Nunzio Galantino, secretario de la Conferencia Episcopal italiana |
Nunzio Galantino, obispo emérito de Cassano all'Ionio (en la imagen que abre esta entrada, escondiendo la cruz pectoral en el bolsillo), que estudió en el seminario regional de Benevento en plena revolución marxista del 68 (época en la que también asistió al seminario Bergoglio), es secretario general de la Conferencia Episcopal Italiana, primero'ad interim' desde el 28 de diciembre de 2013 y luego confirmado por 5 años el 25 de marzo de 2014, no por elección de los obispos italianos, sino por designación a dedo por Francisco.
Pues bien, según recoge el diario Faro di Roma (ver aquí), este personaje ha afirmado, en una intervención durante el Congreso promovido por el ateneo del Papa para "celebrar" -nada menos- el quinto centenario de la herejía protestante, llevado a cabo en la Pontificia Universidad Lateranense, que "la reforma iniciada por Martín Lutero hace 500 años fue un acontecimiento del Espíritu Santo".
Además de esa barbaridad, también añadió que "la reforma responde a la verdad expresada en la fórmula Ecclesia semper reformanda [...] Ha sido el mismo Lutero el que no se ha considerado artífice de la reforma escribiendo: 'mientras yo dormía, Dios reformaba la Iglesia' [...] También hoy la Iglesia necesita una reforma. Y también hoy Dios es el único que la puede realizar".
Para él, "el amor de Lutero por la Palabra anticipa la sacramentalidad de la Palabra afirmada por el Concilio Vaticano II" [de las solemnes condenas al heresiarca alemán efectuadas por el Sacrosanto y Ecuménico Concilio de Trento no dice nada] y considera el conciliábulo de Lund de finales de octubre de 2016 (ver aquí), al que asistió Francisco, como un "gesto profético".
A esto se suma la ofensiva de los jesuitas a través de su revista oficial "La Civiltà Cattolica", dirigida por el infame Antonio Spadaro y que recibe el visto bueno de la Santa Sede antes de publicarse, en la que se vuelve a insistir, en un reciente artículo del también jesuita Giancarlo Pani, con motivo del quinto centenario de la herejía protestante, en que el heresiarca Martín Lutero fue "un testigo de la fe" y un "renovador del anuncio evangélico" (ver aquí).
¡Casi nada! Prepárense para los fastos de final de este mes.
Además de esa barbaridad, también añadió que "la reforma responde a la verdad expresada en la fórmula Ecclesia semper reformanda [...] Ha sido el mismo Lutero el que no se ha considerado artífice de la reforma escribiendo: 'mientras yo dormía, Dios reformaba la Iglesia' [...] También hoy la Iglesia necesita una reforma. Y también hoy Dios es el único que la puede realizar".
Para él, "el amor de Lutero por la Palabra anticipa la sacramentalidad de la Palabra afirmada por el Concilio Vaticano II" [de las solemnes condenas al heresiarca alemán efectuadas por el Sacrosanto y Ecuménico Concilio de Trento no dice nada] y considera el conciliábulo de Lund de finales de octubre de 2016 (ver aquí), al que asistió Francisco, como un "gesto profético".
A esto se suma la ofensiva de los jesuitas a través de su revista oficial "La Civiltà Cattolica", dirigida por el infame Antonio Spadaro y que recibe el visto bueno de la Santa Sede antes de publicarse, en la que se vuelve a insistir, en un reciente artículo del también jesuita Giancarlo Pani, con motivo del quinto centenario de la herejía protestante, en que el heresiarca Martín Lutero fue "un testigo de la fe" y un "renovador del anuncio evangélico" (ver aquí).
¡Casi nada! Prepárense para los fastos de final de este mes.
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