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jueves, 4 de enero de 2018

Sobre los obispos de Kazajistán. Ideas que se me pasan por la mente al ver lo que veo (José Martí)




Teniendo en cuenta la conocida noticia que podemos ver reflejada en este artículo de Dominus est del 2 de diciembre de 2017, titulado:   ÚLTIMA HORA. El Papa declara inquietante interpretación de ‘Amoris Laetitia’ como ‘Auténtico Magisterioestos valientes obispos (tres en principio y ahora cinco) lo único que han hecho ha sido una profesión de fe acerca de las verdades inmutables sobre el matrimonio, las cuales no dependen ni de sínodos ni de exhortaciones apostólicas ni de nada que se le parezca, por mucha autoridad "magisterial" que se les quiera conceder a esas reuniones y a esos documentos fabricados.

No existe tal "auténtico Magisterio" desde el momento en que se rechaza el Magisterio anterior y se niega una verdad revelada expresamente por Jesucristo, el fundador de la única y verdadera Iglesia, que es la Iglesia católica. No se trata de actuar contra el Papa, sino de decir la verdad a los fieles católicos, muchos de los cuales están sumidos en una gran confusión, a la vista de los acontecimientos que se están dando hoy en la Iglesia ... y que jamás pensábamos que tales sucesos pudieran también ocurrirnos a los católicos. 

En Amoris Laetitia, por más que se hable de acompañar y cosas similares, se está mintiendo descaradamente. El Papa sacó AL a la luz en abril de 2016 (aunque la firma es del 19 de marzo de 2016) y lo que dijo fue cosa suya personal, no reflejando lo que se dijo, de verdad, en el Sínodo último de octubre de 2015 (Por cierto, la AL ya estaba redactada, en sus puntos más importantes, desde hacía diez años, por Tucho Fernández, gran amigo de Francisco).

Todo lo dicho acerca de la colegialidad y de la participación de la Curia en las decisiones fundamentales que se tomen en la Iglesia, con vistas a su verdadero crecimiento, no es más que pura farsa: la realidad confirma estas palabras ... pues lo cierto y verdad es que sólo se ha hecho - y se sigue haciendo- aquello que Francisco quiere que se haga. La voluntad de Francisco y las famosas "sorpresas del espíritu" son lo mismo. Y no hay más, aunque son muchos los que no se dan por enterados.

Tengamos en cuenta que la caridad no miente jamás.Y, sin embargo, bajo visos de caridad, comprensión y misericordia, se está engañando vilmente a los fieles, haciéndoles creer que no existen verdades absolutas, que lo que realmente importa es la "conciencia" personal de cada uno. Se dice que todos estamos salvados porque Dios es misericordioso, olvidando que es igualmente justo. Justicia y Misericordia son en Él la misma cosa. Y podríamos seguir. Todo esto es falso ... ¡y lo sabemos! ... a menos que hayamos perdido la fe en las palabras de Jesús, quien dijo de Sí mismo: "Yo soy la Verdad" (Jn 14, 6). 

El documento de AL contiene bastantes mentiras encerradas y no es conforme al Magisterio anterior de la Iglesia sino que supone una ruptura con la enseñanza de la Iglesia desde que ésta fue fundada hace dos mil años. Lo que se dice en AL (en bastantes puntos) es completamente opuesto a las enseñanzas de Jesucristo sobre el matrimonio ... de manera que es falso, por muchas palabras "bonitas" con las que se encuentre adornada esta "exhortación" que la hagan aparecer como buena ... e incluso como si se tratase de algo dogmático que hay que creer a pie juntillas. No es así. 

Si Amoris Laetitia se ratifica como Magisterio sería entonces Magisterio de una Iglesia nueva y distinta de la Iglesia católica

No sería Magisterio de la Iglesia de siempre. No es la verdad sino la mentira la que se estaría difundiendo, lo cual, por desgracia, es ya una realidad, en muchos lugares del mundo.

Los tres obispos de Kazajistán, a los que se han sumado otros dos, se han limitado a decir lo que la Iglesia siempre ha dicho. Se han visto en la obligación de hacerlo pues tienen que rendir cuentas a Dios acerca del rebaño que les ha sido encomendado. Y no pueden consentir que la mentira se apodere de la Iglesia, destruyéndola, como así está ocurriendo. La pena es que se hayan ralentizado tanto y que no se hayan manifestado antes con esta claridad, pero mejor tarde que nunca. 

Yo tengo la esperanza de que se ratifiquen muchos más obispos y cardenales y que suscriban esta profesión de fe de los obispos kazajos. Y de manera especial, estoy ansioso de que llegue ya la corrección formal de los dos cardenales de las Dubia que aún quedan vivos: Burke y Brandmüller. Este último se ha expresado hace poco de modo muy claro, en el mismo sentido que estos obispos

¡La corrección FORMAL es muy importante que se haga ya,sin dilatar más la cuestión! ... pues Francisco está reformando la Curia de modo tal que en ella van desapareciendo, paulatinamente, aquellos Cardenales que no estén conformes con las directrices progresistas y modernistas que el papa Francisco tiene en su mente.

El cisma ya existe en la Iglesia. Sólo falta que se haga formal. Y que entonces la gente sepa a qué atenerse, porque lo que está en juego es nada menos que la salvación eterna. Esto no se puede tomar a broma. ¿Por qué se habla tanto de salvar la unidad si tal unidad no existe realmente? La verdad es la que debe ser salvada, para que los fieles tengan que definirse necesariamente en un sentido o en otro. 

Ruego a Dios que ilumine a estos dos cardenales (y a muchos otros que permanecen en silencio, por miedo a ser señalados o a perder su cargo), para que manifiesten la Verdad y corrijan a Francisco acerca de la herejía que quiere introducir en la Iglesia a toda costa ... pues, además, ése no sería sino el primer paso en el proceso de demolición paulatina de lo que todavía queda de la Iglesia, la cual quedaría reducida entonces a muy pocos; pero no importa, porque esos pocos serían aquéllos que no se han dejado seducir por la mentira.

Nuestra Madre del Cielo, la Virgen María, no puede dejarnos solos. De hecho, está continuamente intercediendo por nosotros, pero somos tozudos y no nos lo acabamos de creer. Ese es el gran problema del mundo y de la misma Iglesia: la pérdida de la fe en lo sobrenatural

Ésta es la fe de la Iglesia y la que tenemos que pedir a la Virgen que nos la mantenga y aumente, si ya la poseemos, por gracia; o bien que nos la conceda si la hemos perdido o nunca la hemos tenido, porque no hay otro camino para la salvación: "Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe" (1 Jn 5, 4)


José Martí