Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).
“Francisco está más interesado en la política de izquierda que en la teología católica”, afirma George Neumayr, editor colaborador de The American Spectator. [Es autor del libro "The political pope" ("Un papa político") que aún no ha sido traducido al español. Pinchar también aquí]. Al hablar con Tom Woods el 14 de julio en tomwoods.com. Woods describe a Francisco como resultado de Juan Pablo II, quien – tal como él lo dice – nombró "personas absolutamente terribles" como obispos: "los católicos han sufrido bajo los Bergoglios desde hace décadas”.
Neumayr coincide en que una gran cantidad de obispos liberales fueron nombrados por Juan Pablo II y Benedicto XVI. Ve a Francisco como la “culminación de un siglo” de liberalismo y modernismo en la Iglesia.
Para él es “altamente improbable” que Francisco, quien en su teología es “más un protestante que un católico”, se convierta al catolicismo. Por el contrario, el escenario más realista es que Francisco producirá división y caos: “los católicos tendrán que decidir si conservan su fe por encima de la papolatría”.
Y “los cardenales tienen que declarar que Francisco es un mal Papa que debe ser resistido”.