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Nerón acusó a los cristianos de los incendios en Roma que él mismo había ordenado; y éstos, los cristianos-, siendo inocentes, se convirtieron en los enemigos del pueblo, siendo perseguidos, encarcelados y martirizados: "Pan y circo"; "muerte a los cristianos". Un odio tan irracional no puede ser sino producto de una sociedad que está completamente pervertida y que ha entronizado al Diablo como a su "señor".
Estamos llegando a unos extremos de locura que no se entienden, humanamente hablando. Sólo razones de tipo sobrenatural pueden explicarlos. Pues bien: Que sepan todos los que así piensan, es decir, todos aquellos que viven según los criterios mundanos y que han rechazado a Dios de sus vidas, que "sus días están contados" (Job 14, 5) y que "su fin es la perdición" (Fil 3, 19).
En palabras de Jesucristo, los que así hablan y actúan "tienen por padre al Diablo y sólo quieren cumplir los deseos de su padre" (Jn 8, 44a), "el cual es homicida desde el principio y no se mantiene en la verdad, porque en él no hay verdad" (Jn 8, 44b). "Cuando dice la mentira, habla de lo suyo, porque es mentiroso y padre de la mentira" (Jn 8, 44c)
No se puede luchar contra Dios, burlándose de Él y de quienes lo siguen y quedar impunes. Sí, porque Dios es infinitamente misericordioso, pero es igualmente infinitamente justo: "No os engañéis. De Dios nadie se burla; pues lo que el hombre siembre eso mismo cosechará" (Gal 6, 7)
José Martí