Estoy completamente de acuerdo con Eulogio López, el director de Hispanidad, de que es realmente la lucha contra el cambio climático lo que genera pobreza ... y no al revés. Pero hay mucho dinero y muchos intereses de tipo político empeñados en esa "lucha" absurda contra el cambio climático. Y, desde luego, la confianza en la Providencia divina es manifiesta a todas luces. Tiene más sentido "científico" creer en Dios que "creer" en el cambio climático.
Puestos a elegir, yo creo en Dios: mucho más científico y sensato que creer en el cambio climático, que es lo políticamente correcto, que se trata de meras hipótesis -además- y que está basado en muchas mentiras que no se dan a conocer. Eso sí: ¡ay del que discrepe del cambio climático! ... Pero, ¿qué dices? ... ¡Te van a crucificar! ... Pues mira por dónde: yo discrepo ... ¡y que me crucifiquen!.
Y es que, por más que nos empeñemos, nada podemos contra la verdad ... la verdad que se identifica con Dios ... no la verdad que nos inventamos nosotros, llamando verdad a lo que no lo es.
Que es exactamente lo mismo que ocurre con el tema de la evolución, que se considera como algo científico y demostrado. Todo mentira. No hay nada demostrado. Son simples hipótesis impuestas a nivel educativo ... sin admitir la posibilidad de que tales hipótesis sean erróneas: hasta ese extremo hemos llegado, también en lo científico.
Y es que lo que prima ya no es el amor a la verdad, que es la característica esencial de la verdadera ciencia, sino la ambición, el poder y el descartar a Dios de la vida del hombre ... pues Dios es el verdadero descartado ... hoy que tanto se habla de "los descartados" y de "los que viven en la periferia". Todo eso es bombo y platillo.
Los verdaderos descartados son aquellos que son ignorados por todo el mundo, comenzando por la prensa: los niños a quienes no se les habla de Dios, los cristianos que son perseguidos a causa de su fe, los universitarios a quienes se les impone como verdades científicas cuestiones como el cambio climático y la evolución, que no son sino meras conjeturas no demostradas ... y cuya pretensión oculta -y vista por muy pocos- es la de desterrar a Dios de la existencia humana. ¡Y para qué seguir!
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