Duración 9: 14 minutos
Transcripción (tomada de Religión la Voz Libre):
Así que la semana pasada, cuando las noticias revelaron que el respetado P. Thomas Weinandy, ex jefe de gabinete del Comité Episcopal de Doctrina de los EE. UU., le escribió al Papa Francisco diciendo que su pontificado está marcado por una "confusión crónica" y advirtió que enseñar con una "aparente falta intencional de claridad puede provocar pecar contra el Espíritu Santo" "no le tomó mucho tiempo al "Imperio" devolver el golpe. Los obispos de EE. UU lo sacaron antes de que la tinta se secara en el artículo.
Lástima que no reaccionaran con esa velocidad de rayo cuando (algunos clérigos) estuvieron envueltos en violaciones de monaguillos, o en amoríos homosexuales durante décadas. O como el brillante Chris Manion de The Wanderer tuiteó en respuesta a la vergonzosa y contundente, jugada de despedir al P. Weinandy - "¡y los empleos de todos los crackers heterodoxos y disidentes de la USCCB (la conferencia de obispos de EEUU) que lucían pegatinas de Gore, Obama y Clinton en (su) estacionamiento están a salvo!" ¿Quién dijo que la conferencia de los obispos no era buena en relaciones públicas?
Pero aquí hay un punto pasado por alto y que es el propósito real de este episodio de The Vortex. Y se relaciona con algo más que con la carta del P. Weinandy.
Parece más que evidente que el mal está siendo expuesto en todas partes. Todo está saliendo a la luz - el mal en la Iglesia que ha estado trabajando silenciosamente durante décadas - el mal en Hollywood que también ha estado presente durante décadas pero hipócritamente tapado y desviado - el mal en Washington DC, que muchos de nosotros acabamos aceptando, pero del nunca sospechamos su nivel al que estamos siendo testigos, y el mal presente como una cuestión de rutina en los medios de información, los gigantes de las noticias, que han desarrollado un arte fino tratando de manipular a la opinión pública hacia el mal. Todo esto está siendo expuesto.
Y, curiosamente, todo parece estar dando vueltas alrededor del presidente de EE. UU. Donald Trump, no como la causa sino como el hombre que tal vez la Providencia (divina) ha colocado en el centro de la tormenta para provocar todas las revelaciones. Piénselo -la locura en Washington DC sobre la confabulación de Rusia y la campaña Trump que expusieron los medios informativos en complicidad (y que resultó falsa) los mismos que encubrieron los escándalos sexuales de Hollywood, de repente les estalla en la medida en que va saliendo a la luz la verdad de que fueron los Demócratas y especialmente el mundo de Obama / Clinton los que realmente se confabularon y fueron extremadamente amigables con todos los depredadores sexuales de Hollywood que siguieron financiando sus campañas.
El mundo nunca ha visto un "incesto" como éste. Y quién está parado justo en el medio siendo atacado por esas personas despreciables y deplorables - es el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, por el que todos ellos trabajaron para destruirlo durante la campaña y han incrementado sus esfuerzos para destruirlo después de la inauguración
Y entonces la pregunta es ¿por qué? ¿Qué tiene Trump que engendra rabia casi diabólica contra él, incluso de muchos dentro de la Iglesia que están, por supuesto, en términos amistosos con el eje del mal izquierdista - Washington D.C., Hollywood y los medios de comunicación?. ¿Podría ser que, consciente o inconscientemente, Trump vea la importancia de la moralidad y la religión y, de hecho, parezca promoverlas? Una vez más, esto no es algo que necesite buscar o hacer activamente. Se ha convertido en un punto de referencia para decenas de millones de personas que ven la necesidad de restaurar la decencia y la moralidad, una decencia y una moralidad que el Eje del Mal de la izquierda ha destruido durante décadas.
El Eje del Mal de la izquierda ha tenido muchos aliados en la Iglesia Católica durante los últimos 50 años, muchos de ellos hombres homosexuales que se esconden en el clero para socavar por completo las enseñanzas de la Iglesia sobre la moralidad sexual, así como otras enseñanzas. Ellos todavía están allí. El padre Weinandy, por supuesto, no entra en este tema particular en su carta al Papa, pero es un secreto a voces en Roma que muchos de los hombres que rodean al Papa, apoyan masivamente la agenda homosexualista si es que no son realmente homosexuales y disfrutan de mucha generosidad en la Ciudad Eterna en estos días. Es por eso que están por el momento a prueba de balas. Se sienten intocables
Les gusta promover la idea de que el archi hereje Martin Lutero era un tipo fuerte, que todos son bienvenidos, que tenemos una esperanza razonable de que todos los hombres se salvan, que todas las religiones son geniales, que el sexo gay es sólo otra opción más y debe ser reverenciado. Podríamos continuar con la lista durante horas. Usted sabe lo que está pasando. Estas perversiones de la Fe están relacionadas con el Eje del Mal de la izquierda.Uno promueve al otro. Todos convergen en un cataclismo gigante y ese cataclismo está siendo expuesto. El mal nunca puede estar oculto para siempre. Todo lo que se necesita es algún catalizador, alguna cosa o persona que de forma intencional o accidental ponga la verdad en movimiento y luego como san Agustín dijo, la verdad, que es como un león puesto en libertad, no necesita ser defendida.
Parece que el presidente Trump podría ser ese catalizador.
De hecho, si recuerdan, un artículo de los partidarios del Eje del Mal en el Vaticano por el que se nos criticó severamente, a raíz de un escrito de Antonio Spadaro, que fue en gran parte un ataque contra el presidente Trump, apenas disfrazado de comentario sobre la cooperación entre (él) y los "extremistas religiosos peligrosos derechistas" (nosotros por ejemplo).
Pero todo esto les salió mal por completo.
El Eje del Mal estaba a punto de completar su trío: Hillary estaba a punto de ganar, con su promesa de que las opiniones religiosas tendrían que cambiar. La respuesta apoplética de los miembros del Eje del Mal ha sacado a la luz todo su mal oculto, y ahora todo está siendo expuesto en todas partes, incluso, lo más importante, en la Iglesia.
Winston Churchill ofreció quizás algunos de los comentarios más perspicaces de la historia mundial cuando dijo que "esto no es el final. Ni siquiera es el comienzo del fin. Pero tal vez sea el final del principio". La batalla ahora está en marcha. Todo está siendo expuesto. No hay excusas, no hay lugar donde esconderse, no hay razón para no saltar a la refriega. Dios poderoso ha traído todo esto. El cielo nos está despertando, llamándonos a elegir un bando. El tiempo de estar inactivos ha terminado. Alabado sea Nuestro Bendito Señor por permitirnos unirnos a la lucha.
Michael Voris