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jueves, 1 de febrero de 2018

¿Qué pasa con el Opus Dei? (Vicente Montesinos) [2 de 2]

FUENTE: BLOGS DE INFOVATICANA

¿Qué pasa con el Opus Dei? [1 de 2]
¿Qué pasa con el Opus Dei? [2 de 2]

San José María Escrivá (arriba) y Mario Fazio (abajo)

Siguiendo con la primera parte de mi artículo, nos habíamos quedado en la siguiente cuestión. ¿Qué pasa en el Opus Dei?

Ya hace más de dos años leí una entrevista al Vicario General de la Obra; Mario Fazio, al que un medio como El País estaba encantado de entrevistar; y donde él parecía encantado de ser entrevistado, y, de paso, de haberse conocido. Todavía vivía Monseñor Echevarría; pero ya era evidente que Bergoglio había comenzado el encumbramiento de Fazio, ese amigo “con el Francisco se tutea”; número 2 de la obra; y que tras Ocáriz, Dios quiera que dentro de mucho tiempo, y si el mismo Señor no lo remedia, pasará a ser Prelado.

En dicha entrevista leí preocupado, y resistiéndome a darle importancia, ciertas cosas manifestadas por el medio como que "El intento del Opus Dei por sintonizar con la onda renovadora del papa Francisco se llama Mariano Fazio"


Y con más preocupación leí ciertas respuestas de Fazio, como que, y por sólo mencionar algunas:
"El papa Francisco ha introducido oxígeno a la Iglesia, que salía de un periodo complicado. Transmite la esencialidad del Evangelio. El oxígeno en gran parte se debe a la coherencia del papa Francisco, que hace lo que dice" 
"Espero que lo que se está dando en el papado se repita en todos los ámbitos de la Iglesia, que esto no se quede como algo propio de un estilo Francisco"
“Ahora Francisco está yendo más al corazón …”
A la pregunta de ¿cómo se ven desde el Opus gestos de Francisco como casar a una madre soltera o recibir a un transexual…?, respondía: 
“Creo que está siguiendo el ejemplo de Jesucristo que vino a salvar a todos, pero en particular a los enfermos, a los pecadores… Todos somos pecadores. Me parece que no sólo es bueno sino que es necesario. Yo no solo no condeno sino que aplaudo”
A la pregunta sobre la frase de Bergoglio de “quién soy yo para juzgar a los gays”, manifestó que: 
“Está en plena coherencia con lo que dice San Pablo: sólo Dios juzga. Esa frase no implica relativismo, sino respeto total y absoluto por cada persona
Entenderán que el cuerpo se me quedara algo descompuesto tras dicha entrevista.

Falleció Echevarría, Fazio siguió acaparando protagonismo; y Francisco siguió con su plan de acabar con el Opus de San Josemaría desde dentro; y con Fazio como Caballo de Troya.

Todos saben a qué me refiero, y a cómo el Opus ha dejado de ser el Opus que conocimos:

- Ni un atisbo de duda o crítica hacia lo criticable del Papa que esté fuera de una declaración ex-cathedra …  
- Ni una palabra ante barbaridades tales como aquélla de que las mujeres que tienen muchos hijos paren como conejas, con el dolor que supuso eso para tantas familias de la Obra …  
- Ninguna declaración de ningún responsable de la Obra más allá de justificaciones infumables.
El colmo de la etapa Fazio llegó en septiembre de 2017, cuando el amigo y compatriota del Papa censuró y desautorizó con inusitada dureza (lo hizo él, y no el Prelado) a miembros del Opus Dei que firmaron la necesaria y valiente “correctio filialis” y les acusó de “escandalizar a toda la Iglesia con manifestaciones de desunión”.

El asunto fue, desde mi punto de vista, lamentable y escandaloso, por muchas razones, que ya conocen, y en las que no es necesario ahora extenderse.

En fin: todos pueden ver de qué males adolece hoy el Opus Dei y que es lo que están sufriendo muchos miembros, colaboradores, fieles y simpatizantes de la Obra, absolutamente abandonados en su fe por un Papa a la deriva en Doctrina, y con el apéndice del Papa dentro de la Obra cercenando lo que siempre fue su modo de vivir la absoluta fidelidad al Magisterio bimilenario, la Sana Doctrina, la Tradición y las Sagradas Escrituras.

¿Qué le pasa al Opus Dei? Pues vamos a ser claros. 

Lo que le pasa es que ha escondido las tres campanadas proféticas de San Josemaría Escrivá, donde el gran santo de Barbastro diagnosticó de forma clarividente los males que afligían y los que iban a afligir a la Iglesia; dando los oportunos remedios y soluciones, de los que la Obra, y toda la Iglesia, no ha hecho más que huir en dirección contraria.

[Sobre las campanadas se ha escrito ya en este blog. Clic aquí]

Y ahora, que esos males son mucho más graves, y dichas Campanadas y sus recetas, necesarísimas, el Opus no desentierra las mismas, sino todo lo contrario; echa, con su increíble Bergoglismo, más capas de tierra sobre las tres finadas

Creo, tras mucho meditarlo, que esta traición al fundador es el resumen de todos los problemas. A partir de ahí; todos los que quieran, por ejemplo:

Sonrojante papismo, rayante en papolatría hacia un pontífice que encarna todos los valores doctrinales contrarios a los de San Josemaría.


Cierre de ojos a la dramática situación que está atravesando la Iglesia, aceptando acríticamente todo lo que viene de Roma, por nefasto que sea. Evidentemente hay que estar con el Papa, pero en la medida, y sólo en ella, en que el Papa esté con la Iglesia. De eso sabía mucho uno de los más grandes católicos de la Historia: San Josemaría.

Incapacidad de entusiasmar a tantos católicos tradicionales que fuimos acercándonos a la obra, buscando refugio espiritual, doctrinal y litúrgico ante la exacerbación de lo peor del Vaticano II. Muchos hemos buscado lo tradicional en la Obra y lo que la Obra nos muestra es una versión disimulada del modernismo del que huíamos. Con el agravante de que atrayendo al resto fiel y tradicional, y no actuándose conforme a él; a ese grupo se le desactiva y adormece para la batalla.

En fin. Mis amados padres y hermanos de la Obra


¿Por qué no hacen publicas las Tres Campanadas, que son patrimonio de la Iglesia Universal, cuando ya denunciaban de forma profética lo que hoy estamos viviendo en la Iglesia Católica?

¿Por qué no buscar en ellas el remedio a las “conejas”, los “Luteros testigos del Evangelio”, los “Amores de Leticia” y tantas otras cosas; en vez de ayudar, con el silencio, a que sigan implementándose estas herejías en una Iglesia a la deriva? 

¿Por qué no preguntarse qué habría hecho San Josemaría en estos casos?

Pues San Josemaría hubiera sido claro. No les quepa la menor duda; porque con él no había doble lenguaje, ni ambigüedades. Iba al grano; y con él y su obra siempre encontrábamos claridad, confirmación en la fe y certeza evangélica. 


¿Por qué lleva tanto tiempo el Opus mirando hacia el otro lado, y más aún, desde que llegó Bergoglio a Roma, ascendió Fazio y fue nombrado Prelado Ocariz? ¿Habría San Josemaría contemporizado con la mentira? ¿Su prudencia le habría llevado a permitir la herejía? No. Saben que no, queridos hermanos.

Y en otro orden de cosas, me pregunto: 


¿Por qué el Prelado todavía no es Obispo, a diferencia de Echevarría, que fue nombrado casi inmediatamente? ¿Es que debo pensar que aún ha de tragar con más cosas el Opus Dei para ello?
La “misericorditis” de este papado, además, ha conseguido dividir el Opus Dei entre los fieles seguidores de San Josemaría y los “faziosos”
Así de triste. Y la lucha está siendo fuerteDoy fe porque ahora estoy en contacto con mucha gente de la Obra, más allá de la gente de los Centros de mi Diócesis.

¿Qué pueden tener que ver ahora un valiente Aberasturi o un Livières; con un Boo o un Arregui, portavoz de Torreciudad y amigo del antinatalista Sanchez Sorondo, denunciado ya por el gran Sanahuja; como bien se ha preguntado en más de una ocasión Echenique? ¿Y con el ínclito Obispo de Tarragona, sobre el que no voy a hacer ningún comentario?

¿Qué pasa con el Opus Dei? ¿Hacia donde va? 

Me pregunto esto con gran tribulación. Podría estar escribiendo, casi sin dolor, y anestesiado, de los jesuitas, de los maristas, o de tantas realidades eclesiales de su cuerda, a las que doy por perdidas; y de las que poco espero … Pero hacerlo del Opus me duele… Por San Josemaría … Por su Obra … Por los fieles “fieles” (tantos) … Por las Campanadas enterradas … Por la Iglesia … Por el futuro …
En espera de que Dios ayude, si es su Voluntad, a que esto, como todo lo demás, se reconduzca ... sigamos ofreciendo oración, penitencia y mortificación.

Porque hasta el cielo no paramos.



Vicente Montesinos