“No podemos permitir que la Iglesia vaya en una falsa dirección”, dijo el 6 de junio el cardenal Raymond Burke al semanario polaco Sieci.
Burke calificó la situación en la Iglesia como “muy alarmante, ante todo, porque las verdades fundamentales de fe están socavadas, puestas en cuestión”.
Burke criticó que “no hay un liderazgo fuerte desde Roma”.
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