BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS



domingo, 28 de enero de 2018

San Marcos no debe morir (Sandro Magister)




> Todos los artículos de Settimo Cielo en español
*

El de San Marcos en Florencia es el convento dominico más famoso del mundo, pintado con frescos por el beato Angélico y durante siglos un faro de santidad, de arte y de cultura hasta nuestros días.

Pero ahora está a punto de ser suprimido, precisamente por voluntad de la Orden de Santo Domingo.

El profesor Pietro De Marco, florentino, a quien los lectores de Settimo Cielo leen y aprecian desde hace años, explica por qué sucede todo esto y lanza un llamado para que el convento sea salvado del cierre.

Con una petición anexa, ya suscrita por muchos que tienen en el corazón la supervivencia no sólo de este lugar espiritual, sino de la "civitas".

*

POR SAN MARCOS Y POR FLORENCIA
por Pietro De Marco

El cierre del convento de San Marcos, en Florencia, ha sido confirmado por una reciente resolución nueva, en julio del 2017, del capítulo de la provincia romana de los padres dominicos, la cual incluye el centro de Italia y Cerdeña.

El cierre, ya deliberado una primera vez en setiembre del 2013 y después postergado, prevé ahora también:
- la pérdida de identidad y funciones de la Biblioteca "Levasti", única en Florencia por su caudal de libros en ciencias religiosas y la red de relaciones intelectuales;- el redimensionamiento sólo por difusión on line de la “Rivista di Ascetica e Mistica”, creada en 1929;- un incierto destino de la histórica Farmacia;- en síntesis, prácticamente una eliminación que tiene el extraño sabor de una "damnatio memoriae" que se abate sobre las últimas generaciones dominicas de San Marcos.
De hecho, puede escapar a quien no conozca la historia reciente de la Iglesia florentina e italiana, que en San Marcos pareció concentrarse, en la segunda mitad del siglo XX, una resistencia de elevada calidad intelectual y espiritual, como cortante "enfrentamiento" polémico y crítico, al giro emprendido en la Iglesia Católica en el periodo del postconcilio, acentuadamente en Florencia, pero también en todas partes.

Era una resistencia constituida, contemporáneamente, por la continuidad del estudio de santo Tomas [de Aquino] (con los padres Centi y Boccanegra) y por la historia de las formas y figuras espirituales y místicas (con el padre Colosio). Razones más que suficientes, en el clima actual de la Iglesia, para decretar finalmente la extinción del "conventus", es decir, tanto de la casa como de la comunidad de San Marcos y la eliminación de toda su memoria.

En el ahora lejano 2014, entre los meses de marzo y julio, fue necesario intervenir, en muchas personas, muchas veces y en varias sedes, para intentar alejar las consecuencias indeseables de una supresión canónica del convento, en ese momento pedida pero todavía no ratificada en Roma.

Se habló de Lorenzo de Medici, de Pico della Mirandola y de Savonarola, después de Giorgio La Pira, o sea, del convento en la vida histórica de Florencia. Dijimos también que la decisión contenía una prisa excesiva y una angustia de perspectivas, no a la altura de una gran Orden religiosa como la dominica.

En cuanto motivado, de hecho, por el estado de necesidad – por el colapso numérico, ante todo, que desde hace décadas ha golpeado a casi todas las Órdenes religiosas –, este género de procedimientos dirigidos a simplificar drásticamente, si no a liquidar, situaciones de larga tradición e importancia, tiene un alcance objetivo en lo externo. Genera heridas en el espacio público y ciudadano. ¡Está en juego, en definitiva, la misma Florencia!

El temporario aplazamiento fue el efecto de distintas reacciones e instancias que llegaron a Roma, de una petición que tuvo un gran número de seguidores y, por último, de un acuerdo razonable entre el padre general de los dominicos y el cardenal Giuseppe Betori, arzobispo de Florencia, entre julio y setiembre de 2015.

El arzobispo, naturalmente, no tiene autoridad sobre las decisiones de una Orden religiosa, pero una vez más interpretó y representó a la ciudad. Se utilizó el argumento civil y religioso del convento de San Marcos como lugar de la memoria de La Pira y de una historia de la ciudad, la posguerra, signada por su presencia excepcional. De este modo hubo acuerdo en enviar toda decisión radical (esperando en el ínterin evitarla) al término del proceso de beatificación del alcalde.

Han transcurrido más de tres años de las deliberaciones y discusiones llevadas a cabo desde el 2013-2014. Y en cuanto se lee en Wikipedia que “los pocos frailes sobrevivientes” han sido reunidos con los de Santa Maria Novella, en realidad la supresión no se ha efectuado todavía, el convento está habitado hasta ahora, las actividades siguen vivas y los frailes todavía se pueden ocupar del estado de conservación de los edificios.

Pero el capítulo provincial de los dominicos, su órgano de gobierno, deliberó nuevamente en el sentido de la decisión primitiva.

Para entender el porqué de esta insistencia, es necesario recordar que la crisis de las Órdenes religiosas católicas, especialmente la crisis de las vocaciones, acontece no sólo bajo las presiones objetivas de la "secularización" tardía – una sociedad impregnada de agnosticismo, de realizaciones de sí totalmente mundanas, de escepticismo y de resentimiento –, sino como efecto de una tendencia interna en la Iglesia, a partir de los años del Concilio Vaticano II, tendiente a descalificar el ideal de la "vida regular", es decir, de la vida de perfección guiada enteramente y en comunidad bajo la disciplina y la fuerza inspiradora de una regla y de numerosos modelos de santidad.

Un proceso de este tipo golpeó íntimamente la vida religiosa. Pero por otro lado hay algo que preocupa. En las actas del reciente capítulo provincial de la Orden de Santo Domingo leemos que las “reestructuraciones” en curso apuntan a “una mayor libertad de la predicación”, a “vivir la vida itinerante en modos concretos, con mayor dinamismo de las comunidades”.

Pero sin vida espiritual consciente y sistemática, ¿que llevará a un “hombre de Dios” a los otros que están en las “periferias existenciales”, tan de moda? ¿La vida itinerante que caracterizó a las primeras generaciones dominicas era retórica del Éxodo y del ir hacia el Hombre, o, por el contrario, estaba destinado a la predicación y a la lucha contra la herejía?

Aparece en esta decisión sobre San Marcos y sobre otros conventos un argumento doble, el del estado de necesidad y el de las finalidades nuevas y más dinámicas, con las que las organizaciones en general motivan reducciones y cortes en las estructuras propias. 

Todos, por otro lado, con frecuencia adoptamos los escenarios alternativos conocidos como el de la uva verde, justamente los del zorro de Esopo. Pero hay un riesgo. En el caso de San Marcos, la estrategia de la uva verde – la que dice: "En el fondo mejor así, haremos cosas más importantes" – impide evaluar adecuadamente las numerosas consecuencias y los daños, también "pastorales", del abandono del convento.

Sobre este punto insiste el texto de la "Petición al maestro general de la Orden Dominicana", disponible hoy en un sitio dedicado. Se argumentan allí una cierta contradictor edad de las disposiciones, los daños seguros que se procuran a las realidades existentes en nombre de lo inexistente, el descuido respecto a las personas y a sus razones, cuando se ignora el acuerdo del 2015 entre la cúpula de la Orden Dominicana y el obispo de la ciudad, y muchas otras. No queda más que leer con atención, reflexionar y, eventualmente, firmar.

Sandro Magister