El tercer párrafo del comunicado final explica: «Los obispos han tomado acto del proyecto “líneas guía” sobre la pastoral del matrimonio y de la familia preparado por el Consejo para la Familia de la Conferencia Episcopal polaca. Siguiendo la invitación del Papa Francisco expresada en la exhortación “Amoris laetitia”, se afrontaron los aspectos del acompañamiento, del discernimiento y de la integración de las personas que viven en situaciones de pareja no sacramentales. Se afirmó que en los seminarios, cuando no suceda ya, es necesario introducir materias para preparar a los alumnos a emprender los ministerios para los cónyuges y las familias. También en la formación permanente de los sacerdotes tiene una gran importancia la preparación para llevar a cabo la pastoral de las parejas de cónyuges y de las familias, y para el ministerio del sacramento de la Reconciliación. Se subrayó al mismo tiempo la necesidad de involucrar a los católicos laicos en la pastoral para las parejas de cónyuges y a los padres».
En relación con el acompañamiento «de las personas que viven en situaciones de parejas no sacramentales, se identificó la necesidad de guiar a una verdadera conversión y a una reconciliación con su cónyuge e hijos de esa unión. Sobre la cuestión de los santos sacramentos para las personas que viven en situaciones de parejas no sacramentales los obispos recuerdan las enseñanzas de San Juan Pablo II, cuyo sucesor es ahora el Papa Francisco. Después de la discusión, comenzó la redacción final del proyecto “Líneas guía”. Al mismo tiempo los obispos invitan a rezar por los cónyuges y las familias».
Lo que se comprende al leer el comunicado es que los obispos tomaron en serio el contenido de «Amoris laetitia» y pretenden poner en marcha procesos para ayudar y acompañar a las familias. Como se ve, el texto de la nota no se expresa explícitamente sobre la cuestión de la admisión a los sacramentos (para ello habrá que esperar la publicación de las líneas guía), pero la referencia al magisterio de Juan Pablo II da a entender bastante claramente que prevaleció, en relación con este punto, la interpretación menos abierta, [pero la correcta] que no tiene presente las aperturas contenidas en el documento sobre la posibilidad de una culpa disminuida debido a condiciones que limitan la responsabilidad de la persona.
En el sentido de conceder la comunión, en algunos casos y solamente después de un proceso de discernimiento, así como se indica en una de las notas de la exhortación, se habían expresado los obispos argentinos, a los que llegó después una carta de apoyo del Pontífice. En esta misma dirección, moderadamente aperturista, se pronunciaron otros episcopados, y también es la postura que expresó durante la presentación del documento el cardenal Christoph Shönborn, a quien el mismo Francisco indicó como el mejor intérprete. No hay que olvidar el pequeño ensayo del cardenal Francesco Coccopalmerio, Presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, también aperturista y divulgado en las columnas de «L’Osservatore Romano».
La posición que surge al leer el comunicado de los obispos polacos no es una sorpresa, si se recuerdan los comentarios y las entrevistas que concedieron algunos de los miembros de ese mismo episcopado durante los dos Sínodos dedicados a la familia, claramente en contra de cualquier cambio en la disciplina sacramental como fue fijada por el Papa Wojtyla. Se procede, pues, interpretando «Amoris laetitia» a la luz de la «Familiaris consortio» (que innovó, puesto que nunca antes de entonces se había dicho que una pareja de divorciados en segunda unión podía acceder a la comunión, con la condición de vivir como hermano y hermana, aunque siguiera conviviendo como una familia y ocupándose de los hijos).
Andrea Tornielli
Sin embargo, los obispos de Sicilia optan por la ruptura, como si hubiera dos Iglesias diferentes en el seno de una misma Iglesia, lo que es un absurdo que no puede acabar bien.