Copio un fragmento titulado “Mujeres torturadas”, sacado, a su vez de un libro de G. K. Chesterton titulad La mujer y la familia, Styria de Ediciones y Publicaciones.
“En
su hogar, una mujer puede ser decoradora, cuentacuentos, diseñadora de moda,
experta en cocina, profesora ... Más que una profesión, lo que desarrolla son
veinte aficiones y todos sus talentos. Por
eso no se hace rígida y estrecha de mente, sino creativa y libre. Esta es la
sustancia de lo que ha sido el papel histórico de la mujer.
No
niego que muchas han sido maltratadas e incluso torturadas, pero dudo que jamás
hayan sido torturadas tanto como ahora, cuando se pretende que lleven las
riendas de la familia y, al mismo tiempo, triunfen profesionalmente. No niego
que antes la vida era más dura para las mujeres que para los hombres. Por eso
nos descubrimos ante ellas. Es
la misma Naturaleza quien rodea a la mujer de niños muy pequeños que requieren
que se les enseñe, no cualquier cosa, sino todas las cosas.
Los bebés no
necesitan aprender un oficio, sino que se les introduzca a un mundo entero. El
niño es un ser humano capaz de hacer todas las preguntas posibles, y muchas de
las imposibles. Si
alguien dice que responder a ese niño insaciable es una tarea agotadora, tiene
razón. Si dice que es un cometido desagradable, admito que puede ser tan
desagradable como el de un cirujano o un bombero.
En
cambio, cuando la gente dice que esa tarea femenina no sólo es cansada, sino
trivial y odiosa, se me hace imposible entender lo que quieren decir. Si odioso
significa insignificante, descolorido e intrascendente, confieso que no lo
entiendo. Porque decidir y organizar casi todo; ser ministro de economía que
invierte y compra ropa, libros, sábanas y pasteles; ser Aristóteles que enseña
lógica, ética, buenos modales e higiene ... todo esto puede dejar a una persona
exhausta, lo que no puedo imaginar es cómo podría hacerla estrecha y limitada.
La
manera más breve de resumir mi postura es afirmar que la mujer representa la
idea de salud mental, el hogar intelectual al que la mente ha de regresar
después de cada excursión por la extravagancia. Corregir
cada aventura y extravagancia con su antídoto de sentido común no es —como
parecen pensar muchos— tener la posición de un esclavo: es estar en la posición
de un Aristóteles o de un Spencer, es decir, poseer una moral universal, un
sistema completo de pensamiento.
Una
mujer así tiene que hacer muchos equilibrios para arreglar y resolver casi
todo, para adaptarse a lo que haga falta. Y hacer equilibrios puede ser propio
de personas cobardes, que se arriman al más fuerte. Pero también define a las
personas de carácter noble, que siempre se ponen al lado del más débil, como el
regatista que equilibra un velero sentándose donde se necesita su peso.
Así
es la mujer, y su oficio es generoso, peligroso y romántico. Su carga es
pesada, pero la humanidad ha pensado que valía la pena echar ese peso sobre las
mujeres para mantener el sentido común en el mundo”.
Gilbert
K. Chesterton
“Debido a sus tareas domésticas, la situación de la mujer sigue siendo penosa.
Para lograr la total emancipación de la mujer y su igualdad real y efectiva con el hombre, es necesario que la economía nacional sea socializada y que la mujer participe en el trabajo general de producción.
Entonces sí la mujer ocupará el mismo lugar que el hombre. (…)
La construcción del socialismo comenzará sólo cuando hayamos logrado la completa igualdad de la mujer, y cuando acometamos las nuevas tareas junto con la mujer, que habrá sido liberada del trabajo mezquino, embrutecedor, improductivo”.
Vladimir Ilich Lenin
Si hacemos una comparación entre lo que dice Chesterton (es decir, el Cristianismo, pues -en este caso- viene a ser lo mismo) y lo que dice Lenin (o sea, el Comunismo marxista anticatólico, que también viene a ser igual), hablando ambos acerca de la mujer ¿con qué nos quedamos? ¿Qué es lo que realmente dignifica a una mujer de verdad?
José Martí