Pondré 2 ejemplos de los últimos días que tienen especial relación y que son de capital importancia:
- La entrevista al Cardenal Müller en la Stampa.
- La felicitación de Benedicto XVI al Cardenal Müller.
1. Examinemos, en primer lugar, la postura de Müller sobre la exhortación post-sinodal “Los amores de Leticia”, que culmina en la mencionada entrevista:
El 23 de octubre de 2013 Müller publicó en L´Osservatore Romano un artículo titulado “La fuerza de la gracia” sobre la doctrina de la indisolubilidad del matrimonio. Entre diversos temas, el artículo censuraba la práctica vigente en las Iglesias Ortodoxas sobre la posibilidad de la bendición de las segundas nupcias con las siguientes palabras:
En Oriente […] condujo, especialmente después de la separación de la Cathedra Petri, a una praxis cada vez más liberal. Hoy existe en las iglesias ortodoxas una multitud de causas para el divorcio, que en su mayoría son justificadas mediante la referencia a la Oikonomia, la indulgencia pastoral en casos particularmente difíciles, y abren el camino a un segundo o tercer matrimonio con carácter penitencial. Esta práctica no es coherente con la voluntad de Dios, tal como se expresa en las palabras de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio, y representa una dificultad significativa para el ecumenismo. El artículo fue muy contestado, entre otros, por el cardenal Reinhard Marx y Walter Kasper.
Pocas semanas antes del sínodo, Müller y otros 4 cardenales presentaron el libro “Permaneciendo en la verdad de Cristo: el matrimonio y la comunión en la Iglesia católica”, en el que se presentaba como imposible la comunión sacramental para los católicos divorciados y en nueva unión.
Desde la aparición de la exhortación mencionada y hasta su cese en julio de 2017, el Prefecto para la Congregación de la Fe, es decir, la persona encargada de velar por la ortodoxia [es decir, Müller] no expresó ninguna opinión definitiva sobre el texto. Unos días decía una cosa, otros días decía lo contrario. Curioso, cuando menos, al estar desarrollándose una batalla de grandes proporciones en el seno de la Iglesia.
Por ejemplo, en mayo de 2017 decía “que las dubias son preguntas legítimas” pero en enero de ese mismo año había afirmado “sobre todo los cardenales de la Iglesia Romana, tienen derecho de escribir una carta al Papa. Sin embargo me sorprendí porque esta fue hecha pública, casi obligando al Papa a decir “Sí” o “No”. Esto no me gusta. Incluso una posible corrección fraterna al Papa», añadió, «me parece muy lejana, no es posible en este momento, porque no se trata de un peligro para la fe, como Santo Tomás dijo».
Ahora [Müller] reaparece con un prólogo al libro de Rocco Buttiglione, partidario de dar la comunión a los divorciados vueltos a casar, en el que manifiesta “Estoy convencido de que ha disipado las dudas de los cardenales y de muchos católicos que temían que en “Amoris laetitia” se hubiera alterado sustancialmente la doctrina de la fe tanto sobre la manera válida y fecunda de recibir la santa comunión como sobre la indisolubilidad de un matrimonio válidamente contraído entre bautizados”.
Es decir, que él prologa un libro donde se da por bueno la comunión a los divorciados que viven en segunda unión, y los que defendemos que eso es un ataque a la Fe de siempre, a la Fe de nuestros padres, debemos estar de tranquilos porque sí, porque efectivamente eso va a ser así, pero no cambia esa Fe que decía exactamente lo contrario.
Para rematar el asunto dice él mismo en el prólogo: “Es posible que el penitente esté convencido, en conciencia y con buenas razones, de la invalidez del primer matrimonio incluso sin poder ofrecer la prueba canónica. En este caso, el matrimonio válido frente a Dios sería el segundo y el pastor podría conceder el sacramento”.
[Resulta, pues, que la conciencia "errónea" está ahora por encima de la verdad: antes había afirmado todo lo contrario]
Lo digo sinceramente, sin ningún ventajismo por mi parte. Creo que fui de los pocos que recibió la noticia del cese de Müller con total indiferencia, no hizo nada por la Iglesia cuando debía y no lo está haciendo ahora. Parece que Müller tiene una gran opinión de Müller, será por alguna oscura razón que se nos escapa al resto de los mortales, pero en esta batalla es perfectamente prescindible.
2. La felicitación de Benedicto XVI a Müller era noticia la semana pasada. Efectivamente, el Papa emérito afirmaba en un escrito dirigido al Cardenal:
“Has defendido las claras tradiciones de la fe, pero en el espíritu del Papa Francisco has tratado de comprender cómo pueden ser vividas hoy”.Confieso que comprobé la fecha y no, no era 28 de diciembre [No se trataba de ninguna inocentada].
Por alguna razón que desconozco Benedicto XVI cree que:
- Müller ha defendido la fe. La última opinión de Müller, como ya hemos comentado, no es precisamente de defensa de la Fe pero como tiene varias, al igual que Groucho Marx, puede que la opinión de mañana si lo sea. Una cosa y su contraria es la misma Fe.
Decía el propio Benedicto XVI cuando era Prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe:
“La errada convicción de poder acceder a la Comunión eucarística por parte de un divorciado vuelto a casar, presupone normalmente que se atribuya a la conciencia personal el poder de decidir en último término, basándose en la propia convicción, sobre la existencia o no del anterior matrimonio y sobre el valor de la nueva unión. Sin embargo, dicha atribución es inadmisible. El matrimonio, en efecto, en cuanto imagen de la unión esponsal entre Cristo y su Iglesia así como núcleo basilar y factor importante en la vida de la sociedad civil, es esencialmente una realidad pública”.Ahora Müller y Francisco dicen lo contrario, pero son “las claras tradiciones de la fe”.
Pues eso, lo dicho en el título.
Capitán Ryder