Hace días un prelado de la Iglesia Católica hablaba en estos términos; “En el ecumenismo no buscamos convertir, buscamos el diálogo”. Estas palabras oídas de la boca de un prelado no dejan de ser un escándalo para los católicos. A este prelado le diría: “Apártate de mí, Satanás, porque no piensas como Dios, sino como los hombres” (Mt 16, 23)
¿Cuándo nuestros obispos dejaron de ser católicos? ¿Cuándo convirtieron el Id y predicad a TODOS los pueblos por Id y dialogad con todos los pueblos? ¿Cuándo han perdido la fe en el Evangelio, en la Verdad? Son traidores a Cristo y a su Iglesia. Viven de la Iglesia, a su costa, pero la flagelan, le colocan la corona de espinas cada día y con cada palabra venenosa que sale de su boca.
Son tibios. A ellos les dirige el Señor estas palabras: “Las prostitutas os precederán en el Reino de los cielos” (Mt 21, 31) porque tuvieron todas las oportunidades para conocer a Dios, para estar al lado del Padre, pero como el hijo pródigo prefieren comer las algarrobas destinadas a los cerdos. Han malgastado toda la fortuna, han traicionado la Tradición.
La palabra diálogo escribe Romano Amerio en su libro Iota Unum era completamente desconocida e inusitada en la doctrina previa al Concilio. Esta palabra no se encuentra ni una sola vez en los concilios anteriores y sin embargo 28 veces en el CVII, doce de las cuales en el documento Unitatis Redintegratio sobre el ecumenismo.
[Nota del blog: Esta palabra novísima en la Iglesia Católica se convirtió en la palabra talismán postconciliar].
Sigue Romano Amerio: No sólo se habla de diálogo ecuménico, de diálogo entre la Iglesia y el mundo, o de diálogo eclesial, sino que de forma asombrosa se extiende este concepto a la Teología, a la pedagogía, a la catequesis, a la Trinidad, a la historia de la Salvación, a la escuela, a la familia, al sacerdocio, a los sacramentos, a la Redención y a cuánto había existido durante siglos en la Iglesia.
Este concepto de diálogo no encuentra ningún apoyo evangélico. Los apóstoles Pedro y Pablo disputan en las sinagogas , pero no se trata de este diálogo en sentido moderno, sino del diálogo de refutación e impugnación del error.
La posibilidad de diálogo desaparece cuando el disputante, por obstinación o incapacidad, ya no es susceptible de ser convencido; se ve en el rechazo del diálogo por parte de San Pablo en Hech.19,8-9.Así como Cristo hablaba con autoridad, los Apóstoles evangelizaban con palabras investidas de una autoridad intrínseca que no esperan recibir del diálogo.
Notas:
- Hoy la mayoría de obispos y prelados han renunciado a hablar con autoridad: son asalariados que han abandonado a las ovejas.
- En esta profunda crisis eclesial en la que vemos cómo, ante los abusos a menores, ante la cloaca putrefacta de las prácticas homosexuales de dónde se deriva la mayor parte de los casos de abusos, la mayoría de los obispos y superiores han mirado para otro lado. Pero también miran para otro lado cuando la herejía golpea la pureza de la fe. Tampoco les importa.
- Llevamos más de 60 años de abusos contra la Madre Iglesia, la jerarquía mira para otro lado, unos por miedo, no vaya a ser que sean intervenidas sus muchas posesiones, no vaya a ser que peligre su carrera. Han convertido sus movimientos, sus instituciones en un fin en sí mismo. No les importa la Iglesia, otros actúan por papolatría.
- Seguiremos en la trinchera, rogando por nuestros hijos para que toda esta mierda no les salpique y no sean víctimas de los abusos de tanto "pastor" con piel de cordero.
- Muchas veces lo he dicho en este blog, cuando te pones a hablar con un católico, por desgracia, ya no sabes qué es lo que piensa en tantas materias y doctrinas que hasta hace poco eran incuestionables.
El Oriente en llamas