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lunes, 19 de febrero de 2018

CHINA-SANTA SEDE. UN LLAMADO DE CATÓLICOS A LOS OBISPOS DE TODO EL MUNDO. QUE EL ESPÍRITU DE CASAROLI INSPIRE A LOS QUE HABITAN EN EL TERCER PISO DEL PALACIO APOSTÓLICO [conocido como TERZA LOGGIA]…



Asianews, el diario online dirigido por el padre Bernardo Cervellera, del glorioso PIME -el Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras, publicó ayer una carta abierta-llamado a los obispos de todo el mundo, para que se esfuercen en detener un posible acuerdo entre la Santa Sede y China que parece inminente y del cual se ha hablado tanto en los días pasados.

Éste es el link, en inglés y en chino, de la carta, para leerla y eventualmente adherirse a ella.

Los primeros firmantes son profesores, abocados, activistas por los derechos humanos. Como escribe Asianews, el acuerdo, en los términos actuales, del cual evidentemente los firmantes conocen los elementos, sería “un error deplorable e irreversible”

Por eso se pide en la carta que se detenga la firma del acuerdo, y de reajustarlo con precisas garantías sobre la libertad del Pontífice para nombrar a los obispos y con garantías de una verdadera libertad religiosa para los cristianos y para la sociedad.

Stilum Curiae no ha seguido de cerca el desarrollo de las tratativas, pero existe el temor, compartido en no pocas personalidades de la Iglesia, que en estas circunstancias juegan varios elementos

El primero sería el deseo de algunos de los responsables de obtener un éxito personalEl segundo, el deseo del Pontífice, al igual que sucedió en el encuentro con el Patriarca de Moscú y de todas las Rusias, de hacer ver que su política obtiene resultados allí donde no fue posible para sus predecesores; y naturalmente el deseo, presente en todo diplomático, vestido con sotana o con ropa civil, de vincular su nombre a un acuerdo.

Cuando hace muchos años comencé a ocuparme del Vaticano, un amigo de la Secretaría de Estado, lamentablemente fallecido, hablando de China y de la Santa Sede, me dijo: “Si la paciencia de los chinos es infinita, la de Casaroli es eterna”.

Casaroli era obviamente el cardenal secretario de Estado de Juan Pablo II. El hombre de la Ostpolitik, ciertamente no sospechado de simpatías reaccionarias o de no aperturas hacia los regímenes comunistas. Sin embargo, sobre China y sobre la libertad de la Iglesia fue durísimo. 

Con la buena paz de monseñor Sánchez Sorondo y de los otros animadores laudatorios, las nuevas reglas que recién han entrado en vigor sobre religiones y libertad no parecen ofrecer muchas esperanzas en el que es el país más grande del mundo gobernado por una dictadura. Que el espíritu del cardenal Agostino Casaroli se cierna en estos días en la Tercera Logia…

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Carta abierta dirigida a las Conferencia Episcopales católicas del mundo, sobre el posible acuerdo entre la Santa Sede y el gobierno de la República Popular China


Su Eminencia y Excelentísima Reverencia:

Somos un grupo de católicos. Recientemente, han surgido algunas noticias que indican que la Santa Sede y el gobierno de la República Popular china habrán de llegar a un acuerdo sobre la cuestión del nombramiento de obispos, así como sobre el reconocimiento de siete «obispos» ilícitos. 

Estamos en profundo estado de shock y sumamente contrariados por esto. Con nuestro amor y apoyo a la Santa Madre Iglesia, esperamos que Usted y todas las Conferencias Episcopales presten atención al desarrollo de estos hechos.

Según la enseñanza de la Santa Madre Iglesia, los obispos son sucesores de los apóstoles, y tienen el deber de guiar y cuidar de la grey: 
«La Iglesia es apostólica: está fundada sobre cimientos duraderos: los doce Apóstoles del Cordero (Apocalipsis 21, 14). Ella es indestructible (Mateo 16, 18); y se conserva infaliblemente en la verdad; Cristo la gobierna por medio de Pedro y de los demás Apóstoles, presentes en sus sucesores, en el Sumo Pontífice y en el Colegio de Obispos» (Catecismo, 869). 
Por lo tanto, todos los obispos deben ser nombrados por el Sucesor de Pedro –el Santo Padre, el Papa. Y ellos deben ser hombres de principios morales y de sabiduría. El gobierno no debe jugar ningún rol en el proceso de selección:
«El derecho de nombrar y crear a los Obispos es propio, peculiar y de por sí exclusivo de la autoridad competente. Por lo cual, para defender como conviene la libertad de la Iglesia y para promover mejor y más expeditamente el bien de los fieles, desea el sagrado Concilio que en lo sucesivo no se conceda más a las autoridades civiles ni derechos, ni privilegios de elección, nombramiento, presentación o designación para el Ministerio Episcopal» (Christus Dominus, n. 20).
Sin embargo, los siete «obispos» ilícitos no fueron nombrados por el Papa, y su integridad moral es discutible
Ellos no gozan de la confianza de los fieles, y jamás han expresado su arrepentimiento en público. Si son reconocidos como legítimos, los fieles de China serían arrojados en medio de una confusión y dolor, y en China se crearía un cisma en la Iglesia.
Comprendemos que la Santa Sede esté deseosa de evangelizar la China de un modo más eficaz. Pero estamos profundamente preocupados por el acuerdo, que podría generar daños irremediables

El Partido comunista chino, bajo el liderazgo de Xi Jinping, ha destruido cruces e iglesias en varias oportunidades, y la Asociación Patriótica mantiene su control sobre la Iglesia con mano dura. 

La persecución religiosa jamás se ha detenido. Xi incluso aclaró que el Partido va a reforzar su control sobre las religiones. De esa manera, no hay posibilidad de que la Iglesia pueda gozar de mayor libertad. Es más, el Partido comunista chino tiene en su haber una larga historia de no haber mantenido sus promesas

Estamos preocupados porque el acuerdo no sólo fracasará en lo referente a garantizar una limitada libertad tan deseada por la Iglesia, sino que además dañará la santidad, catolicidad y apostolicidad de la Iglesia, y será un atentado al poder moral de la Iglesia
La Iglesia podría dejar de gozar de la confianza de la gente, y dejar de ser «como el fermento y casi el alma de la sociedad, que debe renovarse en Cristo y transformarse en familia de Dios» (Gaudium et Spes, 40).
En su exhortación apostólica Evangelii Gaudium, nuestro amado Papa Francisco escribe:
«A veces me pregunto quiénes son los que en el mundo actual se preocupan realmente por generar procesos que construyan pueblo, más que por obtener resultados inmediatos que producen un rédito político fácil, rápido y efímero, pero que no construyen la plenitud humana (…) El Señor mismo en su vida mortal dio a entender muchas veces a sus discípulos que había cosas que no podían comprender todavía y que era necesario esperar al Espíritu Santo (cf. Jn 16,12-13). La parábola del trigo y la cizaña (cf. Mt 13,24-30) grafica un aspecto importante de la evangelización que consiste en mostrar cómo el enemigo puede ocupar el espacio del Reino y causar daño con la cizaña, pero es vencido por la bondad del trigo que se manifiesta con el tiempo» (224-225).
El Espíritu de Dios tal vez no nos permite proceder (v. Hechos 16,6). Aunque la fuerza del mal crezca, el tiempo pertenece a Dios. Poniendo nuestra confianza en el Señor, la noche oscura podrá pasar. Apresurarse por un resultado inmediato, dando un paso en falso, puede conducir al fracaso total.

Su Santidad siempre ha estado atento a los sufrimientos de los cristianos perseguidos. Él dijo una vez:
«Las ordenanzas jurídicas, gubernamentales o internacionales, están llamadas, por lo tanto, a reconocer, garantizar y proteger la libertad religiosa, que es un derecho intrínsecamente inherente a la naturaleza humana, a su dignidad de ser humano, y es, además, un indicador de una sana democracia y una de las fuentes principales de la legitimidad del Estado». «Es para mí motivo de gran dolor constatar que los cristianos del mundo padecen el mayor número de tales discriminaciones.      Las persecuciones contra los cristianos, de hecho, hoy son más fuertes que en los primeros siglos de la Iglesia, y hay más cristianos mártires que en aquella época.»
Creemos que la persecución de los cristianos en China llena de dolor a Su Santidad. Por eso, solicitamos que todo acuerdo se fundamente sobre la protección de la libertad religiosa y el fin de la persecución religiosa

Lamentablemente, los nuevos, así como las versiones revisadas de las normativas sobre las actividades religiosas, que permiten un mayor control sobre las religiones y fueron implementados a principios de febrero. 
Con éstas a la vista, no logramos ver ninguna posibilidad de que el inminente acuerdo pueda garantizar que el gobierno chino vaya a detener su persecución contra la Iglesia y ponga fin a sus violaciones a la libertad religiosa.
Su Eminencia Reverendísima, nosotros esperamos que ustedes, sus hermanos y su grey continúen rezando por la comunión de la Iglesia en China, así como por su ministerio pastoral. 

Con amor al pueblo de Dios, les pedimos apelar ante la Santa Sede: Les rogamos repensar el presente acuerdo, y detenerse antes de cometer un error deplorable e irreversible.

¡Que Dios Todopoderoso bendiga a la Iglesia en China!

¡Santos Mártires de China, rogad por nosotros!

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Los primeros firmantes son profesores universitarios, conferencistas, investigadores, activistas por los derechos humanos y abogados:

ü Dr. Kenneth Ka-lok Chan (Hong Kong)
ü Prof. Joseph Yu-shek Cheng (Hong Kong)
ü Mr. Yiu-leung Cheung (Hong Kong)
ü Dr Rodney Wai-chi Chu (Hong Kong)
ü Dr. Martin C. K. Chung (Hong Kong)
ü Mr. Yan-ho Lai (Hong Kong)
ü Dr. Wing-kwan Lam (Hong Kong)
ü Dr. Lisa Yuk-ming Leung (Hong Kong)
ü Mr. Kwok-ming Ma (Hong Kong)
ü Mr. Chit-wai John Mok (Irvine, US)
ü Dr. Yik-fai Tam (San Francisco, US)
ü Prof. Wai Ting (Hong Kong)
ü Mr. Yiu-ming To (Hong Kong)
ü Mr. Benedict Rogers (London, UK)
ü Mr. Patrick Yu (Northern Ireland, UK)

Publicado originalmente en italiano en: In www.marcotosatti.com/…/cina-santa-sede…

Marco Tosatti
Traducción al español por: José Arturo Quarracino