El papa Francisco visitó el 6 de mayo la parroquia del Santísimo Sacramento en un suburbio de Roma.
Durante un diálogo de preguntas y respuestas, una niña de 15 años le dijo a Francisco que muchos de sus compañeros de escuela creen que la Iglesia es “aburrida” y le preguntó cómo ella podría acercarlos más a la Iglesia.
Francisco respondió diciendo que “algunas veces, tus amigos tienen razón, algunos pastores, religiosas y laicos son realmente aburridos”.
No mencionó el motivo de por qué eso es así: la Nueva Liturgia espera que cada sacerdote sea un artista o un animador, pero la mayoría de los sacerdotes no lo son.
Francisco siguió quejándose sobre una falta de “alegría del Evangelio”, afirmando [nuevamente] que la Iglesia no tiene la misión de ir a las personas para convertirlas a la fe.
Según él, las personas en Jerusalén fueron hacia la joven Iglesia porque ellas vieron que los cristianos eran “felices”.
Pero ésta es una teoría audaz que no está corroborada ni por los hechos ni por los “Hechos de los Apóstoles”.