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Si la justicia funciona, esto era de esperar. En este caso ha funcionado. El padre Custodio no predica el odio a los homosexuales. Eso no es cristiano. Él se limita a cumplir su misión de anunciar el Evangelio. Y, según éste -que es Palabra de Dios- la homosexualidad es un pecado grave. Él no puede sino, como buen pastor que es, transmitir íntegramente el mensaje de Jesucristo; precisamente Aquél que ha venido a salvar a los pecadores, pero nunca a decir que el pecado no es pecado. Todo lo contrario: El pecado es la causa de todos los males. Y para eso vino el Hijo de Dios y se encarnó en el seno de la Virgen María: para salvarnos. Fue san Agustín quien dijo aquello de que "Hay que odiar el pecado, pero amar al pecador". Pues eso.