Aprovecho para felicitar al cardenal Ratzinger por su 89 cumpleaños, aunque con un poco de retraso, pues éste tuvo lugar el 16 de abril. En este blog he hablado de la entrevista que le hicieron al cardenal Ratzinger (mal llamado "papa emérito") en octubre del pasado año (pinchar aquí y también aquí; ésta última es un fragmento de una homilía del padre Gálvez). Sus respuestas, como dije entonces, y sigo manteniendo ahora, me dejaron perplejo, tal vez por mi desconocimiento de las influencias filosóficas y teológicas que tenía. Se encuentran en L'Osservatore Romano, páginas 8, 9 y 10 (traducidas al español). He investigado un poco y sé que fue uno de los peritos del Concilio Vaticano II, junto a Hans Küng y Karl Rahner, reconocidos teólogos heterodoxos. Pero esto no era suficiente; así que he seguido investigando y he conseguido una mayor información; en concreto a partir de una serie de artículos del Padre Alfonso Gálvez, [buscar en Editoriales "De la gloria del olivo" (del I al VI)] de los que reproduzco aquí algunos párrafos, entresacados de diversos lugares, a modo de resumen
Papa Pablo VI |
Papa Juan Pablo II |
Papa Benedicto XVI |
Papa Francisco |
Pensamiento de J. Ratzinger--Benedicto XVI
Por más que pese a sus entusiastas, cuyo conocimiento de la realidad de los hechos suele ser más bien escaso, el Pontificado de Benedicto XVI agravó la crisis que sufría la Iglesia, que ya había comenzado desde el Concilio y que luego alcanzó su culminación con el del Papa Francisco. El común de los fieles suele leer muy poco y no anda muy avezado en la búsqueda de la verdad, por lo que desconoce el pensamiento de los que realmente hicieron el Concilio (y de todo el conjunto de sus padres en la fe, los filósofos idealistas alemanes). Tampoco es muy profundo su conocimiento acerca de la influencia que el pensamiento filosófico ejerce en la vida de la sociedad (en realidad es lo que la determina), por lo que no tiene constancia del papel decisivo que el pensamiento idealista-inmanentista de J. Ratzinger ha desempeñado como concausante de los presentes problemas que sufre la Iglesia. Nadie es más atrevido que quien ignora, y el Sistema lo sabe bien, como buen experto que es en el arte de manejar la mentira y de conducir a las masas.
La pérdida de memoria es otra circunstancia que induce a que nadie recuerde para nada el desastre que supuso para la Iglesia el Pontificado del Papa Benedicto XVI. Un Pontificado que no fue sino la culminación del empezado por Juan XXIII, que fue luego continuado y amplificado en sus efectos por el de Pablo VI, superado después por el de Juan Pablo II, para ser por fin apuntillado por el Papa Francisco, según dicen los tradicionalistas al mismo tiempo que aseguran que están amparados por la contundencia de los hechos.
(...) Habría que hacer un recuento de la obra ratzingeriana a través de toda su re-interpretación (disolución) de las partes fundamentales de la teología católica. Gracias a cuya labor, ayudada a su vez por la de colaboradores próximos como Karl Rahner y Henry De Lubac, la Doctrina Católica ha sido absorbida y fagocitada por la teología progresista modernista, que es la que está sirviendo de fundamento a la Nueva Iglesia.
J. Ratzinger es un pensador que depende por completo de los filósofos idealistas alemanes. Estudioso y entusiasta, desde sus años de Seminario, del agnosticismo de Kant (considerado el padre del modernismo), sufrió luego la influencia del idealismo de Husserl, del existencialismo de Heidegger, y de otros pensadores como Max Scheler (teoría de los valores, personalismo cristiano), Buber, etc. Aunque quizá habría que poner en primer lugar, dentro del terreno de las influencias, al historicismo de Dilthey, que ejerció un influjo capital en su pensamiento.
Son muchos los que ponderan sus esfuerzos por poner a tono el Concilio y presentarlo como en continuidad con la Tradición, tarea para la cual elaboró su teoría de la hermenéutica de la continuidad que luego rectificó y completó con la de la continuidad en la reforma. Si bien, desgraciadamente, este último punto está en flagrante contradicción con todos sus escritos anteriores (nunca rectificados) y con la continuidad de sus actuaciones. (...) Por si quedaba alguna duda, añadamos otro texto del pensamiento de Ratzinger: Ciertos textos de religión parecen sugerir que la fe cristiana en la cruz representa a un Dios cuya justicia inexorable ha reclamado un sacrificio humano, cual es el de su propio hijo. Ante lo que no cabe sino apartarse, con horror, de una justicia cuya sombría cólera resta toda credibilidad al mensaje del amor.
Lo que no impide que existan bastantes puntos que anotar en favor de Benedicto XVI. En justicia no debe dejar de mencionarse, en plan de sincero agradecimiento en este caso, la promulgación de su Motu Proprio Summorum Pontificum (7 de julio del año 2007), por el que reglamentaba y restituía la Liturgia Romana que había estado en vigor hasta el año 1962, declarando la licitud de la Misa Tradicional que Pablo VI había declarado (falsamente) como que hubiera sido abrogada. Es decir, liberó la Misa Tradicional, después de cuarenta años de haber permanecido ilícitamente prohibida (Pablo VI declaró falsamente que había sido abrogada). Desgraciadamente el Motu Proprio apenas si tuvo consecuencias prácticas, por la resistencia de los Obispos y la debilidad del Papa para imponerlo.
Además, levantó las dudosas excomuniones que habían sido lanzadas contra los cuatro Obispos de la Sociedad de San Pío X. Y ordenó hacer las pertinentes correcciones de los errores contenidos en las traducciones vernáculas de la Misa del Novus Ordo. [En particular el que se refiere a la traducción del "pro multis" el 17 de octubre de 2006 ] Y después de su renuncia hizo algunas declaraciones en contra del intento de administrar la Sagrada Comunión a los divorciados y vueltos a casar (adúlteros). [Como aportación personal debo decir también que en su Motu Proprio "Latina Lingua" instituyó la Pontificia Academia de Latinidad, para promover la lengua y cultura latina, el 10 de noviembre de 2012]
En cuanto a los hechos y sucesos desafortunados de su Pontificado, nos limitaremos a mencionar, casi como de paso, la continuación por su parte de la infausta política de Juan Pablo II sobre los llamados Encuentros de Asís (Pinchar, por ejemplo, aquí y aquí) y que, bajo el pretexto de ecumenismo (a todas luces falso), tanto daño y desolación ha ocasionado a la Iglesia. Desde el momento de difundirse la doctrina según la cual todas las religiones son válidas, y útiles igualmente como instrumento de salvación, la identidad única y necesidad de la Santa, Católica, Apostólica y Romana pasó a ser un cuento de hadas para el común de los católicos. Decir otra cosa es faltar a la verdad.
Pero la verdadera influencia de la persona del Papa Benedicto XVI radica en su pensamiento. Sus teorías inmanentistas e historicistas sobre la Tradición Viviente y la Hermenéutica de la Continuidad y, más que nada, sus doctrinas sobre la Evolución de los Dogmas (nada de fórmulas fijas, puesto que toda verdad depende de las circunstancias del momento histórico y de la reflexión del hombre sobre el dato revelado) difuminaron una Doctrina que hasta entonces había sido considerada como revelada, fija, inmutable, y fundamento de todo el basamento sobre el que se levanta la Roca que es la Iglesia. Ahora el Edificio ya podía tambalearse, como de hecho sucedió.
(Continúa)
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Nota personal de aclaración: Puesto que no lo he hecho anteriormente, a fuer de ser sincero, debo señalar que, posteriormente, el 16 de marzo de 2016, también en otra entrevista (aunque ésta no forma parte de un libro, como en el caso anterior), muchas de las declaraciones que hace parecen contradecir lo que él mismo dijo en la entrevista de octubre del 2015. (ésta, por cierto, salió a la luz el 1 de abril de 2016).
Véase, si no, el artículo de este blog titulado "El papa emérito Benedicto rompe el silencio: habla de una profunda crisis en la Iglesia post-Vaticano II" , cuyo original tomé de Adelante la Fe, donde son de destacar ciertos puntos que, anteriormente, no habían quedado nada claros. Fue el 16 de marzo de 2016. Allí habló de una profunda crisis de dos caras con la que se enfrenta la Iglesia a raíz del Concilio Vaticano II, recordándonos:
(1) La posibilidad real de la pérdida de la salvación eterna, es decir, de que la gente vaya al infierno, convicción que fue abandonada después del Concilio.
(2) La "profunda evolución del dogma" que se está produciendo, con relación al Dogma infalible de que no hay salvación fuera de la Iglesia.
(3) La desmotivación que tales eventos han supuesto -y supondrán- para un compromiso misionero verdadero pues, dice el anterior Papa, ¿para qué tratar de convencer a la gente a acepta la fe cristiana si se pueden salvar sin ella?
(4) La falta de unidad en la fe entre los católicos, ¿por qué sujetarse a la moral cristiana y ni siquiera a la fe, si de todos modos pueden salvarse sin ella?
(5) La refutación de la idea del "cristiano anónimo", desarrollada por Karl Rahner.
(6) La falsedad de que es indiferente tener una religión u otra y de que todas son igualmente válidas.
(7) Las ideas del cardenal jesuita Henri de Lubac de que todo hombre, por el mero hecho de serlo, está llamado a lo sobrenatural, como una exigencia de su naturaleza humana, lo que ha dado en llamarse "sustitución vicaria" de Cristo, deben de ser de nuevo reflexionadas [en este punto debería de ser más explícito, pues no es que deban de ser revisadas sino que son falsas].
Pienso que la entrevista del 16 de marzo de 2016 puede servir de explicación sobre ciertos puntos que no quedaron suficientemente claros en su entrevista de octubre de 2015
(aparecida el 1 abril de 2016).