Hará mañana exactamente cinco meses un compañero de trabajo y amigo, me escribió por e-mail: "Estoy siguiendo tus entradas sobre el papa Francisco y me tienes alucinado. Te veo en una posición irreconciliable con él. No sé si lo estoy entendiendo bien, pero si es así, alguien está cada vez más al margen de la Iglesia católica. Feliz verano. Y salud"
Me ha parecido que podría ser interesante reflejar en este blog la respuesta que le di pues pienso que puede valer también para cualquiera que me lea y que tenga dudas similares a las de mi amigo. Esto fue lo que respondí (puede variar alguna expresión o palabra, o incluso algún añadido, a efectos de que se entienda mejor el contenido, pero éste no ha cambiado. Al final he escrito un añadido que no forma parte de la carta)
Hola, habrás observado que razono todo lo que escribo, con los links correspondientes.
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Hola, habrás observado que razono todo lo que escribo, con los links correspondientes.
Yo soy fiel al Papado como Institución fundada por Jesucristo, quien fundó su Iglesia (católica) hace casi dos mil años. Luego está toda la Tradición de la Iglesia, los escritos de los santos Padres, así como las encíclicas de los Papas anteriores al Concilio Vaticano II.
A lo largo de la historia de la Iglesia ha habido papas de todo tipo (tú mismo hablaste en una de tus entradas del papa nº 130, Juan XII, el papa fornicario). ¿Piensas que Dios quiere que sean así sus representantes en la Tierra? Está claro que lo permite, pero no puede quererlo ... y siempre lo permite con vistas a un bien mayor.
En el caso de Francisco, el problema es, desde el primer día en que tomó el Poder Pontificio, el 13 de marzo de 2013, que casi todo lo que dice y hace está en disconformidad con la Doctrina multisecular.
Lo que ocurre es que los cardenales están con miedo (es mi opinión), en particular aquellos que se siguen manteniendo fieles a la Tradición, que cada vez son menos, porque ya se está encargando Francisco de hacer una criba al objeto de que no haya "adversarios" y tenerlos a todos de su parte.
Cada día, o con bastante regularidad, van apareciendo cardenales y obispos gays, partidarios de la homosexualidad, de considerar las uniones entre adúlteros como normales y no pecaminosas, etc (ver Amoris Laetitia).
Yo no tengo personalmente nada contra el Papa y, en cuanto Papa, le guardo respeto, pero no puedo estar de acuerdo con aquellas cosas que dice que son contrarias a la doctrina católica (la cual, por cierto, cada vez se conoce menos, porque no se enseña; los seminarios están vacíos; y el modernismo se ha infiltrado de lleno en la Iglesia, siendo como es la suma de todas las herejías, al decir del papa San Pío X).
Yo no tengo personalmente nada contra el Papa y, en cuanto Papa, le guardo respeto, pero no puedo estar de acuerdo con aquellas cosas que dice que son contrarias a la doctrina católica (la cual, por cierto, cada vez se conoce menos, porque no se enseña; los seminarios están vacíos; y el modernismo se ha infiltrado de lleno en la Iglesia, siendo como es la suma de todas las herejías, al decir del papa San Pío X).
Intento, además, seguir el consejo de san Pablo cuando dijo: "Que obréis bien, aun cuando nosotros fuéramos dignos de reprobación. Pues no podemos nada contra la verdad, sino en favor de la verdad" (2 Cor 13, 7-9).
Lo que yo no puedo hacer es actuar en contra de mi inteligencia. Y llamar negro a lo que es blanco y blanco a lo que es negro ... porque lo ha dicho el Papa.
Lo que yo no puedo hacer es actuar en contra de mi inteligencia. Y llamar negro a lo que es blanco y blanco a lo que es negro ... porque lo ha dicho el Papa.
La misión del Papa no es la de aportar ideas que contradigan la fe, sino la de confirmar en la fe a todos sus hermanos católicos, dando ejemplo con su vida y con sus palabras. El Papa tiene la obligación de transmitir íntegramente el depósito, revelado de una vez para siempre, sin alterar nada de él ... ¡Y no es eso lo que está haciendo!
Ya van apareciendo algunas voces disonantes. En particular el obispo más valiente es Schnëider, quien se ha opuesto claramente a la Amoris Laetitia. Luego están los cardenales Burke, Sarah y alguno más, pero muy pocos.
Los cardenales más conocidos y con más influencia son Marx, Schönborn, Müller, el arzobispo argentino Víctor Fernández (alias "Tucho") íntimo amigo del Papa (el verdadero autor de la AL) y otros por el estilo, que se declaran ellos mismos pro-divorcio y pro-homosexuales ... ¡Y no pasa nada! El Papa no los destituye.
Sí lo hace, en cambio, y actúa, cuando se encuentra con otros obispos y cardenales que se mantienen fieles a la Tradición. Como ejemplo te puedo citar el caso de Monseñor Livières, un hombre de auténtica fe y que tenía los seminarios llenos de aspirantes al sacerdocio, y sin ningún motivo de peso fue trasladado desde Ciudad del Este a un sitio desconocido (ya falleció). El caso del cardenal Burke, también destituido del puesto de alto rango que tenía, por el mero hecho de su fidelidad a la Tradición. Y el caso más flagrante de todo que es el de los Franciscanos y Franciscanas de la Inmaculada, una orden con vocaciones muy valiosas ... pero por ser tradicionalistas la ha hecho desaparecer, sembrando un gran desconcierto entre los fieles y los seminaristas. [De todo ello he hablado en mi blog].
Observa quiénes son sus amigos: masones, musulmanes, rabinos, Evo Morales, Chávez, Maduro, Fidel Castro, etc... Dicen que va a recibir a Pablo Iglesias, el de Podemos, el día 10 de septiembre (no sé si lo hará). Y, sin embargo, no ha recibido a otros líderes con pensamiento ortodoxo y fiel a la Tradición: ... una misericordia selectiva.
Yo digo lo que veo. Y de lo que digo hay testimonios (por escrito y en vídeos) de que eso es así. Y mientras tanto, la sociedad está cada vez más corrompida, y las vocaciones sacerdotales brillan por su ausencia.
Faltan santos en la Iglesia ... y aquéllos que destacan por su santidad y su fidelidad a la Tradición son perseguidos ... incluso por el mismo Papa: además de los ejemplos que he citado más arriba, recuerda -no sé si lo has visto- el caso del monaguillo al que pretende separarle las manos porque está en actitud de veneración hacia el Santísimo. Y hasta le reprende: ¡tienes las manos pegadas! , etc, etc.
[Añado aquí un enlace a esa entrada del monaguillo reprendido por el papa Francisco]
En fin, ¿para qué voy a seguir? No acabaría nunca.
Y sí, me preocupa la Iglesia. Si te fijas en mis escritos acerca de lo que hablo sobre Francisco podrás comprobar que, desde el principio en que comencé a hacerlo, siempre lo he hecho documentado y no le he hecho decir nada que no haya dicho.
Si lo que dice está bien, bienvenido sea (hay muchas cosas buenas que dice) pero si lo que dice se opone a la verdad, es preciso hacerle frente, tal y como hizo san Pablo con san Pedro, reprendiéndole en público porque su modo de actuar no era el correcto. Y ahí tienes a Santa Catalina de Siena que fue a Avignon a decirle al Papa que tenía que volver a Roma.
El papa no es Dios. Y Dios cuenta ya con eso: cuenta con la infidelidad de muchos de sus sucesores: no porque ésa sea su voluntad, puesto que Él no puede querer lo malo, sino porque respeta nuestra libertad y por eso tolera el mal y lo permite ... Eso sí: sabemos con toda certeza, por la fe, que "todas las cosas cooperan para el bien de los que aman a Dios" (Rom 8, 28)
Por eso sabemos que la batalla final, que es la que cuenta, será ganada por Jesucristo y por todos aquellos que no se han avergonzado de Él: éstos son realmente quienes constituyen la verdadera Iglesia Católica.
[Aquí estoy hablando de la Iglesia militante; pero recuerda que está también la Iglesia triunfante y la Iglesia purgante. Todas ellas constituyen la única y sola Iglesia, dentro de la cual -y sólo dentro de ella- es posible la salvación. Algunos ya han llegado a la meta. Nosotros estamos aún en camino. Y esa esperanza es la que nos da alas para mantenernos firmes y vigilantes, luchando -con ilusión y confianza y en todo momento contra "el maligno". De Él recibiremos la corona de gloria que tiene reservada para los que perseveren hasta el fin]
"Estoy convencido -decía san Pablo- de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las cosas presentes, ni las futuras, ni las potestades, ni la altura ni la profundidad, ni cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Rom 8, 38-39)
Contestando, pues, a tu pregunta, y resumiendo, te digo lo siguiente: Yo quiero morir como católico, en el seno de la Iglesia, pues de lo contrario mi vida no tendría ningún sentido. Pero ya sabes: hablo de la iglesia de siempre, de la Institución Papal bimilenaria, fiel al Mensaje recibido de Jesucristo y transmitido a lo largo de los siglos ... y no de lo que diga tal o cual Papa, por muy Papa que sea, si sus palabras se oponen a ese Mensaje.
En fin, lo dejo ya. No te doy más el tostón. Me alegro de hablar contigo y te deseo también un feliz verano. Un abrazo. José Martí
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AÑADIDO POSTERIORMENTE
Por cierto, son los pobres a quienes Jesús promete la dicha y la felicidad, ya en este mundo: Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos (Mt 5, 3). La pobreza es una virtud. ¿Cómo se puede luchar contra la pobreza? Los pobres, según el Evangelio, son los humildes y los sencillos, los que hacen como Jesús quien vino "no a cumplir su voluntad sino la del Padre que lo había enviado". (Jn 6, 38)
Jesús se hizo pobre por Amor. Esa es la pobreza que debemos de vivir los cristianos, poniendo a Dios en el centro de nuestra vida, por encima de todas las cosas y por encima de todo.
Se confunde, el 99% de los casos (debido a la influencia de los mass media) la pobreza con la miseria y con unas condiciones infrahumanas. Esto no lo quiere el Señor. Ésta no es la pobreza cristiana. Si fuéramos realmente pobres y pusiéramos a Dios, manifestado en Cristo, en el centro de nuestra vida, entonces, al cambiar nuestros corazones, al volvernos humildes, sencillos y amantes de la verdad ... entonces, y sólo entonces, el mundo podría ir saliendo de su miseria hasta erradicarla completamente.
Pero la erradicación de la miseria es una consecuencia del Mensaje de Jesucristo: no es el Mensaje de Jesucristo, un Mensaje que muy pocos conocen. No es necesaria una "nueva Evangelización", como se dice: ya podemos percibir hoy los efectos de esa "nueva Evangelización", unos efectos que se han ido dejado sentir, principal y paulatinamente, desde el Concilio Vaticano II, hace cincuenta años, hasta que hemos desembocado en una "nueva Iglesia" que es distinta a la Iglesia de siempre.
Sí es necesario, en cambio, una re-evangelización. O, si se quiere, una evangelización auténtica, siendo conscientes de que no es el Evangelio el que debe adaptarse a los tiempos, sino que son éstos los que tienen que adecuarse al Evangelio, dado que sólo en Jesucristo se encuentra la salvación y "Jesucristo es el mismo ayer y hoy y lo será siempre" (Heb 13, 8)
José Martí