Cardenal Parolín |
Parolin anticipa sufrimientos [para la Iglesia Católica]: “Si se le pide a alguien que haga un sacrificio, pequeño o grande, debe ser claro para todos que éste no es el precio de un acuerdo político”. A través de esta negación, Parolin confirma lo que es evidente.
El cardenal intenta imponer su postura controvertida con fuerza, demandando “fidelidad al sucesor de Pedro” y “obediencia”, aun cuando “no todo parece inmediatamente claro y comprensible”. Además, reclama “confianza, la cual no responde a lógicas mundanas”, pero sacrificar el bien por el mal, jugando con los poderosos para obtener ganancias a corto plazo, es una lógica mundana.
Parolin cree que cambia la realidad a través del cambio de palabras: “Expresiones tales como poder, traición, resistencia, sometimiento, confrontación, fracaso, compromiso, etc., deben dejar paso a otras, tales como servicio diálogo, misericordia, perdón, reconciliación, colaboración, comunión”.
Confirma también que el papa Francisco sigue personalmente los contactos actuales con el régimen chino: “todos sus colaboradores actúan en concordancia con él”.
Sacrificar católicos para agradar a gobiernos anticlericales tiene alguna tradición en el Vaticano:
León XIII sacrificó el catolicismo político en Francia para favorecer al gobierno masónico y Pío XI hizo lo mismo con los cristeros mexicanos.