Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).
En el artículo anterior parecía quedar claro que el cardenal Sarah está siguiendo las instrucciones que le dio Francisco acerca de hacer una lectura del Concilio Vaticano II que esté en conformidad con el verdadero sentir de los padres del Concilio, debido a los graves desórdenes litúrgicos que se produjeron después del Concilio y por supuesto en la actualidad. Sin embargo, me he encontrado con esta noticia de Gloria TV del 20 de julio que te deja un poco con la mosca en la oreja. Se trata de un corto vídeo de 29 segundos de duración. Saquen ustedes sus conclusiones, si es que pueden hacerlo.