Ya se sabe que es más fácil entender el universo que comprendernos a nosotros mismos. A lo mejor es por eso por lo que nos cuesta tanto entender el Nuevo Orden Mundial (NOM). O sea, nosotros mismos.
El recientemente fallecido Juan Claudio Sanahuja resumió como nadie el Nuevo Orden Mundial (NOM), en su obra Poder Global y Religión Universal, y lo hizo describiendo sus consecuencias más prácticas.
Conviene repasar su espléndido resumen.
Por ejemplo, el NOM es relativismo en estado puro: “El relativismo ético impone la renuncia a las propias convicciones. Lo que aparenta ser la ideología de la máxima tolerancia no admite el disenso”.
Y, en efecto, el relativismo, la filosofía -que no su teología- del NOM se resume así: Nada es verdad ni nada es mentira, todo depende del color del cristal con que se mira. Ahora bien: ese mandamiento sí es verdad y nadie puede discutirlo.
- Al final, el relativismo-NOM no es más que la esclavitud del capricho, el sentimiento o el descubrimiento pasajero. Y si es la ideología de la democracia es que algo muy grave le ocurre a la democracia.
- Más. Sanahuja advierte que el Nuevo Orden, “en nombre de la libertad y los derechos humanos se ha empeñado en abolir la objeción de conciencia en la profesión médica con respecto al aborto, la esterilización, la fecundación artificial, la eutanasia… Se pretende obligar por ley a los seguros médicos de asociaciones católicas a proveer anticonceptivos y abortivos (es lo mismo) y a los hospitales católicos a hacer abortos quirúrgicos y esterilizaciones”.
La objeción de conciencia es clave en el nuevo totalitarismo. En efecto, el NOM es ferozmente anticristiano por lo que no puede permitir la libertad de conciencia, base de la moral cristiana.
La reforma sanitaria de Barack Obama, el Obamacare, no era más que esto. Sus objetivos era obligar a hospitales y entidades católicas a perpetrar abortos quirúrgicos y repartir abortivos.
Pero para responder qué cosa es el NOM aún necesitamos otros aportes. Queda para mañana.
Eulogio López