Rápida aplicación del motu propio de Francisco: "Como una madre amorosa". Recordemos el artículo 1
1. El obispo diocesano o eparca, o aquel que, aunque de forma temporal, tenga la responsabilidad de una Iglesia particular, o de otra comunidad de fieles equiparadas (...) puede ser destituido de su cargo legítimamente si, por negligencia, ha cometido u omitido actos que hayan causado un grave daño a los demás, sea que se trate de individuos, que de una comunidad en su conjunto. El daño puede ser físico, moral, espiritual o patrimonial.
1. El obispo diocesano o eparca, o aquel que, aunque de forma temporal, tenga la responsabilidad de una Iglesia particular, o de otra comunidad de fieles equiparadas (...) puede ser destituido de su cargo legítimamente si, por negligencia, ha cometido u omitido actos que hayan causado un grave daño a los demás, sea que se trate de individuos, que de una comunidad en su conjunto. El daño puede ser físico, moral, espiritual o patrimonial.
2. El obispo diocesano o el eparca pueden ser destituidos sólo si objetivamente han faltado de forma muy grave a la diligencia que requiere su función pastoral, incluso sin grave culpa moral por parte suya.
3. En el caso de abuso de menores o adultos vulnerables es suficiente que la falta de diligencia sea grave.
4. El obispo diocesano y el eparca son equiparables a los superiores mayores de los institutos religiosos y de las sociedades de vida apostólica de derecho pontificio.
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Reproduzco aquí parte de lo dicho por The Wanderer:
Los obispos de antes tenían claro que eran sucesores de los apóstoles y si bien el obispo de Roma tenían un primado sobre todos ellos, esto no significaba de ninguna manera el poder sobre ellos y sobre los fieles que estaban bajo su jurisdicción. Que los obispos actuales hayan aceptado mansamente esta intromisión del poder pontificio es otro acto de cobardía y una traición a lo que siempre la Tradición de la Iglesia practicó.
Porque hay que ser bastante ingenuo para limitar las intenciones de Bergoglio al promulgar este documento solamente a los encubridores de pederastas. Es mentiroso y avieso, como todo jesuita, [en honor a la verdad pienso que siempre habrá algún jesuita que se salve de esta aseveración] y siempre hay que buscar la intención oculta.
En este caso, ¿quién determinará el “daño moral” infligido por un obispo a una comunidad? ¿Cómo se determinará ese daño?
Por ejemplo, un obispo que es favorable a la celebración de la liturgia tradicional y eso causa malestar a un grupo de progresistas de sus diócesis, ¿es pasible de destitución por causar divisiones entre sus fieles? O un obispo que, siguiendo la doctrina tradicional de la Iglesia y haciendo caso omiso a las recomendaciones de Leticia, no permite que los recasados se acerquen a la comunión, ¿podrá ser considerado “dañino a la comunidad”, en tanto que “factor de división” y consecuentemente removido de su cargo por la misericordia pontificia?
El papa Francisco, siempre preocupado por la misericordia, ha sido muy duro en misericordiar a obispos que, casualmente, tenían simpatías tradicionales y que no estaban relacionados con casos de encubrimiento de pederastas:
Franz Peter Tebartz-van Elstm, Obispo de Limburgo, Alemania (Marzo del 2014)
Rogelio Ricardo Livieres Plano, Obispo de Ciudad del Este, Paraguay (Septiembre del 2014)
Mario Olivieri, de la diócesis de Albenga, Italia (Marzo del 2015)
Robert Finn, de Kansas City-Saint Joseph, USA (Abril del 2015)
John Nienstedt, de Minneapolis (Junio del 2015)
Oscar Sarlinga, de Zárate-Campana, Argentina (Noviembre de 2015).
Rogelio Ricardo Livieres Plano, Obispo de Ciudad del Este, Paraguay (Septiembre del 2014)
Mario Olivieri, de la diócesis de Albenga, Italia (Marzo del 2015)
Robert Finn, de Kansas City-Saint Joseph, USA (Abril del 2015)
John Nienstedt, de Minneapolis (Junio del 2015)
Oscar Sarlinga, de Zárate-Campana, Argentina (Noviembre de 2015).
Sin embargo, hasta la fecha, Francisco no ha ordenado la destitución de un solo obispo liberal en lo teológico o en lo litúrgico, en todo el episcopado mundial, a pesar de que muchos de ellos están mucho más gravemente comprometidos en escándalos que los seis cuyas cabezas han rodado.
¡MÁS CLARO, AGUA!
La noticia que aparece en este vídeo muestra la rapidez en la ejecución del motu propio de Francisco, quien considera, por lo que se ve, que la aparición de nuevos grupos en la Iglesia que sigan manteniendo la fidelidad a la Tradición es un grave peligro para sus planes de modernizar la Nueva Iglesia. Siempre hay obispos y cardenales "progres" dispuestos a obedecer estas "sorpresas del Espíritu", [es decir, todo lo que a Francisco se le ocurra] como el obispo de Filipinas que se apresuró a decir, justo al día siguiente de la aparición de la Amoris Laetitia, que todos los divorciados vueltos a casar podían recibir la comunión. No sé por qué me vienen a la mente esas palabras del apóstol san Pablo en las que decía que "nuestra lucha no es ni contra la sangre o la carne sino contra los principados y potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos que están en los aires" (Ef 6, 12).
Pero veamos y oigamos este fortísimo vídeo:
Duración: 34 segundos
José Martí