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La humanidad vive una crisis que no es solamente económica y financiera ...
... también es ecológica, educativa, moral, humana.
Cuando hablamos de crisis hablamos de peligros ... pero también de oportunidades.
¿Cuál es la oportunidad? : La de ser solidarios.
Venid, ayudadme. Para que cada uno contribuya al bien común y a la construcción de una sociedad que ponga al centro la persona humana.
Éste es el noveno mensaje del Papa (nos quedan dos más: octubre y noviembre)
En ninguno de sus mensajes ha dejado ver la cruz, que mantiene escondida.
Y en este mensaje concreto considera que la crisis que estamos atravesando es una oportunidad para ser solidarios. El objetivo es la construcción de una sociedad cuyo centro sea la persona humana.
Hasta aquí el Papa. Este mensaje podría haberlo dicho cualquier político, pues todos hablan de solidaridad y del bien común y de la persona humana.
El Papa es el representante de Cristo en la Tierra. No es el representante de la humanidad. Y su mensaje se dirige a los cristianos ... o eso sería la propio.
Sin embargo, la realidad es que habla para todos los hombres del planeta, como si sus palabras tuviesen que ser aceptadas por todos, simplemente porque él las ha dicho, siendo así que son millones las personas que no tienen fe y que no lo consideran su representante (caso de ateos, agnósticos, etc...) o incluso que luchan abiertamente contra el Cristianismo (caso de los musulmanes, judíos, etc... por no hablar de los comunistas y de los masones, por poner tan solo algunos ejemplos)
Se trata de un mensaje sólo para este mundo. No aparece en él ningún vestigio de sobrenaturalidad, comenzando por el hecho patente de no mostrar abiertamente la cruz, "como" avergonzándose de ser cristiano. ¿Por qué actúa así? No lo sé, pero se trata de un hecho. No hay más que ver la imagen.
Seamos claros y vayamos al fondo de los hechos. Y nos encontraremos con que la enorme e inmensa crisis que atraviesa la humanidad es, en realidad, la consecuencia de una opción que ha tomado: la del rechazo de Dios, encarnado en la Persona de Jesucristo.
La solución no se encuentra en ser solidarios con los demás, lo que -sin duda- está bien ... sino en amarlos. Mas que de solidaridad, que es el lenguaje que usan los políticos, habría que hablar de caridad y de amor verdadero.
Pero esto último es imposible si no hay una razón convincente para ello. Y esa razón se encuentra sólo en Jesucristo que "me amó y se entregó a Sí mismo por mí" (Gal 2, 20). Esta realidad del amor de Dios, manifestada en Jesucristo, da sentido a toda la existencia humana. Pero los hombres no creen en ese Amor; es más: lo rechazan abiertamente.
Rechazando el Amor no nos queda más que el odio y el propio interés. Cada uno va a lo suyo. ¿Cómo se puede hablar de poner en el centro de todo a la persona humana ... cuando, además, el concepto de persona ha sido degradado?.
El caso más claro -y que clama al cielo- es el del aborto, es decir, el del asesinato de los seres más indefensos e inocentes que existen, pues el mundo de hoy, por puro egoísmo y soberbia, no considera como personas a los niños que se encuentran en estado de desarrollo en el vientre de su madre.
El centro es Dios ... sólo, única y exclusivamente Dios. Y Dios encarnado en Jesucristo: "Ningún otro Nombre se nos ha dado bajo el cielo por el que podamos salvarnos" (Hech 4, 12).
Fue la venida de Dios al mundo, en Jesucristo, la que hizo posible la desaparición de la esclavitud, la verdadera idea y el verdadero valor de las personas y la consideración de las mujeres como personas, exactamente igual que los hombres, aunque con diferentes funciones.
Es más ... la dignidad de la persona humana fue exaltada hasta el máximo precisamente en una mujer: la Virgen María. Es ella, una mujer, la única persona humana que se encuentra en cuerpo y alma en el cielo.
[Tengamos en cuenta que la Persona de Jesucristo es divina, pues es el Hijo, la segunda Persona de la Santísima Trinidad y tiene, pues, una naturaleza divina, aunque posea igualmente y por siempre, una naturaleza humana, como realmente suya, pues así la asumió al hacerse real y verdaderamente uno de nosotros, con un cuerpo como el nuestro y un alma como la nuestra, aunque ahora ese cuerpo y alma están glorificados en el Cielo, como lo está también el cuerpo y el alma de su Madre, la Virgen María]
La persona humana será considerada como tal por el resto de personas sólo en la medida en la que la humanidad se vuelva a Dios. El centro es Dios. Ésta es la verdad. No podemos poner al hombre como fundamento de todo sino a Dios, nuestro Creador y Redentor ... y entonces el hombre, todo ser humano, recobrará la dignidad que le corresponde como persona, una personalidad que, al fin y al cabo, le ha sido conferida por Dios.
Sin Dios, esta sociedad se vuelve inhumana: no deberíamos olvidarlo. Y siendo esto así -como lo es- en el mensaje del Papa [que, además, está dirigido a los cristianos y, en concreto, a los católicos] no aparece Dios por ninguna parte. Yo esto lo encuentro muy preocupante. Da la sensación de que la Iglesia, en su "apertura" inicial hacia el mundo, no sólo no lo ha convertido, sino que ha sido fagocitada por él, adquiriendo la forma de pensar y de actuar del mundo ... y renunciando a su propia identidad.
Ante lo cual es conveniente -y necesario- que tengamos las ideas claras y vivamos vigilantes, para no dejarnos engañar por nadie. Ya nos lo advirtió, en su momento, el apóstol san Pedro: "Sed sobrios y vigilad, pues vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar" (1 Pet 5, 8)
José Martí