamos nunca. Lo que sí queda claro es que estamos atravesando una grave crisis en el seno de la Iglesia y que no vislumbramos todavía sus dimensiones: sólo vemos la punta del icerberg. Yo he señalado sólo algunas de las expresiones papales que me han llamado la atención. El Denzinger-Bergoglio responde con detalle y de un modo más exhaustivo a una lista de inquietudes mucho mayor de la que yo he escrito aquí, a modo de ejemplo ... ¡Mirénlas! ... ¡Y eso que no están todas!


En la siguiente entrada procuraré dar una explicación acerca de la conclusión a la que he llegado, después del estudio llevado a cabo. No se trata de un estudio exhaustivo, ciertamente, pero -a mi parecer- es suficiente como para hacerse cargo de que no estamos, precisamente, en una primavera eclesial, sino más bien en un "invierno eclesial" (título de un libro del padre Alfonso Gálvez que puede descargarse aquí). 

(Continuará)

La herejía no es lo único que ofende a la fe católica (Roberto de Mattei)

Siguiendo con el hilo argumental de esta serie de entradas, que es el relativo a las posibles herejías del papa Francisco, copio a renglón seguido parte de un artículo de Roberto de Mattei, titulado "La herejía no es lo único que ofende a la fe católica"


En una larga entrevista publicada el 30 de diciembre pasado en el semanario alemán Die Zeit, el cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, plantea una cuestión de palpitante actualidad. Cuando la entrevistadora pregunta al Prefecto qué piensa de los católicos que atacan al Papa calificándolo de hereje, responde: «Tengo que disentir, y no sólo por mi cargo, sino por convicción personal. Según la definición teológica, hereje es el católico que niega obstinadamente una verdad revelada que, como tal, la Iglesia exige creer. Otra cosa muy diferente es que quienes están oficialmente encargados de enseñar la fe se expliquen a veces de un modo desafortunado, capcioso o vago. El magisterio del Papa y de los obispos no es superior a la Palabra de Dios, sino que está a su servicio. (…) Por otra parte, los pronunciamientos pontificios tienen un carácter vinculante que puede ser muy variado, desde una decisión definitiva pronunciada ex cathedra hasta una homilía que sirve por el contrario para la profundización espiritual».

Hoy en día se tiende a caer en una simplista dicotomía entre herejía y ortodoxia. Las palabras de monseñor Müller nos recuerdan que entre el blanco (la plena ortodoxia) y el negro (una herejía declarada) hay una zona gris que los teólogos han explorado con precisión.

Hay proposiciones doctrinales que, sin llegar a ser explícitamente heréticas, están condenadas por la Iglesia con una calificación teológica proporcional a la gravedad y a la medida en que se aleje de la doctrina católica.(...) Las censuras teológicas (no confundir con las censuras o penas eclesiásticas) expresan el juicio negativo de la Iglesia sobre una expresión, una opinión o una doctrina teológica en su totalidad. (...)

El diccionario de teología dogmática del cardenal Pietro Parente y monseñor Antonio Piolanti resume la doctrina con estas palabras: «Las fórmulas de censura pueden ser muy variadas dentro de una gradación que va de un mínimo a un máximo. Se pueden clasificar en tres categorías.

Primera categoría: con respecto al contenido doctrinal, una proposición se puede clasificar de:

(a) Herética, si se opone abiertamente a una verdad de fe definida como tal por la Iglesia; dependiendo de su mayor o menor oposición puede clasificarse como próxima a la herejía, que sabe a herejía.
(b) Errónea según la fe, si se opone a una conclusión teológica grave, que deriva de una verdad revelada y de un principio de razón; si se opone a una simple sentencia común entre los teólogos, la proposición se censura como temeraria.

Segunda categoría: con respecto a algún vicio de forma, por lo cual la proposición se juzga equívoca, dudosa, capciosa, sospechosa, malsonante, etc., aunque no contradiga verdad de fe alguna desde el punto de vista doctrinal.

Tercera categoría: con respecto a los efectos que puede tener según las circunstancias particulares de tiempo y de lugar, aunque no sea errónea ni en el contenido ni en la forma. En tal caso, la proposición es censurada como perversa, viciosa, escandalosa, peligrosa, que puede engañar a los sencillos»

En todos estos casos, la verdad católica carece de integridad doctrinal o se expresa de modo imperfecto e impropio. Esta precisión para calificar los errores se desarrolló ante todo entre los siglos XVII y XVIII, cuando la Iglesia tuvo que afrontar la primera herejía que se esforzó por mantenerse interna: el Jansenismo. La estrategia de los jansenistas, como también más tarde la de los modernistas, consistía en proclamar constantemente su plena ortodoxia a pesar de las reiteradas condenas. A fin de evitar la acusación de herejía, se las ingeniaron para encontrar fórmulas de fe y de moral ambiguas y equívocas que se opusieran de frente a la fe católica y le permitieran permanecer en la Iglesia (...)

El papa Clemente XI, en la bula Unigenitus Dei Filius del 8 de septiembre de 1713, censuró 101 proposiciones del libro Reflexiones morales del teólogo jansenista Pascasio Quesnel, entre otras con las calificaciones de «falsas, capciosas, malsonantes, ofensivas a los piadosos oídos, escandalosas, perniciosas, temerarias, injuriosas a la Iglesia y a su práctica, y que saben a herejía misma, que además favorecen a los herejes y a las herejías y también al cisma, erróneas y próximas a la herejía» (Denz.- 1451).

(...) Un análisis de la Relatio final del Sínodo de los Obispos de 2015 realizado según los principios de la teología y la moral católicas, no puede menos que encontrar graves lagunas en el mencionado documento. A muchas de sus proposiciones se les podría dar la calificación de malsonantes, erróneas y otras por el estilo, pero de ninguna se podría decir que es formalmente herética.

En fecha más reciente, el 6 de enero de este año, se ha difundido en todas las redes sociales del mundo un videomensaje del papa Francisco (véase aquí) dedicado al dialogo interreligioso, en el que católicos, budistas, judíos y musulmanes parecen estar situados en un mismo plano, como «hijos de (un mismo) Dios» que cada uno encuentra en su propia religión, en nombre de una común profesión de fe en el amor. Las palabras de Francisco, combinadas con las de los otros protagonistas del video y sobre todo con las imágenes, transmiten un mensaje sincretista que contradice, al menos de forma indirecta, la doctrina de la unicidad e universalidad salvífica de Jesucristo y de la Iglesia, reiteradas en la encíclica Mortalium animos de Pío XI (1928) y en la declaración Dominus Jesu, del entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fede Joseph Ratzinger (6 de agosto de 2000).

Si queremos aplicar, como simples católicos bautizados, las censuras teológicas de la Iglesia a ese video, habremos de definirlo de la siguiente manera:

Inductivo a la herejía en razón del contenido.
Equívoco y capcioso por lo que respecta a la forma.
Escandaloso por lo que respecta a sus efectos en las almas.

El juicio público y oficial compete a las autoridades eclesiásticas, y nadie mejor que el actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe tiene atribuciones para expresarse en este sentido. Muchos católicos desconcertados lo piden a voces.

Roberto de Mattei