Como en la vida política mundana, también en el Vaticano hay sus momentos delicados o graves, en los que se aconseja actuar de forma discreta. Se lanzan globos sonda, se deja caer una información, se desliza una propuesta, se guiña un ojo hacia la izquierda, se amenaza un poco hacia la derecha, se transmite una herejía… o todo a la vez, según las circunstancias cambiantes del espacio y del tiempo, tan queridos para Francisco –aunque dejando claro que el espacio es superior al tiempo y el tiempo fluctúa en el espacio-, ¡ no faltaba más !
En las últimas semanas, las prisas de la máquina diseñada por el Grupo de Saint Gall, ha incurrido en algunas irregularidades (todas voluntarias, por supuesto), que han sido acogidas con extrañeza, sorpresa y estupor, incluso por los más lelos de los espectadores del presente panorama. Nada de extraño. Para eso se van dando pasos todos los días y para eso hemos sido elegidos. El Elegido tiene que dar de sí todo lo que lleva dentro. Y si lo que lleva dentro es destrucción, pues se pone manos a la obra, mientras los bobos-útiles dicen que no pasa nada.
Claro que las cosas son como son y algunas veces los hechos cantan mucho. Una destrucción sinfónica es mucho más viral que una destrucción de mero solfeo. Pero a veces se pueden complicar un poquito las cosas y hay que dejar la máquina al ralentí, no vaya a ser. Y poner en marcha de inmediato la máquina de propaganda.
Con muy pocos días de diferencia, se dice que el infierno no existe, que las almas inmortales más malitas van directamente al aniquilatorio, que los ateos van al cielo sin visado o que la guerra es muy mala y la culpa la tienen los que venden las armas (aunque también haya quedado claro estos días, que la Guardia Suiza compra armas. Será a las FARC, lo cual tiene indulgencia).
Con muy pocos días de diferencia, se celebra el domingo de Ramos hablando de la inmigración (y asociados), el Jueves Santo continuando con la inmigración (y lava-besa-pies cuidadosamente escogidos) y el Viernes Santo penitenciando sobre la inmigración (con textos existenciales de estudiantes), para acabar en el domingo de Resurrección (con advertencias sobre la inmigración)… aburren al personal por muy pro-inmigrante que sea y por muy panoli que se auto-referencie. Y se va vaciando la Plaza de San Pedro. Y bajan las encuestas. Y el ambientillo de los forofos se enfría. Y como en la política mundana, ya se piden dimisiones (pues tal cosa no asusta a la Cristiandad, después de la del Cardenal Emérito Joseph Ratzinger). Es entonces cuando se tiene que poner en marcha la máquina político-reconstructora para dar la impresión de que la bondad brilla como el sol en las altas esferas, que se revisten –momentáneamente-, de ortodoxia.
Por eso me he divertido mucho con los reportajes de Rome Reports (guardia pretoriana de estos días), acudiendo a apagar el fuego incendiario de los malos pasos dados previamente. Porque ante las declaraciones sobre el infierno, se monta un reportaje que habla de la cantidad de veces que Bergoglio ha hecho comentarios sobre el infierno.
Ante el complicado enredo que se puede armar con los chilenos, tras el fracaso del viaje y la respuesta iracunda del Pontífice que dio la vuelta al mundo, ha habido una petición de perdón, –eso sí, echando la culpa a los que le malinformaron-. Que vengan a Roma los obispos chilenos, las víctimas y lo que sea. Que tenemos que aclarar todo y hacer un arreglo para que se arme el menor lío posible, -dejando de lado por un momento la máxima de armar lío-. Porque los Obispos chilenos que han estado siguiendo las instrucciones de Bergoglio en el caso Barros, parece que no están dispuestos ahora a ser los chivos expiatorios del caso Barros, reciclado tras la petición de perdón. En este momento mandan los seglares que pusieron la denuncia. Y está a la baja la credibilidad de Bergoglio, tras el video de marras y su negativa a admitir por tres veces la renuncia del citado Obispo. Estemos atentos a la solución de esto, porque alguna de las partes va a terminar altamente irritada. Estemos atentos a ver cómo se presentará el apañijo-chanchullo.
Pero lo más gracioso de todo es la postura ante la pregunta tímida de los obispos alemanes sobre administrar la comunión a protestantes cónyuges o cónyuges protestantes. Como si no estuvieran haciendo eso los obispos alemanes (y los párrocos, párrocas y allegados) desde hace tiempo. Como si hubiera que preguntar eso, digo yo, después de abrir el portón a la comunión de adúlteros. No recuerdo que entonces hubiera ningún conflito en la Conferencia Episcopal Alemana con algunos obispos diciendo nein, nein und nein, salvo los de las dubbia y algún otro desaparecido. Por cierto, ¿alguien sabe dónde está Müller? ¿habrá sido misericordieado en la mazmorras de los Borgia?
Esto explica, que se hayan lanzado todos los titulares a decir que El Papa para los pies a los obispos alemanes o que Doctrina de la Fe para el proyecto de los Obispos alemanes y tampoco me extraña que la Doctrina de la Fe, que hace tiempo que está en el paro haya vuelto a ser el Santo Oficio, por unos minutos. Hace tiempo que a los Obispos alemanes no les para los pies ni las más fuertes callosidades teológicas. Seguro que el cardenal Marx está muerto de miedo y cuando llegue algún protestante a comulgar le dirá: –Lo siento, no puedo darle la comunión porque no me deja el Santo Oficio.
Mis hermanos frailes dicen que soy un mal pensado. Que si no dicen nada, me quejo. Y si dicen algo, me quejo también. Y es que la base de toda novela policiaca, está en observar y conocer a los personajes. Claro que aquí no estamos en una novela policiaca, sino en una de terror. Que se lo digan al autor de la famosa novela sobre la dictadura papal o a los nuevos misericordiados de Bélgica.
En fin, política vaticana, aunque mucho más lerda y torpe que en otros tiempos. Lo cierto y verdad es que se ha instalado la ambigüedad en las palabras y la politiquería en los hechos. Tapando agujeros en la barca que se hunde. Al menos, en las encuestas.
Fray Gerundio