En una entrada de este blog, publicada el 12 de septiembre de este año de 2016, de título "anoche tuve un sueño" (5) , situado en el sueño, hablaba de la situación de gravísima crisis en la que se encontraba la Iglesia católica. Dentro del sueño aparecieron un pequeño grupo de cardenales, del colegio cardenalicio, que se reunieron en secreto en una fecha que yo situaba entre el 13 de septiembre y el 31 de octubre, y que acordaron hacerle frente a Francisco, a causa -sobre todo- de la correcta interpretación de la Amoris Laetitia, que tantos fieles le habían pedido al Papa, pero éste, sin embargo, ni siquiera se dio por enterado.
Esto escribía entonces (insisto en que este contexto está situado en el sueño):
En dicho acuerdo [el del grupo de cardenales] se llegó a la conclusión de que si Francisco seguía adelante con sus "propias" ideas, contrarias al Mensaje Evangélico, le rogarían que dimitiese como Papa, dada su condición de hereje (sea formal o material, eso es lo de menos cuando está en juego el porvenir de la Iglesia): Un Papa hereje es una contradicción. Y como tal se ha estado manifestando (con mayor o menor ambigüedad) a lo largo de los tres años y medio que lleva de Pontificado, siendo aplaudido por todo el sector anticatólico. La Amoris Laetitia fue la gota que colmó el vaso, máxime cuando ya no había, en realidad, otras interpretaciones que las que allí venían indicadas.
[En su viaje de Lesbos a Roma dijo que la interpretación correcta es la que daría el cardenal Schönborn, como si fuera la suya propia, una interpretación que ya conocemos y que se ha comentado extensamente en este blog. Pero por si cabía todavía alguna duda, el 5 de septiembre de 2016 escribió a Monseñor Sergio Alfredo Fenoy, delegado de la Región pastoral de Buenos Aires, una carta en respuesta a un escrito de éste titulado "Criterios básicos para la aplicación del capítulo VIII de Amoris Laetitia", dirigido a los sacerdotes de su Diócesis. Por cierto, el mismo día que apareció dicho escrito, apareció también la carta del Papa, diciendo: "El escrito es muy bueno y explicita cabalmente el sentido del capítulo ViII de Amoris Laetitia. No hay otras interpretaciones. Y estoy seguro de que hará mucho bien". En tal escrito se deja abierta la posibilidad, en algunos casos, de comulgar en estado de pecado mortal, a aquellos que, viviendo en situación de adulterio, siguen haciéndolo y no se arrepienten. Roberto de Mattei lo explica muy bien en un artículo que he colocado en este blog]
Tal enfrentamiento entre el Papa y los cardenales tuvo lugar de hecho. [En el sueño, claro está]. No recuerdo el día exacto, pero sé que fue entre el 13 de septiembre y el 31 de octubre de 2016; y si no me falla mucho la memoria me viene a la mente que fue el mismo mes de septiembre, dado que el 20 de ese mismo mes estaba ya previsto un viaje del Papa a Asís, de carácter interreligioso, con lo que eso supone. Por otra parte, estaba en estudio algo impensable en la Iglesia, como es el diaconado femenino; y, además, eran muchos -comenzando por los más altos Jerarcas de la Iglesia- los que consideraban que el celibato sacerdotal debería de ser voluntario, propuesta que se llevó también a estudio, así como la supresión de la guerra justa ... por decir tan solo alguno de los puntos que recuerdo. En los sueños se difumina la memoria. Pero sigamos.
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"Y corrió admirada la tierra entera tras la Bestia, y adoraron al dragón porque dio el poderío a la Bestia; y se postraron ante la Bestia, diciendo: '¿Quién hay semejante a la Bestia y quién puede luchar contra ella'?. Le fue dada una boca que profería palabras arrogantes y blasfemias; y se le dio poder para hacerlo durante cuarenta y dos meses" (Ap 13, 3-5).
Reconozco que (ya en la realidad y no en el sueño) cuando llegó el 13 de Septiembre y, aparentemente, no había ocurrido nada, pensé aquello de que "los sueños sueños son, aunque me di de plazo hasta el 31 de octubre. Tampoco durante ese tiempo salió nada a la luz. Bueno, me dije, "Dios proveerá" ... aunque me rebelaba internamente: ¡Tiene que aparece ese grupo de cardenales ... y hablar, porque es cierto que Dios actúa, pero también lo es que se sirve de nosotros, la mayoría de las veces, para hacerlo! Por eso cuando salió a relucir la noticia de las "Dubia" de los cuatro cardenales al Papa Francisco, me dio un vuelco de alegría en el corazón: ¡Por fin!
Tal evento ocurrió el día 16 de noviembre de 2016 (cuatro días antes del día 20 de noviembre, festividad de Cristo Rey, que ponía fin al año de la "misericordia". Pude leer la noticia en Adelante la Fe (Rorate Caeli) y la inserté en este blog (aquí y aquí) incluyendo también las declaraciones del Cardenal Burke en una entrevista que le concedió a Edward Pentin, vaticanista del NCR, en donde el Burke advierte que si el Papa no aclara la confusión, "harán un acto formal de corrección de un error grave".
Lo que me ha llamado la atención es que dicha petición de aclaración de corrección de errores por parte de los cardenales, en realidad, había tenido lugar ya, en privado, el 19 de septiembre de 2016, fecha importante, que se sitúa tan solo seis días después de los 42 meses de pontificado de Francisco. Es curioso que, además, Francisco estuviese en Asís ese día, celebrando el 30 aniversario del encuentro interreligioso, comenzado por Juan Pablo II en 1986. Sabía, pues, ya lo de las Dubia pero, por lo visto, eso no parecía preocuparle demasiado.
El motivo del título de este post: "Un sueño cumplido ... ¡en parte!, se debe a lo siguiente:
"Sueño cumplido", en tanto en cuanto ha habido, de hecho (no sólo en mi sueño) un grupo de cardenales que se ha enfrentado al Papa, pidiéndole de modo formal que se defina acerca de la Amoris Laetitia.
¡Eran ya muchas las peticiones por parte de los laicos y de grandes personalidades ... ¡pero faltaban los cardenales! ... ¡Era necesario que éstos aparecieran y dieran la cara ... aunque yo esperaba un mayor número de ellos! No obstante, estoy convencido de que hay muchos más cardenales, que no se han definido públicamente todavía y que están de acuerdo con la postura de estos cuatro valientes ...
Téngase en cuenta que Francisco, en muy poco tiempo, se ha encargado de nombrar ya 44 nuevos cardenales de pensamiento "progre" (llamémosle así) parecido al suyo, con el fin, en mi opinión, de mantener esta "nueva Iglesia" cuando él falte. De modo que el transcurso del tiempo es de vital importancia, por el inmenso número de reformas que se están llevando a cabo, de manera acelerada.
[En mi sueño, se mantiene como Papa durante cinco años exactamente, hasta el 13 de marzo de 2018, en que pasa a la condición de papa emérito, con 81 años, uniéndose a Benedicto XVI, de 90 años en ese momento, que aún seguirá viviendo para entonces: habría dos papas eméritos, vestidos ambos de blanco ... Pero, bueno, esto no deja de ser un "sueño" La verdad es que Francisco va a cumplir ya 80 años, el 17 de diciembre, y que se mantiene con bastante energía todavía. Veo muy difícil que vaya a renunciar]
El grave problema con el que nos encontramos es que el Papa sigue sin darse por enterado. Y son otros los cardenales que están hablando en su nombre, algunos incluso echando pestes de estos cuatro cardenales, tildándolos de herejes y de muchas otras cosas más, no precisamente agradables. Bien es cierto que también han salido otros cardenales y obispos en defensa de los cuatro cardenales. Hay infinidad de escritos en los blogs, en este sentido, algunos realmente muy buenos y objetivos.
De ahí el título de esta entrada: "Sueño cumplido ... "¡en parte!". ¿Por qué Francisco no contesta?
Me parece a mí que:
- Si contesta dando la razón a estos cardenales se pone en contra de la propia Amoris Laetitia, que él mismo ha firmado (aunque en su mayor parte la haya escrito Tucho Fernández) la cual tiene, además muchos cardenales que la apoyan, a los cuales pondría en su contra. Porque, además, teniendo en cuenta todos sus comentarios y afirmaciones en diversos lugares, está muy claro que él piensa conforme a lo que está escrito en la Amoris Laetitia, que viene a ser lo mismo que lo que dice Schönborn, el intérprete que él nombró para ello. Y viene a ser lo mismo que lo que dijo el 6 de noviembre, respondiendo al escrito de los cardenales de Buenos Aires del 5 de noviembre: "El escrito es muy bueno y explicita cabalmente el sentido del capítulo VIII de Amoris Laetitia. No hay otras interpretaciones. Y estoy seguro de que hará mucho bien".
- Pero si contesta no dándoles la razón entonces se estaría poniendo "formalmente" y "explícitamente" en contra de las enseñanzas de Jesucristo, lo que conllevaría una herejía formal. Y entonces podría ser depuesto como Papa. De ahí su "rabia" y su enfado.
Por eso ni les ha contestado ni piensa hacerlo. ... Y por eso no convocó a todos los cardenales a la hora de la elección de los neocardenales el 19 de noviembre, como siempre se ha hecho en esas ocasones: para no tener que enfrentarse con ellos directamente, dado que podría llevarse una sorpresa "desagradable", al encontrarse que los cardenales que piensan de igual modo, es decir, contrario al de Francisco, no son cuatro, sino unos cuantos más. Posiblemente trece (por decir un número).
De manera que "el cisma está servido". De hecho, en una entrevista reciente con la estación de televisión francesa por internet TV Libertes el pasado 4 de diciembre, al obispo Schnëider, le preguntaron sobre qué podría pasar si la dubia presentada por los cuatro cardenales permanece sin respuesta, si hay riesgo de cisma en caso de continuar el silencio por parte del Papa. Y ésta fue su respuesta:
“No solo hay riesgo de cisma sino que ya existe un cierto tipo de cisma en la Iglesia. En griego, cisma significa separarse de la totalidad del Cuerpo. Jesucristo es la totalidad del Cuerpo de la Verdad Divina, y la unidad en Su cuerpo sobrenatural es también visible. Pero hoy estamos viendo una extraña forma de cisma. Externamente, numerosos eclesiásticos salvaguardan la unidad formal con el Papa, a veces por el bien de sus carreras o por una especie de papolatría. Y al mismo tiempo quebraron su unión con Jesucristo, la Verdad, y con Jesucristo la verdadera Cabeza de la Iglesia.
Por otro lado, hay eclesiásticos denunciados como cismáticos a pesar de que conservan la paz canónica con el Papa y siguen siendo fieles a Jesucristo, la Verdad, promoviendo Su Evangelio con diligencia.
Es evidente que los que de verdad son cismáticos interiormente, en relación a Jesucristo, utilizan la calumnia con el propósito de silenciar la voz de la verdad, proyectando absurdamente su propio estado de cisma interior en aquellos eclesiásticos que, indiferentes al halago o el vapuleo, defienden las verdades divinas.
De hecho, tal como dicen las escrituras, la palabra de la Verdad Divina no está encadenada. Incluso si un número de oficiales con altos cargos en la Iglesia de hoy oscurecen la verdad de la doctrina sobre el matrimonio y su disciplina inmutable, esta doctrina y disciplina se mantendrán siempre inalterables en la Iglesia dado que la Iglesia no es una fundación humana, sino divina.” [Palabras alentadoras]
Hay escritos muy buenos sobre este asunto. Dedicaré una entrada a realizar una selección de los que considero más valiosos. Y continúo escribiendo:
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En la respuesta que demos a Dios nos lo jugamos todo, tanto nuestra felicidad en esta vida como en la otra. Dios quiere nuestra respuesta amorosa porque su amor por nosotros es verdadero. Y el amor siempre es recíproco. De ahí que esté tan interesado por nuestra respuesta, porque verdadero es el Amor que ha querido que se dé entre Él y cada uno de nosotros.
Para que nos vayamos definiendo y tomemos una opción con relación a Él, que tiene que ser libre, necesariamente (o no habría tal amor) tenemos toda nuestra vida por delante ... sin olvidar que, dado que no conocemos cuando nos llegará la hora, tenemos que estar continuamente vigilantes. Nuestra respuesta ha de ser para hoy: "Ojalá escuchéis hoy su voz. No endurezcáis vuestro corazón" (Salmo 95, 7-8)
Dios, manifestado en Jesucristo, nos da continuamente todas las gracias que necesitemos para permanecer fieles. Y esto independientemente de que seamos pecadores y de que tengamos muchos fallos, pues si los reconocemos como tales fallos y pecados estaremos en la verdad, estaremos en Él que dijo de Sí mismo: "Yo soy la Verdad" (Jn 14, 6) y "Todo el que es de la verdad escucha mi voz" (Jn 18, 37). Y no debemos olvidar también esto otro que dijo: "Si no hubiera venido y les hubiera hablado, no tendrían pecado. Pero ahora no tienen excusa de su pecado" (Jn 15, 22)
Para salir de nuestra situación de pecado no tenemos más que poner los medios que Él ha establecido para ello. Una vez bautizados y siendo, por lo tanto, miembros de la Iglesia, tenemos que hacer uso del sacramento de la confesión, con inmenso dolor por haberle ofendido y con el propósito firme de no volver a hacerlo. En la confesión recibimos la gracia suficiente para que esto sea posible. Y luego, estando ya en estado de gracia, podemos recibir la sagrada Comunión, esto es, a Él mismo, que es el autor de toda gracia. Sólo en Él podemos salvarnos.
Ésta es, pues, la confianza que tenemos, puesto que sin Él no podríamos salir de nuestra situación de pecado: "Sin Mí nada podéis hacer" (Jn 15, 5) En cambio, si Él está junto a nosotros y en nosotros, nada podrá separarnos de Él, absolutamente nada ni nadie y lo podremos todo, según el decir de san Pablo: "Todo lo puedo en Aquel que me conforta" (Fil 4, 13)
Así -y sólo así- estaremos actuando como nos conviene. No debemos albergar duda alguna sobre esto: Dios conoce nuestras verdaderas necesidades y sabe qué es lo mejor para nosotros mejor que nosotros mismos. El someternos a su voluntad no nos esclaviza sino que es lo que nos hace auténticamente libres, dado que sólo "el que comete pecado es esclavo del pecado" (Jn 8, 34).
Todo esto, desde luego, no podemos entenderlo si no es desde la fe. De ahí la necesidad de la fe; y de ahí también la necesidad de pedírsela al Señor sin cesar y sin cansarnos, con la seguridad absoluta de que nos la concederá: "Pedid y se os dará" (Mt 7, 7), nos ha dicho Jesús. Por lo tanto, lo hará. Cierto que lo hará cuando Él así lo disponga, pero lo hará, pues nos quiere demasiado como para no oír nuestro clamor y la necesidad que tenemos de Él y de su Presencia: "¿Es que puede una mujer olvidarse de su niño de pecho, no compadecerse del hijo de sus entrañas? ¡Pues aunque ellas se olvidaran, Yo no te olvidaré" (Is 49, 15).
Es Él mismo quien más interesado está en que lo queramos, por nuestro propio bien. De ahí que debamos de insistirle, una y otra vez, manifestándole así nuestra confianza y nuestro amor. Éstas son sus palabras: "Si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el padre del cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?" (Lc 11, 13)
Entre las muchas cosas que dijo Jesús, todas importantes, por supuesto, me vienen ahora a la mente las siguientes, dirigidas a sus discípulos: "Sea, pues, vuestra palabra: 'Sí, sí', 'No, no'. Lo que pasa de esto del Maligno procede" (Mt 5, 37).
Y también: "El que no está conmigo está contra mí; y el que no recoge conmigo desparrama" (Mt 12, 30). "Ningún criado puede servir a dos señores, porque o tendrá odio a uno y amor al otro, o prestará su atención al primero y menospreciará al segundo: no podéis servir a Dios y a las riquezas" (Lc 16, 13).
De manera que, aunque es cierto que hay cosas opinables, en las que no se puede ser tajante, y que pueden admitir matices ... también es verdad que hay cosas que o son blanco o son negro (y no hay otra opción posible) en contra de lo que afirma Francisco. Y una de estas cosas, muy clara y que no deja lugar a dudas, relacionada con el tema que nos ocupa, pronunciada por el mismo Jesucristo, es la siguiente: "El que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la repudiada por su marido, comete adulterio" (Lc 16, 18).
Es así de sencillo, como sencillo era el Señor. ¡Hay que ver cómo nos complicamos la existencia ... y nos hacemos así desgraciados, pudiendo ser felices! Esto es sólo una muestra de lo que ocurre cuando el hombre se separa de Dios, o expresándolo mejor, cuando se separa de Jesucristo.
José Martí
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