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viernes, 30 de junio de 2017

Han ido a por el cardenal Pell literalmente y mediante calumnias (Padre Santiago Martín)










Ésta es la noticia a la que se refiere el padre Santiago Martín visiblemente dolorido por las infames calumnias surgidas contra el cardenal Pell

Duración 4:13 minutos

En este mismo sentido se expresa The Wanderer en un artículo titulado "El humo de Satanás", en donde afirma lo siguiente, amén de otras muchas más cosas:

Todos los diarios del mundo han dado relevancia ayer a la decisión del cardenal Georges Pell de regresar a Australia para defenderse personalmente de los cargos de encubrimiento e, incluso, de abuso sexual con los que fue acusado en su país.
No me cabe la más mínima duda que es todo una gran mentira urdida por las Fuerzas Oscuras y expandida por los medios de prensa que están a su servicio. El mismo purpurado dice que todo comenzó hace dos años y desde entonces ha sido permanentemente acosado por parte del periodismo.
Curiosamente, hace justamente dos años el cardenal Pell cobró protagonismo durante el Sínodo sobre la Familia debido a su férrea defensa de los principios de la fe, y se comenzó a perfilar como papabile.
No es la primera vez que los grandes, o pequeños, medios de difusión “guardan”  la información de este tipo que poseen -verdadera o falsa-, para darla a conocer en el momento que mayor daño puede hacer. Es cuestión de repasar los hechos para comprobarlo.
En LifeSiteNews aparece también esta noticia, en donde el cardenal Pell confiesa ser inocente de todas estas calumnias que los medios están lanzando contra él.

Puede leerse igualmente el artículo de Aceprensa, de Michael Cook


Rome Reports da la noticia de modo escueto. Y éste es el comunicado de la Santa Sede.



José Martí

miércoles, 28 de junio de 2017

Después de la Academia para la Vida, cambia la cara también el Instituto para la Familia (Sandro Magister)



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Pasados por el tamiz uno después del otro, los nuevos miembros de la Pontificia Academia para la Vida nombrados el 13 de junio por el papa Francisco reservan cada día nuevas sorpresas.
Pero también en el colindante Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, también entregado por el Papa al cuidado de monseñor Vincenzo Paglia, se prepara un giro en la misma dirección.
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En la Pontificia Academia para la Vida hizo ruido inicialmente el nombramiento del teólogo moralista anglicano Nigel Biggar, partidario del aborto hasta las "18 semanas luego de la concepción".
Interpelado por Vatican Insider, monseñor Paglia intentó justificar el nombramiento afirmando que Biggar – aparte de las palabras intercambiadas en el 2011 con el filósofo y fogoso abortista Peter Singer – "no ha escrito nunca nada sobre el tema de aborto", y sobre el fin de la vida "tiene una posición absolutamente coincidente con la católica".
Pero no ha pasado mucho tiempo para descubrir que ambas aseveraciones no se corresponden con la verdad, y que Biggar ha expresado sus opiniones posibilistas sobre el tema del aborto en un artículo del 2015 en el “Journal de Ética Médica” y sobre el tema de eutanasia en su libro del 2014, titulado "Aiming to kill. The ethics of suicide and euthanasia".
Posteriormente se ha advertido que también otros nuevos académicos están muy lejos de las posiciones de la Iglesia:
- la sueca Katarina Le Blanc, del Karolinska Institutet, de Estocolmo, que utiliza células madre extraídas de embriones humanos fecundados in vitro;
- el japonés y premio Nobel Shinya Yamanaka, que aunque célebre por haber producido artificialmente células madre pluripotentes no excluye en absoluto que se continúen las investigaciones sobre la utilización de las células madre humanas, y explica por qué en un artículo publicado en la revista científica "Cell & Stem Cell".
- el judío israelí Avraham Steinberg, quien admite en algunos casos el aborto y la destrucción de los embriones para uso científico;
- el italiano Maurizio Chiodi, teólogo moralista de primer nivel, que en su libro "Etica della vita" se abre a la admisión de la procreación artificial, si es compatible con una “intención generadora".
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Entre tanto, como ya ocurrió para la Academia, también para el Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia está llegando un nuevo estatuto, que entrará inmediatamente en vigor con un quirógrafo del papa Francisco.
El instituto cambiará de nombre, ya no llevará más como título el nombre del Papa que lo fundó, se llamará "Instituto de Ciencias de la Familia" o algo parecido, y será incorporado a la Pontificia Universidad Lateranense, bajo la autoridad de su actual rector, monseñor Enrico dal Covolo.
Esta pérdida de autonomía del Instituto es justificado por los partidarios del nuevo curso asumido con la voluntad de reforzar el valor de los títulos de licenciatura en teología moral, de doctorado y de maestría que el mismo emite, para ampliar su oferta formativa integrándola con la de la universidad y de ampliar su horizonte internacional.
Pero aparte del hecho que el Instituto Juan Pablo II ya tiene numerosas sedes en Europa, Asia, África, América y Australia, un primer efecto práctico de este cambio será que su cuerpo docente podrá ser remodelado a gusto, ingresando nuevos profesores y nuevos investigadores tomados de la Universidad Lateranense y de otras universidades, pontificias o no.
Esto es suficiente para esquivar el muro erigido por sus actuales docentes, en su casi totalidad unidos para mantener firme la línea del fundador del Instituto, el papa Karol Wojtyla, y de sus tres primeros decanos: Carlo Caffarra, Angelo Scola y Livio Melina. Éste último fue removido el verano pasado y fue sustituido por el teólogo milanés PierAngelo Sequeri, contextualmente en el nombramiento de monseñor Paglia como Gran Canciller del Instituto. De Scola, creado cardenal y arzobispo de Milán, se sabe que fue el gran derrotado por Bergoglio en el cónclave del 2013. Mientras que de Caffarra, también él creado cardenal y hoy arzobispo emérito de Bolonia, se conoce la franqueza de palabra respecto al papa Francisco: es uno de los cuatro cardenales que le han pedido públicamente que arroje claridad sobre los "dubia" generados por su magisterio, justamente en materia de matrimonio y familia y que le han escrito recientemente para ser recibidos en audiencia. En ambos casos sin que el Papa se dignara darles una respuesta.
Un ejemplo de la línea "wojtyliana" sobre la cual continúan siendo acreditados los docentes del Instituto de la gestión anterior es el "Vademecum" sobre la interpretación de "Amoris laetitia", editado por los profesores José Granados, Stephan Kampowski y Juan José Pérez-Soba, en perfecta continuidad con el magisterio anterior de la Iglesia.
Pero ni siquiera faltan los primeros cambios de campo. El más clamoros es el de Gilfredo Marengo, desde el 2013 docente de Antropología Teológica en el Instituto. Era uno de los discípulos predilectos de Scola, cuando éste era decano y también después, mientras que ahora se lo encuenta en la orilla opuesta, con monseñor Paglia. No es casualidad que justamente se le haya encomendado a Marengo la tarea de coordinar la comisión – de la cual forma parte Sequeri, el actual decano del Instituto – que debería abrir el camino para una reinterpretación de la encíclica de Pablo VI "Humanae vitae" sobre la anticoncepción, a la luz de "Amoris laetitia".
Queda después por ver qué ocurrirá con las sedes periféricas del Instituto, también ellas poco dispuestas a someterse al nuevo curso de acción. La más poderosa es la de Washington, con un aguerrido cuerpo docene totalmente en la línea "wojtyliana" y muy bien financiada por los Caballeros de Colón, cuyo jefe supremo, Carl Anderson, es allí también docente y vicedecano.
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En todo caso, los alumnos y los docentes del Instituto Juan Pablo II hasta ahora a cargo de cátedras tiran para adelante, sin ceder.
En el próximo número de la revista del Instituto, "Anthropotes", aparecerá un artículo de Alberto Frigerio, un doctorado de Milán, qien critica a fondo el volumen "Amoris laetitia: un punto di svolta per la teologia morale" [Amoris laetitia: un momento crucial para la teología moral], a cargo de Stephan Goertz y Caroline Witting, editado en Italia por la editorial San Pablo, que expresa las posiciones más avanzadas de la teología alemana.
Y precisamente con el más conocido de los teólogos moralistas de Alemania, Eberhard Schockenhoff – autor de un reciente ensayo sobre "Stimmen der Zeit" que hizo mucho ruido –, ha cruzado espadas Livio Melina, el penúltimo decano del Instituto, durante un congreso celebrado en Nysa (Polonia), en la región de Silesia, con un centenar de teólogos moralistas polacos y con la presencia de dos obispos auxiliares, de Poznan y de Lublin.
Schockenhoff es una autoridad no sólo en Alemania, sino también fuera de ella. La Conferencia Episcopal de Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia quiso escuchar precisamente a él en una jornada de estudio sobre "Amoris laetitia", llevada a cabo en Hamburgo hace dos meses.
Pero Melina contradijo punto por punto las posiciones del teólogo alemán, mostrando la falta de fundamentación del presunto "cambio de paradigma" que muchos asocian al magisterio del papa Francisco. Y los obispos de Polonia, en sus lineamientos para la aplicación de "Amoris laetitia", concuerdan en forma plena con él.
La conferencia de Melina, pronunciada el 12 de junio, será publicada también en el próximo número de "Anthropotes", con el título: "Los desafíos de 'Amoris laetitia' para un teólogo de moral"
Sandro Magister

Soy católico. Perdón por existir (Padre Jorge González)



Con perdón, sin ofender, todos hermanos, perdón… pero estoy un poco hartito de la noticia de la supuesta agresión a dos homosexuales por parte de un grupito neonazi. Una agresión tan horrible que consistió en que realizaron gestos nazis, escupieron y llegaron a golpear a las víctimas de la agresión, aunque no constan lesiones.

Bien, pues desde hace tres días vengo escuchando repetidamente la noticia en todos los informativos de la televisión y la he visto en todos los medios de prensa. Cada día la vuelven a dar. Horror, terror y pavor. Falta de respeto, falta de tolerancia, necesidad de respetar los derechos de todos.

Con pocas horas de diferencia hemos sabido que la capilla de la universidad autónoma de Madrid ha sufrido otro ataque, con desperfectos, pintadas y lanzamiento de artefactos incendiarios. Repito los calificativos: horror, terror y pavor. Falta de respeto, falta de tolerancia, necesidad de respetar los derechos de todos.

¿Derechos de todos? No se lo crean. Mientras por todas partes se condena esa agresión a una pareja gay en la plaza Pedro Zerolo, nadie ha dicho una palabra de condena ante el nuevo asalto a la capilla de la universidad autónoma de Madrid. Sí, hay algunas condenas personales, pero uno echa en falta que los partidos y las agrupaciones políticas lo condenen expresamente. Nada. Es una capilla católica. Los mismos grupos de gays y lesbianas y todo lo demás lo podían haber condenado en aras de un proclamar la libertad para todos. Je.

Imaginen, porque imaginar todavía es libre, que en la universidad tuviera un local alguna asociación del arco iris. Imaginen una pintada en contra y no digamos un artefacto incendiario en su interior. Imaginen, ya digo que de momento es gratis, que la banderita sufre un ligero daño. Qué digo dar la noticia, allí estarían todos los medios realizando programas especiales en directo, y veríamos a todos nuestros políticos rasgándose las vestiduras. Sí, los mismos que llevan un mes felicitando el ramadán a nuestros hermanos musulmanes. Los mismos que jamás han felicitado a los católicos por Navidad o Pascua.

Hoy, digan lo que digan los musulmanes, los arco iris y sus adláteres, si hay un colectivo marginado, ridiculizado, agredido y despreciado, es el católico. La capilla de la autónoma ardiendo. Una religiosa en Granada agredida por el hecho de ser monja. A mi compañero lo han apedreado alguna vez. A mí me han insultado varias. No es difícil hacer un calendario y un itinerario con ataques a la libertad religiosa. No pasa nada.

Estamos solos. Los grandes partidos o atacan abiertamente o callan y sonríen. Nadie da la cara por nosotros. La Iglesia, con la cosa de la tolerancia, tampoco. Notitas simplonas y rezar. Sacudir a un católico es gratis.

Padre Jorge González Guadalix

lunes, 26 de junio de 2017

El Diablo no duerme y tiene prisa. La caridad de Cristo nos urge a despertar ya de nuestro sueño y a actuar con valentía, poniendo nuestra completa confianza en Él (José Martí)


- Después de los disparates vertidos la víspera de Pentecostés ... (ya recogidos en este blog y comentados personalmente por mí ... disparates:
  1. Tanto por parte del Predicador Oficial de la Santa Sede, el padre Raniero Cantalamesa
  2. Como del propio Francisco en su homilía a los carismáticos (entrada que se ha dividido en tres, debido a ser excesivamente larga. Pinchar aquí, aquí y aquí)
... y recogiendo la información adecuada, uno se entera de una serie de eventos que el papa Francisco silencia y que son, sin embargo, muy preocupantes para el futuro de la Iglesia:

- Tenemos ejemplos muy recientes, de este mismo mes de junio (¡y son sólo una muestra!): 

  1. La entrevista concedida al periódico el Mundo por el Prepósito General de los jesuítas, Arturo Sosa, quien niega la existencia del diablo, (también aquí) entre otros muchos despropósitos.
  2. Otra entrevista a Vincenzo Paglia en la que éste defiende la deriva que ha tomado la Pontificia Academia para la vida, presidida por él. Pinchar aquí, aquí  y aquí. Se podría decir que la Academia Pontificia para la Vida deja de ser católica y pro-vida tras los nuevos nombramientos de Francisco
  3. La Diócesis Católica inglesa de Hallam dirigida por el obispo Ralph Heskett, anima a los católicos a arrodillarse ante ídolos paganos, en aras del ecumenismo. 
  4. Se celebra en Salamanca una liturgia luterano-católica
  5. El remate final, la misa celebrada en la parroquia de Santa Fe (Argentina) por el obispo Macín (nombrado como tal por Francisco en 2013), en la que se da la comunión a unas treinta parejas adúlteras, sin especificar que las tales parejas habían decidido vivir en castidad.

- Y no acabaríamos:
Luego nos encontramos con una otra serie de hechos que están ocurriendo y en los que casi nadie cae en la cuenta. Cito dos:
1. El Opus Dei, Prelatura Personal desde que nació,  admite y promueve la Amoris Laetitia (con el actual Vicario Auxiliar, el sacerdote Fernando Ocáriz) siendo así que ésta va en contra de la doctrina cristiana, al admitir la posibilidad de que se pueda estar en gracia, sin salir del estado de adulterio; y que, además, se pueda recibir también el sacramento de la Eucaristía en tal estado (pinchar aquí aquí ) 
2. No queda claro lo que ocurriría en el caso de que la FSSPX aceptara una Prelatura Personal para ser incluida de pleno en la Iglesia. Ya vemos lo que está ocurriendo con el Opus Dei. Al final, se acaba cayendo en la papolatría, aun cuando no se quiera reconocerLas opiniones sobre lo que ocurrirá con la FSSPX están divididas. El mismo Monseñor Schneider considera que sería bueno para la Iglesia y lo mismo el director de Adelante la Fe, Miguel Ángel Yáñez. Tal vez tengan razón. Pero dada la situación actual de confusión existente, la prudencia aconseja no precipitarse -yo al menos así lo pienso. Monseñor Fellay tiene que pensárselo muy bien, porque -y siempre según mi opinión personal- tal decisión (ahora mismo) supondría un mal para la Iglesia ... pues, además, en el seno de la FSSPX hay amplios sectores que no están de acuerdo con Monseñor Fellay en este punto. ¿Por qué? Pues porque el precio sería -así se manifestó el Prefecto para la Congregación de la Fe, el cardenal Müller- la aceptación de todo el Concilio Vaticano II, siendo así que éste tiene una impronta modernista. Y hay además muchos puntos que son más que discutibles desde una verdadera ortodoxia católica.  ( aquí y aquí)
Pero aún hay más: 
El Papa quiere saber dónde se encuentra cada Cardenal en cada momento. (Desde el 31 de mayo). Da la sensación de que quiere hacer un seguimiento de todos los cardenales para tenerlos controlados de manera que ninguno de ellos se pueda rebelar contra él. Insisto: da esa impresión. Sólo eso.
Luego nos enteramos de una misiva en la que los cardenales de las «dubia» pidieron una audiencia al Papa el 6 de mayo, en una carta fechada el 25 de abril. Una nueva carta que Francisco no ha respondido, igual que ocurrió con la anterior. De modo que estos cardenales se han visto en la obligación de hacer pública dicha carta (lo hicieron el 19 de junio de este año, hace una semana). Léase el interesante y bien documentado artículo de Sandro Magister, publicado el 20 de junio, en que hace referencia a ciertos hechos preocupantes transcurridos entre el 6 de mayo (cuando recibe la petición de audiencia) y el 19 de junio (cuando los cardenales hacen pública esta petición).
Es curioso todo esto porque Francisco habla de una cultura del encuentro. Y damos por supuesto que se presupone buena fe y un enorme interés de estos cuatro cardenales por el bien de la Iglesia. Sin embargo, el Papa no los recibe. Las Dubia le fueron planteadas el 19 de septiembre del pasado 2016, un día antes de que acabara el año de la Misericordia. De esto hace ya más de nueve meses. 
Esta noticia de Secretum Meum Mihi se encuentra ampliada en este mismo blog (pinchar aquí).

Como dice el padre Jorge Guadalix, las dubia suponen un callejón sin salida para el Papa, algo muy parecido a lo que yo escribí hace algún tiempo en este blog, en una entrada previa :

- Si contesta dando la razón a estos cardenales se pone en contra de la propia Amoris Laetitia, que él mismo ha firmado (aunque en su mayor parte la haya escrito Tucho Fernández) la cual tiene, además muchos cardenales que la apoyan, a los cuales pondría en su contra. Porque, además, teniendo en cuenta todos sus comentarios y afirmaciones en diversos lugares, está muy claro que él piensa conforme a lo que está escrito en la Amoris Laetitia, que viene a ser lo mismo que lo que dice Schönborn, el intérprete que él nombró para ello. Y viene a ser lo mismo que lo que dijo el 6 de noviembre, respondiendo al escrito de los cardenales de Buenos Aires del 5 de noviembre: "El escrito es muy bueno y explicita cabalmente el sentido del capítulo VIII de Amoris Laetitia. No hay otras interpretaciones. Y estoy seguro de que hará mucho bien".
- Pero si contesta no dándoles la razón entonces se estaría poniendo "formalmente" y "explícitamente" en contra de las enseñanzas de Jesucristo, lo que conllevaría una herejía formal. Y entonces podría ser depuesto como Papa. De ahí su "rabia" y su enfado.
Por eso ni les ha contestado ni piensa hacerlo ... 
Más cosas:
- Creación de nuevos cardenales (todos de su ideología) sin contar con los miembros del Colegio cardenalicio, como es costumbre
- Según el periódico argentino Clarín, de fecha 25 de junio, Francisco quiere relevar al actual guardián de la ortodoxia, el cardenal Müller. Entre los posibles candidatos se venían barajando tres nombres, de cardenales afines a Francisco y a su Amoris Laetitia: Schonborn, Bruno Forte y Tucho Fernández. Recientemente, se habla del cardenal Sean O'Malley, arzobispo de Boston, miembro del C-9


En fin: por las razones que sean -y que se me escapan- el papa Francisco tiene prisa en cumplir una serie de objetivos que se propuso al principio de su Pontificado, el 13 de marzo de 2013, hace poco más de cuatro años. Y, aunque hay mucho más de qué hablar (en cuanto al proceso de demolición de la Iglesia, tal como ésta se ha conocido siempre) sin embargo, el comienzo de todo ese proceso pasa por el ataque a la familia cristiana, un ataque velado ( forzoso es reconocerlo) pero real. 

Los frutos recogidos saltan a la vista (aquí, aquí, aquí) .En Infocatólica, por ejemplo, hay gran cantidad de artículos sobre Amoris Laetitia. Algunos otros se pueden ver aquí . Hay también una serie de comentarios que hice en su momento, en tres entradas, relativas a AL, que titulé "La hipocresía del lenguaje" (aquí, aquí y aquí)

Definitivamente, la idea puesta en práctica, sobre los dos Sínodos acerca de la familia, que concluyó con la exhortación postsinodal Amoris Laetitia, ha sido un auténtico desastre, un extraño sincretismo. Y es preciso reaccionar.


José Martí 

sábado, 24 de junio de 2017

Reflexiones ante la Crisis de la Iglesia (Marcelo González)



La Iglesia está descalabrada, el mundo está descalabrado y crujen por todas partes. Naturalmente lo estamos los hombres (el género humano, entiéndase).

Dentro de la Iglesia, en virtud de la obligación natural de todo bautizado de defender la Fe en caso de peligro y de confesarla en todo momento, hay una reacción fuerte, más virulenta que nunca bajo el pontificado de Francisco, fruto de su modo dialéctico extremo de provocar y también, aunque muchos piensen lo contrario, por la coherencia casi extrema también de su gobierno con los principios que lo inspiran, a saber, los del Concilio Vaticano II. Posiblemente sea el papa más conciliar, el que ha llevado sus novedades a las últimas consecuencias.

Él lleva a la práctica con más consistencia los falsos principios liberales que cualquiera de los otros papas conciliares, quienes esquivaron no la teoría sino sus consecuencias naturales. Juan Pablo II defendió la subversión de los fines del matrimonio, pero concluyó en que la contracepción era un mal y en la indisolubilidad del vínculo, pobre defensa por más entusiasta que fuese, ya que se fundaba en un cimiento minado por el error. La moral personalista, fuertemente condenada ya por Pío XII, guió su magisterio en materia familiar.

Sin embargo, el papa Woytila ya había concluido coherentemente en otros aspectos de la neodoctrina del Vaticano II. Asís es uno de los ejemplos más elocuentes. Asís, sin embargo, no levantó olas de indignación, salvo entre los tradicionalistas. 
De modo que este estallido contra la doctrina de Francisco, que incluye a algunos clérigos de algo rango, no se explica más que en el desengaño de muchos, quienes sin ver las causas que estaban (y están) minando la Iglesia desde mucho antes, parecen descubrir ahora que proceden de la cabeza terrenal del Cuerpo Místico, del Vicario de Cristo, no en cuanto tal, obviamente, sino en virtud de sus errores doctrinales. Un papa que, consideran estos desengañados, es un extraño en la cátedra de Pedro y cuyas ideas no tienen antecedentes…

Pero sí tienen, múltiples y terribles antecedentes. Omitir este análisis de la situación de la Iglesia conduce a una situación peligrosa: si antes estas personas no ejercían ningún tipo de juicio objetivo sobre las desviaciones doctrinales, o eran particularmente benignos con ellas, ahora lo ejercen por demás. Van más allá de juicio de la doctrina y se meten en el pantano otros juicios…

¿Qué juicio se puede realizar sobre esta cuestión?

El primero, obligatorio y al alcance de todo bautizado que no ha naufragado en su Fe, es el de reconocer la contradicción entre lo que la Iglesia ha enseñado siempre y lo que se viene enseñando desde hace ya muchos años. No se necesita una gran fineza teológica pero sí un sentido de la Fe alerta y eficaz, no demolido por la indiferencia, el nulo ejercicio de la práctica religiosa o la ignorancia supina. Pero no es que este privilegio de ejercer el sentido de la Fe sea para los sabios y les esté vedado a los sencillos. Con frecuencia son estos quienes rechazan las novedades porque sospechan, con intuición cierta, que esto no es lo que les fue enseñado o no es la forma de vivir que la Iglesia ha ponderado siempre como fruto de las virtudes cristianas.

También están los católicos cultivados, que pueden elevar su juicio a un nivel de fundamentación más explícito que el de los sencillos. A estos les afecta con frecuencia (nos afecta, por mejor decir) la tentación de llevar el juicio que nos es lícito, es decir, sobre qué es católico y qué no lo es conforme a lo que la Iglesia ha sostenido siempre, al campo del juicio sobre la autoridad de la Iglesia. Esta frontera se cruza con mucha facilidad. Parece poco decir “lo que Francisco predica en esta homilía contiene errores (y también horrores)” y cruzamos a un terreno donde no nos es posible pisar con seguridad: “esto lo convierte en antipapa, en hereje, queda depuesto, etc.”.

Pero, ¿cómo no decir algo así si vemos y oímos cosas escandalosas, que nos conmueven en nuestra fibra más profunda de católicos? Bien, aquí comienza una tarea de discernimiento de las cosas que no puede pasar por las reacciones de ira o de indignación.
Así como la Caridad (como virtud sobrenatural) se asocia a la verdad en el orden del ser, así parece que deben asociarse en la vida cristiana para que se pueda llegar a cierto grado de perfección espiritual, necesario para salvar el alma. Así como nuestro juicio o sentido de la Fe debe estar alerta para no ser llevados al error por los heretizantes, así nuestra disposición frente al escándalo no puede prescindir del ejercicio de las virtudes cristianas. No solo la Fe, sino también la Esperanza y la Caridad, para no derrapar inclusive en cuestiones de Fe.

La Esperanza nos ata a las promesas de Cristo y nos recuerda que la Iglesia no puede sucumbir y es indefectible. Las lacras que la afean son parte de su pasión, como las llagas de Cristo, que repugnan a los sentidos pero no afectan la indemne divinidad del Redentor. Y así como El anticipó a sus discípulos lo que iba a padecer, también nos anticipó a los cristianos de los últimos tiempos lo que estamos viviendo, tanto en sus profecías canónicas como en las apariciones de la Santísima Virgen que la Iglesia ha hecho suyas, honrándolas extraordinariamente.

Caridad y Verdad, reaseguros del buen camino

La Caridad es con la verdad un anverso y un reverso. No sólo porque se debe predicar la verdad por amor a las almas; no sólo porque esta prédica debe ser caritativa también en el modo, sino además porque sin caridad se obnubila el sentido de la Fe. Ante realidades tan violentas para el espíritu católico como las que vemos a diario, el alma necesita sostenerse en un equilibrio difícil. Cuando abunda el pecado sobreabunda la gracia. Las gracias están, pero ¿las aceptamos con las mejores disposiciones? 

Si nuestra vida espiritual se centra en una obsesiva denuncia o lamentación de los males que padece la Iglesia olvidamos que la causa de esos males es el pecado, que nosotros integramos [también] el elenco de los pecadores y que reparar ese pecado con oración y penitencia es más importante y efectivo que cualquier otra cosa. Podremos y también deberemos defender la Fe que está claramente en peligro, en donde tengamos la posibilidad de hacerlo. Pero con un espíritu de verdad informado por la Caridad.

De otro modo nuestro esfuerzo se vuelve meramente humano (caemos en cierto modo en el naturalismo que condenamos), se agota en la denuncia contra la perversión de la Fe

Es necesario el ejercicio de la virtud. Primero, la humildad, que nos pone en nuestro lugar; luego la moderación del espíritu crítico, porque su exacerbación nos aleja de la defensa de la Fe y nos acerca al celo amargo; finalmente la mansedumbre que nos da la paz del espíritu, sin la cual no seremos ni buenos confesores de la Fe ni tampoco, llegado el caso, mártires.

Dependemos de los sacramentos. Y sin embargo, tantas veces en lugar de buscarlos en su forma más tradicional, aun a costa de sacrificios, optamos por abandonarnos a la ira contra el espanto del Novus Ordo. ¿Para qué? El ejercicio de la abnegación (tan necesaria para evitar el orgullo), el ejercicio puntual de los deberes de estado, que no pocas veces descuidamos bajo pretexto de sostener “causas más importantes” son el primer acto de restauración de la Iglesia. Buscar la Misa, y en torno a ella fundar o preservar la familia. Esa pequeña cristiandad es la verdadera resistencia contra el Modernismo, las sectas, los poderes ocultos…

Presunción y desesperación

¿Cómo podremos ver con claridad (y obrar con Caridad) si estamos cegados por la indignación que con frecuencia no es un puro celo por la gloria de Dios sino mezcla de nuestras pasiones y resentimientos? ¿Cómo podremos ver con claridad la justa medida si vivimos en y contribuimos a producir un ambiente donde el despellejamiento sistemático del prójimo es casi un deporte, y realizamos juicios temerarios con absoluta naturalidad? Esto, sin duda, es un grave obstáculo, un impedimento para recibir la gracia que necesitamos en estos tiempos de gravísimas tentaciones y pruebas.

Hacia arriba juzgamos la cobardía, la traición, la entrega, la estupidez de los que tienen responsabilidades jerárquicas en la Iglesia. No está en nosotros juzgar al prójimo en este sentido. “No juzguéis y no seréis juzgados” significa esto, precisamente, que del fuero interno no se puede emitir juicio, está reservado solo a Dios. Y de lo externo, si juzgar no significa discernir lo que está bien de lo que está mal, fundados en lo que la Iglesia nos ha enseñado, ¿qué significa? Advertir a los engañados de esos peligros, sin duda. Pero también de que Dios está al mando de las cosas y lo que no se encamina es porque Él lo permite, seguramente porque no merecemos todavía esta restauración.

Asumir una responsabilidad que no nos ha sido dada por Dios, erigirnos en jueces sin que nadie nos haya puesto en ese oficio: ¿puede haber algo más contrario a la Caridad, más presuntuoso y soberbio? Por algo en las letanías del Espíritu Santo, no me canso de recordarlo, pedimos que se nos libre de la presunción y de la desesperación conjuntamente. Y esto es porque de la primera nace la segunda, que se puede manifestar en engañosas iluminaciones, en las que nos sintamos intérpretes proféticos de las situaciones profundamente misteriosas y salgamos a proclamar soluciones o a deponer autoridades. Ridículo, patético y trágico. Obramos como pobres locos creyéndonos lo que no somos y pronunciando “verdades” que no pasan de opiniones endebles y no pocas veces absurdas.

Hacia abajo no somos mejores: conminamos a los demás a despertar de su estúpido letargo, a advertir de que nosotros decimos la verdad de las cosas. Y aun cuando digamos muchas verdades fundados en la autoridad de la Iglesia, no pocas veces las decimos como escupiéndolas, no precisamente de un modo evangélico. Ni que hablar cuando se demuestra que teníamos razón en tal o cual punto: la alegría de que otro haya visto la verdad se opaca con nuestro espíritu de recriminación: “ya te lo dije y no me escuchaste”. ¿Llegamos incluso a alegrarnos de la probable condena eterna de los pecadores? A veces lo temo. Recordemos que Nuestra Señora en Fátima nos pidió rezar permanentemente por los “pobres pecadores”. Y los santos pastorcitos dedicaron su vida a sacrificarse por ellos del modo más admirable.

La crítica es un necesario ejercicio de la razón, en cuanto se haga según la prudencia. No sobre materias o personas que nos exceden en rango o calidad intelectual. No sobre intenciones ocultas. No basados en nuestra propia autoridad. Sino más bien, sobre temas en los que tenemos la obligación de discernir, allí donde tenemos competencia y nuestro juicio puede ayudar, a modo de canal de transmisión de la Verdad que atesora la Iglesia, pisando con prudencia para no confundir nosotros mismos lo que es de la Iglesia con nuestra opinión. Porque también hay que tener una formación sólida para intervenir con provecho de los propios y ajenos en ciertos debates, y algunos no deben darse fuera de un contexto adecuado, porque hacen más daño que bien. Conviene limitarnos humildemente a lo que sabemos. Admitiendo que muchas cosas, la mayoría, nos superan. Esto hará más a favor de la verdad que cualquier perorata caprichosa.

Porque hoy en día, ¿quién puede decir honestamente que tiene certezas sobre lo que pasa o pasará en la Iglesia y en el mundo, más allá de sus lineamientos generales? Dios tiene planes que no conocemos más que borrosamente. Las certezas absolutas son simples y con frecuencia las olvidamos: Nuestro Señor Jesucristo estará con nosotros hasta el fin de los siglos. Las puertas del Infierno no prevalecerán. El Corazón Inmaculado de María triunfará en esta instancia histórica, en un tiempo no lejano pero indeterminable.

Sobre lo demás ¿qué podemos hacer sino sufrirlo y ofrecerlo? Hablar cuando sea de provecho, y el resto del tiempo mantenernos en silencio y oración.

jueves, 22 de junio de 2017

Con relación al artículo del padre Alfonso Gálvez, de título PORTUGAL, LOS INCENDIOS Y FÁTIMA (José Martí)


 Dedico esta entrada a realizar algunos comentarios acerca del artículo del padre Alfonso Gálvez en el que habla sobre el incendio de Portugal y su posible relación con Fátima. En concreto, sobre la parte final del mismo.

Es importante no perder de vista algunas de las expresiones que utiliza el padre Alfonso, para no sacar conclusiones precipitadas de la lectura de dicho artículo. Por ejemplo, aquella en la que advierte: "Aquí no se dice que los incendios sean un castigo del Cielo por las profanaciones realizadas últimamente en Fátima ... se habla [sólo] de una posibilidad". Y, para los que niegan tal posibilidad, dice el padre Alfonso que "tendrían que demostrar que tal posibilidad es absurda y que no puede darse".



Ciertamente, aquellos que no creen que Dios exista, negarán tal posibilidad. Pero será una negación basada en su increencia, lo cual no es una demostración. Téngase en cuenta que aquí no se afirma, de modo tajante, que haya tal relación. Lo que se afirma es su posibilidad. Claro está: esa afirmación supone -como base- que se cree en la existencia de Dios. Pero, ¿y los que no creen en ella? ... Pues, hablando en plata, diría que ése es su problema, puesto que absolutamente nadie ha logrado demostrar que Dios no exista. En cambio, sí existen muchas demostraciones "racionales" de que Dios existe.  

Es cierto -dice el padre Gálvez- que "el mundo moderno se ha acostumbrado a prescindir por completo de Dios" ... sin embargo, "la existencia de Dios no depende de que los hombres la admitan o la dejen de admitir". 

En realidad de verdad, el problema de fondo no es de la razón, sino de la voluntad. Hoy podemos verlo mejor que nunca.  Por ejemplo: aun cuando está clarísimamente demostradoecografías y toda una serie de aparatos científicos, cada vez más perfeccionados) que el embrión humano tiene su propio código genético único, y que tiene, por lo tanto, unos derechos inalienables, como persona humana que es (entre ellos, el derecho a vivir, que es el primero de todos) ... ¡no es, en absoluto, propiedad de la madre! Pues bien: tal demostración -y por muchas demostraciones que hubieran- se la pasan por el arco del triunfo. 

Y no sólo las demostraciones sino, incluso, los hechos más evidentes y palmarios, como por ejemplo, que la persona humana o bien es un hombre o bien es una mujer (verdades de Perogrullo) ... ¡se niegan! Y no sólo se niegan, sino que -además, para más INRI- se quieren imponer (y se están imponiendo) "legalmente" -ya en los colegios, para adoctrinar a los niños- en la llamada   "ideología de género",  que es una auténtica aberración y un absurdo, una gran mentira. Según dicha ideología, cada uno puede tener el sexo que prefiera, y aun los dos, según se sienta a sí mismo y según el momento, puesto que puede cambiar.   [Decir que un niño es un niño ya es ilegal en Canadá]. La mentira queda elevada a rango de ley y su incumplimiento es castigado con multas e incluso con la cárcel ...¡lo cual está ocurriendo ante el silencio de la mayoría de los medios de comunicación, que lo ocultan, quedando el conjunto de la sociedad desinformada ante estos disparates que arruinan y destrozan la vida de los niños.  ¿No son todo esto señales de que el mundo se ha vuelto loco?

Pero volvamos a nuestro comentario
Son muchos los que pensarán -y con razón- que toda esa pobre gente que ha muerto en el terrible incendio de Portugal no tiene la culpa de esas profanaciones que han tenido lugar en Fátima. Y que, además, si se tratase de un castigo de Dios, puesto que Dios es justo tendría que castigar a aquéllos que han cometido esa profanación y no a quienes no han tenido nada que ver con ella, al igual que ocurrió en Sodoma y Gomorra, en donde Lot y su familia, que eran justos, se libraron del castigo divino. Por otra parte, es época de incendios. Éstos se están produciendo ya en bastantes lugares. Y todos los años arden miles de hectáreas de bosque, bien sea por causas naturales o bien por haber sido provocados por el hombre. ¿Habría que pensar en todos esos casos que estamos también ante la posibilidad de un castigo de Dios? Y de las guerras, el hambre en el mundo, los campos de concentración, etc... ¿puede aventurarse igualmente la posibilidad de un castigo divino? Es difícil dar una respuesta. Hay algo, sin embargo, que siempre puede decirse que ocurre en todos los casos ... y es que Dios lo permite: de lo contrario no ocurriría. Rozamos aquí el misterio del mal. Y, como tal misterio, incomprensible. Sobre ello haré unas breves reflexiones en una próxima entrada (que vendrá a ser como una continuación de ésta), las cuales  acabarán por llevarnos, de nuevo, al misterio ... Pero es que no podría ser de otra manera: de lo contrario, no habría tal misterio.
Ahora bien: Dicho lo cual, que haya casos concretos como el de Portugal, en donde, previo al incendio, se hayan dado en Fátima infinidad de profanaciones contra la Virgen María, la Madre de Dios,  puede dar pie -de modo razonable- a pensar en una posibilidad "más probable" (por expresarlo de alguna manera) que en otros casos de los expuestos más arriba. Y esto por una razón muy sencilla. Jesucristo es verdadero hombre, también en el Cielo, en donde se encuentra en cuerpo y alma. Y ve de continuo a su Madre, que se encuentra igualmente en cuerpo y alma. Como humano que es (al mismo tiempo que divino) aun cuando esté con su Cuerpo Glorioso, tiene también sentimientos humanos. Y los que somos humanos sabemos bien que "es muy humano" que las ofensas a nuestra madre nos irriten mucho más que las ofensas que nos inflijan a nosotros mismos. Pues a Jesús le ocurre lo mismo. Por eso, no es aventurado pensar (aunque no asegurar) que, en este caso concreto, la posibilidad a la que nos referimos, desde el principio, haya sido más que una simple posibilidad. Esto no podemos saberlo, lógicamente. Pero nuestro razonamiento nos lleva a no descartarlo e incluso darlo como algo bastante probable.  Y hasta aquí el comentario.
José Martí

NOTA: Como curiosidad añado un enlace en el que se indican las posibles causas del fuego. Hubo una concatenación de ingredientes que se dieron en un mismo lugar y en un mismo instante, el 17 de junio de 2017 por la tarde. La causa principal fue un rayo que impactó sobre un tronco seco, aun cuando cuatro días más tarde [¡extraño!] se ha dicho que, en realidad, el fuego fue intencionado, y que el incendió ya se había producido antes de impactar el rayo