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sábado, 18 de febrero de 2017

¿Qué está ocurriendo últimamente en la Iglesia? (José Martí)


Son tantísimas las cosas que se observan: ¡cada día aparece una nueva noticia! ... y no agradable, precisamente. Voy a fijarme, de momento, en dos puntos: uno relativo al cardenal Burke y el otro al cardenal Marx.


Al cardenal Burke no sólo no se le ha contestado, sino que se le enviado a Guam pues se le considera un peligro que hay que mantener alejado, como si fuese el causante de algún tipo de conspiración contra el Papa. Se pretende hacer de él la causa de la división en la Iglesia, siendo así que sólo se ha limitado a cumplir su deber de reprender a Pedro, porque es digno de reprensión: eso hizo san Pablo. Y se necesitaría de un mayor número de cardenales que actuasen de modo análogo y, sin embargo, permanecen en el silencio, dejando que la barca de Pedro se hunda. En realidad, tal "reprensión" ha consistido tan solo en plantearle (junto con otros tres cardenales) y de modo respetuoso, cinco preguntas, las llamadas Dubia, a las que tenía que responder con un sí o un no. Esta petición, que tuvo lugar a mitad de septiembre de 2016 en una carta privada, se hizo pública el 14 de noviembre de 2016 (hace tres meses) dado que el santo Padre no les contestaba ni pensaba hacerlo como, en efecto, está ocurriendo: sigue sin contestar por sí mismo. Lo hace a través de otros cardenales y obispos.

[En honor a la verdad, sin embargo, hay que decir que el cardenal Burke no ve su misión en Guam como un castigo. Esta noticia es posterior al escrito inicial y puede leerse haciendo clic aquí]


Por otra parte, Francisco reunió el 13 de febrero de 2017 a su grupo de nueve cardenales, el denominado G-9, en cuya reunión éstos se comprometen a serle fieles. Esto que, en condiciones normales, sería algo obvio y no necesitado de consulta, en las actuales condiciones, sin embargo, no lo es. De ahí esa reunión "urgente" con el G-9 en la cual los cardenales expresaron su pleno apoyo a la labor del Papa, a su persona y a su Magisterio. Podemos escuchar aquí unas declaraciones del cardenal Marx, en las que afirma que la lealtad al Papa es esencial en un católico.

Duración 1:37 minutos

Como cualquier católico sabe, esa afirmación del cardenal Marx es falsa. Recordemos, si no, una vez más, las palabras que san Pablo dirige a los corintios: "Pedimos ... que obréis el bienaun cuando nosotros fuéramos dignos de reprobaciónPues nada podemos contra la verdad sino en favor de la verdad" (2 Cor 13, 7-8). Y la verdad viene muy clara en el Evangelio, expresada con palabras del mismo Jesucristo, refiriéndose al matrimonio: "Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre" (Mt 19, 6).

¿Lo esencial es lo que el Papa piensa? ¿Desde cuándo esto es así? Nunca lo ha sido, aunque esto es otro tema. ¿A quien debe de obedecer un católico?

- ¿Al papa Francisco, cuando queda claro que ha cometido una clara ofensa contra el Mensaje de Jesucristo de quien se supone que es su vicario en la Tierra?

- ¿ ... O a Jesucristo, cuyas palabras, sobre este punto, no dejan lugar a otras interpretaciones y tienen, además, el consenso de casi veinte siglos en la historia de la Iglesia? 

El papa necesita ser corregido; y esto debe de hacerse como un acto de caridad, hacia él y hacia el pueblo cristiano que anda tan confuso y desorientado. Es lo que han hecho, precisamente, estos cuatro valientes cardenales ... quiénes, en vez de ser seguidos por otros, en el mismo sentido, se encuentran con todo tipo de trabas y de engaños por parte de sus mismos compañeros quienes, para más INRI, les acusan de sembrar la división en la Iglesia.

¿Por qué ocurre esto? ...  ¡Si lo que estos cardenales pretenden es mantener la integridad de la doctrina recibida y transmitirla con fidelidad, guardando así el depósito de la fe, que no les pertenece a ellos!

No tiene explicación humana lo que está ocurriendo hoy en la Iglesia. Aun cuando cerremos los ojos y no queramos ver, yo -al menos- encuentro una acción diabólica oculta y, por ello mismo, mucho más peligrosa. Pues ya no es el humo de Satanás el que se ha infiltrado en la Iglesia, como afirmaba Pablo VI en 1972, sino que es el mismo Satanás quien está en su seno y campa a sus anchas; entre otras cosas porque nadie cree ya en él.

No todos lo ven ni lo quieren admitir, pero hay una división interna en la Iglesia, como jamás se había producido en toda la Historia desde que Jesucristo vino a este mundo.

- El cristiano debe de tener las ideas claras. NO ES LA FIDELIDAD A LAS OCURRENCIAS DEL PAPA lo que se pide a un católico ... tal y como afirma el cardenal Marx [que aunque no usa la palabra "ocurrencias" sí habla de lealtad a todo lo que el Papa diga ...Y esto es un grave error].

- LO ESENCIAL ES LA FIDELIDAD A LA PALABRA DE DIOS: ¡Esto sí que es esencial para poder llamarse cristianos!. El Papa no tiene poder para cambiar la doctrina de dos mil años que es lo que intenta hacer ... Y esto se aprecia, cada vez con mayor claridad, en todos los campos: La Iglesia va quedando reducida a una ONG más, con pensamientos que no son los suyos propios sino los del mundo.

Esta "Iglesia progre" está actuando contra todo el Magisterio anterior y transformándose en una "nueva Iglesia", que no se parece en nada a la anterior, en una Iglesia que ha perdido su identidad y que se avergüenza de sí misma, como si pudiese aprender algo del mundo ... siendo así que el mundo debe de ser transformado por el Mensaje de Jesús que siempre es actual y nunca se queda obsoleto ni antiguo.

Dado que es imposible que haya dos magisterios simultáneamente en la Iglesia, y dado que el papa actual se ha decantado por corrientes de tipo modernista que reducen el catolicismo a una "religión" meramente humana, el católico de a pie no tiene otra opción que la de mantenerse fiel al Magisterio de siempre, aquél que ha estado vigente hasta el concilio vaticano II.

Este concilio, al que se diviniza, como si no hubiera otro, tiene semillas peligrosas en su seno, y ahora se están desarrollando, mermando todo lo que de bueno pudiera haber en dicho Concilio, que también lo hubo.

Curioso: siendo el Concilio Vaticano II un concilio meramente pastoral, en palabras de Juan XXIII, en donde se admitió explícitamente que la doctrina y los dogmas no se iban a tocar bajo ningún concepto, pues éstos han sido dados de una vez para siempre ... sin embargo ... son los hechos los que cantan ... y éstos contradicen las palabras.

Y así, por la vía de los hechos, sin negar nada verbalmente, se está dando al traste con todo lo sobrenatural, negando la existencia del pecado, si es que éste llega a nombrarse, y la necesidad de la Redención. La divinidad de Jesucristo es negada así como su resurrección y su presencia real en la Eucaristía.

Y la santa Misa, que es el mismo Sacrificio de Cristo en la Cruz, aunque de modo incruento; la santa Misa, que es el Centro de la Vida Cristiana, sin la cual, el cristianismo se habría difuminado y desaparecido hace ya mucho tiempo ... la Misa, como digo, se ha quedado reducida a una simple celebración humana más, como una especie de banquete, en donde casi todo el mundo comulga. Una misa que nació protestantizada y que, además, se quiere celebrar conjuntamente con los protestantes ... lo que supondría ya el cisma definitivo.

No deberíamos de olvidar nunca las palabras de Jesús que son las únicas que, en realidad, nos pueden sacar de cualquier apuro, por muy grave que éste sea. Lo que está ocurriendo hoy no es nada de lo que Él no nos haya avisado antes. Y así: "Esto os lo he dicho para que no os escandalicéis. Os expulsarán de las sinagogas [hoy serían los templos]; más aún se acerca la hora en la que quien os dé muerte piense que así sirve a Dios" (Jn 16, 1-2).

[Pensemos, por ejemplo, en las declaraciones del cardenal Marx, según las cuales es la lealtad al pensamiento del papa lo esencial en un católico ... luego, según esto: aquellos católicos que no piensen con el estilo del papa no son católicos. Justo el mundo al revés. El papa no tiene la exclusiva del catolicismo. Sólo si se mantiene fiel a la Tradición de la Iglesia. Y no es el caso, por desgracia]

Y, ciertamente, una situación como la actual no puede acabar bien:  "Todo reino dividido contra sí mismo será desolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no subsistirá" (Mt 12, 25)

Si los pastores que tenemos son lobos vestidos de ovejas no debemos de obedecerlos, pues ello acarrearía nuestra ruina. La obediencia a Jesucristo y a sus palabras, que son palabras de vida eterna, son las únicas que nos pueden salvar, frente a un mundo y a una iglesia que han renegado de Él y se encuentran enfermos de enfermedad mortal: "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis" (Mt 7, 15-16).

Estando junto a Él y estando Él en nosotros, no podemos tener miedo: "Si permanecéis en Mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y se os concederá" (Jn 15, 7). Y como dice san Pablo a los romanos: "Si Dios está por nosotros, ¿quién contra nosotros?" (Rom 8, 31). Y continúa diciendo, más adelante: "¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación o la angustia, la persecución o el hambre, la desnudez, el peligro o la espada?" (Rom 8, 35). "Sobre todas estas cosas triunfamos por Aquél que nos amó" (Rom 8, 37). Y prosigue:

"Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni las potestades, ni la altura ni la profundidad, ni criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Rom 8, 38-39)

José Martí