Ya se ha hablado en este blog, varias veces, sobre el famoso vídeo del papa Francisco. Yo ya he dado mi propia opinión en la entrada del 7 de enero, en la que hacía referencia también a otros enlaces que hablaban sobre lo mismo. Luego he reproducido tres nuevas entradas: una de The Wanderer, otra de Fray Gerundio y una tercera del padre Santiago Martín.
Dada la enorme gravedad de lo que se refleja en dicho video han surgido nuevas voces y nuevos comentarios. En esta entrada reproduzco uno de ellos cuyo original puede encontrarse pinchando aquí. Está sacado de "Adelante la Fe" (traducción de un artículo de Catholic Family News) y puede leerse lo que sigue:
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Católicos de todo el mundo están escandalizados por la reciente manifestación de aberracionismo post-conciliar: el vídeo publicado por el Papa Francisco para explicar sus intenciones de oración este mes de enero, y convertido en una celebración pan-religiosa, en el que Francisco exhorta a dialogar más y afirma que todos nosotros, seamos de la religión que seamos, somos “hijos de Dios” (Ver nota final).
Por supuesto que no hay llamada a la conversión de los no-católicos a la única Fe verdadera. El vídeo generó mucha discusión en las redes sociales católicas, denunciando la presentación como hereje y modernista. Sin embargo, un sacerdote -quizá bien intencionado- parecía confundido por todo este malestar: “Lo siento -dijo-. ¿Qué frase es, exactamente, la herética? Y no veo ninguna declaración que afirme que todas las religiones son iguales (pluralismo)”.
He aquí la clave para comprender qué está sucediendo realmente. El modernismo raramente opera con “declaraciones que sean exactamente heréticas”. Su método es una praxis que conlleva un nuevo enfoque de las acciones que entra en conflicto con el Magisterio eterno. Las actividades interreligiosas de hoy día dan la apariencia de que todas las religiones son lo suficientemente buenas para lograr la salvación, lo cual es, probablemente, el principal error religioso de nuestro tiempo.
Personas de todo el mundo veían a Juan Pablo II y a Benedicto XVI, en aquellas reuniones de oración interreligiosa en Asís, puestos en pie al lado de budistas, hindúes, rabinos, musulmanes, protestantes e, incluso, de otras religiones que están, más o menos, en una posición aceptable ante Dios. Es la expresión visual del indiferentismo religioso que lleva a las almas a aceptar tácitamente la doctrina herética.
Sólo un ejemplo: el día de la muerte del Papa Juan Pablo II recibí una llamada de una joven de Nueva Zelanda, amiga de la familia. Trabajaba en unas circunstancias por las cuales trataba con musulmanes e hindúes. Cuando les dijo a estos no-católicos, con suavidad y caridad, que debían de convertirse a la Iglesia Católica - la única verdadera- para salvar sus almas, musulmanes e hindúes se rieron de ella. “Tu Papa no cree eso -le dijeron refiriéndose a Juan Pablo II-, tu Papa no enseña eso. Sus acciones interreligiosas no transmiten esto. Tu Papa reza con el Dalai-Lama y con los hindúes; visita mezquitas y besa el Corán. Si no estás en sincronía con tu propio papa, ¿por qué deberíamos escucharte?” Aquí vemos como una nueva hetero-praxis se eleva por encima de la Doctrina, lo que conduce a los individuos a pensar en la misma línea que la doctrina herética.
Ésta es la misma táctica que han empleado los progresistas en el reciente sínodo, abogando por cambiar el procedimiento sobre la comunión de los divorciados y vueltos a casar, y repitiendo algo que sólo los muy ingenuos aceptarían: “Pero no hemos cambiado la doctrina”. ¿No hemos aprendido nada en los últimos 50 años? La revolución del Vaticano II se basaba enteramente en la táctica de elevar “lo pastoral” por encima de “lo doctrinal”, sin cambiar la doctrina explícitamente, sino creando una revolución en las actitudes católicas.
Otra táctica del Modernismo y de la revolución Conciliar es el significativo silencio acerca de los puntos de la Doctrina que desafían a la nueva inclinación; en palabras del eminente padre Edward Hanahoe: “Los ecumenistas simulan que el Magisterio no ha hablado”. Nunca escucharán a los papas conciliares, desde Juan XXIII a Francisco, reiterar la clara condena al indiferentismo religioso que encontramos en la encíclica Mirari Vos del Papa Gregorio XVI:
“Ahora llegamos a otra causa muy fértil de los males que -sentimos decirlo- afligen a la Iglesia contemporánea. Ésta es el indiferentismo, o esa perversa opinión que ha crecido por todos lados por medio del engaño de hombres malvados. De acuerdo con esta opinión, la salvación eterna del alma puede obtenerse profesando cualquier tipo de fe, mientras que la moral del hombre esté de acuerdo al estándar de justicia y honestidad. Ustedes deben sacar de la mente de las personas confiadas a su cuidado este deplorable error en un tema tan obviamente importante y tan completamente claro. Ya que, dado que el Apóstol nos ha advertido que existe un Dios, una fe y un bautismo, aquellos que pretenden que el camino a la [beatitud] eterna se inicia desde cualquier religión, deberían temer y deberían reconsiderar el hecho de que, de acuerdo al testimonio del Propio Salvador, están contra Cristo porque no están con Cristo, y que se están dispersando miserablemente porque no se están juntando con El; y que, consecuentemente, lo más seguro es que van a perecer para siempre, a menos que sostengan la fe Católica y la mantengan integra e inviolada.”
Pretender que “el Magisterio no ha hablado” y la elevación de la hetero-praxis por encima de la Doctrina, son las dos tácticas básicas de los Modernistas de la revolución Conciliar.
Sólo un ejemplo: el día de la muerte del Papa Juan Pablo II recibí una llamada de una joven de Nueva Zelanda, amiga de la familia. Trabajaba en unas circunstancias por las cuales trataba con musulmanes e hindúes. Cuando les dijo a estos no-católicos, con suavidad y caridad, que debían de convertirse a la Iglesia Católica - la única verdadera- para salvar sus almas, musulmanes e hindúes se rieron de ella. “Tu Papa no cree eso -le dijeron refiriéndose a Juan Pablo II-, tu Papa no enseña eso. Sus acciones interreligiosas no transmiten esto. Tu Papa reza con el Dalai-Lama y con los hindúes; visita mezquitas y besa el Corán. Si no estás en sincronía con tu propio papa, ¿por qué deberíamos escucharte?” Aquí vemos como una nueva hetero-praxis se eleva por encima de la Doctrina, lo que conduce a los individuos a pensar en la misma línea que la doctrina herética.
Ésta es la misma táctica que han empleado los progresistas en el reciente sínodo, abogando por cambiar el procedimiento sobre la comunión de los divorciados y vueltos a casar, y repitiendo algo que sólo los muy ingenuos aceptarían: “Pero no hemos cambiado la doctrina”. ¿No hemos aprendido nada en los últimos 50 años? La revolución del Vaticano II se basaba enteramente en la táctica de elevar “lo pastoral” por encima de “lo doctrinal”, sin cambiar la doctrina explícitamente, sino creando una revolución en las actitudes católicas.
Otra táctica del Modernismo y de la revolución Conciliar es el significativo silencio acerca de los puntos de la Doctrina que desafían a la nueva inclinación; en palabras del eminente padre Edward Hanahoe: “Los ecumenistas simulan que el Magisterio no ha hablado”. Nunca escucharán a los papas conciliares, desde Juan XXIII a Francisco, reiterar la clara condena al indiferentismo religioso que encontramos en la encíclica Mirari Vos del Papa Gregorio XVI:
“Ahora llegamos a otra causa muy fértil de los males que -sentimos decirlo- afligen a la Iglesia contemporánea. Ésta es el indiferentismo, o esa perversa opinión que ha crecido por todos lados por medio del engaño de hombres malvados. De acuerdo con esta opinión, la salvación eterna del alma puede obtenerse profesando cualquier tipo de fe, mientras que la moral del hombre esté de acuerdo al estándar de justicia y honestidad. Ustedes deben sacar de la mente de las personas confiadas a su cuidado este deplorable error en un tema tan obviamente importante y tan completamente claro. Ya que, dado que el Apóstol nos ha advertido que existe un Dios, una fe y un bautismo, aquellos que pretenden que el camino a la [beatitud] eterna se inicia desde cualquier religión, deberían temer y deberían reconsiderar el hecho de que, de acuerdo al testimonio del Propio Salvador, están contra Cristo porque no están con Cristo, y que se están dispersando miserablemente porque no se están juntando con El; y que, consecuentemente, lo más seguro es que van a perecer para siempre, a menos que sostengan la fe Católica y la mantengan integra e inviolada.”
Pretender que “el Magisterio no ha hablado” y la elevación de la hetero-praxis por encima de la Doctrina, son las dos tácticas básicas de los Modernistas de la revolución Conciliar.
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Nota final: No olvidemos que la actividad pan-religiosa fue alentada por todos los papas post-conciliares, incluyendo el predecesor inmediato del Papa Francisco. Para dar un solo ejemplo, la orientación interreligiosa estaba a la vista de todos durante el Pontificado, supuestamente conservador, del Papa Benedicto XVI. Vean mi reportaje sobre la reunión pan-religiosa celebrada en Asís en 2011 cuyo enlace es Asís III: Dioses paganos son invocados en una Basílica Católica durante el evento convocado por Benedicto XVI:
Este tipo de actividad fue el que sentó las bases para el enfoque más atrevido del Papa Francisco. En el evento de Asís, el profesor nigeriano Wande Abimbola -representante de Yoruba, una religión africana-, subió al púlpito mientras los miembros de todas las religiones mundiales compartían la Basílica del Santuario de Santa María de los Ángeles con el Papa Benedicto. Abimbola cantó una oración y agitó un instrumento de percusión, mientras decía a los delegados que la paz sólo puede llegar con el respeto a las religiones indígenas. “Debemos recordar siempre que, nuestra propia religión, junto con las religiones practicadas por otras personas, son válidas y preciosas a los ojos del Todopoderoso, que nos creó a todos en pluralidad, diferentes modos de vida y sistemas de creencias”, dijo.
John Vennari