¡Qué pena que las palabras del Pontífice actual, Francisco, vayan por otros derroteros ... no sólo diciendo que "el proselitismo es una solemne tontería" y que cada uno que sea fiel a la religión en la que ha nacido y que lo mismo da tener una religión o tener otra: "Jesucristo, Mahoma, Jehová, Alá. Estos son todos los nombres utilizados para describir una entidad que es claramente la misma en todo el mundo" o pidiendo perdón a los indígenas por la Evangelización de América, cuando éstos deben estar -y la mayoría lo está- inmensamente agradecidos porque así han tenido la oportunidad de conocer y de amar a Jesucristo. Decir todo esto -y mucho más- es grave y no se atiene a la verdad.
Pero aún son más graves las declaraciones que hizo en su entrevista al diario católico francés la Croix, el 9 de mayo, al referirse a las relaciones entre católicos y musulmanes, cuando dijo: "Es cierto que la idea de conquista pertenece al espíritu del Islam, pero se podría interpretar SEGÚN LA MISMA IDEA DE CONQUISTA el final del Evangelio de san Mateo, cuando Jesús envió a sus discípulos a todas las naciones”.
Compara aquí el Papa la guerra a muerte contra el infiel, propia del Islam, que obliga a convertirse a los demás o a morir ... con el Evangelio de Jesucristo, Dios y hombre verdadero, cuyo mandamiento de proclamar su Nombre a toda criatura tiene como objeto la salvación de todos los hombres y además, no se impone a nadie por la fuerza de la espada, como en el caso del Islam: un auténtico disparate, aunque estas palabras hayan sido pronunciadas por el Papa, pues muy por encima de un determinado Papa está la Palabra de Dios y la Tradición bimilenaria de la Iglesia.
Ante lo cual sólo cabe reaccionar conforme a lo que enseñaba san Pablo a los corintios: "... Que obréis el bien, aun cuando nosotros fuéramos dignos de reprobación. Pues no podemos nada contra la verdad, sino en favor de la verdad" (1 Cor 13, 7-9). Y a los gálatas: "Aunque nosotros un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema!" (Gal 1, 9). Y de nuevo a los corintios: "Esos tales -dice- son falsos apóstoles, operarios engañosos, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. Y no ha de extrañar, pues el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz" (2 Cor 11, 13-14).
Debemos elegir: ¿Nos quedamos con la Palabra de Dios o con las palabras de hombres que juegan a ser Dios? ¿Quién es el que nos ha amado hasta dar su vida por nosotros? ¿Es acaso el Papa o fue Jesucristo?
José Martí