Con aprobación del papa Bergoglio, la Congregación para la Doctrina de la Fe emitió una carta respetando la “regularización” de los matrimonios entre los adherentes a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX).En la parte pertinente de la carta se establece que:
“pretende tranquilizar la conciencia de los fieles –no obstante, que la situación canónica de la Fraternidad S. Pío X continúa siendo, por ahora, objetivamente ilegítima;
“el Santo Padre… ha decidido autorizar a los Reverendísimos Ordinarios a que concedan las licencias para asistir a los matrimonios de fieles de la Fraternidad…;
“el Obispo delegará a un sacerdote de la Diócesis para asistir a los matrimonios (o bien, a un sacerdote de otra circunscripción eclesiástica con las debidas licencias) recibiendo el consentimiento de los cónyuges durante la celebración del matrimonio;
“que en la liturgia del Vetus Ordo se realiza al inicio de la Santa Misa. Ésta la celebra, después, un sacerdote de la Fraternidad;
“Allí donde ello no sea posible o no haya sacerdotes de la Diócesis que puedan recibir el consentimiento de las partes, el Ordinario puede conceder directamente las facultades necesarias a un sacerdote de la Fraternidad que celebrará también la Santa Misa…”
Consideremos brevemente lo absurdo -hay que decirlo- de estas disposiciones.
Si al Papa realmente le preocupara “tranquilizar la conciencia de los fieles”, no obstante la persistencia objetiva de la irregularidad canónica de los matrimonios de la FSSPX, podría simplemente decretar la sanación radical de todos los matrimonios realizados por un sacerdote de la FSSPX hasta ahora, corrigiendo todo defecto o forma proveniente de la falta de delegación de parte de un ordinario local.
Luego, de aquí en más, podría simplemente conceder la facultad universal a todos los sacerdotes de la FSSPX para celebrar las bodas futuras de los laicos de la Fraternidad, de la misma manera que les concedió la facultad universal para escuchar confesiones válidamente sin delegación de un ordinario local.
Luego, de aquí en más, podría simplemente conceder la facultad universal a todos los sacerdotes de la FSSPX para celebrar las bodas futuras de los laicos de la Fraternidad, de la misma manera que les concedió la facultad universal para escuchar confesiones válidamente sin delegación de un ordinario local.
En cambio, el papa Bergoglio exige que un sacerdote diocesano o un “sacerdote de otra circunscripción eclesiástica con las debidas licencias” reciba los votos matrimoniales mientras que sólo autoriza al de la FSSPX a celebrar la misa nupcial.
Al ordinario local se le concede meramente la discreción, aunque no la obligación, de permitir que un sacerdote de la FSSPX reciba los votos en caso de que un sacerdote diocesano u otro “con las debidas licencias” no esté disponible.
De ahí lo absurdo de las disposiciones que, considerando la concesión previa de la facultad universal para escuchar confesiones, significarían lo siguiente:
- Los sacerdotes de la FSSPX pueden celebrar válida y lícitamente el santo sacrificio de la misa, pero no pueden recibir válida o lícitamente el consentimiento matrimonial.
- Los sacerdotes de la FSSPX pueden escuchar válida y lícitamente las confesiones de la novia o el novio en cualquier momento o lugar del mundo, hasta en el mismo templo en el que van a casarse, pero no pueden recibir válida o lícitamente sus votos en ese mismo templo el día de su casamiento.
- La FSSPX puede celebrar misas lícitamente solo tras el intercambio de votos; de otra forma sus misas son ilícitas.
- La FSSPX puede estar presente para escuchar el consentimiento matrimonial de los adherentes a la FSSPX, pero no puede ser testigo de esos votos.
- La gente puede confesarse válida y lícitamente cada semana con un sacerdote de la FSSPX, pero no puede asistir a sus misas lícitamente—excepto en un casamiento.
- Los sacerdotes de la FSSPX actúan regularmente cuando escuchan confesiones y ofrecen misas nupciales, pero saltan inmediatamente a la irregularidad cuando presencian votos matrimoniales o celebran una misa que no es la nupcial.
Lo que tenemos aquí, de un Papa que nunca deja de condenar el legalismo farisaico y la casuística de los católicos ortodoxos, es un ejemplo de legalismo y casuística que haría sonrojar hasta a los fariseos.
El poder del sacerdocio es rebanado como el salami y los sacerdotes de la FSSPX reciben solo algunas de las rebanadas mientras que otras les son retenidas.
La suma total de estas disposiciones se condensa en la declaración del papa Bergoglio que de aquí en más ningún matrimonio de la FSSPX será válido o lícito a menos que se encuentre dentro del marco que él acaba de construir. Él no ha regularizado los matrimonios de la FSSPX, sino que los ha sometido a control diocesano.
Mientras tanto, Bergoglio trabaja incesantemente para asegurar que los adúlteros públicos viviendo en “segundas nupcias” reciban la sagrada comunión, al elogiar recientemente las “directivas” de los obispos malteses conformadas con Amoris Laetitia, que exigen que la comunión sacrílega le sea permitida a todo adúltero público que se considere “en paz con Dios”.
Mientras tanto, Bergoglio trabaja incesantemente para asegurar que los adúlteros públicos viviendo en “segundas nupcias” reciban la sagrada comunión, al elogiar recientemente las “directivas” de los obispos malteses conformadas con Amoris Laetitia, que exigen que la comunión sacrílega le sea permitida a todo adúltero público que se considere “en paz con Dios”.
Pero no puede haber matrimonios entre adherentes de la FSSPX que se sientan en paz con Dios si recurren al clero de la FSSPX, a menos que un sacerdote “regular” designado esté físicamente presente para recibir los votos. ¡A los que no cumplen con la letra o la ley canónica no se les puede permitir la paz de conciencia! ¡La paz de conciencia es solo para los adúlteros públicos!
Ese chirrido es el papa Bergoglio abriendo la canilla de su misericordia infinita para permitir que solo una gota o dos caigan sobre los resecos precintos de la FSSPX. La tortura de la gota china canónica continúa sobre estos fieles católicos.
Ese chirrido es el papa Bergoglio abriendo la canilla de su misericordia infinita para permitir que solo una gota o dos caigan sobre los resecos precintos de la FSSPX. La tortura de la gota china canónica continúa sobre estos fieles católicos.
Mientras tanto, los adúlteros públicos de todo el mundo marchan a recibir la sagrada comunión dando la apariencia de “matrimonios” válidos que no son más que un “concubinato escandaloso que conduce a la muerte”, citando al papa Pío XI.
Recen para que termine esta diabólica farsa de pontificado.
Christopher A. Ferrara
Recen para que termine esta diabólica farsa de pontificado.
Christopher A. Ferrara