Aunque esto no aparece en mi anterior sueño, me parece oportuno adelantarlo ... porque muchos de ustedes se preguntarán: ¿Qué está diciendo este hombre sobre el Papa? ¿A qué Papa se refiere? Haré, pues, una pequeña digresión a este respecto.
Como se sabe -y esto es real- el 11 de febrero de 2013 el papa Benedicto XVI anunció que iba a renunciar libremente a su Pontificado, lo que se hizo oficial el 28 de febrero, tras lo cual la sede permaneció vacante y se procedió a la elección de un nuevo Papa que resultó ser el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, jesuita, quien adoptó el nombre de Francisco. Esto ocurrió el
13 de marzo de 2013.
Pues bien -
y continúo con el sueño- exactamente
cuarenta y dos meses más tarde (tres años y medio)
un pequeño grupo de cardenales llegó secretamente a un acuerdo mediante el cual le harían frente, en grupo, al Papa Francisco, conminándole a que diera marcha atrás en su proceso de demolición de la Iglesia Tradicional, o sea, de la Iglesia; y que rectificara públicamente en lo que concierne a la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, en 19 de sus puntos (en contestación a una carga que le habían dirigido 45 católicos de relevancia moral e intelectual) pues en ella se abría la puerta, en la práctica, al "divorcio católico", algo impensable y que se oponía abiertamente a la Doctrina de Nuestro Señor Jesucristo.
[Deberían de hacerlo lo más pronto posible. El tiempo apremiaba, pues todo ha sido comenzar septiembre y también en agosto ... y Francisco se ha dedicado a despedir y a jubilar anticipadamente a varios cardenales, eligiendo otros que piensan igual que él. De seguir así no quedaría ningún cardenal con las ideas claras. Y Dios les pediría cuentas por su cobardía]
En dicho acuerdo se llegó a la conclusión de que si Francisco seguía adelante con sus "propias" ideas, contrarias al Mensaje Evangélico,
le rogarían que dimitiese como Papa, dada su condición de hereje (sea formal o material, eso es lo de menos cuando está en juego el porvenir de la Iglesia):
Un Papa hereje es una contradicción. Y como tal se ha estado manifestando (con mayor o menor ambigüedad) a lo largo de los tres años y medio que lleva de Pontificado, siendo aplaudido por todo el sector anticatólico. La Amoris Laetitia fue la gota que colmó el vaso, máxime cuando ya no había, en realidad, otras interpretaciones que las que allí venían indicadas.
[En su viaje de Lesbos a Roma dijo que la interpretación correcta es la que daría el cardenal Schönborn,
como si fuera la suya propia, una interpretación que ya conocemos y que se ha comentado extensamente en este blog. Pero por si cabía todavía alguna duda, el 5 de septiembre de 2016 escribió a Monseñor Sergio Alfredo Fenoy, delegado de la Región pastoral de Buenos Aires, una carta en respuesta a un escrito de éste titulado "Criterios básicos para la aplicación del capítulo VIII de Amoris Laetitia", dirigido a los sacerdotes de su Diócesis. Por cierto, el mismo día que apareció dicho escrito, apareció también la carta del Papa, diciendo: "El escrito es muy bueno y explicita cabalmente el sentido del capítulo ViII de Amoris Laetitia. No hay otras interpretaciones. Y estoy seguro de que hará mucho bien". En dicho escrito se deja abierta la posibilidad, en algunos casos, de comulgar en estado de pecado mortal, a aquellos que, viviendo en situación de adulterio, siguen haciéndolo y no se arrepienten. Roberto de Mattei lo explica muy bien en un artículo que he colocado en este blog]
Debería, además, interrumpir su
viaje apostólico a Suecia, previsto para la
celebración del quinto centenario de la Reforma Protestante, que iba a tener lugar el 31 de Octubre de 2016 (un año antes del 31 de Octubre de 2017, que es cuando de verdad sería el quinto centenario) porque
¿cómo es posible celebrar una Reforma que tantísimo daño ha hecho a la Iglesia durante quinientos años? Esto daría lugar a una
protestantización de la Iglesia y, por ello, a un desmoronamiento de la misma y a una pérdida de su propia identidad.
Tal enfrentamiento entre el Papa y los cardenales tuvo lugar de hecho.
[En el sueño, claro está]. No recuerdo el día exacto, pero sé que fue entre el 13 de septiembre y el 31 de octubre de 2016; y si no me falla mucho la memoria me viene a la mente que fue el mismo mes de septiembre, dado que
el 20 de ese mismo mes estaba ya previsto un viaje del Papa a Asís, de carácter interreligioso, con lo que eso supone.
Por otra parte, estaba en estudio algo impensable en la Iglesia, como es el
diaconado femenino; y, además, eran muchos -comenzando por los más altos Jerarcas de la Iglesia- los que consideraban que el
celibato sacerdotal debería de ser
voluntario, propuesta que se llevó también a estudio, así como la
supresión de la guerra justa ... por decir tan solo alguno de los puntos que recuerdo. En los sueños se difumina la memoria. Pero sigamos.
Francisco los excomulgó a todos. Sin embargo, dado que actúo en su propio nombre, oponiéndose, en lo que decía, al Fundador de la Iglesia, que es
Jesucristo ["el mismo ayer, hoy y por los siglos" (Heb 13, 8)]
tal excomunión era inválida por derecho divino.
Ellos lo declararon hereje públicamente; y sacudiendo los pies se fueron de allí. Algún otro cardenal se les unió más adelante. En total
fueron trece los cardenales "excomulgados por Francisco" ... excomunión que, como se ha dicho, no era tal, pues un papa hereje ya no tiene la potestad de Papa.
[De hecho Francisco, actuando como lo hacía y diciendo lo que decía, negándose a razonar sobre el porqué de la actitud de estos cardenales y limitándose directamente a "excomulgarlos" sin más, estaba dando muestras, una vez más y por desgracia, de que era realmente un hereje ... que estaba sentado en la cátedra de Pedro, lo cual era inadmisible].
De hecho, ante el conocimiento de lo sucedido, fueron muchos los obispos, sacerdotes y laicos de todo el mundo que se les unieron, hasta el punto de que
se produjo un cisma real en la Iglesia.
La "nueva Iglesia" que se había ido gestando desde el Concilio Vaticano II no era ya la Iglesia de Jesucristo, no era la verdadera Iglesia.
Y claro está:
era necesario tener una cabeza en ... esa otra Iglesia que era, en realidad, la misma Iglesia de siempre, la que había permanecido fiel durante casi dos mil años, la verdadera Iglesia.
Se hacía necesaria, pues, la existencia de un Papa para la Iglesia, pues así la llamaremos en adelante, dado que
a la "nueva Iglesia" tenía tan solo cincuenta años y su carácter novedoso se había convertido en ruptura total con la Tradición y con el Magisterio de la Iglesia de toda la vida.
No se la podía considerar ya como tal, máxime teniendo como cabeza a Francisco, quien había demostrado, con creces, su increencia y su arrodillamiento ante el mundo, que no ante Dios.
Pues bien:
de entre esos trece cardenales uno de ellos fue elegido Papa y
adoptó el nombre de Gregorio XVII. El nombre de Gregorio lo escogió en atención a san Gregorio Magno,
a quien se atribuye el canto gregoriano pero, sobre todo,
con la idea de volver a una liturgia en latín, que fuese la misma para todos los católicos del mundo, como siempre lo había sido, y que diera lugar así a una
seguridad dogmática fundamental para la pertenencia a la Iglesia,
sin ambigüedades de ningún tipo ... tan propias de este mundo y del lenguaje modernista y progresista en el que vivimos inmersos. Me venían a la mente las palabras que pronunció Jesús, recordando las que dijo el profeta Zacarías:
"Heriré al Pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño" (Mt 26, 31; Zc 13, 7).
Se necesitaba un verdadero Pastor, que se preocupara por el bien íntegro de sus ovejas, tanto en lo material como, sobre todo, en lo espiritual: la gente tenía hambre de Dios y, sin embargo, los católicos se iban alejando cada día más de Dios: la mayoría de ellos no conocía, en realidad, a Jesucristo, pues el Mensaje no había sido predicado en su totalidad desde hacía 50 años.
Gregorio XVII, el nuevo Papa, como cabeza visible de la Iglesia y
verdadero vicario de Jesucristo en la Tierra, haciendo uso de la autoridad que le había sido conferida,
excomulgó a Francisco como hereje e iluminado por el Espíritu Santo, como no podía ser de otra manera,
intentó corregir todos los errores que, a consecuencia del Concilio Vaticano II, se habían introducido capciosamente en la Iglesia, en particular los relativos al ecumenismo, la colegialidad, el diálogo interreligioso, la libertad religiosa y otros por el estilo. También
condenó expresamente el comunismo, lo que no se hizo en el Concilio Vaticano II.
Dado que la intención de este Concilio número 21 había sido puramente pastoral,
eliminó de dicho Concilio todo aquello que, so capa de ejercicio de la pastoral, se oponía al Mensaje de Jesucristo.
Dogma y Moral forman un todo. Una moral sin una base dogmática y unas creencias firmes en las Sagradas Escrituras así como en la Tradición cristiana y en el Magisterio Perenne de la Iglesia,
una moral así, digo, no conduce a ninguna parte: hoy en día se puede hablar, sin miedo a equivocarnos, de una apostasía mundial generalizada.
Tanta
"apertura al mundo", consecuencia de avergonzarse de Jesucristo,
ha conducido a la pérdida de la fe del pueblo cristiano,
que anda triste y extraviado porque desconoce la esencia del catolicismo; en otras palabras,
desconoce a Jesucristo, el único que puede proporcionarles la alegría que necesitan para ser felices.
Todos los documentos, exhortaciones apostólicas, cartas, bulas papales, motus propios, encíclicas, beatificaciones y canonizaciones, ..., todo, absolutamente todo, desde los escritos del papa Juan XXIII (e incluso alguno de Pío XII en sus últimos años) fueron estudiados minuciosamente por varios grupos de expertos de todo el mundo que estaban, todos ellos, animados por una gran fe.
Cierto: la Iglesia había quedado reducida a un resto, una especie de
Iglesia catacumbal, formada tan
solo por unos pocos católicos. Sin embargo, éstos estaban
distribuidos por todo el mundo y usaban
el mismo idioma, en este caso,
el latín como lengua oficial de la Iglesia (
siempre lo ha sido, en realidad, pero en los últimos cincuenta años se ha desvalorizado, para desgracia nuestra).
Se volvió, de nuevo, a la misa de siempre, aquélla que, según el motu propio
Summorum Pontificum de Benedicto XVI, de fecha 7 de julio de 2007 nunca había sido abolida, sino todo lo contrario:
"Es lícito -dijo-
celebrar el Sacrificio de la Misa según la edición típica del Misal Romano promulgado por el beato Juan XXIII en 1962, que nunca se ha abrogado, como forma extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia".
De este modo, ya no había posibilidad de confusión entre los fieles, en particular en lo concerniente a la Santa Misa, que tan denigrada y vulgarizada ha estado siendo -y sigue siéndolo- en tantos lugares, a partir del Concilio Vaticano II, lo que es tanto más grave cuanto que
la Santa Misa es la base y el fundamento de la vida cristiana, sin la cual la Iglesia fundada por Jesucristo ya habría desaparecido.
Ahora mismo, en la Iglesia Católica de Rito Latino, existen dos formas de celebrar la liturgia:
la que surgió de la reforma impulsada por el Concilio Vaticano II que es la llamada ordinaria (el Novus Ordo Missae) y la anterior, contenida en el Misal Romano publicado por el Papa Juan XXIII en 1962; que viene desde la reforma posterior al Concilio de Trento: ésta es la forma extraordinaria [en realidad, no está muy claro, ni tiene demasiado sentido el que a esta última se le llame extraordinaria, puesto que es la que siempre se ha venido celebrando pero, en fin, ese es el modo de nombrarlas hoy en día]
Con el Papa Gregorio XVII se prohíbe definitivamente el Novus Ordo Missae (la misa de Pablo VI)
y se vuelve -de nuevo- a la Misa Tridentina, la misa de San Pío V, de Juan XXIII (1962) ... la Misa de siempre, en definitiva, aquélla que nunca debió de ser abandonada ...
[... pues aunque, en teoría, no lo ha sido -según afirmó Benedicto XVI -y es comprobable- sí lo ha sido en la práctica, hasta que llegó el Summorum Pontificum en julio de 2007 (en mi opinión aquí hubo una intervención directa de Dios, inspirando a Benedicto XVI para que procediera como lo hizo). Aun así siguen siendo muchas las parroquias que ponen pegas actualmente a la celebración de esta misa, en su forma extraordinaria, desobedeciendo lo dicho por el Papa ... ¡y no pasa nada! No son amonestados por los obispos de la diócesis correspondiente].
Así estaban las cosas , pero todo esto iba a cambiar con Gregorio XVII.
Es preciso no olvidar que de los diez miembros de la comisión que se encargó de la elaboración del Novus Ordo Missae (o misa de Pablo VI) siete eran protestantes ... y de los otros tres, el presidente, el cardenal Bugnini era declaradamente masón (como se puso de manifiesto más tarde),
pese a lo cual el papa Pablo VI siguió manteniendo dicha Misa:
¡esa anomalía tenía que ser corregida!.
Todo esto explica el porqué se habla de Gregorio XVII como el verdadero Papa, en este sueño.
Al principio Gregorio XVII tenía bastantes seguidores, pero una serie de acontecimientos -que ya relaté en su momento y que ahora resumiré- dieron lugar a una
persecución de la verdadera Iglesia por parte de todos.
Y al decir todos quiero decir TODOS: no solo musulmanes, judíos, hindúes, budistas, etc...; y, por supuesto, todo el mundillo de la política de izquierdas que impregna el planeta, lo que siempre ha sido así.
En este caso,
los mayores y más crueles enemigos eran los que se seguían llamando católicos y se mantenían fieles a Francisco, que no a las enseñanzas de la Iglesia; aquellos que habían idolatrado la figura del Papa, sin darse cuenta de que las palabras de un Papa sólo adquieren calidad de obligatorias cuando son definidas ex cathedra; y siempre que estén en conformidad con el Magisterio anterior.
Los tales "católicos" no se dan cuenta de que el Magisterio no puede cambiar. Las verdades y los dogmas no evolucionan con el tiempo ... y no deben de adaptarse a los tiempos sino que son éstos los que deben de ser transformados por ellas.
Francisco está rechazando -de hecho- el Magisterio anterior de la Iglesia de casi dos mil años. Pero tal actuación conlleva que ya no puede hablarse de Magisterio; éste ha desaparecido y con él toda
la Iglesia, la cual pierde su carácter de realidad sobrenatural y
se transforma en una entidad meramente humana, ideada por los hombres y para los hombres ... aunque no para el bien de los hombres, al haber rechazado a Dios y haber capitulado ante el mundo.
Francisco afirma, por ejemplo, que la AL (en la que en determinados casos un adúltero puede recibir la comunión) es un acto de Magisterio. Esta afirmación anula el acto de Magisterio anterior (que coincide -además- con lo que la Iglesia siempre ha proclamado, desde su fundación). En buena lógica, cuando llegue un nuevo Papa puede decir otra cosa completamente distinta a lo que dice ahora Francisco ... y afirmar igualmente que lo que él diga es un acto de Magisterio ... y así sucesivamente.
No hay que ser demasiado inteligentes para darse cuenta de que este planteamiento "falseado" del Magisterio (de cincuenta años para acá) equivale a afirmar que no existe ya ningún Magisterio en la Iglesia, de modo que ya no se puede hablar de dogmas ni de verdades absolutas ... lo que supondría la destrucción de la Iglesia.
Este relativismo, más o menos encubierto, está dando al traste con la Iglesia. Por eso, los católicos, que lo sean de veras y que amen a Jesucristo, no pueden consentir, de ninguna de las maneras, que tal cosa ocurra, aunque les valga en ello la vida.
Esos católicos surgieron y gracias a ellos se produjo esa escisión en la Iglesia, que ocurrió siendo Francisco (aún) papa "legítimo" en lo legal, pero como promotor de herejías, fue removido de su cargo, pues un papa hereje es un contradicción.
Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que no debemos de preocuparnos. Sencillamente, ha llegado el momento de la prueba, el momento de demostrar al mundo nuestra fe.
Como las palabras de Jesucristo no pueden dejar de cumplirse, (aunque es cierto que ha permitido a Satanás tener un gran poder en el mundo durante bastante tiempo)
la victoria final será Suya. Y esta victoria puede -y debe- hacerse realidad ya en este mundo, en conformidad con sus palabras:
"Ésta es la victoria que vence al mundo: vuestra fe" (1 Jn 5, 4)
Así lo pensaron, y actuaron en consecuencia, estos valientes cardenales que hicieron frente a Francisco. ... y
eso dio lugar a un renacer de la Iglesia, de la verdadera Iglesia, la de siempre. El resto ya lo he contado.
Sólo diré que, con el paso del tiempo, y
debido a una hostilidad creciente por parte de todos, que llegó hasta la persecución más despiadada e incluso hasta la muerte,
fueron muchos los que no soportaron la prueba y decayeron en su fe. Los que
creían eran recluidos en "islotes"; y ya sabemos lo que eso significa, como dije al principio de este sueño.
Afortunadamente, pues Dios es Providente y nunca defrauda,
había "islotes" no controlados por el NOM. En uno de esos islotes se encontraba Gregorio XVII junto a su cardenal de mayor confianza. Los once cardenales restantes se encontraban también sin localizar por el NOM en otros islotes, cada uno en un islote diferente ... aunque todo era cuestión de tiempo. Algunos de ellos fueron descubiertos y torturados hasta morir antes que revelar el lugar donde se encontraba el Papa.
Fue necesario elevar a varios obispos, de fe probada, a la dignidad cardenalicia, para evitar que la muerte de los cardenales existentes pudiera dar al traste con el Papado. Simultáneamente algunos sacerdotes, también de probada fidelidad, fueron ascendidos a obispos.
Aun en medio de tantas contrariedades, el número de fieles iba en aumento ... aunque, eso sí, debían de permanecer en lugares desconocidos, como en el caso de los primeros cristianos.
Posteriormente- si logro salir del sueño- pasaré a la actualidad que ahora impera en este mundo, indagando, con la gracia de Dios, sobre las posibles causas que habrían dado lugar a una situación como la que he descrito ... aunque, como digo, no olvidemos que se trata sólo de un sueño.