El tercer documento de Malinas, «Renovación Carismática y Servicio del Hombre», escrito por el Cardenal Suenens y Dom Helder Camara, es claro: Renovación Carismática es también servicio del hombre. Bautismo en el Espíritu Santo, alabanza, servicio del hombre. Las tres cosas están indisolublemente unidas. Puedo tener una alabanza profunda, pero si no sirvo a los que más necesitan, no es suficiente. «Ninguno pasaba necesidad» (Hch 4,34), decía el libro de los Hechos de los Apóstoles.
COMENTARIO
Puesto que Bautismo, alabanza y servicio están unidas indisolublemente, habría que añadir, por esta misma razón, que aun cuando se sirva a los que más nos necesitan, ese servicio ha de ser consecuencia de la alabanza y del amor a Dios ... Pero esto se le olvida al Santo Padre. Recordemos, como cristianos: No es tan importante el servir, cuanto el servir como lo hizo Jesús, y hacerlo para parecernos a Él y para identificarnos con el Señor, en la medida en la que esto sea posible y contando siempre con su gracia, que nunca nos va a faltar. Esto es lo que constituye el sentido y la razón de ser de la vida cristiana.
EL PAPA:
No seremos juzgados por nuestra alabanza, sino por cuanto hicimos por Jesús:
COMENTARIO
Correcto. Pero esto supone que se tiene fe en Jesucristo. De modo que no es tanto lo que se hace por los demás, sin más, cuanto lo que se hace por ellos ... con la certeza de que lo estamos haciendo por el Señor, pues toda persona humana ha sido creada a imagen y semejanza de Dios.
EL PAPA:
«Señor, ¿cuándo lo hicimos contigo? Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis» (Mt. 25, 40). Queridos hermanos y hermanas, os deseo un tiempo de reflexión, de memoria de los orígenes; de dejar atrás todo lo añadido desde el propio yo y transformarlo en una escucha y aceptación gozosa de la acción del Espíritu Santo, que sopla donde quiere y como quiere.
COMENTARIO
[No puedo evitar que me venga a la mente el momento en el que Jesús fue tentado por el Diablo en el desierto, después de estar en ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches. Hábil, astuto, inteligente como él solo, sabe por dónde tiene que atacar. Y en el caso de Jesús la clave es la palabra de Dios, que el Diablo domina a la perfección: “Si eres Hijo de Dios…”, etc… Jesús, siendo Él mismo esta Palabra encarnada (lo cual el Diablo desconocía) le contesta también con citas bíblicas. En la tercera tentación el Diablo lo lleva a un monte muy elevado y le muestra todos los reinos del mundo y su gloria y le dice: “Todo esto te daré si, postrándote ante mí, me adoras”. Entonces Jesús, con gran energía, le respondió: “¡Apártate, Satanás, porque escrito está: ‘Al Señor tu Dios adorarás y a Él solo servirás’”. Y entonces lo dejó el Diablo, dándose ya por vencido (ver Mt 4, 1-11).
La palabra de Dios se puede tergiversar y hacerle decir a Dios lo que Él no ha dicho. O si lo ha dicho hay que entenderlo en el contexto, así como en la intención con que lo dijo. No hacerlo así es falsear el Mensaje, de modo que, al no ser ya la verdadera Palabra de Dios, lo que nos digan no puede, por lo tanto, atraernos, porque es palabra mundana, que no busca la gloria de Dios sino la propia gloria. De ahí la necesidad de formación que tenemos los cristianos para “poder dar razón de nuestra esperanza a todo el que nos lo pida” (1 Pet 3, 15); una formación que pasa por la lectura asidua del Nuevo Testamento y por la oración delante del Santísimo Sacramento del altar porque es sólo el Espíritu de Jesucristo el que nos podrá dar a entender el verdadero significado de las palabras que leamos].
Me he permitido esta digresión porque la considero importante para el tema que nos ocupa. Dicho lo cual continúo con mi comentario a las últimas palabras de Francisco.
Es verdad que “el Espíritu sopla donde quiere y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va” (Jn 3, 8), pero … ATENCIÓN: en todos los casos es siempre el Espíritu de Jesucristo. No se puede llamar Espíritu Santo a cualquier espíritu. De esto nos advierte el apóstol san Juan: "Carísimos, no creáis a cualquier espíritu, antes bien examinad si los espíritus son de Dios porque se han presentado en el mundo muchos falsos profetas. En esto conoceréis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo vino en carne es de Dios, pero el espíritu que no confiese a Jesús no es de Dios; ése es el Anticristo, el cual oísteis que viene, y ahora ya está en el mundo" (1 Jn 4, 1-3).
Y, por supuesto (esto es de sentido común) el Espíritu de Jesucristo va siempre unido al amor a Jesús. Es preciso no olvidar estas palabras que Jesucristo pronunció en su vida mortal, cuando les prometió el Espíritu Santo a sus discípulos: "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos; y Yo rogaré al Padre y os dará otro Parásito [es decir, otro Consolador, puesto que Él va al Padre] para que esté con vosotros siempre, el Espíritu de verdad, que el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce " (Jn 14, 15-17). No lo olvidemos: no existe amor de Jesús si no existe la guarda de sus mandamientos; no porque lo diga yo, sino porque así lo dijo el propio Jesús: "Quien acepta mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y quien me ama será amado por mi Padre, y Yo lo amaré y me manifestaré a él" (Jn 14, 21). SOBRE ESTE PUNTO EL SEÑOR ES INSISTENTE, DADA SU IMPORTANCIA: "Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre lo amará; y vendremos a él y haremos morada en él. Quien no me ama, no escucha mis palabras; la Palabra que escucháis no es mía sino del Padre que me ha enviado" (Jn 14, 23-24)
La iglesia católica es la depositaria y la que interpreta fielmente las palabras de Jesús. Es la única Iglesia. No hay otra. No podemos ni debemos olvidar que el Espíritu se manifiesta siempre dentro de la Iglesia católica. Y si esto no se da, no es el verdadero Espíritu, no es el Espíritu Santo ... Claro que el Espíritu sopla donde quiere y cuando quiere, pero siempre para conducirnos a Jesús y a Jesús sólo se le puede conocer de verdad si se está en el seno de la Iglesia católica. NO TIENE SENTIDO HABLAR DE IGLESIAS, PUES SÓLO HAY UNA IGLESIA.
EL PAPA:
Agradezco a la Fraternidad Católica y al ICCRS la organización de este Jubileo de Oro, de esta Vigilia. Y lo agradezco a cada uno de los voluntarios que lo han hecho posible, muchos de los cuales están aquí. He querido saludar cuando llegué a los miembros de la organización, porque sé que han trabajado mucho. Y sin sueldo. Han trabajado mucho. La mayoría son jóvenes de distintos continentes. Que el Señor los bendiga abundantemente. Agradezco especialmente que el pedido que os hice hace dos años de dar a la Renovación Carismática Mundial un solo servicio internacional desde aquí haya empezado a concretizarse en el Acta Constitutiva de ese nuevo único servicio. Es el primer paso, siguen otros, pero pronto la unidad, obra del Espíritu Santo, será una realidad. «Yo hago nuevas todas las cosas», dice el Señor (Ap 21,5).
COMENTARIO
¿Qué unidad es la que será pronto una realidad? Desde luego, no será una unidad obra del Espíritu Santo, como nos dice Francisco. Es imposible, como hemos dicho antes, que se dé una verdadera unidad entre doctrinas completamente diferentes. Ninguna de ellas, a excepción de la Iglesia católica, está animada por el Espíritu Santo. Si este Espíritu estuviese en todas ellas, tal Espíritu no sería nada, pues "es imposible que el Espíritu te diga una cosa y la contraria, al mismo tiempo". Completamente imposible. La novedad del Espíritu está relacionada con el amor. Y éste sí que es nuevo, aun cuando diga siempre las mismas cosas, puesto que "Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos" (Heb 13, 8).
EL PAPA:
Gracias, Renovación Carismática Católica, por lo que habéis dado a la Iglesia en estos 50 años.
COMENTARIO
¿Pero qué es lo que la Renovación Carismática Católica ha dado a la Iglesia, de modo que la Iglesia tenga que estarle agradecida? Sólo subjetivismo. Para ellos la experiencia de Dios es lo único que importa ... Y no la realidad de Dios, aceptada tal y como ésta es, incluyendo el sufrimiento purificador.
EL PAPA:
La iglesia [habría que decir la Iglesia católica, para no dar lugar a equívocos] cuenta con vosotros, con vuestra fidelidad a la palabra, con vuestra disposición para el servicio y con el testimonio de vidas transformadas por el Espíritu Santo.
COMENTARIO
Ojalá que así fuera, pues ciertamente el encuentro con Dios, con su Espíritu, cambia de raíz a las personas, las transforma por completo ... Pero, como decía san Pablo: "no creáis a cualquier espíritu" (1 jn 4, 1). Es preciso estar vigilantes en todo momento para no dejarnos engañar. Porque "nada podemos contra la verdad sino en favor de la verdad" (2 Cor 13, 8)
EL PAPA:
Compartir con todos en la Iglesia el Bautismo en el Espíritu Santo, alabar al Señor sin cesar, caminar juntos con los cristianos de diferentes Iglesias ...
Volvemos a lo mismo. No hay diferentes Iglesias. El verdadero cristiano, aquél que puede llamarse propiamente tal, debe ser católico. Y esto es así por voluntad explícita de Jesucristo, que fundó su única y verdadera Iglesia, iluminándola con Su Espíritu, a lo largo de dos mil años para que los fieles -que lo sean de verdad-no sean engañados por falsos profetas, los cuales hablan con apariencia de verdad, pero en el fondo han perdido la fe; y no es a Dios a quien buscan sino a sí mismos, aunque parezca otra cosa.
EL PAPA:
... y comunidades cristianas en la oración y la acción por los que más lo necesitan. Servir a los más pobres y enfermos, eso espera la Iglesia y el Papa de vosotros, Renovación Carismática Católica, también de todos vosotros: todos, todos los que habéis entrado en esta corriente de gracia. Gracias.
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COMENTARIO FINAL
Según esto tendríamos que ser todos carismáticos, porque ellos -y sólo ellos- son los poseedores del Espíritu, ya que ellos son "los que han entrado en esta corriente de gracia" ... Pero decir eso es un auténtico disparate. ¡El Espíritu Santo es soberanamente libre! Sopla donde quiere. Y nadie sabe ni de dónde viene ni a dónde va. Pretender enjaular el Espíritu no es propio de un verdadero cristiano. No hay que ser carismáticos para poseer el Espíritu Santo, como si éste no tuviese otra labor que satisfacer nuestros caprichos o deseos. Es más: se puede ser carismático y no poseer el Espíritu Santo, pues Éste, aunque es libre, anida en la Iglesia Católica, que es la que fundó Jesucristo. Y no lo olvidemos. Hablar del Espíritu Santo es hablar del Espíritu de Jesucristo y es hablar del Espíritu que anima la auténtica Iglesia, que es la Iglesia católica y solamente la Iglesia católica.
Alguien podría llamar a esto rigidez. Si eso ocurre, ese tal debe dirigirse a Dios y decirle que es un Dios rígido e injusto, porque ha reservado su Espíritu sólo a aquellos que forman parte de Su Iglesia, fuera de la cual no hay salvación posible. Esto que digo no es un invento mío. Es doctrina milenaria de la Iglesia que, como Cuerpo Místico de Cristo que es, es un cuerpo vivo y, como tal, se va desarrollando a lo largo del tiempo. Nadie ha puesto esto nunca en duda. Eso es evidente.
Pero ATENCIÓN: La Iglesia va cambiando con el paso del tiempo. Cierto ... ¡Sin embargo, siempre permanece idéntica a sí misma! Un cambio que alejara del Mensaje de Jesucristo sería un cambio destructivo. De ahí la importancia de las fuentes de la Revelación y la fe en la realidad histórica de Jesucristo y en la Tradición Perenne y el Magisterio vivo de la Iglesia. Ningún papa puede cambiar esta realidad, como así ha ocurrido … ¡hasta que llegamos al Concilio Vaticano II! Todo acto de Magisterio que se oponga al Magisterio anterior no es Magisterio y no debe de ser obedecido: “Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres” (aun cuando estos hombres sean los mismos Jerarcas de la Iglesia, lo que podría ocurrir si éstos se corrompen y pierden la fe, arrastrando consigo a infinidad de fieles que les han sido encomendados; y de ello tendrán que dar cuenta ante Dios.
Es preciso que el mundo conozca a Jesucristo [al auténtico, no al que se ha inventado el modernismo actual, introducido de lleno en la misma iglesia, como caballo de Troya]. Y esto supone la fidelidad a la verdadera Iglesia y al Papado, lo cual ha ocurrido durante casi dos mil años ... Hasta que llegó el Concilio Vaticano II, como se ha dicho más arriba. Lo de Amoris Laetitia es un simple paso en el proceso de demolición de la Iglesia. Podemos ver, por ejemplo, cómo la aplicación en Argentina de Amoris Laetitia ha dado lugar a incluir en la unión sacramental y plena a divorciados vueltos a casar (unas 30 parejas) y -¡eso sí!- aplicando el criterio de discernimiento, conforme a la orden del papa Francisco y a la interpretación de los obispos de Buenos Aires, la cual -según Francisco- es la única posible.
En una próxima entrada tocaré un poco este tema, altamente preocupante, que requiere de todos los cristianos (entiéndase católicos, por la gracia De Dios) una oración más intensa que nunca y una confianza plena y absoluta en el Señor. Contamos con la ayuda de la Virgen María, que es nuestra Madre y que cuida de nosotros continuamente. Eso nos tiene que proporcionar un gran consuelo y nos tiene que llenar de agradecimiento.
José Martí