Fuente: Hispanidad
Lean el comunicado de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE) que preside Alfonso Aguiló (en la imagen), de la Fundación Arenales, al rebufo de las leyes de identidad de género de Cristina Cifuentes que, de entrada, ya ha propiciado la persecución del colegio Juan Pablo II de Madrid, por negarse a introducir el homosexualismo entre los niños.
La verdad es que entre el primer Aguiló, el de las lamentables declaraciones a El Confidencial Digital y este comunicado, reconozco que va un trecho largo. No olvidemos que Aguiló, presidente la CECE en nombre de la Fundación Arenales, es un cualificado miembro del Opus Dei a quien la Obra asigna sacerdotes a sus colegios para la formación cristiana de los hijos. No creo que los curas de la Obra pretendan enseñarles diversidad a los niños confiados a su formación espiritual ni creo que los padres de los niños esperen eso de los sacerdotes de la Prelatura, ¿verdad?
Volvamos al comunicado: los dos primeros párrafos mal, el resto muy bien. Al menos, según el catecismo de la Iglesia. Aguiló todavía necesita rectificar más y la CECE que preside, con su repugnante silencio ante la acometida del lobby gay por mano de la pepera, Cristina Cifuentes, también.
Porque, señores de la CECE, sí existe la identidad sexual (se nace hombre o mujer y nadie nos pide permiso para ello, ni siquiera para existir. Pero no existe la orientación sexual, ni la exención de género. Y si existen, deben ir conformes a su propia naturaleza.
En plata, existen hombres y existen mujeres, no mediopensionistas. Si se tienen tendencias mediopensionistas deben ser corregidas por uno mismo -y en la educación por los profesores y maestros- de la misma forma que los heterosexuales varones reprimimos, en uso de nuestra libertad, nuestra tendencia a acostarnos con todo pibón que luce figura por la calle.
Pero en la educación de los niños no existen tres sexos, sino dos. ¿Y cómo debe tratar un cristiano a los que, a pesar de ello, han optado por la homosexualidad? Con todo afecto (que es mucho más que respeto), naturalmente, como también ordena la Iglesia católica. La misma Iglesia que condena la homosexualidad exige a los católicos acoger al homosexual. ¿Alguien ha dicho otra cosa alguna vez?
En cualquier caso, Aguiló, la identificación sexual sí existe y nos viene dada. La orientación sexual no existe y si existe como tendencia debe ser reprimida por antinatural. Tranquilo, reprimida por uno mismo en uso de su libertad.
Hispanidad