Como dice mi mujer cuando discutimos por alguna cosa: “tú no te preocupes por tener o no razón que ya te lo diré yo si algún día la tienes”. Sabias palabras, ciertamente, y seguro que todas las lectoras del blog están de acuerdo con ella.
En cualquier caso, la verdad es que a veces es mejor no tener razón. Así ha sido en las últimas semanas. Escribí tres posts sobre temas diversos, advirtiendo sobre varios peligros graves, y, tristemente, los acontecimientos no tardaron en darme la razón.
(1) Por ejemplo, escribí un post titulado Budismo y cristianismo, como la noche y el día, diciendo que el budismo y el cristianismo no eran lo mismo, sino más bien lo contrario, y que era necesario recordarlo. Enseguida protestaron algunos, diciendo que “deberíamos vivir más las palabras del Señor y filosofar menos", cantando las alabanzas del budismo y de lo mucho que podíamos aprender del mismo, resaltando la importancia de todas las religiones “basadas en la paz y el amor” o incluso afirmando que reencarnación y purgatorio “vienen a ser sinónimos".
He aquí que, un par de días después, un sacerdote español, Pablo D’Ors, nombrado miembro del Pontificio Consejo de Cultura, presentó con grandes elogios un libro titulado “Sin Buda no podría ser cristiano”
El autor del libro Paul F. Knitter, sacerdote secularizado, dice en su libro cosas como que “soy un cristiano budista, pero también un budista cristiano […] Tener a uno [Jesús] sin el otro [Buda] es no tener a ninguno de los dos”. Quizá no sorprenda a nadie que Knitter fuera uno de los firmantes en 1987 de una declaración de “teólogos” a favor de cambiar la postura de la Iglesia sobre el aborto. O que haya dado clase durante años en una universidad jesuita. O que en el libro dé las gracias a “Richard Bollman S. J. (mi antiguo sacerdote de la parroquia Belarmino, que predica sermones budistas de forma anónima)". O que su esposa abandonara el catolicismo para hacerse budista.
En el libro, según el copresentador José Tamayo, se considera a Cristo hijo de Dios… en el sentido de “el Despierto, el Iluminado” y, por supuesto, se reduce su resurrección a la “convicción de los discípulos” de que “Cristo estaba realmente vivo en ellos". El propio Pablo D’Ors aprovechó para decir que “no sólo no veo ninguna contradicción esencial entre el cristianismo y el budismo, sino una profunda afinidad” y que el hecho de “que el cristianismo tenga cosas que aprender del budismo, como el budismo del cristianismo, me parece muy bonito y necesario".
A mi juicio no solo el budismo y el cristianismo son cosas completamente distintas, sino que todo esto demuestra que, cuando se defiende lo contrario, se termina inevitablemente por convertir el cristianismo en budismo. O, con más frecuencia, en una especie de budismo light.
(2) También escribí sobre el principio del mal menor y las elecciones. El artículo estaba escrito en general, pero con aplicación obvia al caso español y a la sorprendente ceguera que hay que tener para no ver que, con la excusa del mal menor, llevamos medio siglo contribuyendo a males mayores gravísimos. Enseguida surgieron algunos lectores defendiendo esa forma de actuar (cosa poco sorprendente, por otra parte, porque la televisión y la radio de los obispos lo hacen constantemente).
He aquí que, gentilmente, el Partido Popular se digna confirmar públicamente (una vez más) lo que decía el artículo, apoyando unánimemente en el Senado una propuesta de Podemos de considerar el aborto como un derecho y, de paso, promover (todavía más) los anticonceptivos.
Algunos lectores dicen ahora que el PP les ha engañado, pero lo cierto es que no hace más que seguir haciendo lo que siempre ha hecho:
Así mantuvo la ley del aborto (que en la práctica permitía el aborto libre) durante la mayoría absoluta del Presidente Aznar,
así aprobó la píldora abortiva,
así introdujo la experimentación con embriones (es difícil pensar en algo más horrible que hacer experimentos con niños pequeños, descuartizándolos y usándolos como material de laboratorio),
así mantuvo el matrimonio de personas del mismo sexo,
así ha estado financiando abortos y marchas del orgullo gay durante años en sus comunidades autónomas,
así persigue con saña a los que se atreven a defender el matrimonio tradicional
y así defiende hoy el aborto como un derecho.
Y si quieren remontarse aún más atrás:
así Fraga Iribarne (Dios le haya perdonado por ello) prometió hace 30 años que no cambiarían la ley del aborto si ganaban, pero, eso sí, que traerían bien de “liberalismo económico".
Supera a la imaginación que, después de décadas y décadas de todo esto, haya gente que siga defendiendo la idea de votar a un supuesto “mal menor” que defiende, aprueba e introduce orgullosamente en nuestro país males gravísimos y repugnantes. En fin, supongo que eso solo indica que mi imaginación es muy limitada.
(3) Hace dos meses, escribí un artículo titulado Alfa y Omega, quién te ha visto y quién te ve, señalando la tristísima decadencia del semanario, que se ha ido convirtiendo cada vez más en un panfleto obsesionado por todas las causas políticamente correctas y progresistas.
Resulta que, con gran oportunidad, Alfa y Omega publica esta semana un editorial en el que aseguran que la peregrinación del Papa a Fátima ha servido para “depurar la devoción mariana de elementos impropios o esotéricos”. El mismo título se refiere a eso: “El Papa actualiza y depura Fátima". Aparentemente, para Alfa y Omega, el Papa no va ante todo a Fátima para rezar, para escuchar a la Virgen y postrarse ante ella, sino para mostrar que los modernos sabemos mucho más que nadie y que la religiosidad tradicional hay que depurarla, actualizarla y cambiarla. Todo el artículo, en general, despide ese desagradable olorcillo a secularización y conversión del cristianismo en una ética políticamente correcta que se ha hecho característico del semanario en los tiempos más recientes.
En fin, en los tres casos me habría encantado estar equivocado.
Bruno Moreno
NOTA PERSONAL (para Bruno): El problema es que, por desgracia, en tu tercera apreciación con relación a lo que publica Alfa y Omega, me temo que, en este caso concreto de Fátima, todo parece indicar que algo de razón sí que tienen al decir eso de que el Papa depura Fátima. El mejor modo de explicarlo -yo no sabría hacerlo- es leyendo el artículo de Fray Gerundio, titulado "Fátima, recalificada" que he incluido en este Blog.