FUENTE: CATHOLICVS
¿Es el Papa Francisco "gafe"? Salvando las distancias, a uno le da la impresión de que se está convirtiendo en el "Zapatero" del Vaticano: no hay causa terrenal que apoye, que no fracase estrepitosamente, pese a las arengas lanzadas desde tan privilegiado púlpito, aumentadas por los altavoces de casi toda la prensa internacional.
Ningún católico duda de que el Papa, cualquier Papa, es infalible cuando habla ex Cathedra. Lo que también les queda bastante claro a cada vez más católicos es que este Papa no ha hablado ex Cathedra ni una sola vez, y que cuando pone de manifiesto sus querencias y expresa sus preferencias personales, especialmente en el ámbito político, no da ni una: si apoya los mal llamados "acuerdos de paz" con los terroristas de las FARC, los colombianos, mayoritariamente católicos, votan en contra en el correspondiente referendum; si Macri no es santo de su devoción, éste vence en las Elecciones de su Argentina natal; si predica y apuesta por el "papeles para todos" -inventado por el socialista José Luis Rodríguez Zapatero muchos años antes de que este Papa okupara la cátedra de San Pedro-, los países del este de Europa se blindan legalmente frente a la invasión de inmigrantes ilegales y hasta el Reino Unido prefiere salirse de la Unión Europea; si asiste a Suecia a celebrar el V Centenario de la herejía y cisma de Martín Lutero, un importante segmento de protestantes expresan públicamente su rechazo; si se niega a venir a España a conmemorar el V Centenario de Santa Teresa de Jesús para no "interferir" en la Elecciones -a Estados Unidos no le ha importado ir aunque "interfiriera"-, el socialismo español se hunde progresivamente en cada cita electoral y la extrema izquierda de los comunistas "Podemos" e "Izquierda Unida" toca techo, estancándose y permitiendo otro gobierno del PP...
Asimismo, el aumento imparable del Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia, pese a las maniobras obstructivas de la masonería patria, o el "Brexit" del Reino Unido, fundamentalmente contrario a la invasión migratoria fomentada desde el Vaticano, demuestran la poca influencia que los deseos personales del Papa tienen sobre los electores. Por otro lado, con esta última cita electoral estadounidense queda de manifiesto, una vez más, que las encuestas no sirven para nada -ya ni siquiera para manipular a la población, que era para lo que venían usándose-. El general apoyo de los medios de comunicación y de los grupos de poder a Hillary Clinton no ha tenido el mayoritario apoyo que cabía esperar; de hecho, ni siquiera puede decirse que Trump haya ganado por los pelos: le ha dado una paliza electoral a Hillary Clinton, representante de la anti-Iglesia y enemiga declarada de Cristo: laicista radical, pro-aborto, pro-eutanasia, pro-ideología de género, pro-gay, antifamilia...
Por otra parte, además de las encuestas, la mayor parte de los medios de comunicación, indisimuladamente partidarios de Hillary Clinton, han quedado nuevamente en entredicho. Caso más grave aún es el de Radio Vaticano o la COPE en España, que han quedado totalmente desacreditadas. Para ambos medios, los católicos deberían haber votado al partido demócrata, pues Donald Trump es machista, xenófobo, etc. Radio Vaticano habló incluso de que el voto católico daba 20 puntos de ventaja a Clinton. ¡Pues ni con esas! En el caso de la apuesta de la emisora de los obispos de España, la COPE, por Hillary Clinton, también la ha dejado a los pies de los caballos. De hecho, ahora mismo no deben de salir de su asombro, sólo atinando a dar el absurdo titular: "Un país dividido". Naturalmente: tras unas elecciones, unos ganan y otros pierden. ¿Eso es todo lo que se les ocurre decir? Quien ha ganado ha sido Donald Trump y quien ha perdido -mal perdido- ha sido Hillary Clinton, que en un primer momento ni siquiera se dignó a aparecer públicamente ante los suyos y el resto del país para aceptar la derrota y felicitar a Trump por su victoria.
Lo que salta a la vista es que la habitual injerencia del Papa en política -pese a que lo niegue según sea el caso-, no ha sido suficiente para disuadir a los católicos estadounidenses de votar al partido republicano. Ni siquiera su descalificación explícita a Donald Trump durante el vuelo de regreso a Roma desde México, el pasado mes de febrero, cuando se le preguntó por él por su intención de construir un muro en la frontera del país. Pese al "¿quién soy yo para juzgar?" cuando le preguntaron sobre las relaciones homosexuales, no dudó en descalificar a Trump como "no cristiano" por oponerse a la invasión migratoria fomentada por los grupos de poder. De hecho, Hillary Clinton cerró la campaña electoral en Raleigh, Carolina del Norte, parafraseando al Papa Francisco y pidiendo votar a quien "construya puentes y no muros": “Cuando miréis hacia atrás, podréis decir que votasteis por un país mejor, más justo, en el que construimos puentes y no muros”. Y todo, pese a considerar fanáticos a los cristianos, como han revelado las últimas filtraciones de Wikileaks.
No sabemos cómo gobernará Trump. Pero sí sabemos qué no hará, que incluye toda la política laicista y anticristiana ya impulsada por Obama y que pretendía continuar y ampliar Hillary Clinton. Tampoco pretende cambiar la Iglesia Católica desde dentro para hacerla sumisa, como pretendía Clinton, ni violentarla con la ideología de género o con la obligación de dispensar anticonceptivos o realizar abortos en hospitales católicos. Ahora ya no se nombrará a magistrados de la Corte Suprema con el único mérito de impulsar la ideología de género como prioridad de su agenda, incluso por encima de libertades básicas, como la religiosa y la libertad de conciencia.
Para finalizar, me vienen a la cabeza las relativamente recientes acusaciones lanzadas a diestro y siniestro por uno de los palmeros del Papa Francisco, Andrea Tornielli, cuando fantaseaba con una supuesta trama -sin duda ficticia- de supuestos católicos "contrarios al Papa Francisco", en un vergonzoso y digno de olvido artículo -articulo-ficción, más bien- publicado en el panfleto diario "La Stampa" el pasado 16 de octubre. Ante semejantes disparates, ahora sólo cabe preguntarse: ¿será el votante medio estadounidense, especialmente el católico, un terrible "tradicionalista" anti-Papa y pro-Putin? Pues, por lo visto, sí. Cada día parece más evidente la "conjura mundial" contra el Papa Francisco en lo que a sus prioridades materiales y gustos políticos se refiere.
Lamentable, por otro lado, que en algunos estados donde han ganado los demócratas, a quienes no les duelen prendas en morir matando -y nunca mejor dicho-, hayan aprobado durante estas mismas elecciones la eutanasia en Colorado y el uso de la marihuana en California. ¿Y aún alguien se asombra de que en aquellos estados con un amplio número de católicos, mayoritariamente inmigrantes, también éstos hayan apoyado en un gran porcentaje a Donald Trump?
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