Aclarando ideas [Froilán Aulé]
Tales exigencias son las de nuestro Señor Jesucristo quien nos dice que seguirlo a Él es ir despojándose de toda adherencia material, de todo apego desordenado a las personas y de toda comodidad y marchar sin mirar al pasado.
La puerta que lleva al Reino es estrecha y la Ley es más radical que lo que nosotros los hombres querríamos. "Os ha sido dicho" pero "yo os digo" (Cf. Mt 5) y a cada mandamiento lo descubre en todo su rigor y exigencia.
Sin embargo, ahora se nos dice que son ideales que pocos pueden alcanzar y, por tanto, hay que matizar, aligerar, acompañar o, como algún "teólogo" peregrinamente sugirió, volver a la ley mosaica donde el repudio a la mujer estaba contemplado (¡!).
La Amoris Laetitia pretende "humanizar" la ley, hacerla adaptable a esta época de tantas parejas de hecho e irregulares para que puedan acceder a la comunión y no se sientan excluidas por causa del pecado.
La pregunta es de rigor: ¿Por qué es posible ahora llegar a desafiar la misma ley de Dios, las palabras clarísimas de Jesucristo?
Simplemente porque para Amoris Laetitia -si la ley presenta un ideal difícilmente alcanzable para muchos- entonces no existe la sobrenaturalidad y por tanto la gracia no cuenta …
Precisamente, lo único que hace posible cumplir con la Ley es la gracia. Esa gracia santificante que le es dada a cada uno por el bautismo y que cuando se la pierde ahí está el otro sacramento, la confesión, para recuperarla toda vez que el penitente sea tal, que se acerque arrepentido y - ¡claro está! - con el propósito de no seguir pecando.
Continuará