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jueves, 5 de octubre de 2017

El desvergonzado uso político del Evangelio por parte de los clérigos separatistas que fomentan la rebelión en Cataluña (España)



El desvergonzado uso político del Evangelio y la manipulación del mandato expreso de Nuestro Señor Jesucristo por parte de los separatistas catalanes metidos a clérigos, que fomentan la rebelión en Cataluña (España), ha llegado a unos extremos difícilmente compatibles con la moral católica. No sólo por su xenofobia, contraria a la universalidad de nuestra religión, sino por el constante recurso a la mentira y a la manipulación por parte de estos curas impresentables que anteponen sus ideas políticas al cumplimiento del Decálogo, que, entre otras cosas, prohíbe de forma absoluta dar falso testimonio o mentir.

Me gustaría transcribir lo que, sobre la obediencia a la autoridad y a la Ley -actualmente en España la máxima norma es la Constitución Española-, Nuestro Señor manda explícitamente en el Evangelio:
"Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con verdad, sin miedo a nadie, porque no miras a la persona de los hombres. Dinos, pues, lo que piensas: ¿es lícito pagar tributo al César o no?" Mas Jesús, conociendo su malicia, repuso: "Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Mostradme la moneda del tributo". Y le presentaron un denario. Les preguntó: "¿De quién es esta figura y la leyenda?" Le respondieron: "del César". Entonces les dijo: "Dad, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios". Oyendo esto, quedaron maravillados, y dejándolo se fueron" (Mt 22,16)
Las propias palabras de Nuestro Señor son bien claras, como lo es también lo que, en este sentido, siempre ha transmitido el Magisterio de la Iglesia, de acuerdo con las mismas: Jesús nos enseña a obedecer a las autoridades -que en aquella época y en Tierra Santa eran los emperadores romanos- y pagar los impuestos, porque su poder viene de Dios (ver también Lc 20,25 y Rm 13,1-7).

Por el contrario, estos separatistas catalanes metidos a clérigos no se empachan de repetir, engañando a sus feligreses, que la desobediencia a la Ley y a las autoridades que ellos subjetivamente no consideren como propias -como mucho, tan "poco propias" como los romanos en la Palestina de tiempos de Jesús, no más, y siempre según su ideología separatista-, está permitida y es legítima, siendo, como lo es, totalmente inmoral y contraria a lo mandado por el propio Jesuscristo, Nuestro Señor.

Pues un ejemplo de esta inmoralidad desvergonzada lo hemos visto hoy mismo en televisión, al ser entrevistado en directo el separatista catalán Cinto Busquet Paredes (sobre estas líneas, en una foto tomada durante otro programa), un presunto cura del pueblo de Calella, en la provincia de Barcelona -si es cura, iba disfrazado para no parecerlo-, que esta misma mañana se mostraba encantado con la profanación de una iglesia en una localidad de Tarragona (ver aquí), usada para contar papeletas amañadas de la votación ilegal del pasado domingo, de la que todo el mundo ha visto ya montones de imágenes del fraude, tanto en foto como en vídeo, pues circulan por todo Internet.

Este sujeto fue uno de los minoritarios curas separatistas que firmaron una declaración conjunta contraria a la Ley y a la voluntad de la mayoría de los catalanes (ver aquí), según él porque los separatistas tienen derecho a cometer delitos, como la obstrucción a la justicia -dice que eso son "derechos fundamentales"- y que por eso deben ser respetados. Todo ello, además, escudándose en la Iglesia. Imagínense el argumento que da cuando le preguntan que a qué derechos se refiere:

"Como sacerdote de la Iglesia Católica Romana [por lo visto ya no es "Apostólica"], te tengo que decir que Jesús dijo que el hombre está por encima del sábado, no el sábado encima por el hombre" (sic). Y tras soltar este improcedente fragmento evangélico mal citado, no se le ocurre otra cosa que sostener la legitimidad de cometer delitos porque "Jesús fue ejecutado legalmente" (gracias a Dios, porque sin Su muerte no habría habido Redención). 

Es decir: para él lo mejor es que los católicos sean ácratas, porque las leyes son malas, así que se pueden incumplir a voluntad, según nos interese. Y a continuación, dice lo siguiente, refiriéndose a la clerigalla separatista, de la que forma parte: "estamos con nuestros obispos", aludiendo a continuación, de forma expresa, al Arzobispado de Barcelona, cuyo titular es Omella. 

Arzobispado que, durante el día de hoy, ha secundado la falsa "huelga general" independentista, pese a que las huelgas políticas -no las de carácter laboral- son ilegales (ver aquí), para dar así su apoyo al gobierno regional de Cataluña que ha perpetrado un golpe de estado (gobierno regional que en las últimas Elecciones autonómicas ni siquiera obtuvo la mayoría de votos, por lo que tuvo que recurrir al apoyo de radicales de extrema izquierda, anarquistas y antisistema para poder (des)gobernar).

Pero no es Omella el peor entre los obispos españoles, ni mucho menos: Novell (en la imagen que abre esta entrada) dio un espectáculo lamentable al promocionar, y colaborar con, la comisión de varios delitos (entre ellos el de sedición, primero, y el de rebelión más tarde- (ver aquí 

Y también tenemos a un tal "Jaume Pujol" (en realidad, fue bautizado como "Jaime Pujol"), que en Twitter se autodenomina como "arzobispo, presidente" de una inexistente "conferencia episcopal tarraconense" (jamás ha existido, hasta la actualidad, tal cosa), por lo cual está engañando a la gente públicamente al presentarse como tal (ver aquí).


Para calificar a estos impresentables (sobre cuyo futuro inmediato la Santa Sede debería tomar medidas urgentes -que dudo que tome-, como mínimo por ir contra el bien común y promocionar la rebelión), contamos con varios Arzobispos y Obispos católicos, comenzando por el Primado de España, del que ya di cuenta (ver aquí); el Arzobispo de Oviedo, que ha recordado que "defender la secesión con mentiras, insidias, corrupción y violencia es inmoral y es pecado" (ver aquí); o el Obispo de San Sebastián, que ha dicho que "el callejón en el que se encuentra Cataluña no sólo es ilegal sino profundamente inmoral" (ver aquí).

Finalmente, y sobre todo a los lectores de otros países que no conocen y/o comprenden la situación actual de España, aparte del Agit-prop fomentado y difundido por el gobierno regional de Cataluña (con dinero de todos los españoles, dicho sea de paso, lo cual constituye el delito -otro más- de malversación de fondos) y la posición de la Iglesia al respecto, recomiendo el siguiente artículo del P. José María Iraburu, un poco largo, pero que merece la pena leer: La Iglesia y la unidad nacional de España.

CATHOLICVS